Pintura Barroca
*Mónica Duarte Romero
*Hematooncóloga. Jefe de la Unidad de Trasplante de Médula Ósea
El barroco ha sido un periodo de la historia del arte muy definido por sus grandes contrastes, generando cambios radicales en los conceptos humanos, científicos, religiosos y artísticos, que a su vez afectan todas las manifestaciones del arte.
El término barroco viene del neologismo portugués barroco que significa perla deforme, irregular, grotesco, lo que en sí mismo implica una connotación negativa. La intención de los críticos de finales del siglo XVII era ridiculizar las tendencias artísticas de desafío a las formas clásicas y esta permanece casi por dos siglos, porque además representa un periodo político y económico definidos. Con el paso del tiempo esta actitud se modifica y en particular en el siglo XX, se le da una mirada muy diferente a este productivo periodo de la historia.
Del siglo XVII se dice que se caracteriza porque “el hombre ve el mundo con nuevos ojos”. Esta acepción de la época tiene sus fundamentos en los grandes cambios surgidos a partir de los nuevos conceptos de la ciencia física, que comienza con Copérnico, Kepler y Galileo hasta Descartes y Newton. La tierra deja de ser el centro del universo y es desplazada por el sol, dando lugar a nuevas relaciones entre la física, la matemática y la geometría.
Situando así el barroco dentro de su contexto histórico, nos encontramos ante otros eventos que enmarcan el desarrollo de las artes en una Europa fragmentada tanto en política como en religión y por ende culturalmente. Se inicia en el siglo XVII como parte de la evolución del renacimiento o mejor como respuesta al manierismo, en el que se pasa de un concepto humanista a un resurgimiento de la importancia de lo religioso. (Lee también: Qué es el Realismo y Características)
La situación religiosa y espiritual del momento había atravesado una gran crisis en el siglo XVI. La religión católica venía decayendo en su popularidad; necesitaba reforzar la fé de sus fieles, recuperarlos y en lo posible vincular nuevos adeptos. La iglesia aprovecha en cierta forma esta situación, para redirigir a sus fieles, retornar a la biblia y dar mayor énfasis a los valores olvidados.
Este movimiento religioso se genera a partir del conocido Concilio de Trento (1548-1560) y la Contrarreforma que imponen las nuevas normas para el arte religioso. Se exige realismo en los personajes y en las representaciones para que sean más creíbles y estén más al alcance de la gente.
El caso particular del desnudo que era uno de los objetivos del renacimiento, pasa a ser proscrito en la pintura de carácter religioso y se permite únicamente en las alegorías o en la pintura mitológica; se exigen detalles como que el vestuario de los personajes religiosos respete la época y mantenga su estilo de túnicas.
Los temas religiosos más trabajados con gran realismo y podría decirse casi con dramatismo fueron los martirios, el arrepentimiento o actos de contricción, temas heroicos del Antiguo Testamento y todos aquellos que generaran atracción por parte del público hacia la religión católica.
Sin embargo, no podemos atribuir el papel primordial a la religión católica para toda Europa, pues gran parte de la población es protestante. En los países bajos, donde predomina el protestantismo, no existe el soporte al artista por parte de la iglesia católica como era de esperarse, o el gobierno, sino que se observa el mismo fenómeno que impulsó el talento artístico en Florencia en el renacimiento temprano: los coleccionistas privados.
Desde el punto de vista político, los monarcas adquieren un control absoluto de la sociedad, dando lugar al periodo conocido como absolutismo; cuya mejor expresión se despliega en Francia bajo el mandato de Luis XIV. (Recomendamos leer: El Manierismo)
Así por supuesto, los artistas se encuentran a merced de los intereses de la monarquía, en países como Francia, impulsando un arte que demuestre y reafirme su gran poder. Estos logros favorecidos por el mercantilismo que constituye la base económica del nacionalismo político, refuerzan el absolutismo.
Con los fundamentos históricos mencionados, el arte barroco pretende darle gran importancia al estilo, los detalles y la acentuación de los mismos, a la naturaleza y a la realidad de cada expresión. Las características pictóricas más definidas de este periodo artístico incluyen: el realismo extremo con gran preocupación por expresar los verdaderos sentimientos y el estado sicológico de los personajes; sin olvidar la esencia que será el contenido de color, al que se le permite sobrepasar la forma, los contornos y el dibujo, primando siempre la expresión de la luz y las sombras.
Se abandona el esfumato del renacimiento, así como la perspectiva lineal, para dar realce a la profundidad. En figura humana se desarrolla ampliamente el concepto de escorzo, que consiste en la representación de un momento determinado del movimiento de una parte del cuerpo o mejor un enfoque preciso visto desde un determinado punto. Se capta un momento dinámico y se libera la composición de sus normas rígidas.
La búsqueda del color sobre la forma lleva a generalizar más la técnica de pintura al óleo que ofrece mayores posibilidades de brillo y sutiles variaciones para un mismo detalle comparado con la técnica del temple; tanto por la viscosidad y cualidades del óleo como por su secado más lento, que permite múltiples transparencias y correcciones. Por las mismas razones se prefiere el lienzo a la tabla como base de trabajo.
En cuanto a la composición se refiere, se abandona la tendencia a la composición lineal, simétrica y tectónica de la época clásica y se permite libertad en el movimiento, en las figuras que “no caben en el lienzo”, en el desequilibrio de la composición. (Mira también: Arte Rupestre)
Los temas de interés dependen mucho del área geográfica de la que procede el artista, distinguiendo varias tendencias barrocas: el barroco de la Contrarreforma en España e Italia, el barroco del absolutismo en Francia, el barroco protestante en Ho- landa y los países bajos. Se separan los temas como paisaje, naturaleza muerta, figura humana; pero dentro de los criterios propios de cada corriente. La arquitectura viene integra- da al paisaje.
El arte barroco tiene sus orígenes en Italia, y más precisamente en Roma puesto que el papado se encarga de promover el arte a gran escala con el fin de convertir la ciudad en la más hermosa del mundo cristiano “para una mayor gloria de Dios y la iglesia”. Siendo Roma la cuna del estilo barroco se extiende a toda Europa y afecta todas las expresiones del arte: arquitectura, escultura, música, literatura, teatro y por supuesto, la pintura.
Italia representada por Annibale Carracci (1560 –1609) de Bolonia, miembro de una familia de pintores que había estudiado el arte veneciano y a artistas como Correggio. La familia cuenta con una academia de arte, conocida como “Academia degli Incaminati” academia de los iniciados, con un objetivo docente cuya esencia era el dibujo y el cultivo de la belleza clá- sica de forma más elaborada que en los talleres clásicos. Basan su enseñanza en el dibujo del natural a partir del modelo in vivo y aportan cambios revolucionarios por sus criterios antimanieristas.
Carracci muestra en forma libre esos cambios de las exigencias de la composición clásica a una distribución informal deliberada que hace atractivas sus obras. Su obra monumental fue la lamentación por la muerte de Cristo de 1606.
Probablemente el más impactante de todos los representantes italianos fue Michelangelo Merisi (1571 – 1610) conocido como el Caravaggio por su villa de nacimiento.
Es uno de los artistas más innovadores por el manejo de la figura humana que pasa a ser más humano, más real y menos idealizado; define mejor cada momento, cada sentimiento, cada expresión naturalmente humana.
En su obra se des tacan los contrastes de luces y desarrolla una técnica conocida como el tenebrismo, en la que se destaca cada personaje por los contrastes de luces y sombras, creando una luz particular para cada uno de ellos como en su obra Santo Tomás.
Dos de sus obras contrastantes fueron los bacos (dios del vino), uno de ellos saludable y el otro enfermo. También se le atribuye a Caravaggio el impulso a la naturaleza muerta como género, por la exquisita representación de estos temas como en su obra cesta con frutas de 1596. (Recomendamos leer también: Arte Románico)
Otro representante italiano destacado será Orazio Gentileschi (1563 – 1639), quien fue discípulo de Caravaggio y a quien se le acredita gran capacidad para representar las enseñanzas de Caravaggio. Vale la pena destacar a su hija Artemisia (1593 – 1652) quien logra posicionarse como artista gracias a su condición de hija de pintor, ya que en esta época las mujeres no tenían reconocimiento en labores artísticas, a menos que contaran con un padre pintor. Veamos uno de sus autorretratos más conocidos.
Orazio Gentileschi
Jan Vermeer
Rembrandt
No dejemos de mencionar grandes talentos italianos como Guido Reni (1575 – 1642), Salvator Rosa (1615 – 1673), Domenico Zampieri conocido como El Domenichino (1581 – 1641), Luca Giordano (1634 – 1705), Giovanni Lanfranco (1582 – 1647), Francesco Giovanni Barbieri llamado Guerchino (1591 – 1666).
Los artistas de los países bajos son probablemente los más conocidos mundialmente y no sin razón, debido a la maravillosa calidad de sus obras como podemos apreciarlo en artistas como Jan Brueghel el viejo (1568 – 1625), Peter Paul Rubens (1577 – 1640), Rembrandt Harmensz van Rijn (1606 – 1669), Frans Hals (1581 – 1666), Salo- món van Ruysdael (1600 – 1670), Judith Leyster (1609 – 1660), Jan Ver- meer (1632 – 1675), entre otros.
Jan Vermeer es uno de los más sensibles en la representación de los efectos de la luz y la captación del ambiente como podemos ver en varias de sus pinturas de género como la lechera. Mencionemos a Judith Leyster que como mujer se le debe atribuir un gran mérito para destacarse en un trabajo limitado a los hombres, en esta época y quien con obras como la proposición muestra su gran destreza artística en el manejo de la característica Caravaggista fundamental: el tenebrismo.
Para el siglo XVII después de la di- visión de los países bajos se ve muy favorecido el auge de la pintura y es considerada como “La Edad de Oro”. En términos muy generales los artistas más representativos serán Rubens para el sur, católico y Rembrandt para el norte, protestante y cada uno se destaca por un estilo característico y sobresaliente.
Rembrandt Harmensz van Rijn pinta un ciclo de cuadros de la pasión para el príncipe Federico de Orange y muestra gran interés por el trabajo de luces y sombras, para definir las dimensiones, los movimientos, destacar los personajes y realzar sus emociones naturales. Rembrandt cuenta con un manejo de la luz único, creando luz propia para cada personaje. Nos ofrece la lección de anatomía. Aún en la actualidad los componentes de las pinturas de Rembrandt se encuentran en estudio, pues se trata de una calidad espesa, firme, con posibilidad de gran cantidad de matices y no se conoce qué otros elementos podría contener, además de los pigmentos y el óleo.
En Peter Paul Rubens lo primordial serán las obras monumentales con expresión dramatizada. Trabajó por encargo para el rey español los cuadros mitológicos para la Torre de la Parada cerca de Madrid. A diferencia de muchos de sus colegas, Rubens no tuvo la oportunidad de acercarse a Italia y tampoco podía adquirir cono- cimientos por los libros, pues sólo hablaba el holandés. Mediante su trabajo constante se dieron sus progresos mundialmente reconocidos.
En los países bajos se desarrollan con gran interés cada uno de los temas en la pintura: los paisajes, los bodegones, situaciones o momentos de la vida cotidiana y retratos. El género de mayor importancia para los flamencos, era el cuadro de historia seguido de la temática bíblica.
En los holandeses vemos un mayor interés por lo presente, lo humano. Es así como el retrato, ya convertido en género autónomo desde el siglo XV, pasa a des- empeñar un papel social. Un tema más característico y de gran auge en la pintura holandesa, son los objetos: la naturaleza muerta, que incluyen con dedicación en prácticamente todas sus obras.
Cada objeto adquiere una dignidad propia y se comercializan las obras según el interés por los objetos representados. El término de la “pintura de género” se refiere a la representación de los temas cotidianos sociales. Estos numerosos temas de interés llevan a la especialización de los artistas en géneros específicos.
Autorretrato – Artemisa Gentileschi
Se crea el mercado del cuadro, en el que cada pieza tiene un valor como capital, como medio de pago o como fianza; pues este mercado va dirigido a la gente común, lo que antes había sido privilegio de la nobleza, el clérigo o la burguesía. Se llevan al público mediante las exposiciones de venta y fue tal el éxito de estos mercados, que fue necesario estandarizar los formatos, los precios y hasta los marcos de los cuadros. Esto dará lugar a exposiciones permanentes, que comienzan en 1640.
Mientras que para el renacimiento vemos una reivindicación del artista como tal, la masificacion del arte en el barroco, tuvo graves consecuencias para los artistas como era de esperarse. Pasa a ser considerado como un oficio artesanal y ante la imposibilidad de vivir del arte, será una actividad muy secundaria como podemos apreciarlo en la vida de casi todos los pintores.
En Francia, la opulencia monárquica le da un gran impulso al arte barroco; movimiento que encuentra un medio favorable y que se inspira en las diferentes expresiones de la pintura de género. Por una parte hay una clara influencia del arte italiano; del Caravaggismo con sus nuevos efectos lumínicos, su nueva corriente: el tenebrismo y por otra parte el arte flamenco.
El representante más radical será Nicolas Poussin (1593 – 1665) quien viaja a Roma donde conoce todas las inclinaciones del arte italiano, pero también allí abandona los temas religiosos y se dedica al trabajo detallado de los temas mitológicos por el contacto que tuvo con las culturas griega y romana, a través de la biblioteca de su protector Cassiano del Pozzo. Trabaja en detalle la composición, el color, pero sobre todo el dibujo.
Simon Vouet (1590 – 1649) también formado en Italia, obtiene un gran éxito en París por sus grandes composiciones y su estilo con remanente clásico y algo del manierismo. Sin embargo, su popularidad es sobrepasada por Poussin en la época.
El género del paisaje es representado maravillosamente por Claude Lorrain (1600 – 1682), con gran sensibilidad y destreza. Otros artistas destacados en Francia serán: Georges de La Tour (1593 – 1652), Louis le Nain (1593 – 1648); Quentin Varin (1570 – 1634), Lubin Baugin (1610 – 1663), Valentin de Boulogne (1594 – 1632); Pierre Mignard (1612 – 1695), Charles Le Brun (1619 – 1690), entre otros.
Para los representantes del barroco español, la temática más trabajada será la pintura religiosa, el bodegón y el retrato. Vemos una gran influencia del Concilio de Trento; especialmente en una época en la que coincide con la proliferación de las órdenes religiosas, en particular jesuitas y carmelitas.
Para los españoles no existe el modelo femenino a diferencia del resto de Europa y no se representan desnudos. Los artistas más destacados serán José de Ribera (1591 – 1642); Francisco de Zurbaran (1598 – 1664), Diego Velásquez (1599 – 1660). Veamos una obra muy característica de este grupo: San Fran- cisco en éxtasis de Zurbaran.
Diego Velásquez sobresale en el grupo por su recorrido a través de varias etapas de desarrollo artístico, en las que trabajó diferentes temáticas; profundizando la corriente Caravaggista del tenebrismo, pero también explorando géneros como el retrato y en particular el retrato colectivo de las cortes españolas.
La guerra de los treinta años es el factor que más afectó el desarrollo del arte barroco en Alemania. Aunque se vieron algunos representantes como Adam Elsheimer (1578 – 1610), Johann Liss (1595 – 1629), Johann Heinrich Schonfeld (1609 – 1682); no tuvieron la posibilidad de crear un centro alemán que permitiera la difusión del Mónica Duarte Romero San Francisco en éxtasis – Francisco de Zurbaran; estilo, sólo hasta una época tardía con respecto al resto de Europa. Así mismo, en Inglaterra tampoco se da un barroco reconocido. Los representantes ingleses serán Peter Lely (1618 – 1680), Nicolas Hilliard (1547 – 1619).
San francisco en éxtasis – Francisco de Zubaran.
El objetivo de este artículo es tan sólo recorrer una idea global sobre el arte barroco; que fue un interesante estilo representado en forma extensa a través de toda Europa. Estoy segura de no poder profundizar sobre los artistas o sus corrientes y de haber olvidado mencionar muchos pintores importantes; pero afortunadamente la literatura nos ofrece un gran despliegue sobre el tema.
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7. Prater A, Bauer H. La pintura del ba- rroco. Taschen 1997.
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