Las enfermedades crónicas son afecciones de larga duración que, por lo general, requieren atención médica continua y cambios en el estilo de vida. No se curan fácilmente y suelen progresar con el tiempo, afectando la calidad de vida, la capacidad para trabajar y la independencia. Conocer las enfermedades crónicas más comunes ayuda a prevenir complicaciones y a tomar decisiones informadas sobre la salud personal y comunitaria.
¿Qué son las enfermedades crónicas?
Las enfermedades crónicas, también llamadas enfermedades no transmisibles, son condiciones que normalmente se desarrollan de forma lenta y persisten durante años. Entre las principales categorías están las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes. (Lee también: Beneficios del ejercicio físico en la prevención de enfermedades crónicas)
10 enfermedades crónicas más comunes en el mundo
Juntas representan la mayor parte de la mortalidad asociada a enfermedades crónicas a nivel mundial. Muchos de estos problemas están vinculados a factores como el tabaquismo, la dieta no saludable, la inactividad física y el consumo nocivo de alcohol.
Enfermedades cardiovasculares (hipertensión, cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular)
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) abarcan condiciones del corazón y los vasos sanguíneos, entre ellas la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular. La hipertensión suele ser silenciosa y es uno de los factores de riesgo más importantes para infarto y accidente cerebrovascular.
La prevención y el control incluyen medidas como mantener un peso adecuado, hacer actividad física regularmente, reducir el consumo de sal y alcohol, no fumar y adherirse a tratamientos médicos cuando sean necesarios. El control temprano reduce de forma notable el riesgo de eventos graves.
Diabetes mellitus tipo 2
La diabetes tipo 2 ocurre cuando el organismo no usa la insulina de forma eficiente o no produce suficiente, lo que eleva la glucosa sanguínea. Es una de las enfermedades crónicas cuya prevalencia ha aumentado de manera sostenida en las últimas décadas.
La diabetes mal controlada puede dañar ojos, riñones, nervios y vasos sanguíneos. La detección oportuna (medición de glucemia, hemoglobina glucosilada), cambios en la alimentación, actividad física y el uso de medicamentos cuando corresponde reducen el riesgo de complicaciones. El seguimiento médico periódico y la educación en autocuidado son fundamentales.
Enfermedades respiratorias crónicas (EPOC y asma)
Las enfermedades respiratorias crónicas incluyen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma. La EPOC está fuertemente relacionada con el tabaquismo y la exposición a la contaminación del aire; el asma tiene causas múltiples, incluidas reacciones alérgicas y factores ambientales.
Los síntomas habituales son dificultad para respirar, tos crónica y fatiga. El tratamiento combina inhaladores, rehabilitación pulmonar, vacunación preventiva (influenza y neumococo) y, de forma esencial, evitar el humo de tabaco y otros contaminantes.
Cáncer
El término cáncer agrupa múltiples enfermedades caracterizadas por el crecimiento descontrolado de células. Los tipos más frecuentes a nivel mundial incluyen cáncer de mama, pulmón, colorrectal y próstata, aunque la incidencia y mortalidad varían según la región y la exposición a factores de riesgo (tabaco, dieta, obesidad, infecciones específicas).
La detección temprana mediante tamizajes adecuados, la eliminación de factores de riesgo y el acceso a tratamiento oportuno aumentan las probabilidades de supervivencia y mejoran la calidad de vida.
Enfermedad renal crónica (ERC)
La enfermedad renal crónica es la pérdida progresiva de la función de los riñones durante meses o años. En muchos países, la diabetes y la hipertensión son las principales causas de ERC. Si progresa, puede conducir a insuficiencia renal terminal, que requiere diálisis o trasplante. Detectar la ERC temprano, controlando la presión arterial y la glucosa, evitando medicamentos nefrotóxicos cuando proceda y ajustando la dieta, permite frenar su avance y reducir complicaciones.
Enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer y otras demencias)
Las enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer, afectan progresivamente la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades diarias. La prevalencia de las demencias aumenta con la edad y representan una carga creciente para pacientes, familias y sistemas de salud
Actualmente no existe cura definitiva para la mayoría de las demencias, pero hay tratamientos sintomáticos y estrategias psicosociales que pueden retrasar la pérdida funcional y mejorar la calidad de vida de la persona afectada y sus cuidadores.
Enfermedades mentales crónicas (depresión, trastornos de ansiedad, trastornos graves)
Los trastornos mentales como la depresión mayor, los trastornos de ansiedad crónicos y algunos trastornos psicóticos pueden tener un curso crónico o recurrente. Afectan el bienestar emocional, las relaciones sociales y la capacidad laboral.
Las estimaciones globales muestran que más de mil millones de personas viven con algún trastorno mental, lo que subraya la necesidad de ampliar el acceso a servicios de salud mental, reducir el estigma y ofrecer tratamientos psicológicos y farmacológicos adecuados.
Artritis y enfermedades musculoesqueléticas crónicas (osteoartritis)
Las enfermedades musculoesqueléticas, como la osteoartritis y la artritis reumatoide, producen dolor crónico, rigidez y limitación funcional. Son causas importantes de discapacidad, especialmente en adultos mayores.
El manejo incluye ejercicio terapéutico, control del peso, fármacos para el dolor y antiinflamatorios; en casos avanzados puede ser necesaria la intervención quirúrgica (por ejemplo, reemplazo articular). La rehabilitación y la educación del paciente son esenciales para preservar la autonomía.
Enfermedad hepática crónica (cirrosis)
La enfermedad hepática crónica puede originarse por hepatitis virales (B y C), consumo prolongado y excesivo de alcohol y por la enfermedad del hígado graso relacionada con la obesidad y el síndrome metabólico. La progresión puede llevar a fibrosis, cirrosis y, en algunos casos, cáncer de hígado. La prevención incluye vacunación frente a hepatitis B, tratamiento antiviral cuando procede, reducción del consumo de alcohol y control de factores metabólicos.
Obesidad y sus enfermedades asociadas
La obesidad es un problema crónico que eleva el riesgo de múltiples enfermedades crónicas: diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedad cardiovascular, enfermedad hepática grasa y ciertos tipos de cáncer. Su abordaje es multidisciplinario: cambios sostenidos en la alimentación, aumento de la actividad física, apoyo conductual y, cuando corresponde, intervenciones farmacológicas o quirúrgicas en pacientes seleccionados.
Prevención y manejo general de las enfermedades crónicas
Muchas enfermedades crónicas comparten factores de riesgo modificables: tabaco, dietas no saludables, inactividad física, consumo nocivo de alcohol y exposición a la contaminación. Las acciones más eficaces combinan intervenciones poblacionales (políticas públicas, educación, regulación de productos nocivos), entornos que faciliten la actividad física y una atención primaria accesible que detecte y gestione estos problemas de forma temprana. A nivel individual, la adherencia al tratamiento, la educación en autocuidado y el apoyo social son claves para un manejo exitoso.
Consejos prácticos para reducir el riesgo personal
- Realiza controles médicos periódicos: presión arterial, glucemia, lípidos y función renal.
- Mantén una dieta rica en frutas, verduras y granos integrales; limita alimentos ultraprocesados, azúcares y sal.
- Practica actividad física regularmente: al menos 150 minutos semanales de intensidad moderada, o según indicación médica.
- Evita el tabaco y limita el consumo de alcohol.
- Controla el peso y busca ayuda profesional si necesitas perder peso.
- Cumple con las vacunas recomendadas (influenza, neumococo, hepatitis B cuando proceda) y sigue las indicaciones médicas.
Conclusión
Las enfermedades crónicas constituyen una parte importante de la carga global de salud. Muchas son prevenibles o su avance puede retardarse mediante cambios en el estilo de vida, políticas públicas eficaces y acceso oportuno a servicios de salud. La educación, la detección temprana y el manejo integral son herramientas clave para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y reducir el impacto social y económico de estas enfermedades.