El País que Imaginan los Niños

Maritza López de la Roche

No andemos más a quemarropa, que no nos sienta, se nos ve mal ya se nos rebosó la copa de tanta furia irracional balas rezadas, fierro, veneno, muertos de causa no natural cuentos de horror, yo los condeno, así ni modo el nobel de paz no más, no más darle a ese gatillo, no más, no más, paren de disparar de dónde tanta sangre fría, siempre tentados con el más allá no más, no más… no tanto plomo caballeros, que no nos toque otro funeral cuántos vamos a que dar enteros, alto o disparo, no digo más…

Aterciopelados

La tele habla del mundo y del país. La escuela de la nación y la localidad. En la primera se viaja y se transita constantemente de programación, de géneros, de lugares, de canales, vale cualquier interrupción y desenganche.

Mientras que en la escuela se practica una estadía constante en el aula, donde asistir y
permanecer se valoran. Los sentidos de tiempo y territorialidad son procesados de manera casi divergente.

R. M. Alfaro y S. Macassi

Seducidos por la tele

COMUNICACIÓN Y FORMAS DE SOCIALIDAD

Si el barrio y la ciudad constituyen el “ámbito cotidiano”, el país y el mundo se configuran -de acuerdo con el trabajo de campo hecho con los niños- como lugares del “ámbito imaginario”.

La exploración correspondiente a los modos como los niños le dan forma a las nociones de “país” y “mundo” parte de la pregunta sobre qué le han hecho los medios de comunicación a las formas como nos relacionamos en la sociedad: ¿Nos reúnen, o -por el contrario- nos disgregan? ¿Cómo inciden en las percepciones que tenemos los unos de los otros, entre individuos y entre grupos humanos diversos? Nos planteamos de qué maneras los medios contribuyen a crear nuevas «comunidades»: identitarias, de usuarios, de consumidores.

También cómo modelan las formas de percibir la realidad a la que no accedemos directamente. Por otra parte, formulamos el interrogante sobre qué modos proponen los medios, de conocer los territorios que nombramos como «país» y «mundo».

Por supuesto, todas estas preguntas pasan por el replanteamiento necesario de las categorías de «espacio» y «tiempo» que está siendo posibilitado -entre otros- por las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, y el hecho de que la circulación de ideas no está restringida al intercambio en situaciones comunicativas cara a cara.

Recordemos aquí lo que ha escrito John B. Thompson, mencionado en el primer capítulo: los medios de comunicación promueven nuevas formas de relacionarse con los otros, y con uno mismo |1|.

El reconocimiento del hecho anterior conlleva rastrear sus implicaciones para la vida social y política. Dentro de tal perspectiva hemos situado este trabajo, y la indagación desarrollada sobre la secuencia de familia, barrio, ciudad, país y mundo.

La exploración acerca de las imágenes que los niños construyen para representarse a «Colombia» y «el mundo», y la búsqueda para saber si éstas corresponden a la experiencia vivida, y qué tanto de ellas a los discursos que ponen en circulación los medios de comunicación, se fundamentó en el conjunto de estrategias enumeradas a continuación, y que aparecen descritas en extenso en el anexo correspondiente.

La metodología para recoger la información incluyó: diálogos con los niños, la dramatización por ellos de un noticiero,y la respuesta a listados sobre personajes y sucesos del contexto nacional e internacional. Dos actividades realizadas implicaban destrezas gráficas y manuales: una consistió en dibujar un «mapa personal», y la segunda en armar sobre cartulina un «collage» a color, descriptivo del «mundo».

La actividad que completa el listado de estrategias empleadas, fue un juego sencillo para motivar a los niños a contarnos sobre sus deseos y aspiraciones.

Los hallazgos del trabajo empírico sobre país y mundo -por razón de su extensión- van a ser presentados en dos capítulos por separado. Pero es necesario precisar aquí que, tanto la estrategia investigativa como la interpretación de la información obtenida están articuladas y son complementarias.

EL PAÍS DE LOS NIÑOS URBANOS
Cuáles son sus fuentes noticiosas

Los niños manifiestan informarse acerca de lo que sucede en su ciudad, el país y el mundo, a través de la televisión, seguida -en orden de menciones y con mucha distancia- por la radio, la familia y el colegio o escuela. Sólo en el caso de los paeces hay referencia a la comunidad donde se vive -“lo oí en el pueblo”- como una fuente de información y espacio de comentario sobre los aconteceres que les afectan a todos.

Aunque la familia es nombrada por los niños como un elemento más de la serie de «fuentes noticiosas», es preciso pensarla además en su carácter de «mediadora» entre los dispositivos informativos y el proceso de recepción y lo mismo puede contemplarse en relación al colectivo humano que rodea al niño, que puede actuar como una «comunidad interpretativa».

En el EM de Pereira, los textos a los que los niños aluden como «fuentes» que ofrecen información y relatos sobre los cantantes, grupos musicales y actores o actrices, incluyen -además de la televisión- las revistas, la radio y los cassettes.

De tal manera que la diversidad de emisoras que operan y la industria disquera, a la par que los impresos no adscritos al régimen de la cultura culta -tipo Aló, Shock, TV y novelas, Cromos- constituyen otros canales de información fuertes, que disputan «lectores» a la televisión pero en sintonía con ella, puesto que los personajes protagónicos del mundo de la farándula son «transmediáticos», adquieren vida tanto en la pantalla chica como en los impresos mencionados, o en formas musicales percibidas a través de enunciados, ritmos y melodías que el mercado torna reconocibles.

Lo anterior tiene dos implicaciones: primero, la cultura «light» también convoca a la lectura y conforma grupos de lectores, aunque con características particulares: aquí la lectura se nutre de hábitos y placeres que no tienen correspondencia con el capital cultural propuesto por la escuela, y que pertenecen a «mundos de vida» en los que los aspectos claves de su existencia cotidiana son marginales tanto a la cultura como a la racionalidad escolar: la telenovela, la música, la estética corporal, las diversas «modas» que arman los grupos de niños y adolescentes en las formas de hablar, peinarse, vestirse, actuar, etc.

La segunda implicación consiste en que habría dos vertientes diferenciadas de «información»: la sancionada y denominada por este término es la que hace referencia a los temas «serios» de interés colectivo, supuesta base para las decisiones económicas, del mundo político, jurídico, etc.

Sin embargo -a partir de las respuestas de los niños, como se verá en las páginas siguientes- se evidencia que la mayoría no están informados de los asuntos públicos o no tienen claridad sobre lo que se decide acerca de su propia ciudad, pero sí son sumamente receptivos y competentes al materializar otra vertiente de «información»: la de los cantantes, grupos musicales, reinas de belleza, modelos, actores de cine, etc.

Finalmente, anotamos que al acercarse a los estratos altos, se registran más referencias de los niños a los periódicos como fuente de información, así como también hay un mayor número de alusiones a la familia y el colegio como «oferentes» de conocimiento sobre la realidad inmediata y los asuntos referidos al país.

Conocimientos sobre el país

El diálogo con los niños -a partir de un cuestionario previamente estructurado- nos permitió reunir la información que presentamos en las páginas siguientes. Básicamente esta actividad apuntaba a establecer el conocimiento que los niños tienen del país, principalmente por experiencia directa.

Es decir, tomando como referencia la ciudad o localidad donde residen, qué tanta oportunidad han tenido de desplazarse a otros sitios y ciudades, qué referencias geográficas manejan o han acumulado en sus primeros 8 o 10 años de vida, y qué coordenadas espaciales organizan su percepción del país territorial.

Los niños del EB de Cali cuentan que conocen lugares y municipios cercanos a su ciudad, como Jamundí, «las playas de Mondomo, Yumbo, Palmira, Buga, Zarzal, Roldanillo». Del vecino departamento del Cauca mencionan a Santander, Corinto, Timbío y Popayán. Otras ciudades nombradas, en orden de frecuencia, son Medellín, Bogotá, Bucaramanga, Pasto, Manizales y San Andrés.

Algunos niños expresan que Cali es una ciudad donde hay violencia, en oposición a que «en otras ciudades no tanto». Algunos niños fantasean e inventan relatos acerca de otras ciudades de Colombia que han visitado, e incluso de otros países.

Los niños del EB de Pereira, de modo semejante a los de Cali, tienen pocas oportunidades de viajar. La mayoría de ellos nombran municipios cercanos a Pereira, como Dosquebradas, Apía, Santa Rosa, Cartago, Quinchía. Mencionan también a Armenia, Manizales, Cali y Medellín, que son las ciudades grandes con las que Pereira tiene conexiones terrestres. Además, nombran barrios como si fueran municipios: Arabia, Cuba, el Parque Industrial.

El EM de Cali no presenta variaciones significativas respecto de los estratos populares. Nombran lugares cercanos como el Lago Calima, y el municipio de Jamundí. También ciudades relativamente cerca de Cali: Buenaventura, Popayán y Pasto. De las ciudades grandes mencionan a Bogotá y Medellín.

Hacen comparaciones sobre el clima, «allá hace más frío que acá», y también sobre el acento lingüístico: «En Medellín hablan distinto». Hay una mención de Chaparral, Tolima. Un niño dice que quisiera vivir «en Bogotá porque hay playa», y otro que «en Estados Unidos», pero no explica las razones.

En el EM de Pereira la adscripción de los niños a un grupo de población de estrato medio-medio, empieza a arrojar diferencias en el conocimiento que estos niños tienen del país. La mitad de ellos conocen ciudades medianas y grandes, relativamente distantes de Pereira: Bogotá, Medellín, Cartagena, Santa Marta, Cali, e incluso San Andrés, entre las nombradas.

Mencionan también municipios pequeños como Leticia, Anserma, Socorro (Santander), u Honda, y los departamentos de Cundinamarca, Sucre, Atlántico y Chocó. Una de las niñas ha pasado vacaciones en Estados Unidos; debe recordarse que hay una fuerte migración de pereiranos a este país.

En el EA de Cali los niños conocen las principales ciudades de Colombia: todos han ido a Bogotá, 7 a San Andrés, 5 a Cartagena, 5 a Santa Marta. Mencionan además Manizales, Pereira, Armenia, y Popayán. Del Valle del Cauca se refieren a La Cumbre, Ginebra, Andalucía, Buenaventura y Buga. Cuando hablan de vacaciones la mayoría nombra también ciudades fuera del país.

En Pereira -de manera similar- el EA marca diferencias respecto de los grupos bajo y medio, pues se registra que los niños de este estrato han viajado más. Mencionan 8 capitales de departamento, lugares de la Zona Cafetera, y también sitios donde pasan vacaciones, principalmente de las costas colombianas. Dos niños han ido a E.U., a Disney World, y uno afirma que irá este año.

Esta descripción sobre el conocimiento que los niños tienen del país, es la primera pista para rastrear cómo los referentes geográficos de los niños se reducen o amplían de acuerdo con su origen social, planteamiento que será retomado en varios momentos del capítulo, donde este aspecto es pertinente.

Personajes y sucesos

Lo que se expone a continuación será presentado interpretándolo por niveles socioeconómicos. La información fue obtenida por medio de preguntas cara a cara. Se elaboraron listados de personas, lugares, hechos o procesos que, o habían tenido bastante figuración en los medios durante los últimos meses, o corresponden a realidades sociales de importancia en la vida nacional.

Por ejemplo, la promulgación de la nueva constitución en el año 1991, o la presencia cada vez más fuerte de comunidades indígenas que se hacen «visibles» públicamente a través de sus demandas tanto por la tierra, como por la defensa de sus derechos civiles y sus valores culturales.

Los listados fueron estructurados tratando de tener un balance entre los nombres y términos referidos a la política y la información sobre a sucesos relevantes del país, y por otra parte las referencias «light», alrededor de los medios de comunicación, la farándula, y el deporte.

Nivel socioeconómico bajo:

En los estratos bajos de Cali y Pereira la mayoría de los niños no conocen a Alfonso Valdivieso,-aunque ha sido reiteradamente representado por los medios como actor social protagónico de la escena nacional contemporánea- , y quien a partir del Proceso 8000 apareció noche a noche -durante unos buenos dos años- en los noticieros de todas las familias televidentes.

Unos pocos niños sí identifican a Andres Pastrana. Los usos sistemáticos de los medios masivos y la publicidad que este personaje político ha hecho, incluyendo la campaña presidencial del año 93, explican en parte la recordación que tienen los niños de su nombre e identidad. (Recuérdese que el trabajo de campo de esta investigación fue hecho entre el 96 y el 97, antes de las más recientes elecciones presidenciales).

La palabra «constitución» no puede ser definida por los niños populares.En el caso de Cali, la mitad dicen haberse enterado sobre el «Proceso 8000», el cual lo relacionan con «dineros infiltrados y enriquecimiento ilícito», con que «están buscando los narcotraficantes» y con «la política de Samper». «Narcotráfico» es asociado a comercio de drogas ilícitas, delincuencia, robo y secuestro.

La mitad del grupo caleño conoce la Guajira por la telenovela, pero ninguno sabe qué es el Cerrejón. Y asocian a «comunidad indígena» con el Amazonas, y con la misma telenovela Guajira, que involucró la representación televisada de los Wayú. En Pereira sólo uno define a la Guajira como una unidad territorial, y sólo dos se aproximan a definiciones de qué es una «comunidad indígena».

El mundo de la farándula se revela como el más reconocible por los niños de los estratos populares de ambas ciudades: Carlos Vives, Shakira, Carolina Sabino, -cantante del grupo Luna Verde, y actriz de televisión. El ámbito del deporte también está caracterizado por personajes familiares a los niños: todos saben quién es René Higuita.

En cambio, Inti de la Hoz, personaje ficticio del «noticiero» de humor Quac, no es identificada, y tampoco Manuel Elkin Patarroyo, nuestro científico inventor de la vacuna contra la malaria, que actualmente es una especie de paradigma nacional cuyas virtudes incluso son aprovechadas por algún par de comerciales.

Nivel socioeconómico medio:

En el EM de Cali la mitad de los niños afirman que Valdivieso «es un político», y sólo 2 no reconocen a Andrés Pastrana. El Proceso 8000 es asociado a «la política» -»Congreso», «Samper», «Antanas Mockus», «Presidente»- aunque no hay claridad sobre el caso, a pesar de recordarlo como «una tarea de la escuela».

Sobre el «narcotráfico», sólo 2 niñas se aproximan a definiciones de este hecho: «los que producen droga», y «señores que venden coca y marihuana». De todas maneras, 7 de los niños identifican a Pacho Herrera: «Lo están buscando por la tele».

Al igual que en el EB, la farándula es plenamente identificada. Siete niños dicen que Guajira es una novela, pero no han oído hablar del Cerrejón. Sólo 3 se aproximan a definiciones de una «comunidad indígena».

En el EM de Pereira, a Alfonso Valdivieso no lo conoce nadie, pero a Andrés Pastrana sí. La política pereirana María Isabel Mejía -paradójicamente- no es conocida, posiblemente por falta de figuración en la televisión. La mitad dan diversas definiciones aceptables de «constitución».

El Proceso 8000 no es definido sino por un niño, y «narcotráfico» es respondido con nociones aproximadas por 6. Se repite el desconocimiento del nombre de Chepe Santacruz que se dió en el EB de esta ciudad. Seis de los niños saben qué es «Guajira», pero sólo uno qué es el Cerrejón. «Comunidad indígena» es contestada por 8 niños. Carlos Vives, Shakira e Higuita ocupan los primeros lugares de reconocimiento.

Nivel socioeconómico alto:

En el EA de Cali la mitad de los niños identifican a Valdivieso, y 4 de ellos precisan su cargo: «es un fiscal». Todos conocen el nombre de Andrés Pastrana, y añaden la información de que fué candidato a la presidencia, y compitió con Samper.

La mitad están familiarizados con el nombre de Pacho Herrera. 9 de los niños coinciden, con diversas definiciones, en que el narcotráfico tiene qué ver con drogas, y le añaden adjetivos para destacar que es reprobable: «Son malos, transportan drogas a E. U.», «Gente que tiene mala plata», «Es algo malo que hacen unas personas», «Son unos idiotas. Drogas». 3 niñas y 2 niños dicen que no saben qué es el Proceso 8000; o sea, la mitad del grupo.

La otra mitad lo relaciona con los políticos, los dineros del narcotráfico en la campaña de Samper, e incluso con el debate sobre la extradición. Como se verá en la parte correspondiente a noticieros, el grupo del estrato alto de Cali fué el que más elementos informativos demostró manejar sobre el 8000, además de su posición crítica muy vehemente contra el suceso, y la figura del presidente Samper.

Nueve de los 10 de EA de Cali saben quién es Pacho Herrera, y lo asocian a narcotráfico, delincuencia común y enriquecimiento ilícito. Las actividades del cartel de Cali, y sus repercusiones en la vida económica y cotidiana de la ciudad, las cuales incidieron en todos los estratos sociales, tiene su expresión en este saber compartido por la mayoría de los niños.

En Pereira, sólo 4 contestan qué es «narcotráfico», y el nombre de Chepe Santacruz no es identificado por ninguno. En correlación con lo anterior, nadie puede precisar qué es el «Proceso 8000», aunque 4 afirman que sí han oído hablar de este tema.

Ocho de los 10 niños responde que Guajira es una zona del país, y sólo uno dice que es una telenovela. Nadie sabe qué es el Cerrejón. 4 no saben qué es una comunidad indígena. De las figuras visibles a través de la televisión todos reconocen a Carlos Vives, y la mayoría a Carolina Sabino, actriz y cantante. Hay que destacar que es el único grupo en el que casi todos los niños identifican a Inti de la Hoz, del programa de humor político ya mencionado, Quac.

En el EA de Pereira reconocen a Andrés Pastrana, pero sólo 3 niños a Alfonso Valdivieso. Hay tres que identifican a María Isabel Mejía, la política pereirana. La constitución es definida por todos los niños de este grupo. También todos saben qué es el narcotráfico, aunque no identifican el nombre de Chepe Santacruz.

La Guajira es señalada como una zona de Colombia, y la «comunidad indígena» apropiadamente descrita. Carlos Vives, Shakira y René Higuita gozan de la misma popularidad que en los estratos medio y bajo.

En los estratos altos, es notable que identifican los personajes por sus ocupaciones o «rol público» precisos, y no inventan algo que se les ocurra, para no dejar de responder, aunque no sepan, como sí sucede en los estratos popular y medio. La seguridad de los niños frente a su propio saber les hace igualmente fácil contestar que no saben, cuando éste es el caso.

Aspectos negativos del país

El tema de los aspectos positivos y problemáticos, y el fragmento sobre cómo les gustaría que fuera Colombia, se exploraron a través del diálogo con los niños. En los rasgos que configuran la imagen negativa que los niños construyen del país, los datos de los tres estratos socio-culturales urbanos coinciden.

Destacan la violencia en sus diversas manifestaciones, asociadas tanto al conflicto político («la guerra», «la guerrilla»), como a la delincuencia común. En los estratos bajos y medio-bajos se alude a problemas que parecen rótulos genéricos: «robo de niños», «inseguridad»; y se alude a un país «en crisis». Pero no se esbozan actores sociales específicos -a excepción de la guerrilla.

En los estratos altos ya hay alusiones a un universo con actores concretos en cuyas manos están las decisiones, y que son vinculados a las percepciones de un país problemático: «El presidente Samper», «el vicepresidente», «los alcaldes».

También en los estratos altos se señala a la guerrilla como un grupo agente de conflicto. Y hay en este nivel socioeconómico referencias a preocupaciones ambientales como la contaminación, y a las dificultades que causan las congestiones del tráfico vehicular en las ciudades.

Es notorio cómo la coincidencia transclasista exige rastrear la homogenización de percepciones posibilitada por los discursos reiterativos de los medios alrededor de ciertos «items» noticiosos, incluída aquí la retórica a favor de la toma de conciencia ecológica, que ha tenido amplia difusión en los grandes medios y ha sido también tema consentido de la publicidad, tanto en la prensa y revistas, como en la televisión.

No nos extenderemos más sobre el análisis de las percepciones negativas de los niños respecto del país, pues encontramos que tiene una equivalencia total con las versiones de «país» que ellos construyeron en los noticieros dramatizados. La sección referida a éstos completará la interpretación del país negativo esbozada aquí.

Aspectos positivos del país: Aunque tiene violencia, tiene mar.

En los estratos populares registramos la valoración de las riquezas naturales: el paisaje, el agua, los bosques. Los niños tienen una percepción del país homologable a los adjetivos que han utilizado, de «lindo» y «agradable» para vivir en él. Se refieren a sitios de recreación conocidos por ellos, y también a lugares o ciudades geográficamente próximos que han visitado.

El estrato medio de Pereira, representativo de la llamada «clase media» urbana, habla de cómo quisiera que fuera Colombia, planteándolo en términos de lo que no desean que exista: «el mal gobierno», «la guerrilla», «los trancones», «la violencia», «la droga». Observamos aquí la mención de vagos «males sociales» sin causa aparente, mezclada con la idea de actores responsabilizados de los rasgos desfavorables del país.

En los estratos altos, sobre lo que les gusta de Colombia dijeron: La gente, la comida, «el Amazonas porque cuando la muestran por televisión es muy linda», los bosques, «tiene montañas que otros países no tienen». Hay varias referencias a los paisajes bonitos.

También se mencionan el fútbol, y «La Costa», designando la Atlántica para pasar vacaciones. Tres niñas de Cali dicen que les gustaría «que Colombia fuera como EE.UU (…) porque es un país más avanzado, porque es un país sin violencia, sin tanta polución y con un mejor presidente, y donde no roban».

Los niños hablan de lugares específicos a los que se refieren con mucha propiedad, porque los han visitado en sus viajes; valoran las bellezas naturales, hablan de Colombia como un país verde con climas variados, sitios para recreación y muchos paisajes; los de Pereira mencionan tambien la gente «con sus culturas y tradiciones», y sus formas de ser «solidaria» y «ayudar a los niños pobres»; lo cual habla de su autopercepción como grupo socialmente privilegiado.

Son notorias las diferencias entre los estratos, y esto lo hace evidente el grado de conocimiento y detalle; con que se refieren los sectores altos a los lugares que ellos conocen del país; y su asociación de estos sitios a ideas muy claras de recreación y períodos vacacionales.

Aquí, tanto la recreación como las vacaciones operan dentro de la oferta-consumo de bienes a los que sólo acceden los grupos con la capacidad económica y el hábito cultural de hacer de éstas actividades especializadas.

Los niños de todos los estratos parecen compartir una visión de Colombia asociada a la naturaleza y a sus paisajes. Si lo alaban como un país «lindo» y «agradable para vivir en él»; esta visión aparece paradójicamente disociada de todas las alusiones que ellos mismos han hecho a los conflictos sociales de los que oyen hablar permanentemente a los noticieros y a los adultos, y que -en los casos de los sectores populares- están a las puertas de sus viviendas: «lo atracan a uno», «se roban los niños».

Las versiones románticas coexisten con las imágenes desapacibles del crimen y la guerra; pero -aparentemente- no se tocan. O el conferirles áreas separadas de la racionalidad y la emoción quizá permita para los niños hacer vivible este país; sobre todo en el caso de los estratos bajos, donde cotidianamente la mayoría afrontan situaciones de desazón, miedos y dolor.

Debe explorarse la cuota que pueden tener los medios masivos en la promoción y reiteración de una imagen de Colombia fundamentada en la naturaleza; que sería consecuente con los ideales «verdes» que ya se mencionaron, y que son puestos a circular tanto por el comercial del jabón «puro»; como por las noticias sobre la destrucción de oleoductos por la guerrilla.

Para cerrar esta parte, mencionemos que también es pertinente seguirle la pista a la inclusión de los EE.UU; como paradigma con el que los niños a menudo comparan el país.

Cómo le gustaría que fuera Colombia?

En el polo de los estratos populares hay la tendencia casi unánime a reiterar lo que ya han expresado que les disgusta de su imagen del país. Agregan que desearían «que ayudaran a la gente pobre», y «que haya trabajo».

En el polo de los estratos altos como ideales de lo deseable nombran, en este orden de prelación, los siguientes: «un país sin polución», «limpio», y «ordenado»; «que no fuera tan violento, que tuviera más paz»; y cercano a lo último, «que uno pudiera salir a todas partes, que uno pudiera caminar solo por las calles».

También declaran su deseo de «que la gente no fuera tan mala y que respetaran la vida de las personas», y «que pudiéramos conversar con la guerrilla».

Los estratos populares hablan desde sus carencias y necesidades a favor de demandas sociales por trabajo y atención del Estado. Los altos construyen el prototipo de un país donde reine el orden como valor clave, y del cual se destierren la violencia y la contaminación.

Nuevamente surge la noción de «la maldad» entendida quizá como característica intrínseca de algunos sujetos o grupos; y no como expresión de los conflictos presentes en la sociedad donde las manifestaciones de violencia tienen origen y lugar.

El discurso socializado por los medios, que repite la adjetivación de Colombia y los colombianos como «violentos»; indudablemente ha tenido eco en las mentes de los niños, al igual que la formulación de «la paz» como ideal deseable.

Aunque no es claro para los niños lo que esta consigna y el logro de la paz encierra como proceso social; y que para alcanzarla hará falta mucho más que los «jingles» mediáticos.

Mapas

Los «mapas personales» que pedimos a los niños que dibujaran no tenían como propósito motivar un dibujo del mapa de Colombia; sino una especie de «croquis personal», en el que interviniera sobre todo la subjetividad: los lugares donde viven o han vivido; los que conocen o que son importantes porque allí está un ser querido, o por haber oído hablar de ellos.

Entre más cerca nos situemos de los estratos bajos, el mapa es un pequeño itinerario del propio barrio o lugares aledaños; con mezcla de algún centro comercial grande, cercano. Tan sólo llega hasta un par de ciudades conocidas, a unas dos horas del lugar donde viven.

Así mismo, la fisonomía del país es amorfa, y le meten a cada mapa nombres de países -a gusto propio- como lugares que coexisten; o aparecen como fronterizos, con una ubicación espacial totalmente arbitraria. Estados Unidos como «buen vecino» del Japón, u otra combinación por el estilo.

Lo anterior contrasta con los estratos altos, quienes -aunque no se les solicitó- se acercaron a la abstracción del territorio de Colombia; con formas más homologables al mapa oficial, y una ubicación espacial que les permite situar correctamente ciudades distantes, lugares de vacaciones, e incluso países limítrofes y otros.

Esto suscita una línea de trabajo interesante, en cuanto a explorar el hecho de que la alta exposición de los niños de estratos populares a la televisión; -en términos de horas- no tiene como consecuencia saberes acerca de su propia región o la geografía del país o del mundo; entendida no sólo como percepción física del espacio y de las coordenadas espaciales, sino como información factual y en imágenes; que les permita identificar y pensar las poblaciones, costumbres, formas de trabajar, condiciones urbanas, etc.; de las distintas áreas y culturas de Colombia y otros países.


|1 | . THOMPSON, John B., Op. cit.

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