El Maestro y los Medios
Stella Valencia Tabares
Instituto de Educación y Pedagogía
Universidad del Valle
Estamos en los albores de una era nueva e impredecible. Al contrario de este siglo XX decrépito, presidido por dogmas estériles, el que ahora se anuncia parase destinado a ser el de la liberación total del pensamiento. Grande y hermosa misión la de Ustedes educadores de la democracia, en ese mundo ideal en el que cada quién deberá pensar con su propia cabeza.
Gabriel García Márquez
Consideraciones Previas
La educación parece ocupar hoy el centro del debate. Para bien o para mal, en foros, encuentros, tertulias, pasillos, espacios escolares y no escolares, todo el mundo tiene que ver con ella, hay quienes la mencionan, la enjuician, la convocan, la sobredimensionan. (Recomendamos leer: El Mundo: Ámbito Imaginario de los Niños)
Todo parece indicar que tocando esta varita mágica se producirá por fin el milagro esperado por todos, aquel que nos permitirá salir de la crisis que nos agobia; como si cada uno de nosotros no encarnase la crisis, ni expresase lo que está sucediendo con la cultura y la sociedad.
En no pocos escenarios se magnifica la educación olvidando que lo hecho o dejado de hacer por esta institución, la escuela y el maestro ha contado con la venia de algunos sectores de la sociedad y del Estado, hace parte de la historia, del entramado social que se ha venido tejiendo en el marco de una políticas educativas de vieja data.
En este ámbito de preocupaciones la pertinencia social y cultural de la Educación y el aislamiento de la Escuela frente a la cultura del entorno escolar parecen agudizarse. Desde las relaciones entre comunicación y educación la situación se plantea como “la ruptura entre la cultura de la escuela y las culturas de los alumnos”|1| en tanto la escuela y el maestro parecen no estarse interrogando frente a los cambios que la comunicación le está demandando actualmente a la educación, ni por los conocimientos, valores y actitudes de sus alumnos frente a los medios y las nuevas tecnologías, ni sobre la incidencia de éstos en los procesos educativos y pedagógicos.
Dado que la problemática planteada se inscribe en otra de mayor complejidad, tal como lo señalamos al comienzo, el presente documento se ha estructurado de tal manera que dé cuenta del contexto geopolítico, de las transformaciones del conocimiento y la cultura contemporáneos, de la crisis de los modelos educativos y por supuesto de la Educación y la Pedagogía, sus retos y desafíos actuales y futuros, particularmente en lo relacionado con la actitud de la escuela y el maestro frente a los medios de comunicación.
En este contexto el capítulo se dedicará a mostrar los resultados de la encuesta aplicada a 60 maestros de Educación Primaria de diferentes zonas del país, con el propósito de analizar sus relaciones con los medios masivos de comunicación, y la forma como ellos perciben que éstos y las nuevas tecnologías inciden en los procesos de aprendizaje y de interacción de sus propios alumnos.
Asombrados por los signos de nuestro tiempo
Este fin y comienzos de siglo parecen signados por la crisis y el desconcierto. Nada más paralizante frente las múltiples oportunidades que nos presenta este momento de imaginación, construcción y búsqueda de sentido; un momento que exige capacidad para actuar en escenarios de permanente tensión y conflicto.
Esta ambivalencia al tiempo que nos señala limitaciones y dificultades nos abre un horizonte de posibilidades, nos invita a crear, a recrear, a producir, a dejar un legado diferente a las próximas generaciones. Es uno de los grandes desafíos que tendrán que enfrentar la Educación, la escuela y el maestro de hoy.
La actual geopolítica mundial producto del nuevo reordenamiento económico, político y social que se viene gestando desde la 2° postguerra y que se refleja en muchos aspectos, entre ellos, en una asimetría respecto al poder y a la información, está afectando en mayor o menor grado a todos los países, especialmente a los del Tercer Mundo.
Sin embargo, lo que nos preocupa en este momento histórico son los escenarios actuales y futuros, caracterizados por la aceleración, la informatización, la complejidad, la simultaneidad y la incertidumbre, entre otros. Un reordenamiento que, según Horacio Godoy, ha venido produciendo cambios significativos con relación al espacio, al tiempo y al conocimiento, al punto de sentirnos desubicados, desfasados y desbordados respectivamente (GODOY, H. 1997) |2|.
Quién no ha sentido y experimentado esta crisis?
Como maestros, qué tan conscientes hemos sido de estos fenómenos del mundo contemporáneo? Sí, las coordenadas en las que se movía la sociedad, la Educación y la escuela del siglo XX han cambiado. Su ritmo y celeridad vertiginosos escasamente nos permiten percibir el ruido; más no las pistas y señales que anuncian los acontecimientos, las nuevas construcciones que vienen configurándose día a día; con o sin la participación de la Educación, la escuela y el maestro.
Este parece ser uno de los signos más dramáticos de esta época; paradójicamente se trata de participar en la construcción de algo nuevo y con sentido, desde un no saber porque lo que sabíamos se está transformando obligándonos a revisar nuestros presupuestos y a transitar por terrenos movedizos e inseguros.
Hoy más que en otras épocas, la transformación de la Educación pasa por una reflexión en torno a la sociedad del conocimiento, a la sociedad programada, que parece ser la del futuro.
En este ámbito de preocupaciones el problema del aislamiento de la Escuela frente a la cultura del entorno escolar parece agudizarse; la modernidad con su crisis y/o su reconstrucción y, la postmodernidad con sus exigencias desde la imagen y el signo propios de los procesos; de informatización, telematización e introducción de las nuevas tecnologías, sin duda alguna plantean nuevas coordenadas y por tanto viejos y nuevos problemas a resolver.
Problemas que, como dice Jesús Martín conforman “los destiempos en la Educación, uno las deudas con el pasado (expresión de J. C. Tedesco) y dos, la brecha de América Latina frente a la producción de Ciencia y Tecnología” (MARTIN, B. Jesús. 1996) |3|.
Desde esta perspectiva, “la ruptura entre la cultura de la escuela y las culturas de los alumnos”; y el maestro en el centro de esta problemática, ya no pueden ser tratados desde la identidad, la cultura escrita y el conocimiento escolar tal como se los concebía en la modernidad; sino, desde nuevas manifestaciones y realidades tales como “las culturas híbridas”, “los anfibios culturales”, ” la elasticidad cultural” “la plasticidad neuronal” |4|; y la capacidad de los nuevos actores para participar en los múltiples juegos e interfases que sugiere la postmodernidad.
Al respecto surgen varios interrogantes: ¿Qué lecturas hacen los maestros de estas nuevas realidades? ¿O qué tanta conciencia tienen de las nuevas formas de relación con el conocimiento y las culturas contemporáneas? ¿También qué capacidad de descentramiento puede tener un maestro producido social y culturalmente desde afuera y sin una mayor participación de él como sujeto portador de un saber?
¿Además qué tantos puentes puede tender el maestro entre él y sus alumnos desde una visión reduccionista e instrumental con la Ciencia y la Tecnología? ¿Asimismo, qué piensa el maestro de la modernización de la sociedad y la Educación, y del rol jugado por esta última durante casi cinco décadas? ¿Y qué piensa de la modernidad educativa, aquella que tiene que ver con una Educación de calidad; y con su pertinencia social y cultural, y que aún no hemos construido?
He ahí algunas de las claves importantes para comprender lo que hemos venido siendo como maestros y lo que nos pasa frente a las exigencias del momento.
El problema que nos ocupa, “el de la ruptura entre la cultura de la escuela y las culturas de los alumnos”; hay que ubicarlo en la problemática del aislamiento de la Escuela frente a su entorno y en otra de mayor filigrana; la dimensión cultural de la Educación, esto es; la producción de conocimiento significativo para los alumnos, el maestro y la sociedad, y su utilización con sentido para la vida cotidiana, escolar y no escolar.
Hemos de reconocer este vacío pedagógico como parte de la historia de la Educación, la escuela y el maestro en Colombia; y como un indicador de la forma como han sido producidos a lo largo de varias décadas de modernización; y no pocas reformas y con la venia de algunos sectores de la sociedad y del Estado.
Referencias
|1| Proyecto ” Los niños como audiencias” documento de trabajo N° 3. Santiago de Cali: Mincomunicaciones-Universidad del Valle, Mayo 1996, pp 3.
|2| GODOY, Horacio. El proceso de la Globalización desde la perspectiva del Mercosur. Ponencia Primer Encuentro Iberoamericano de Estudios Prospectivos. Santafé de Bogotá: Universidad de la Sabana, Marzo de 1997.
|3| MARTIN, B. Jesús. Heredando el futuro. Revista Nómadas N°5, Santa fé de Bogotá: Universidad Central, Septiembre 1996, pp 11.
|4| Expresiones de García Canclini, Antanas Mockus y Jesús Martín Barbero respectivamente.
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