Características de los Maestros participantes, 3 Parte
Los maestros aunque poco televidentes, ven programas con sus hijos
Al parecer la exposición a la televisión por parte de los maestros es relativamente baja, pues el 50% dice dedicarle poco tiempo y el otro 50% moderado, bien por falta de tiempo 28.3%, porque el trabajo y el estudio no se los permite 20%, o porque son selectivos con la programación 11.7%. Las demás respuestas fueron poco relevantes. (Recomendamos leer: Características de los Maestros participantes, 1 Parte)
RAZONES POR LAS CUALES NO VEN TV |
||
Valor variable |
Frecuencia |
Porcentaje |
Falta tiempo |
17 |
28.3 |
Familia-hogar |
3 |
5.0 |
Trabajo-estudios |
12 |
20.0 |
No afición |
4 |
6.7 |
Selección |
7 |
11.7 |
Trabajo rural |
2 |
3.3 |
No electricidad |
3 |
5.0 |
Otros |
2 |
3.3 |
No aplica |
10 |
16.7 |
Total |
60 |
100.0 |
Sin embargo, es necesario relativizar las afirmaciones, en tanto previamente se han referido a que la televisión es el medio que más consumen. Adicionalmente, se indagó por el tipo de programas que más les gustan o les disgustan, pudiendo mencionar tres alternativas en cada caso.
En la primera alternativa, aparecen seleccionados los noticieros con un 50% de predilección y los programas educativos con un 13.3%, por su función informativa y educativa respectivamente.
Los programas que menos les gustan son en su orden las telenovelas, los de humor y los dibujos animados (20%, 21.7% y 16.7%), principalmente por su efecto negativo 38.3%, por que son triviales y aburridores 13.3%, por su contenido de violencia y terror y, por que son de mala calidad 11.7% en cada caso.
Como segunda opción se registran de nuevo los noticieros con un menor peso, 23.3%. Siguen los programas de humor 18.3%, los programas educativos 11.7% y los periodísticos/entrevistas 10%. (Lee también: Características de los Maestros participantes, 2 Parte)
Ahora bien, los maestros dicen que éstos les gustan por por su función formativa, porque divierten y entretienen y por su función educativa 30%, 23.3% y 20%, en su orden. Las telenovelas vuelven a registrarse como las menos preferidas 15%.
Aún cuando las respuestas aquí presentan porcentajes menores que los referidos en la primera alternativa, coinciden en que son de mala calidad, son triviales y aburridores, tienen efectos negativos y por su contenido de violencia y terror (20%, 16.7%, 13,3% y 13.3%) respectivamente. El 21% de los encuestados se abstuvo de señalar programas que le disgustaran.
Como tercera alternativa aparecen de nuevo las telenovelas y magazines de variedades con 15% de preferencia cada uno, los programas educativos y los periodísticos/entrevistas con igual porcentaje 10%, y los prefieren por su función informativa, por su calidad, porque divierten y entretienen y por su función educativa 20%, 20%, 16.7% y 11.7% en su orden.
Los programas que menos les gustan de acuerdo con esta opción son los de humor y las telenovelas (16% y 10%); los descartan por triviales y aburridores, y por sus efectos negativos 16.7% y 11.7%. Más del 58% de los encuestados se abstuvo de señalar programas que le disgustaran.
Los maestros ven también algunos programas con sus hijos, entre ellos se destacan en orden de importancia los dibujos animados, otros de carácter infantil, y programas educativos 30%, 24% y 10% respectivamente.
Programas que ve con hijos |
|
Valor |
Total |
Noticieros |
1 |
Periodísticos/Entrevistas |
0 |
Telenovelas |
3 |
Humor |
2 |
Dram. Situaciones humanas |
6 |
Concursos |
3 |
Educativos |
10 |
Dibujos animados |
30 |
Otros infantiles |
24 |
Magazín Variedades |
1 |
Deportes |
0 |
Acción/Policiacos/Aventu |
0 |
Películas (cine) |
1 |
Otros |
1 |
No responde |
21 |
Conclusiones que dejan abierto el debate!
En el presente capítulo se abordó la escuela y el maestro desde la perspectiva de las tecnologías de la comunicación en tanto instituciones y discursos sociales, encontrándose que la relación de los maestros con los medios es incipiente, se reduce a un contacto muy primario principalmente con la TV, y menor aún con la radio y la prensa.
Además, esta relación pocas veces está orientada por fines pedagógicos. Este vacío es comprensible, pues al parecer, los maestros tampoco son asiduos televidentes.
Cómo formularse entonces interrogantes sobre la influencia de un medio, cuyo uso es relativamente moderado y que además, parece no hacer parte de los procesos educativos escolares? Según los resultados de este estudio la relación de los maestros con los medios no está siendo problematizada en la escuela.
A lo sumo, está siendo valorada en términos de “lo que hacen los medios con sus alumnos”, observándose una tendencia a ignorarlos o a descalificarlos.
De acuerdo con esta tendencia podríamos decir, provisionalmente, que la escuela de hoy está lejos de ser un espacio de investigación y reflexión crítica sobre la cultura bienes que ella produce- en este caso, los medios, y sus formas de inserción en el ámbito escolar.
Una escuela y un maestro que no se interrogan sobre cómo intervienen los medios en la significación y construcción de sentido, ni sobre “qué hacen los alumnos con los medios”; preguntas de carácter pedagógico que han de estar presentes, hoy más que nunca, en la agenda educativa de la escuela.
Cómo hacer entonces para que la educación, la escuela y el maestro de hoy puedan responder a los desafíos del conocimiento y la cultura contemporáneos? Qué estará pasando entonces en la escuela con las otras tecnologías de la comunicación: el computador, la red internet, entre otros?
Al parecer esto es un discurso, un sueño o una utopía, pues la realidad de la escuela es otra.
Una escuela pensada y construida para otros tiempos y ritmos y no para “la nueva época”. Una escuela “desfasada, desubicada y desbordada” frente a las transformaciones y acontecimientos de fín y comienzos de siglo.
Cómo no asombrarnos con los signos de nuestro tiempo, frente a situaciones que le exigen al maestro actuar con criterios y en condiciones cuyas pistas y señales apenas empieza a percibir, a comprender y a intentar incorporarlas en su trabajo cotidiano?.
Una relación con el conocimiento, mediada por las tecnologías de la comunicación y por una multiplicidad de culturas, lecturas y contextos, sin duda pone en evidencia “la ruptura entre la cultura de la escuela y las de sus alumnos”.
No podía ser de otra manera, frente a la capacidad actual de la escuela en materia de Ciencia y Tecnología, a modelos educativos en crisis, a conocimientos, valores y actitudes que aún perviven en tanto son encarnados por los maestros de hoy.
Recordemos que Colombia tiene Ley de Ciencia y Tecnología sólo a partir de 1990 y que la investigación que se institucionaliza con ella, no ha tenido como prioridad a la Educación Básica, a la Escuela, ni a los maestros, sino a los científicos y académicos de tercero y cuarto nivel.
Es el peso de la historia, son los obstáculos culturales: saberes, experiencias, formas de pensar y actuar; historia viva que pretende transformarse radicalmente desconociendo el abandono y el menosprecio por la escuela pública, y el deterioro de la imagen y del estatus del maestro en nuestra sociedad.
Un maestro al que se le está exigiendo participar en los juegos e interfases de la época contemporánea, congeniarse con las culturas de sus alumnos, “entrar y salir de la modernidad” como lo hacen los jóvenes, cuando ni siquiera ha ejercido su autonomía como intelectual, como trabajador de la cultura para pensar la lectura, la escritura, la racionalidad científico-tecnológica, como expresiones de una modernidad en crisis. ¿De qué tendrá que descentrarse el maestro entonces?
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