Características de los Maestros participantes, 1 Parte

El Trabajo de Campo

Como dijimos en la introducción del presente capítulo, en esta investigación participaron 60 maestros de Educación Primaria de diferentes zonas del país14 de los cuales 76.7% son mujeres y 23.3% hombres. Cabe destacar que sólo 20% están en edades entre los 30 y 40 años, 38% entre 31y 40, y 41.7% entre 41 y 50 años.

Respecto al nivel educativo el 53.3% de los maestros son profesionales de las Humanidades y la Educación, 6.7% de ciencias, y el 35% son Normalistas. El 63.3% tiene título universitario, el resto no. En cuanto a experiencia docente, el 56.7% tiene de más de 15 años, el 25 % entre 5 y 10 años y el 11.7% entre 11 y 15 años; el resto menos de 4 años.

Estamos pues frente a un grupo de maestros de los cuales, el 80 % han sido formados -justamente- con los modelos educativos que han entrado en crisis, situación que fue reiterada a lo largo de este texto.

Más aún, estamos ante un porcentaje significativo de maestros sin título universitario y otro porcentaje también importante con una experiencia muy ligada a formas de pensar y actuar que pretenden ser transformadas radicalmente.

En estas condiciones uno podría aventurarse a decir que “la ruptura entre la cultura de la escuela y las culturas de los alumnos” -y el maestro como centro de esta problemática-, es una herencia del pasado.

Por tanto, la transformación requerida, constituye un trabajo de largo aliento pues sus principales obstáculos son de carácter cultural. Sin una conciencia de este fenómeno difícilmente podrán generarse e instaurarse las nuevas formas de relación con un conocimiento cada vez más mediado por las tecnologías de la comunicación. (Lee también: Características de los Maestros participantes, 2 Parte)

Los Maestros frente a los Medios de Comunicación

Al indagar qué piensan los maestros sobre los medios y cómo es su contacto con ellos, la investigación arrojó los siguientes resultados:

La televisión, la radio y la prensa aparecen como los medios preferidos por los maestros, con un favoritismo menor este último ( 25%, 25% y 17% respectivamente):

Sin embargo, cuando se les preguntó a cuál medio dedican más tiempo, el 36.7% señaló que a la televisión, 20% a la prensa, 20% a la radio y 15 % a otros.

El contraste en las respuestas referidas a la televisión podría explicarse por la razón de que el tiempo dedicado a este medio no implica necesariamente una preferencia, puede tratarse incluso de una relación mecánica y poco conciente, una forma de pasar el rato.

Ahora bién: ¿Para que le sirven los medios al maestro? Aquí se hicieron explícitos 2 tipos de usos: personal y docente. En el primer caso, todos los maestros coinciden en su utilidad desde el punto de vista informativo.

Sin embargo para 36.7% esta utilidad está ligada a la recreación, para 18.3% está asociada al aprendizaje, 16% los utiliza sólo por información y un 28.3% los usa para todos estos fines.

En el segundo caso, sólo el 31.7 % de los maestros encuestados expresan que los medios les sirven para uso pedagógico. El 68.3% restante no alude a ese uso.

Por otra parte, uno de los medios menos usados o poco frecuentados es el cine, así lo afirmó el 38.3% de los maestros, le sigue en su orden la radio y el video.

Los Maestros Ignoran o Penalizan los Medios

Al ser interrogados los maestros sobre los medios de comunicación que influyen más en sus alumnos, mencionan en orden de preferencia la televisión, la radio/industria disquera, los video juegos, la videograbadora y las historietas; los dos últimos con un peso menor frente a los tres primeros.

En el caso de la TV atribuyen dicha influencia a que “es de fácil acceso… la mayoría tiene TV… es compañía porque pasan mucho tiempo solos… ven las telenovelas y dibujos animados”.

No obstante, consideran que sus efectos son más negativos que positivos en tanto los niños tienden a “imitar los personajes, genera comportamientos violentos, les quita tiempo para el estudio”.

Por otro lado, si bien algunos maestros la ven “positiva porque se convierte en un elemento complementario para la enseñanza, y porque no es competitiva”, hay una tendencia mayor a valorarla como “mala para el proceso de formación del alumno, abarca el tiempo que debe dedicarse al estudio en la casa”.

En lo que respecta a la radio, consideran que “es diversión y es utilizada para escuchar música… es accequible, en las zonas rurales es fundamental por que es accequible”. Y en general fué notoria la ausencia de juicios sobre este medio de comunicación.

Además, en cuanto a los video juegos piensan que “es fácil de cargar (se refieren al atari)… hay buena cantidad de sitios que ofrecen a los niños estos juegos” pero consideran que… “generan adicción”.

Con excepción de un profesor que los relaciona con la matemática y argumenta que “eso es bueno”, los otros consideran que “el tiempo de estudio no sólo se vé afectado fuera de la escuela, sino también dentro de ella, pues se vuelan de clase para ir a jugar”.

O sea que los video-juegos son también definidos con base en la idea de que compiten “con el tiempo de dedicación al estudio”. Ahora bien, frente a las historietas escasamente señalaron que ” las escuelas les proporcionan a los niños este medio, porque lo utilizan como herramienta pedagógica.

“Respecto a la Prensa mencionaron sin más comentarios que “en algunas regiones la prensa se introduce a través del programa Prensa Escuela”.

En el anterior análisis se observa más una tendencia del maestro a penalizar los medios, preocupándose por “lo que hacen con los alumnos”, que una actitud reflexiva encaminada a comprender qué hacen los alumnos con estos medios de comunicación tan cotidianos y familiares a nuestra cultura.

Una tendencia en la que como dice R. Morduchowicz queda al descubierto la actitud de los maestros a “ignorar” los medios por “su carácter antiético” y amenazante de “la esencia educadora de la escuela, protectora de los valores sociales”; una actitud por demás valorativa que oscila entre “lo bueno y lo malo” de los medios, como si el problema de la pedagogía fuera proteger a los alumnos y controlar la influencia, en este caso negativa, de los medios.

Por supuesto que desde esta posición tan reduccionista y paralizante no se pueden captar las pistas y señales de una cultura y menos aún contribuir a su transformación.

Parafraseando a Vilches, citado por Roxana, no es cierto que la televisión deforme a los alumnos.

El sujeto es activo y selectivo frente a lo que ve. Pretender un poder ilimitado de cualquier medio de comunicación, como de cualquier otro saber, es un sobredimensionamiento desde el cual se ignora la recontextualización del saber en el sujeto y en la escuela, como también la capacidad de esta última para recrear y más bien hacerse cargo de la comprensión de dicho fenómeno(Ibid. p. 10-11).

(Más adelante: Características de los Maestros participantes, 3 Parte)