El Alcoholismo y la Violencia, Causas del Alcoholismo

El alcohol está relacionado con la muerte en relación al suicidio, al cáncer, a las enfermedades del corazón y a las cirrosis hepáticas; muchos homicidios son ocasionados por el alcohol. Cuando nos referimos al alcoholismo hay que determinar los trastornos mentales que se asocian o relacionan con los desórdenes de la personalidad antisocial, desórdenes del afecto, la ansiedad y las ya nombradas tendencias suicidas.

Existe una vinculación del alcoholismo con condiciones psiquiátricas referidas a procesos mentales individuales, a la vez que a problemas psicosociales, a los genéticos y a factores de conducta.

En todo este panorama existe un factor dominante entre los mecanismos de los neurotrasmisores y receptores celulares y los que condicionan la célula e integran las relaciones metabólicas del alcohol. (Lea también: Medicina: El Alcoholismo y la Violencia)

Causas Psicológicas del Alcoholismo

En la historia de los alcohólicos existe, en la mayoría de ellos, que los padres o figuras parentales también han sido alcohólicos, y que tienen problemas o desórdenes en la organización familiar.

Desde el punto de vista psicoanalítico el alcohol se relaciona con las identificaciones parentales, los traumas, las ansiedades, las melancolías severas, la irritabilidad, la hipersensibilidad, la sexualidad represada, la falta de autoestima, la fijación a etapas orales, las insatisfacciones de esta misma etapa y la presencia de un Super Yo muy severo y punitivo; en especial es la relación del bebé con su madre y padre lo fundamental.

El aprendizaje, la curiosidad en las edades puberales, es otro de los factores que inciden para presentarse el alcoholismo. La adicción alcohólica puede resultar de los hábitos sociales y se considera como indicativo de trastornos de la personalidad.

La experiencia científica ha puesto en evidencia que el alcoholismo también tiene un factor hereditario, y las estadísticas prueban que el niño de padres alcohólicos tiene mayor tendencia a volverse alcohólico que el niño de padres normales.

Sin embargo, estos resultados solamente indican que en un ambiente enfermizo hay mayor probabilidad de que se establezca el vicio. Es también sabido que el alcoholismo se considera como síntoma de un desorden emocional.

Se afirma especial y fundamentalmente que las frustraciones infantiles, la necesidad de amor, cariño materno, así como la falta de independencia respecto de las figuras dominantes paternas y la dependencia con la figura materna, el seno y la etapa oral de chupar y comer, y el resentimiento, son factores que se ven en el común de las exigencias de las figuras paternas, y por consiguiente el rechazo puede ser el comienzo de los sentimientos de culpa que se castigan por medio del alcohol.

Otro de los mecanismos generadores de muchas psicopatologías, y entre ellas la violencia por el alcoholismo, es que el alcohol estimula los conflictos psicológicos primarios.

Desde un punto de vista psicodinámico, el ser humano oscila en tres posiciones fundamentales: la esquizoparanoide, disociándose, sintiéndose perseguido, atacado o rechazado, ataca, persigue y se vuelve violento; la segunda posición es la depresiva, aquí el sujeto se culpa por la agresión interna, se siente deprimido, se angustia y deplora todas las pérdidas; la tercera es la reparativa, en ella el ser trata de reparar lo destruido internamente, con su agresión y violencia interna; de aquí se parte a la creatividad buscando algo nuevo.

El alcohólico como otros seres humanos, oscila entre la primera y la segunda posición (esquizoparanoide, de violencia externa, y la depresiva, de violencia interna).

Otro de los factores que se toman en cuenta como causa del alcoholismo, son los conflictos psico-sexuales, como las tendencias homosexuales y, básicamente, el deseo de una existencia pasiva ante la vida.

En la adolescencia, el alcoholismo puede representar un acto de desafío a los padres o a la sociedad, a los cuales se mira como frustradores rígidos, severos e impositivos, que no permiten lo que ellos suelen llamar “placeres de la vida”.

Existen también los factores “estresantes”, que intervienen en las personalidades inmaduras y que van a poner en marcha el mecanismo más simple para eludir la dolorosa realidad, huyendo de ella por medio del alcohol.

La culpa, la ansiedad, el miedo, la agresión y la tensión, son intolerables para el alcohólico, sirviéndole el alcohol como sedativo de la realidad. El alcoholismo nace cuando un individuo fracasa en el intento de utilizar otros mecanismos y, en suma, representa la impotencia ante sus mismas fantasías, ya sean éstas conscientes o inconscientes.

Perfil Psicológico del Alcohólico

Los alcohólicos tienen inmadurez emocional, son egoístas e ineptos para establecer relaciones estables y amistosas. En público o en la sociedad, se presentan como gente amable, pero en su casa su conducta es pendenciera, irritable, malhumorada y amargada.

Viven en continua búsqueda de la aprobación, defendiendo la coraza de su orgullo. Son individuos que acostumbran achacar sus defectos y fracasos a los demás, a su mala suerte y destino, y entran en el inmenso campo de las racionalizaciones.

El rechazo de la gente de la que esperan simpatía y protección les es intolerable, a la vez que pueden (como ocurre no pocas veces) culpar al cónyuge de infidelidad; en estos pacientes se despiertan y desarrollan tendencias o sentimientos incestuosos hacia los hijos y otras figuras familiares, o bien, pueden tener actuaciones homosexuales; no controlan el impulso a repetir, el cual los transforma en mártires de su misma compulsión. Unos toman para olvidar y otros para no recordar.

Unos desean olvidar la realidad, interna o externa de sí mismos, su moralidad; otros no quieren recordar que son víctimas de sus propios pseudo-principios morales que los atormentan desde lo profundo de su personalidad.

La hostilidad, la agresividad o el odio están en el neurótico alcohólico, ya en sus sueños y fantasías, ya en su conducta. Los bebedores relacionan el odio y los sentimientos de culpa con el valor erótico de la bebida; secretamente los alcohólicos tienen un gran temor a la mujer, a la heterosexualidad y, a veces, confiesan que no es la satisfacción sexual lo que buscan, sino el afecto, los cuidados, la protección.

El alcoholismo, como ya se mencionó, es elegido como una forma de solución de los conflictos y temores internos, pero representa también la autodestrucción, la solución de los sentimientos de abandono, soledad, inseguridad, inferioridad e incompetencia.

Los alcohólicos con su conducta, intentan buscar el paraíso perdido artificial, fantástico, donde las prohibiciones no existen. Por ende, viven en la quimera del alcohol. En el desafío estas personas pueden llegar a la conducta violenta y delincuente, en que el odio se deja ver en todas sus manifestaciones. Vemos cómo los “borrachos” emplean un lenguaje soez, desafiando hasta sus propios padres, mostrando su “matonería y machismo”.

En esta violencia, nacida del odio, llegan a los hechos, pueden caer en la delincuencia y con ella también en el castigo.

En suma, tenemos que la base psicológica del alcoholismo es la falta de la buena relación entre padre, madre e hijo, que luego se puede proyectar a un grupo familiar, social, político, religioso, y a toda la sociedad, y con ello a las conductas violentas.

La Fisiología y Efectos del Alcohol

La mayoría del alcohol es absorbido en el estómago. Las concentraciones más altas en la sangre se consiguen entre los 30 y 90 minutos; por lo general esta cifra va de los 45 a los 60 minutos. Alrededor del 90% del alcohol absorbido se metaboliza a través de la oxidación en el hígado y ell 0% en los riñones y pulmones.

El cuerpo es capaz de metabolizar 15 mg de alcohol en una hora. El alcohol es metabolizado por dos enzimas: la hidrogenasa y la al dehidrogenasa; la primera convierte el alcohol en acetaldehído, que es un componente tóxico, y la segunda transforma el acetaldehído en ácido acético.

La aldehidrogenasa es inhibida por el disulfiram o antabuse, que se usa contra los desórdenes del hábito del alcohol. El alcohol en el cerebro tiene una acción electro-química que interfiere en los receptores con una acción inhibitoria electroquímica en los voltajes, produciendo un bloqueo córtico-cerebeloso, que se manifiesta en la conducta.

Por ejemplo, una concentración de 0.01 % de alcohol se revela en los movimientos voluntarios motores; del 0.1 % al 0.15% ya tiene un rango de intoxicación mediana; en el 0.2% las reacciones emocionales se afectan; en el 0.3% las personas comúnmente se confunden y se vuelven estupurosas; en el 0.5% las personas entran en coma y pueden llegar a la muerte por depresión respiratoria o por aspiración del vómito. Sin embargo, estas cifras oscilan porque hay personas que pueden tolerar más la oxidación y otras menos.

El alcohol tiene efectos adversos puesto que daña las células del hígado y puede llegar a la hepatitis y a la cirrosis. En el sistema gastrointestinal se puede desarrollar la esofagitis, la gastritis, la aclorhidria y la úlcera péptica, lo mismo que la pancreatitis, las insuficiencias pancreáticas, las dificultades de absorción intestinal, de aminoácidos y vitaminas y el agravamiento de los trastornos de los síntomas producidos por la diverticulosis.

En el sistema metabólico en general, puede producir problemas en el metabolismo de las lipoproteínas y los triglicéridos y aumentar la posibilidad de infarto cardíaco y cerebral, así como de trastornos de la glucosa.

El alcohol potencializa otras drogas como los hipnóticos, los sedantes, los analgésicos, los antialérgicos y, al deprimir el sensorio la corteza cerebral, se aumenta la sudoración, la apatía, pudiéndose presentar el mareo y el sueño. Como se observa, grandes dosis de alcohol producen una falla respiratoria y la muerte; por eso hay que tener mucho cuidado en la interacción de todas estas drogas con el alcohol.

Clases de Alcoholismo

Existen varias clasificaciones con respecto al alcoholismo, a la dependencia del mismo. Uno se denomina tipo A, en él la dependencia es ligera; en el tipo B la dependencia es más severa y está relacionada con la psicopatología del sujeto con historia familiar patológica.

Estos dos tipos de alcoholismo pueden responder a psicoterapias; pero el tipo B responde más a un entrenamiento con objetivos precisos para dejar la dependencia.

Existen otros tres esquemas de clasificación:

l. Problemas de tomadores en las primeras etapas.
2. Tomadores diarios especiales, moderados.
3. Tomadores aislados esquizoides que tienen la dependencia de tomar solos.

Otros investigadores sugieren dos tipos de alcoholismo; el primero, el que tiene una dependencia psicológica y aparece tardíamente con sentimientos de culpa; y el segundo, caracterizado porque comienza en edades tempranas, influido por una socialización del alcohol.

Otros autores postulan cuatro subgrupos del alcoholismo:

1. el alcoholismo intrasocial, con predominio de un pronóstico pobre, que se inicia muy tempranamente en personalidades antisociales;

2. el alcoholismo que se desarrolla acumulativamente por abuso del alcohol en un medio cultural específico;

3. el alcoholismo con efectos negativos que se presenta más en las mujeres o contra todas las regulaciones de afecto que les ayuda a las interrelaciones sociales; y

4. el alcoholismo que se desarrolla limitadamente y es el que ocurre cuando se toma una cantidad grande de alcohol, ocasionalmente por eventos sociales.

En las intoxicaciones por alcohol se observa que, en una ingesta grande de alcohol, pueden aparecer paulatinamente los síntomas hasta llegar a la muerte.

A la vez los síntomas dependen de la constitución física y de las reacciones de la personalidad de quien toma, de su psicopatología, pudiendo llegar no solamente a la confusión, a la desorientación, a la alucinación, a los trastornos de la marcha, a los problemas visuales, sino a los actos impulsivos agresivos, entre ellos el suicidio o el homicidio.

Obviamente el alcohol produce una pérdida de control y organización del sensorio en que, junto a la falta de autocrítica, en un momento dado puede predominar la omnipotencia. En ciertos sujetos se observan cambios severos en la conducta.

Síndrome de Abstinencia

Cuando en un alcohólico se suprime el alcohol, puede observarse un trastorno de conducta con síntomas psicomotores que puede llegar al Delirium Tremens, a estados psicóticos o, comenzando, a una irritabilidad y agitación general, con síntomas gastrointestinales (náuseas y vómitos), hiperactividad neurovegetativa, simpático automotor, ansiedad, sudor, enrojecimiento facial, midriasis, taquicardia, ligera hipertensión. En todos estos casos se puede llegar a episodios de agitación e inclusive epilépticos (esto se presenta en el 3% de los pacientes).

Las investigaciones han puesto en evidencia que los alcohólicos tienden a mostrar deficiencias nutricionales y por ende bajas defensas, así como problemas vasculares, neoplasmas, hipoglicemia, hiponatremia e hipomagnesemia, así como deformaciones morfológicas del cerebro.

Tratamiento

El tratamiento de los alcohólicos debe enfocarse inicialmente hacia la prevención, por medio de la educación desde la constitución de la familia, en la primera infancia, la adolescencia y luego en la madurez.

El tratamiento del alcohólico depende del tipo de que se trate y oscila desde la psicoterapia del aprendizaje en alcohólicos anónimos hasta el tratamiento de los casos de intoxicaciones o de síndrome de abstinencia; en estos últimos debe establecerse todo el tratamiento médico específico de acuerdo con la sintomatología del paciente, atendiendo sus carencias metabólicas, y, al mismo tiempo, dándole ciertos psicofármacos tranquilizantes específicos para estos casos.

Cuando el paciente tiene Delirium Tremens solamente debe tratarse en instituciones hospitalarias con un tratamiento médico específico, con altas calorías de carbohidratos, dietas suplementarias, multivitaminas, hidratación y tranquilizantes.

Cuando el alcoholismo llega a la demencia con atrofia cortical, el tratamiento debe ser con hospitalización igual que con los síndromes de Wernicke y Korsakoff, en los cuales los tratamientos y cuidados generales médicos son obligatorios. En ambos casos deben darse altas dosis de tiamina.

Las encefalopatías alcohólicas (síndrome de Wernicke) se caracterizan por ataxia, disfunción vestibular, confusión, anormalidad ocular, parálisis rectal y, en ocasiones, anisocoria; en estos casos el tratamiento hospitalario debe ser conducido con todo el cuidado del médico internista.

El alcohol puede, como ya se observó, producir desórdenes psicóticos en personalidades limítrofes o inducir desórdenes del afecto, desencadenando psicotimias o ansiedades o disfunciones sexuales, desórdenes del sueño u otros no específicos; también el alcoholismo puede producir encefalopatías por carencia de vitamina hasta llegar a la pelagra o los síndromes ya nombrados de Wernicke y Korsakoff.

Es de anotar que existen también trastornos alcohólicos en el feto cuando la madre es alcohólica, presentándose inhibiciones intrauterinas y trastornos en el feto; por ejemplo, es posible encontrar microcefalia, malformaciones craneofaciales, defectos de conformación en el corazón de los niños, retardo mental, conductas maladaptativas posteriores; en e135% de los casos, en mujeres alcohólicas, se encontraron deformaciones corporales.

Las medicaciones para el tratamiento son el Antabuse, los tratamientos conductuales, los alcohólicos anónimos, la afiliación a organizaciones, la psicoterapia individual o de pareja y de grupo, la terapia en organizaciones de esposos con desórdenes de alcoholismo. En estos casos se aplica también la terapia familiar.

Todos los informes sobre el alcoholismo nos llevan a que son los “alcohólicos anónimos” los que más pueden ayudar a controlar el problema

Recomendaciones. Medidas por Tomar

Si bien el alcoholismo es un trastorno de muchos siglos, no por eso debemos renunciar a trabajar combatiendo actitudes negativas, con la esperanza de que el sujeto pueda crear otro mundo de satisfacciones, y no un mundo ilusorio o fantasmagórico en el que la destrucción por la violencia sea la que predomine en el actuar del hombre en la sociedad.

Las recomendaciones con respecto al alcoholismo y a la violencia implican un enfoque psicosocial, puesto que una y otro están imbricados.

Si tenemos en cuenta que el alcoholismo es sólo uno de los detonantes de la violencia en Colombia, y que toda la psicopatología social corresponde a una psiquiatría de la violencia (guerras, guerrillas, narcoguerrilla y narcotráfico, violencia intra y extrafamiliar, violencia del medio ambiente), de todas maneras nos enfrentamos a una macropoblación multideterminada de la violencia. Si bien es muy difícil y utópico copar todos los campos para prevenir y controlar la violencia y el alcoholismo, es necesario tener en cuenta:

l. Que es necesario realizar investigaciones con un equipo interdisciplinario con relación al alcoholismo y la violencia.

2. Continuar el diseño de estrategias educativas partiendo de la constitución de la pareja, la familia, la planificación familiar, la educación sexual y la de la agresión, la educación y formación de los hijos, el cumplimiento de todos los programas de atención de salud física, psíquica y social, a la población, y en especial a la relación con los programas de salud e higiene mental y normatividad.

En este contexto específico del alcoholismo-violencia se deben aplicar las medidas para impedir la venta y consumo de alcohol a menores, así como el porte de armas de fuego o corto-punzantes para todos; hacer una difusión masiva por los medios de comunicación, especialmente en la radio, la TV y la prensa, con anuncios y audiovisuales repetitivos para prevenir el alcoholismo y hacer ver su íntima relación con la violencia y la muerte.

3. Que se afiance la escuela como centro fundamental de donde parta la información y la formación del individuo integrando más la familia a la sociedad, ya que la familia abandonada o con problemas, no puede o no sabe cómo educar sanamente a sus hijos.

Las familias bien estructuradas serán el soporte en los planteles educativos para ayudar en pro de la salud mental y social. Esto implica una alta dosis de solidaridad y renuncia al egoísmo individual.

4. Piénsese que en Colombia existen aproximadamente 600 mil epilépticos, dos millones de débiles mentales, 359.000 psicóticos, aproximadamente un millón de depresivos y melancólicos y 500.000 con personalidades limítrofes, sin contar todas las psiconeurosis.

Que, además, una cuarta parte de la población, entre 15 y 49 años, padece alguna forma de enfermedad mental, que amerita tratamiento psiquiátrico, y que toda esta población es susceptible de incurrir en actos violentos por la ingesta de alcohol; por esta razón se recomienda que el Estado haga un seguimiento a estas personas, ya detectadas o por detectar, por medio de los planteles o instituciones educativas o de salud, para prevenir la ingesta de alcohol y, por consiguiente, los actos violentos.

5. Se recomienda la preparación de profesionales médicos y paramédicos en el conocimiento y manejo de las conductas violentas individuales y colectivas, preparando a líderes comunales docentes, no politizados, que puedan enseñar las disciplinas de la salud e higiene mental, con la perspectiva de la creatividad, con la integración de programas de educación sexual y de tratamiento de la agresividad.

6. Organizar escuelas de padres de familia con programas orientados a la salud e higiene mental aprovechando todos los recursos e infraestructuras existentes (Escuelas, Centros de Salud, Cades, Centros de Acción Comunal, etc.).

7. Se sugiere pedir a las academias y sociedades científicas y a las universidades, políticas de apoyo, desarrollo y colaboración para la preparación de profesionales de la salud con un enfoque multidisciplinario físico, psíquico, laboral y social.

8. Tener en cuenta que los modelos del aprendizaje sobre salud e higiene mental y social, deben implementarse desde la familia, la escuela primaria, y ser enseñados gradualmente a través de toda la educación, para que los mecanismos de dependencia o adicción, proyectados en conductas violentas internas o externas, puedan ser superados.

9. Se recomienda la creación de un Consejo Nacional Cultural en que participen, de alguna manera, diferentes entidades oficiales (Colcultura, Coldeportes, Federación Colombiana de Educadores, el Instituto Colombiano para la Juventud, las Alcaldías, los Ministerios de Educación, Salud, Medio Ambiente, Desarrollo y Trabajo), así como instituciones privadas científicas de la industria y comercio (academias, sociedades científicas, Cajas de Compensación, Cámara de Comercio); el Consejo tendrá como objetivo diseñar normas pedagógicas sobre salud e higiene mental y social, con la ayuda e integración en otros programas ya existentes.

10. La normatización y la divulgación deberán hacerse a través de los medios de comunicación en los diferentes programas y espectáculos, y se deben proscribir todos aquellos que inciten a la violencia; en cambio, deberá incrementarse aquellos en que la creatividad sea lo primordial.

Por lo expuesto se sugiere una integración de programas, con perspectiva de salud e higiene física, mental y social, con los planes de los diferentes ministerios ya citados. Para lo anterior se recomienda preparar al ciudadano para que el trabajo, en las ciudades o en el campo, sea considerado placentero, así como se debe educar y formar al ciudadano para la conservación del medio ambiente … y sin violencia.

Con este fin se impone dialogar para conseguir la paz, con base en la realidad, en la verdad, en el bien común socio-económico, que comprende la moral a diferentes niveles estatales, privados y de la subversión; todo por medio de una renuncia individual y colectiva, mediante un cambio institucional, económico y social.

11. Otra de las políticas que se deben adoptar es la de que las grandes industrias licoreras y otras apoyen más y obligatoriamente la recreación y la creatividad, ayudando al ser humano a superar la soledad, los vacíos y la depresión que agobian a los alcohólicos.

No se trata utópicamente de suprimir las bebidas alcohólicas sino que las industrias y comercios licoreras tengan la obligación de contribuir económicamente a los programas de rehabilitación, prevención y tratamiento permanente del alcoholismo.

12. Se recomienda más la recreación dirigida en escuelas, barrios, fábricas, de las ciudades y del campo, con programas creativos y de recreación; para tal efecto se sugiere crear talleres creativos y recreativos donde padres, hijos, y maestros se integren y sean partícipes directos de estos talleres, despertando el deseo de la creatividad y de la unión. Estos planes han de implementarse y desarrollarse especialmente en vacaciones.

13. Se sugiere la creación de brigadas ecológicas para preservar el medio ambiente, desde la propia casa, calle, barrio y ciudad.

14. Se recomienda que se incremente el estímulo a los deportes y a todo acto creativo y cultural para enseñar el respeto al espacio público, al medio ambiente, preservándolos de la destrucción por las sustancias tóxicas, los ruidos estresantes y el desorden en el funcionamiento de las vías públicas.

15. Se recomienda enseñar a todos los ciudadanos el desarrollo de los grandes pueblos, la evolución del hombre dentro de su marco histórico y de sí mismo, al hombre como protagonista en el deterioro de la ecología en la evolución de las distintas economías y culturas, en el desarrollo del arte a través de la historia de la comunidad, ubicándolo dentro de nuestro medio ambiente geográfico e histórico.

16. Se aconseja incrementar el apoyo al artista, al artesano, al deportista, individual y colectivamente, para que mediante la creatividad se encause la agresión especializada productiva y saludable.

17. Se sugiere crear programas de saneamiento moral en todos los niveles y, finalmente, que las normas existentes se cumplan, y que los centros penitenciarios se reformen para ser estímulos de rehabilitación, trabajo, creatividad para el bien individual y colectivo.

Conclusiones

Todas estas recomendaciones pueden parecer idealistas, ambiciosas, utópicas y, por lo tanto, inalcanzables; sin embargo, algo de ellas quedará para ser aplicadas en la realidad.

No toda la sociedad está enferma, ni alcohólica, pero la parte sana es la responsable de la ayuda en su propia evolución, para su reestructuración e integración sana y en paz.

La tarea es muy grande, el objetivo muy alto e ideal; sin embargo, se debe comenzar dejando caer la semilla del bien, regándola, cuidándola a través del tiempo, para tener el fruto en un mañana de esperanza.

Ante todas las soluciones se debe tener en cuenta el respeto por la vida, la verdad, la realidad, la libertad, por los valores, la moral, la autoridad, la responsabilidad, los límites de cada cual, los deberes, derechos y poderes, en especial ser conscientes de la patología social con consciencia colectiva e individual y del medio ambiente, para tratar de recuperar la sociedad enferma.

La recuperación debe partir de la sociedad sana que se ocupa de la salud; que ésta sea el puntal de donde partan las energías y las ideas para cambiar actitudes con una postura psico-social creativa nueva y sin permitir más patologías o que todas estas discusiones, diálogos y foros se queden en cajones de escritorio, en la crítica destructora, en el olvido del tiempo y el arrogante silencio.

Lleguemos a un no más. Debemos comenzar este cambio que durará muchos decenios para todos. Es necesario iniciar con una renuncia de todos, una consideración colectiva, poniendo toda nuestra colaboración con una actitud solidaria.

Todos podemos cambiar la actitud envidiosa e individualista por y para un cuidado de la masa. Por lo tanto, urge modificar esa actitud prevenida, egoísta, agresiva hacia una amorosa, recreativa y creativa. Todo esto conviene enseñarlo desde la cuna o quizás antes de ella. Son las fuerzas del amor y de la creatividad las que nos permitirán vencer a las de la destrucción y la violencia. Es necesario educar para enseñar a pensar antes que actuar para poder vivir sin violencia

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