La Violencia en la Vejez, EL Maltrato

El maltrato al anciano posee, desafortunadamente, innumerables manifestaciones, tanto de carácter físico como psicológico. En el intento de abarcar la mayor cantidad posible de circunstancias y categorías, consideraremos como maltrato a la tercera edad:

“Toda acción voluntaria, accidental y fortuita que conduzca a una ofensa o a un descuido físico o psicológico infringido a persona mayor de sesenta años por los hijos, sobrinos, hermanos, familiares, terceros, la sociedad o por el medio en el cual se desenvuelve “6.

En esa medida, y sin pretender presentar un listado exhaustivo de los tipos de maltrato, se buscó cuantificar y cualificar del mejor modo posible las modalidades de maltrato que se encontraron. Es importante resaltar que, al combinarse con cierta frecuencia los tipos de maltrato, se hizo necesario aislarlos arbitrariamente, con el fin de estar en capacidad de cualificarlos. A saber: (Lea también: Medicina, La Violencia en la Vejez)

1. Abandono físico

Atañe tanto a los ancianos indigentes como a aquellos que padecen abandono institucional y familiar. Muchos son los abuelos que institucionalizan sus familiares, pagan en un principio regularmente las pensiones y, posteriormente, en ciertas oportunidades los dejan a su suerte.

Puede ocurrir que el administrador, cuando se trata de un hogar de carácter privado, decida asumir la carga o negar la responsabilidad y lo deja a su suerte en la calle o lo remite a un Ancianato Público, cuando es posible conseguir un cupo.

“Aquí vino un hijo de la señora el año pasado a dejar a su madre. La recibimos. Al principio pagaba a regañadientes, pagaba tarde pero pagaba. Y después, un buen día, no volvió y nos dejó aquí a la abuela con direcciones y teléfonos falsos (…)”7.

El anciano también puede sufrir abandono físico en su propia en casa en el cuarto más oscuro de la vivienda o inclusive puede ser subalimentado:

“Sí señor (…) me tienen viviendo en el cuarto donde secan la ropa y en donde guardan la comida (…) y tan sólo me dan de comer una vez al día una sopa con pan y nada más. (…) Vivo con dos sobrinas y la familia de mi hermano mayor, el que ya murió “N.

2. Lesiones en contra del patrimonio económico

Se refiere más concretamente a las manipulaciones, provenientes de las familias, dirigidas a sustraer en vida los dineros y bienes de sus ancianos, para posteriormente abandonarlos a su suerte o mantenerlos en condiciones deficientes.

La supuesta voluntad de evitar disputas de sucesión posmorten, la tortura psicológica (“tú ya estás viejo “, “para qué quieres ese dinero “, y las presiones de todo tipo (“si no nos colabora lo abandonamos en un Hogar para viejos” “o accede o lo alejamos de sus nietos”) son los mecanismos más frecuentemente utilizados. En casos extremos, se encuentra envenenamiento progresivo del anciano por medio de drogas presuntamente médicamente recetadas, administradas en sobredosis.

3. Abuso sexual

Caso extremo y poco frecuente pero, desafortunadamente existente, en el cual se registraron violaciones por parte de un administrador, en particular a varios de los ancianos (sexo masculino), allí hospedados. De igual manera, existen casos de violación o de abuso sexual de ancianos por parte de ancianos de una misma institución.

4. Maltrato emocional

Es, de lejos, la modalidad más frecuente. Sus actores no son siempre conscientes de sus acciones, y hasta las consideran normales en la medida que reflejan el único patrón de vida cultural por ellos conocido, o al menos que hayan puesto en práctica.

En este sentido podemos afirmar que el “maltrato emocional” es un concepto netamente, ético, mientras que cuando se contempla desde la perspectiva del maltratador, representa un enfoque meramente técnico, sin perjuicio de que sea considerado como negativo, en la medida que conforma una actitud innecesaria, es decir sin real motivación cultural 9.

Los insultos y las humillaciones verbales (“no es capaz sino de hacerse en los pantalones”, “no hace sino pedir”), el chantaje emocional (“me das lo que quiero o te dejo en un Hogar”, “más te vale hacernos caso, en fin de cuentas, sin nosotros no eres nada”), la denigración de las capacidades del viejo (“eres un bueno para nada”), la no aceptación de la capacidad del anciano de asumir un papel y la consecuente desconfianza en otorgar alguna responsabilidad al anciano, son algunos de las más marcadas y denigrantes manifestaciones que encontramos en ese rubro.

Sin embargo, posiblemente la mayor y más destacada de las ofensas, se materializa en la voluntaria y repetida ignorancia del viejo en todos los espacios en los cuales puede encontrarse. Es frecuente constatar que el viejo es, dentro de la casa, un mueble más, un objeto sin nombre, un vestigio, un “todavía” pintado de pasado.

Aquí también tiene cabida la negación de la vida sexual para el anciano, tanto por parte de la comunidad como por el mismo anciano. Parece ser que para muchos el sexo está exclusivamente reservado a la juventud, concepto erróneo si consideramos que en España el 75% de los individuos se encuentran fisiológicamente en capacidad de cumplir funciones sexuales hasta más allá de los 80 años.

En Santafé, de Bogotá, en cambio, tan sólo el 11% de las mujeres institucionalizadas afirmaron haber tenido algún tipo de relación sexual en el transcurso de los últimos cinco años, mientras que entre los hombres, del 50% que estuvieron dispuestos a contestar las preguntas, no más del 20% (es decir un tanto menos de la cuarta parte) afirma haber disfrutado de una relación sexual en el mismo lapso arriba mencionado.

De cualquier modo, el hombre posee una mayor independencia sexual en la medida que no sólo tiene la posibilidad de recurrir a casas de lenocinio sino que, además, dentro del marco de la cultura machista latinoamericana, le es permitido asumir ante la comunidad una serie de actitudes que aun ante los representantes de esa generación son aceptadas.

5. Golpizas

El anciano es, entre los estratos más desfavorecidos, golpeado con cierta frecuencia por sus mismos parientes cuando vive en casa propia y, por un gran número de habitantes de la calle, cuando vive en ella.

Si bien se tienen datos de carácter etnográfico sobre el particular, creemos que las denuncias en ese sentido son pocas, no porque el fenómeno sea menor, sino debido a que el anciano, los vecinos o la familia no sienten el interés o el derecho de proceder. El anciano indigente es, sin duda alguna, el que mayores injurias ha de sufrir, y de modo tan repetido.

“Usted no sabe lo que uno sufre en la calle. Lo humillan a uno, le pegan, le hacen a uno de todo; ¿ Y sabe qué? a nadie le importa. Yo, a veces, hago trabajitos por ahí: me pagan unos pesos para recoger unas cosas o para lavar la losa en un restaurante, pero ¿ Y el día que no pueda hacer nada? Voy a morir como un perro. Yo tengo dos h~ios de seis y de siete años, ya mí me los quitaron porque la madre murió y dicen que yo no los puedo cuidar como se debe” 11.

Las mismas familias son las que en ciertas oportunidades se encargan de maltratar al anciano cuando reside en casa propia.

Se han visto hijos e hijas que les pegan a sus progenitores o parientes cercanos de edad; ancianos reducidos a un rincón de su propia casa, ancianos subalimentados, ancianos que, a menudo, optan por mantenerse callados, bien sea por temor a perder el poco afecto que aún le proporcionan sus familiares, o por temor a residir en un asilo o por ignorancia.

6. Maltrato infraestructural

Se refiere fundamentalmente a la carencia de las adecuaciones necesarias en todo Hogar Geriátrico1Z, así como de todos aquellos factores que conforman el medio circundante del individuo y cuyo principal fin es el de facilitar y mejorar la vida de los ancianos.

En ese contexto se pudo constatar que, en la Capital de la República, el 87% de los Hogares no poseen ningún tipo de adecuaciones gerontológicas: 62% no tienen zonas verdes de esparcimiento, recomendadas para el bienestar de los ancianos; tan sólo e117% de los Hogares tienen médico de planta, es decir, ofrecen una atención continua, por periodos no menores de doce horas diarias, y el 8% no tienen médico.

En materia médica es de resaltar la carencia, en muchos casos, de material especializado de primeros auxilios, tales como balade oxígeno o sonda; no se ha realizado una conveniente capacitación del personal que labora en los hogares.

Asi mismo, encontramos un sinnúmero de auxiliares de enfermería o ayudantes de enfermería, que realizan en muchas ocasiones trabajos sin la dirección de un médico o de una Enfermera Jefe, la cual suele brillar por su ausencia en un porcentaje muy alto de ancianatos.

El 62% de los hogares no poseen Certificado de Sanidad, el 84% no tiene minuta y, al realizar un cruce de variables tan sólo el 50% pueden, dentro del marco de referencia colombiano, considerarse como “buenos” y el 3% como “muy buenos”.

También es necesario considerar los costos y las altas pensiones que los hogares privados cobran. En efecto, encontramos en este rubro ancianatos con un valor-cupo mensual que puede ser del orden de los $30.000,00 cuando son de semi-caridad 13, y de hasta $ 800.000,00 cuando son entidades con ánimo de lucro, con un promedio de $162.326,00 pesos y una media de $203.692.0014, lo cual demuestra en forma inequívoca lo difícil que es el acceso a estas instituciones para los más necesitados, es decir, para la inmensa mayoría.

Al ser deficiente la atención, lo es particularmente más entre aquellos ancianos que no pueden movilizarse o que lo hacen con dificultad, que permanecen en una cama sin que pueda disfrutar de un servicio idóneo ni oportuno.

En términos generales, queda claro que el sector dedicado a la atención de la tercera edad no tiene claridad sobre la atención integral, en materia social y en materia de salud, que requiere el bienestar de toda persona.

Si bien son muchos los modos de vivir, también son muchos los modos de morir. En ese sentido, la calidad de la atención puede marcar toda la diferencia entre unos y otros. Unos pocos administradores entregan a sus inquilinos afecto y cariño, lo cual si bien es una necesidad irremplazable, también requiere de un cierto número adicional de servicios en aras de ofrecer una atención integral.

Las deficiencias en la atención institucional pueden deberse a factores de carácter:

ECONÓMICO. Los dueños del Hogar no tienen los fondos suficientes para realizar las adecuaciones requeridas.

FALTA DE INTERÉS. Independientemente del hecho de tener o no tener dinero para realizar las remodelaciones del caso, el descuido puede ser un elemento presente cuando el Hogar se considera tan solo como una fuente de ingreso, mas no como un servicio social con posibilidad de mejoras a diario.

LA TEMPORALIDAD. Ligado al anterior aspecto, cuando un administrador asume el manejo de un Hogar como una actividad económica pasajera, aunque necesaria, considera que la relación tiempo de existencia del Hogar/posible productividad de las mejoras es negativa, no realiza por lo tanto ninguna clase de cambios.

FALTA DE CONCIENCIA. Por desconocimiento y por convicción, ciertos administradores trabajan “con solo cariño y afecto”, considerando que ese mecanismo es “más que suficiente”.

DESCONOCIMIENTO DEL MANEJO TÉCNICO DE LA PROBLEMÁTICA.

Muy frecuente, entre los hogares privados la existencia de este factor ratifica la poca profesionalización de la gran mayoría de las personas que laboran con los ancianos.

Ciertos hogares poseen una movilidad grande debido, parcialmente, al temor de las autoridades y a la búsqueda de unas instalaciones de menor costo y, por lo tanto, más rentables.

7. Abandono psicológico

El 75% de los ancianos institucionalizados poseen familia. Son esos ancianos personas que en la mayoría de los casos reciben escasamente visitas de sus familiares.

En un 40% de las situaciones consideradas, alguno o varios miembros de la familia acuden una vez por semana; en un 35% vienen cada quince días o menos y, en el 25% de los casos, no vienen nunca o prácticamente nunca. Las causas no son muy variadas. El desinterés y el impedimento físico son las dos principales razones que al respecto se pueden considerar.

frecuencia, se da particularmente entre los estratos más desfavorecidos:

“(…) Sí señor tengo dos hijas (…), trabajan en el servicio doméstico. Cada quince días les dan día de salida, entonces es cuando vienen acá a verme”I.~.

Por otra parte, con referencia al primer aspecto al que nos referíamos arriba, son también muchos los abuelos que conscientemente protegen a sus familiares, a pesar del abandono en el cual los dejan.

“No, … Mis sobrinas me quieren mucho. Lo que pasa es que tienen mucho trabajo y entonces no pueden venir tanto.

– ¿Qué tan seguido vienen ellas doña Marta?
– ¡Ah no! Ellas vienen cada quince días.
Siempre vienen seguido”16.

La razón de este comportamiento descansa, en gran medida, en el temor a perder el poco afecto que aún se les prodiga. Actitud que refuerza el marcado abandono emocional que padece el anciano en nuestras comunidades.

Conclusiones y Recomendaciones

Con base en los anteriores postulados y realidades, creemos conveniente efectuar las siguientes sugerencias, con el objeto de colaborar en el mejoramiento de esta problemática:

1. Las últimas administraciones en Colombia se han preocupado por el tema de los Derechos Humanos en general. En virtud de ello, diseñó una Política Nacional de Derechos Humanos con la pretensión de que tenga el carácter integral, en la cual los derechos de los ancianos están inmersos.

Sin embargo, la cotidianidad demuestra que en este caso particular, no se le ha brindado la protección ni la atención requerida a la población anciana, que según informes institucionales se concluye que sus derechos no son respetados, así como tampoco denunciados los innumerables casos de abusos, v.gr., en casa propia, en los ancianatos, en la calle, etc. También se observa la marcada carencia de atención médica adecuada de trabajo social, trabajo terapéutico, y en general de los recursos mínimos de subsistencia.

2. La población longeva no conoce sus propios derechos ni los mecanismos legales para defenderlos y restablecerlos.

3. Se percibe también la ausencia de un interés por parte de la comunidad civil para auxiliar a la población longeva.

4. Se afirma reiteradamente que la solución a muchas de las necesidades de los ancianos es la institucionalización, posición que no compartimos, en virtud de que creemos que la alternativa por seguir se encuentra en la labor familiar y comunitaria.

Consideramos que el último recurso por acudir son los Hogares Geriátricos, por cuanto la necesidad más importante del anciano es la afectiva. Una solución alternativa podrían ser los Hogares-Día, los cuales brindan el apoyo profesional que requiere esta problemática.

5. En vista de la percepción que la comunidad tiene del anciano, consideramos vital, iniciar una inmediata y paulatina sensibilización, concientización y educación de la sociedad, la cual sugerimos se realice a través de los medios de comunicación masiva, la educación formal e informal.

6. Recientemente se considera que una de las soluciones más viables y satisfactorias descansa en la idea de coordinar e integrar las necesidades de la generación naciente o infantil, con la experiencia y conocimiento en poder de los representantes de más edad dentro de la comunidad.

7. Se requiere convocar, por medio de una amnistía, al gran número de Hogares Geriátricos que aún no han legalizado su funcionamiento, en aras de ejercer sobre ellos un mayor control, 10 cual redunda en beneficio de ellos.

8. Creemos que legalmente se podrían hacer los siguientes aportes:
a) Conformar una Comisión Redactora del Código del Anciano la cual deberá ser interinstitucional, interdisciplinaria y con la participación de la comunidad longeva.

b) Crear un organismo director, responsable de las necesidades y bienestar del anciano.

c) Propiciar, mediante el mecanismo legal más idóneo, la agilización o celeridad de los procesos judiciales en los cuales son parte personas mayores de 55 años.

Creemos que es inminente la necesidad de prever políticas y mecanismos que mejoren y dignifiquen la realidad de nuestros ancianos en Colombia. No es solamente una actitud para solucionar una problemática que día a día crece significativamente, sino porque además y fundamentalmente, nos referimos a uno de los sectores de la sociedad más sensibles y 01vidados: es algo que no puede quedar únicamente en discursos académicos, en virtud de referirnos a los “Derechos Humanos de nuestros ancianos” .

La Procuraduría General de la Nación, consciente de esta realidad y de su función constitucional y legal, actualmente está trabajando, junto con otras entidades, en el montaje de la Red Nacional del Anciano y, en general, en facilitar una solución integral a los requerimientos de la población longeva en Colombia.

Solamente en la medida en que la comunidad sea consciente y conocedora de los problemas de sus ancianos y de los grandes e inimaginables valores que poseen, se les dará el tratamiento y vida que merecen como integrantes de la sociedad.


6. M. Alvarez Correa O. 1995.
7. Abuela de 70 años, comentarios de un administrador de Hogar. Santafé de Bogotá, 1994.
8. Anciana de 74 años de edad residente en Ciudad Bolívar.
9. Partiendo de los postulados del Materialismo estructural CM.

Harris, 19), todo elemento cultural existente en determinado patrón, tiene una función claramente definida en esa cultura y se refleja, en términos generales, en los correspondientes artefactos.

De lo contrario el factor cultural en cuestión desaparece paulatinamente hasta su total extinción.

10. Ferincgla, 1994.
11. Don Pedro, 60 años de edad. Indigente de la décima.
12. Por extensión, las casas de familia en donde se encuentran alojados ancianos con dificultades, también deberían poseer las adecuaciones infraestructurales del caso, cosa que prácticamente nunca se da.
13. En ciertos casos, el costo nominal tiene como principal propósito obligar a los familiares, cuando los hay, a acudir al Hogar para, de paso, visitar al anciano. Las entidades públicas subsidian total o parcialmente el alojamiento de los ancianos, mientras que, Hogares privados religiosos o laicos con un fin humanitario cobran bajos costos o atienden gratuitamente a aquellos que no tienen forma de pagar.  
14. Los Hogares del Estado quedan excluidos de estos datos, en la medida en que los servicios que brinda no acarrean ningún costo para el usuario.

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