Tasas de Salud Materno-Infantil

En la atención integral de la mujer como esencia de la prolongación de la vida, Colombia conserva altos índices de mortalidad materna (70 por 100.000 nacidos vivos), cifra que representa la cúspide del “iceberg” de la situación de salud en la gestante, si se tiene en cuenta que por cada muerte materna se presentan 748 gestantes con alguna patología durante el embarazo, afirma la Sociedad Colombiana de Obstetricia y Ginecología en comunicado publicado por el Boletín Virtual de la AMC. El alto índice de madres adolescentes (17 %) -mujeres entre 15 y 19 años- con tendencia a embarazarse cada vez en edades menores, revela una falencia en el nivel de promoción y prevención que opera actualmente, sin la participación activa de los especialistas en el área.

La tasa de mortalidad infantil –continúa el comité gremial de dicha sociedad- es de 25.6 por 1.000 habitantes con grandes variaciones regionales que en algunos lugares puede llegar a 80 por cada 1.000 habitantes (Chocó, Guajira, etc.) o disminuir a 20 por 1.000 en otras (Bogotá, Cali, Medellín, etc.); ciudades donde se encuentra la mayor concentración de recurso humano especializado.

Recuerdo algún artículo de prensa que escribí en los años ochenta y que ameritó un editorial del diario El (nuevo) Siglo. Se titulaba “¿nos ganan la batalla?” y se refería a una tasa de mortalidad infantil de 137 por cada 1000 habitantes, lo que indica que aunque hemos avanzado, la tasa continúa siendo preocupante. Un artículo de Juan Heraldo Céspedes en Heraldo Médico, del que incluiremos algunos apartes en un próximo número, habla de la falta de coordinación de la agenda de salud (por su atomización en varias dependencias) y de lo muy bien empleados que deben ser los recursos en salud para lograr bajar el índice de años de vida perdidos por cada mil, que actualmente se encuentra en 150. Como sabemos, hay edades vulnerables como la materno-infantil (complicaciones de embarazo y parto, eruptivas y otras infecciones), una cifra excesiva de trauma e insuficiente atención en “la hora dorada” (después de la primera hora de ocurrido el trauma, la inatención genera una alta y costosa tasa de complicaciones), y luego la promoción y prevención con hábitos saludables, para evitar los daños generados por enfermedades crónicas relacionadas con factores de riesgo.

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