Física, Determinismo y Azar

VIII.

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

(Algunas consideraciones del comportamiento físico)

Física clásica, ondulatoria de partículas. Función de onda y psiquis.

Por lo general se usa el término “azar” como sustantivo y al “determinismo” como adje­tivo; dentro de todo el contexto de la obra, los conceptos se fusionaron para darle un sentido y significado de la participación de los dos a la vez; la explicación de ello se desarrolla a través de la obra.

Como lo mencioné al inicio del capítulo VII Ilya Pregogine al comentar sobre el equili­brio, alude al “azar determinista” el cual es estudiado en esta obra desde distintas perspec­tivas y entre ellas el de la física clásica y ondulatoria para así darle soporte científico a lo propuesto en la relación de los campos físico, psíquico y así encontrarnos con las fronteras del sistema consciente e inconsciente, al menos en su posibilidad; estas ideas y otras más será discutidas más adelante.

En los textos de la física clásica se habla de los conceptos eficaces de espacio, tiempo y fuerza gravitacional como estructuras del campo inercial-gravitatorio correspondiente a la teoría relativista; a la vez, cuando hablamos de estas nociones, lo hacemos en una forma especial y nos encontramos con varias estructuras y dimensiones como son la de: tiempo, es­pacio, fuerzas gravitacionales, electromagnéticas y atómicas con sus campos y unidades para llegar a partículas, ondas, masas a escala nano, micro y macroscópico.

Cuando nos referimos al ser humano nos encontramos con las funciones intelectivas, psíquicas, lógicas, ideomáti­cas, senso-perceptivas, dentro de un organismo vivo dinámico, impredecible y predecible, limitado y abierto al infinito, del microscosmos hasta el cero absoluto y relativo y a la vez proyectado o programado a la evolución vital, y, dentro de todo ello al “psiquismo” (276).

De tal forma nos referimos a las dimensiones tiempo, espacio y fuerza o energía, y así lo hacemos también con la materia o masa y al movimiento; así nos encontramos con las tres dimensiones para luego llegar a la tetra y pentadimensionalidad.

Así también abordamos los conceptos de la física cuántica, la función de onda como pensamiento matemático, proba­bilístico; todo esto nos conduce a un camino para encontrar un valor unitario (uno) como el de unidad conceptual. Muchos de estos temas ya han sido planteados y discutidos en la obra “Cerebro-mente” (El pensamiento cuántico), 2009

Si reflexionamos sobre la historia de la física y la psicología hallamos con una “dualidad entre materia y psiquiscomo si fuera imposible la explicación y relación de una con otra, más cuando se cae en la dualidad de “es o no es”, que se menciona en otros textos (277).

De una u otra manera nos encontramos con la “energía-fuerza física y psíquica” y con la tendencia a la cuantificación numérica a través de las matemáticas y las ecuaciones correspondientes. Así mismo vemos cómo la matemática causal de Newton y de Leibniz ordenada espacialmente por Descartes, se extiende en nuestra escala humana tridimensional concreta al mundo de lo pequeño (micro) y a la constitución de los universos estadísticos, así se pasa de lo tridimen­sional a lo multidimensional, de lo concreto a lo indeterminado, en donde aparece el azar, así también pasamos al mundo del caos y del azar que son diferentes.

El caos, aparentemente no tiene sentido y no tiene determinación conocida sino por la deducción de la presencia de los contrarios, de lo positivo y negativo o de los ciclos pertenecientes al cosmos (orden-desorden, presencia-ausencia, materia-energía-antimateria, principio-fin, finito-infinito); es decir es in­determinado, y éste es semejante al azar, pero finalmente resulta con un sentido involuntario y determinante; he ahí la paradoja y/o contradicción y unidad de contrarios.

Tengamos en cuenta que los griegos partieron del conocimiento del mundo material, di­vidiéndolo, atomizándolo y cuantificándolo desde lo macro hasta lo micro, para desembocar en una incertidumbre y una duda, en el azar del indeterminismo y en el desorden del caos, para luego necesitar un ordenador que le diera sentido a todo; a eso, el ser humano le dio el nombre de Creador o Dios, o Providencia y dentro de él, “el destino”, “el principio y fin”. De tal manera, cuando no conocemos ese principio determinante tenemos que darle un nombre.

Ahora veamos simplemente algún ejemplo de cómo opera la física y así el determinismo de la entropía. Si hacemos el ejercicio y la observación reflexiva de un recipiente con agua y aceite en ebullición nos encontramos con que las moléculas cuando comienzan la entropía se juntan y aparecen figuras geométricas circulares, una central y otras alrededor, y, cuando aumenta la entropía (ebullición de grados de calor) comienza a aparecer figuras geométricas dentro del círculo más grande central pero en forma diferente, hasta que empieza la separa­ción de las figuras y comienza la evaporación en la ebullición y emprende nuevamente la formación de “curvaturas” que suben y bajan, y, cuando continúa toda esa ebullición y se evaporan las partículas del agua con la combustión, desaparecen todas las figuras.

Ese simple y sencillo ejemplo, que podemos hacer cotidianamente, es semejante a lo que ocurre en el espacio con las energías de combustión y la presencia de la entropía en las grandes masas en el espacio, que terminan en (millones de años luz) desapareciendo; así quedan en el espacio las partículas subatómicas, la energía, que nuevamente puede en algún momento agruparse en partículas formando circunferencia o elipses para reorganizarse nuevamente y producir nuevas masas.

De este macrocosmos se pasa a un microcosmos y de una masa mayor a una inferior convertida en energía en onda; he ahí la física ondulatoria. Esto podemos calcularlo en forma de ecuaciones matemáticas y estadísticas, con cálculos infinitesimales, para enten­der todos los procesos evolutivos y pasar del todo a la nada y viceversa.

Cuando nos referimos a la mecánica cuántica lo hacemos también a los movimientos de las partículas de tipo ondulatorio, y entre ellos el rotatorio, a la vez, que al comportamiento de las partículas en forma aleatoria que también pueden llevarse al conocimiento a través de las ya mencionadas, ecuaciones matemáticas con cálculos probabilísticos.

A su vez nos encontramos el fenómeno de la reversión de la materia en energía y lo contrario. De una u otra manera nos encontramos con el movimiento rotatorio, de traslación, en espiral, ondu­latorio, con trayectorias definidas e indefinidas aleatoriamente (movimientos brownianos ya expuestos).

Uno y otro movimiento no se contradicen, ni contraponen, pues pueden coexistir unos con otros; así como el movimiento rotatorio no se contrapone con el oscilatorio y el de traslación en forma curvilínea o no, y también siguiendo las leyes de atracción, repulsión y dispersión, integración, unificación y su opuesto el desorden y el caos. Tengamos en cuenta que si hay masa existe la energía y a la vez están presentes el espacio-tiempo-movimiento y la rotación por sus propias fuerzas gravitatorias, electromagnéticas y nucleares; si existe una, están presentes las otras y viceversa.

La misma existencia de las fuerzas nos indica que estas parten y accionan las partículas (278). Aquí podemos hacer la siguiente pregunta: ¿por qué en la muerte no se muestra esa energía-fuerza?, ¿acaso el colapso de los sistemas no es por el co­lapso de esa fuerza energía que unen los sistemas? La respuesta es afirmativa; lo que sí ocurre es que después del orden en la vida viene el desorden de la muerte, el caos y de ahí se parte a otro orden; aquí se aplica la primera ley de la termodinámica, de que todo se transforma.

¿Podría ser que la matemática (279) del azar esté relacionada con el cálculo de probabi­lidades que da cierta franja de certeza y/o con un determinismo inconsciente implícito en el azar?

La respuesta todavía no la conocemos desde el punto de vista científico comprobatorio; aún más, podemos preguntar si existe un puente adecuado entre la física clásica y la física estadística, entre la física corpuscular y la física ondulatoria, entre la física del microcos­mos y el azar del universo estadístico y la física del macrocosmos, en el cual impera el de­terminismo y la causalidad de los hechos concretos considerados particulares o generales.

Siendo así, dentro de ese contexto, podemos plantear que el puente estaría construido en la teoría del campo unificado en donde todos los fenómenos macro y micro (estadísticos físico-químico-cuánticos-ondulatorios y del azar) tengan su ubicación y explicación en el universo tetra o pentadimensional.

Lo que sí podemos observar es cómo la ciencia trata de comprobar los fenómenos concretos individuales de una partícula haciendo relación a una segunda y, de ahí entrar al principio de causalidad en posición, velocidad, movimiento de tal o cual partícula, llevándolo a la vez, a las leyes estadísticas y del azar, penetrando en el con­cepto de materia-energía y la reversión (de una en otra) de esa dualidad; he aquí el problema de la reversibilidad de los fenómenos universales.

La explicación de toda esta contextualización la podemos hacer con los conceptos del inconsciente que si bien pertenece a un sistema en un campo psíquico, éste mismo tiene una base física, cuántica y de matemática compleja.

Así llegamos a los conceptos del comporta­miento de la energía psíquica, pero con bases de las leyes físicas relativistas, del movimiento, de la física del azar; es decir, partimos de Newton para llegar a Einstein a través de Leibniz y Planck y luego entender a Freud en el campo psíquico inconsciente atemporo-espacial en el que pueden operar partículas subatómicas, que aún no están demostrados; más sí existen procesos de movimiento, de imágenes y de energía (cinética de traslación, de rotación y re­lativista).

Aquí puede surgir la pregunta ¿qué ocurre con la energía, la masa y la velocidad? La respuesta es que la energía se inicia más por el proceso de transformación y reversión de la masa, la cual a su vez contiene un movimiento y una velocidad que se reducen supues­tamente en un punto virtual (cero) de inercia. Cualquier lector podrá argüir que este es un reducionismo no válido y que unas y otras leyes no pueden confundirse.

Por ejemplo las leyes de la velocidad lumínica en que hay un gasto de energía (280) en la rotación o en el “spin” y cómo la gravitación y las fuerzas electromagnéticas no son sólo de tipo lumínico sino calórico y radiactivo; así también entramos en el relativismo.

Cuando nos referimos a la física clásica y la diferenciamos con la física cuántica podemos hacer esa contextualización con la física del azar, en la que entran diferentes leyes para ar­mar conjuntos armónicos contemplando cómo el corpúsculo o partícula produce la onda, la radiación, organizándose al azar conjuntos en los campos de las diferentes fuerzas y siempre teniendo en cuenta direcciones y sentidos , algunos de los cuales pueden ser aleatorios, y otros por lo contrario tienden a construir una circunstancia y un determinismo.

He aquí tam­bién la unión o relación entre el azar y el determinismo, cuando se acaba uno comienza el segundo (azar determinista). De la misma manera, puede ocurrir con la materia-energía en que una se convierte en otra con sus reversiones; de ahí que la energía se pueda materializar, y la primera energizar en sus diferentes formas. Considero aquí que la idea de conocimiento y de la energía con su comportamiento, es el núcleo central de donde debemos partir conceptualmente para tender el puente entre cerebro-mente.

(Lea También: Ondas o Registros Cerebrales que detectan el Funcionamiento Cerebral)

A la vez cuando nos referimos a la matemática lo hicimos a la matemática causal infinitesimal concreta, individual o global que es la que considera las reversibilidades de las partes y que hace referencia a los universos cerrados determinados espacialmente en tres dimensiones; la otra matemática sería la del azar, la de múltiples universos abiertos e indeterminados en la cual el número de incógnitas puede ser infinito; en realidad no existe una delimitación concreta, conceptual exacta entre los dos criterios matemáticos; en uno y otro pueden considerarse los conceptos cuánticos (me refiero a las partículas-onda) (281).

De la misma manera existen dos procesos matemáticos, uno real extrínseco, aplicado a la masa o materia universal y otro intrínseco humano espejo del primero, unidos el uno al otro; por su parte el proceso matemático es posible realizarlo en la conceptualización de la integración de fuerzas en el “espacio-tiempo” y así actuar en la materia-energía; también así obtenemos un proceso cognitivo de análisis de la evolución de las partes hacia el todo y del todo hacia las parte; esta reversibilidad también es matemática y corresponde a un hecho de ocurrencia real en la naturaleza, la cual oscila de la evolución a la integración y desintegración.

Téngase en cuenta que cuando nos referimos a la energía, ésta es obviamente cinética y puede ser rotatoria con constantes y con velocidades que dependen de las diferentes fuerzas a que están sujetas, y aun, a la vez, podríamos concebir conceptos de “inercia virtual”, puesto que “es un supuesto no movimiento en el espacio tiempo”.

El movimiento producido por aquellas fuerzas nos puede llevar tanto a la dispersión como a la unidad. He aquí también la paradoja del determinismo y el azar. (Infeld L., Einstein, A., 1939).

Aquí viene otra pregunta ¿si en esa transición de los dos tipos de matemáticas vamos a cuantificar, con preponderancia, un campo u otro?, ¿si es posible encontrar el concepto de “premateria” a escalas universales? Cuando me refiero a la “premateria”, sería la transición de la energía a la materia con máximas velocidades energizándose y materializándose aparentemente “para ser o no ser, o ser un elemento más organizado” con la tendencia o bien a disolverse o a constituirse, o a desaparecer; por ejemplo, en los átomos de hidrógeno y oxígeno para constituir la molécula del agua o quedar los átomos libres y aún los átomos con sus electrones con posibilidad de cambio en el cual se incluye el ya nombrado proceso dispersivo destructivo y caótico.

Reflexionemos cómo algunos filósofos como Leopoldo Infeld de la Universidad de To­ronto plantean la relación entre la estructura del universo y la estructura del átomo.

Aquí me preguntaría si también: ¿no existe una relación conceptual o de puente con las diferentes teorías cuánticas, relativistas y todo el mundo psíquico? Así podríamos llegar también por otro camino semejante a plantear la gran “teoría unitaria del universo”, (Infeld L., Einstein, A., 1939). Una de las grandes preguntas que surge de toda esta conceptualización es: ¿cómo operan estas leyes físicas en la experiencia sensoperceptiva para llegar a una integración (ar­monía) de las señalizaciones sin entrar o quedarnos en el mundo de la aleatoriedad y el azar?

Para cualquiera es fácil entender que si hay una organización determinada cerebral ésta nos puede llevar a la sensopercepción y a la consciencia; si bien esto puede ocurrir también es factible entender que lo indeterminado y lo determinado pueden construir un fenómeno de señalización y de orden, y así de graficación y elaboración de la sensopercepción en re­presentaciones para llegar a la consabida consciencia que se construye y/o establece en el cerebro como la función global integrada de los sistemas neuronales moleculares.

Para resumir, tenemos que reflexionar sobre el principio de incertidumbre de Heisenberg en relación al tema del azar, del determinismo y aun de las señalizaciones que se puedan realizar en las moléculas y con ello la ordenación de partículas que operan en las neuronas.
Volvamos al principio de incertidumbre o indeterminación de Heisenberg, el cual como ya se anotó, se refiere a cómo “dos partículas no se pueden medir simultáneamente en la misma posición y velocidad”, lo que implica una indeterminación témporo-espacial; para vencer este obstáculo se requiere hacer cálculos y aplicar fórmulas de ecuaciones matemáticas, las cuales nos son útiles para ubicarlos nuevamente en el determinismo y entender el comportamiento cuántico en general.

Esta manera de tratar el indeterminismo es utilizando un método complementario; de tal manera, nos mantenemos en los linderos de una cuantificación de la materia para salir del supuesto teórico aparente de la inmaterialidad de la materia y quedarnos con el concepto de energía-onda comprobado a través de la ecuación de función de onda (ecuación de Schrödinger) (282). Así mismo con este tipo de formulación de ecuaciones llegamos a principios o leyes armónicas, más allá de lo caótico y a la vez, así podemos salir del azar o lo aleatorio.

En toda esta conceptualización se nos ocurre pensar ¿si no existen fuerzas conducentes a un orden y a una determinación anti-azar? La respuesta puede ser afirmativa, cuando pensamos en todo el funcionamiento del macro y microcosmos que funciona siempre dentro de leyes que llevan a la armonía pasando por el caos; lo contrario también podía ser válido el llegar al caos pasando por la armonía; luego uno y otro (caos y armonía) pueden ser fenómenos pertenecientes a una misma ley o procesos dentro de distintos campos. Lo anterior ha tratado de validarse con las matemáticas estadísticas y las leyes conocidas.

Lo que también se observa en los estudios de la física cuántica es encontrar las con­cordancias de los diferentes fenómenos en un campo unificado con los conceptos de masa, fuerzas electromagnéticas, eléctricas, partículas-ondas, la aleatoriedad y centrarnos en el comportamiento de la energía, ya sea esta inercial o gravitatoria, o electromagnética.

De una u otra manera, nos encontramos con un punto y es cómo el hombre no ha podido resolver todo lo concerniente del paso de la nada al caos, y de éste a la energía-materia-antima­teria; sin embargo, se conoce desde el vacío a las fuerzas energéticas de los neutrinios y así sucesivamente; y, al ocurrir esto se pone de presente el “principio del todo”, en donde, como ya se ha explicitado, se le da el nombre de Divina Providencia, Dios o el Creador como solu­ción a lo incógnito.

Es en este ente (podría ser energía cósmica témporo-espacial, infinito) en donde se ubica la última esencia de todo lo conocido y desconocido, es decir de lo absoluto y lo relativo, hasta llegar a pensar que fue “ese ente” (algo) el que dio la capacidad al ser huma­no de pensar y tener sus funciones mentales, más allá de todas las leyes físico-químicas; esta posición es mas teológica que científica.

Así se llega cómodamente a una convicción y a no poder franquear lo invariante careciendo de sentido toda otra pretensión. Además no se puede incluir en las argumentaciones y menos mezclar en el análisis científico con lo teológico y espiritual, y obviamente llegar a señalamientos calificativos con conclusiones asertivas o no.


276 A estas alturas ¿qué es psiquismo?

La respuesta nos lleva a pensar que es el resultado de las funciones cerebrales en que participa la materia y la energía para configurar la función psicodinamia como capacidad de acción y reacción en forma organizada; tiene una estructura o base bioeléctrica y cada función tiene su meca­nismo específico.

Las características fundamentales de la función son: la sensopercepción, la representación, la atención, la imaginación, la fantasía consciente o inconsciente, la memoria, para llegar a la conciencia o al inconsciente y al pensamiento, al conocimiento y a la razón. (Ver cap. IV: Funcionamiento neurocerebral y psíquico, libro “Cerebro-Mente. El pensamiento cuántico”, 2009).

277 Ver capítulo IX
278 Entiéndase dentro de todos estos conceptos como la idea de geometría plana, de línea (s) recta (s) es un supuesto teórico puesto que al estar presentes en la temporo-espacialidad, las tres grandes fuerzas conocidas y demostradas (gravitatorias, electromagnéticas y nucleares) todo se encorva (hasta la luz de los fotones).

Sin embargo, nuestra mente lo convierte en rectilíneo. Con esto no se entienda que no podamos trazar rectas, paralelas, triángulos, cuadrados, hexágonos, etc., hasta llegar a la circunferencia la cual a la vez está consti­tuida de la réplica de la geometría anterior; aquí nos encontramos con la topología, la geometría del espacio en donde observamos las elipses ascendentes o descendentes de acuerdo a la posición que se elija arriba o abajo, a la derecha o a la izquierda. Todo esto lo estudia la cosmología.

279 Einstein en la conferencia sobre La Paz organizada por la Sociedad de las Naciones en Ginebra en 1932 dijo:

“Es increíble que la matemática, habiendo sido creada por la mente humana, logre describir la natura­leza con tanta precisión”; y, “Es un problema de estudio para la psicología patológica determinar por qué la gente, generalmente desinteresada por los problemas científicos, enloquece repentinamente de entusiasmo por la teoría de la relatividad”

280 Cuando nos referimos a la palabra “energía”, ésta viene de la voz griega “energeia”, construida a partir de las raíces “en” (en) y “ergon” (trabajo); también lo hacemos a la clase de energía-atómica, nuclear, calorífica, lumínica, fotónica, cinética, e inercial, eléctrica electromagnética, hidráulica, mecánica, gravitacional, poten­cial, química, radiante, solar, térmica, psíquica y del azar, organizada o desorganizada, la correspondiente a la entropía o entrópica.

De tal manera entramos a la naturaleza de las funciones de la energía y entre ellas a la inercia y a la gravitación y con ello al concepto de campo (campo inercial gravitatorio) en donde se incluye el concepto témporo-espacial y dentro de este mismo la atemporo-espacialidad, los universos paralelos o los otros universos.

De una u otra manera, la energía conlleva un trabajo y fuerza ejecutados por el sustento de la materia-energía que tiene fuerzas; dentro de esta conceptualización de fuerzas podemos llegar al campo de una quinta dimen­sión y para probarlo utilizamos la matemática; así mismo encontramos los campos y/o universos cerrados, abiertos y aún los conceptuales estadísticos.

281 Cuando me refiero a onda lo entendemos como la sumatoria entre la energía, la masa y el movimiento que incluye la velocidad que puede ser lineal, angular o rotacional con sus efectos aleatorios o determinista.

Tengamos en cuenta que cuando nos referimos a la masa ya la estamos comprendiendo como un elemento en movimiento. Las mismas grandes masas macrométricas hasta las nanométricas, o cosmológicas están en movimiento; este es inherente a ellas y la constituye. Una energía sin rotación y sólo a una velocidad máxi­ma posible su efecto sería de una incapacidad de atraer o ser atraída y se curvaría en su trayectoria en la cercanía de las grandes masas estelares.

De aquí deviene el concepto de “cuanto energético”. Un nanómetro es la longitud que equivale a una mil millonésima partes de un metro; que son los rangos ca­racterísticos para la radiación ultravioleta, radiación infrarroja y la luz. Esta unidad ha cobrado notoriedad en el estudio de la nanotecnología (estudio de materiales de dimensiones de pocos nanómetros). El nanómetro se abrevia en nm: (1 nm = 1x 10-9m).

282 Ecuación de Schrödinger.

Ecuación de Schrödinger

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