Ondas o Registros Cerebrales que detectan el Funcionamiento Cerebral

AzarDR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

En los párrafos anteriores se hace alusión a la ecuación de Schrödinger para “salir del supuesto teórico aparente de la inmaterialidad de la materia y quedarnos con el concepto de energía-onda comprobado a partir de la función de onda” (Op. cit.).

Aquí la gran incógnita es ¿de dónde, cómo y qué determina el origen del pensamiento en el ser?

La respuesta es compleja, pues interviene el cerebro con todas sus estructuras bio-químico-eléctromagnéticas y es allí también en donde operan los neurotransmisores y se generan la inteligencia, la memoria, las emociones, las ordenaciones y conexiones a través de la sinapsis o desde el afuera hacia el adentro desde los receptores corticales al tálamo e hipotálamo pasando por el bulbo raquídeo, emitiendo ondas eléctricas de distinta frecuencia con actividad electroquímica que pueden ser registradas por el electroencefalograma.

Las on­das alfa (de 8 a 13 c/seg) relacionadas con los estados de relajación y meditación, las ondas beta (cuyo ritmo oscila entre 14 y 25 ciclos por segundo), presentes en el estado de vigilia, es decir, cuando nos encontramos realizando alguna actividad como trabajar, leer, andar, etc.; las ondas delta (de 0,5 a 3 c/seg.) activas durante el sueño profundo; las ondas theta o zeta (de 4 a 7 c/seg.) se presentan con los estados emocionales y creativos.

Como es bien conocido y factible de observar las mediciones de potenciales pueden hacerse desde aquellos (poten­ciales) de los iones de sodio Na+, potasio K+ (bomba), cloro Cl+, calcio Ca², que pasan por la membrana (polarizada o despolarizada o hiperpotalizada), estando en una permeabilidad283 y así fluyen los compuestos químicos y los estímulos que son transmitidos por los conductores neuronales.

Existen otros “potenciales” que son los de las “partículas cuánticas”:

Las que prueban su existencia por la “ecuación de Schöringer”; así entramos a las dimensiones nanométricas. Un nanómetro (como ya se mencionó) es la longitud que equivale a una mil millonésima partes de un metro; que son los rangos característicos para la radiación ultravioleta, radiación infra­rroja y la luz. Esta unidad ha cobrado notoriedad en el estudio de la nanotecnología (estudio de materiales de dimensiones de pocos nanómetros). El nanómetro se abrevia en nm: (1 nm = 1x 10-9m), otras equivalencias: 1nm= 1000 pm (picómetro= billonésima parte de un metro); 1 Ǻ = 1/10 nm; 1μm = 1000 nm (millonésima parte de un metro).

Función de onda al cuadrado:

Representa la distribución de probabilidad de encontrar al electrón en el espacio; también denomina densidad electrónica y para detectarla se hace una ecuación (una o más incógnitas) e implica un cálculo matemático diferencial con una o más variables con medición de ondas estacionarias de distinta energía; es útil para explicar el comportamiento de los sistemas atómicos y nucleares (no tiene significación física).

Es lo que nos lleva a postular la teoría cuántica del pensamiento en la cual participa la energía total que es de movimiento para producir la señalización y así el pensamiento.

tipos de ondas cerebrales

Tabla 1. Tipos de ondas cerebrales. Ref. Elaboración propia en “Cerebro Mente. El pensamiento cuántico”, G. Sánchez Medina, 2009.

Existe otra unidad de longitud llamada angtrom (Ǻ) que se emplea para expresar las longitudes de onda (distancias moleculares y atómicas). Su nombre viene dado por el físico sueco Anders Jonas Angstrom. 1 Ǻ = 10-10m = 0.1nm. Aquí nos encontramos con medidas sumamente pequeñas y algunas solamente calculables o derivadas por los cálculos mate­máticos.

Existen otras supuestas partículas llamadas elementales (partículas elementales (284) que fueron concebidas por los años 70 y les dieron el nombre de taquiones (del griego “tacos”, velocidad). Su concepción parte de la idea de un universo simétrico al nues­tro en donde la teoría de la relatividad impone a las partículas una velocidad máxima igual o semejante a la de la luz (en inglés la sigla FTL), “faster than light”, más rápido que la luz.

En este supuesto universo llamado taquióni­co (por su oposición al tardiónico) en donde operan las velocidades mínimas de las partículas (sería la velocidad de la luz) al paso de un universo a otro podría llevarnos y permitirnos el viaje a distancias intra e intergalácticas (285).

Sucesos eléctricos durante un potencial de acción

Figura 30. Sucesos eléctricos durante un potencial de acción. Ref. Audesirk T. et. al., (2003), pág. 665 y en G. Sánchez Medina, 2009, pág. 378.

Como ya se menciona en otra parte de la obra, existen neuronas inactivas almacenadoras de información, obvia­mente con su energía que al no estimu­larla mantienen un potencial eléctrico constante dentro de la membrana plasmática, similar al que existe entre los polos de una ba­tería; este potencial se llama de reposo y es negativo y como ya se observa en otra parte varía entre -40 y -90 milivoltios (milésima parte del voltio).

Si la magnitud negativa del potencial se reduce lo suficiente como para alcanzar un nivel llamado umbral se generará un poten­cial de acción (ver figura 30); el potencial de la neurona se eleva hasta cerca de +50 milivol­tios en la célula; los potenciales duran unos cuantos milisegundos, para restablecer el reposo de la célula y luego viene la carga positiva del potencial de acción que fluye rápidamente por el axón hasta la terminal en la conexión sináptica” (286).

Iones, señales eléctricas, partículas cuánticas (funciones de onda) van a participar en esta comunicación sináptica y luego se transmitirá la información entre neurona y neurona y células específicas; existen a la vez los llamados potenciales pre y postsinápticos, como los sinápticos en la unión entre neurona y neurona que es la parte especializada para la comunicación con organelos de recepción y de transmisión y posiblemente otros de interpretación.

Ondas Cerebrales

Figura 31. Ondas Cerebrales. Ref: Tomado de Hugh S. Lusted y R. Benjamin Knapp,

Control de ordenadores por señales neuronaleshttps://www.sorbas.org/elfaro/control/reportajecontrol04.html

Desde el año 2003 hasta ahora han aparecido una serie de publicaciones con respecto a la participación de ondas de baja frecuencia que circulan en el espacio entre el suelo y la ionós­fera, (espacio) éste es llamado cavidad electromagnética de la tierra (estas frecuencias son también llamadas ondas cerebrales terrestres). Recordemos aquí que 1 Hercio = 1 ciclo por segundo, 1Khz=1.000 ciclos por segundo, 1Mhz= 1.000.000 ciclos por segundo; una onda de 1 hercio tiene 297.600 Km de largo, una onda de 10 Hz 29.700 Km de largo y las ondas de radio se desplazan a la velocidad de la luz (aproximadamente 300.000 Km/h).

En los informes que existen en el proyecto de investigación auroral de alta atmósfera se explicita unas ondas de baja frecuencia y se refieren a las ondas geomagnéticas que producen una perturbación de los biorritmos.

Las ondas de muy baja frecuencia (OMBF) son produci­das artificialmente y se escalonan entre 150 a 175 Khz y varían en sus frecuencia entre 225 a 400 Mhz; su campo magnético actúa a una altura de 175 mts, a estas ondas se les achaca un control mental y se interrelacionan teóricamente con los campos magnéticos externos de­mostrando la relación entre las admisiones psiquiátricas a hospitales y las tormentas solares. A su vez, las ondas extremadamente de baja frecuencia (Extra low frecuency (ELF de 60 Hz) que es la frecuencia normal del cerebro.

A su vez, las ondas ELF pueden operar con una frecuencia desde 7.83 a 7.6 Hz; la primera cifra corresponde a la pulsación natural de la tierra y la segunda provoca depresión; y, por encima de ellas si la frecuencia es de 10.8 Hz produce comportamientos agresivos; cuando la onda es de 8 Hz producen diferentes fenómenos; las ondas con frecuencia de 10 Hz pueden provocar estados hipnóticos, estupor y letargia.

Cuan­do el cerebro funciona a un nivel con ondas Beta de 13 a 28 Hz, como se expone en el cuadro, el estado es de alerta, de vigilia, miedo, con alguna actividad, y se puede estar inquieto o irritable; más si se bajan las frecuencias de 12 a 14 Hz, se tiene una relajación y se produce mayor receptividad a estímulos externos y a los llamados extrasensoriales como la intui­ción. (Figura 31. Ondas Cerebrales)

Toda esta temática todavía está en investigación y seguramente años más tarde podremos llegar a comprender muchos fenómenos que han sido en la historia achacados a causas extra­sensoriales, sobrenaturales mágicas. Pienso que de este campo de investigación se le debe dar importancia, pues conlleva muchas incógnitas y/o misterios que las neurociencias nos pueden resolver para comprender el funcionamiento mental, el azar determinista y el destino.

Pasando a los conceptos témporo-espaciales los físicos matemáticos y los cosmólogos, se han debatido en estos análisis para encontrar una conceptualización que incluye diferentes campos, espacios y tiempos. Así mismo, arribamos al concepto del “espacio curvo e inverti­do”, espacios dentro de los espacios, espacios o universos paralelos y múltiples dilataciones del tiempo, tiempos distintos y así llegar al infinito.

(Lea También: La Luz)

Cuando pensamos que el espacio es curvo, lo hacemos reflexionando en el concepto de la luz, en los fotones y sus energías; éstos últimos al pasar por un cuerpo con fuerza gravitatoria desvía la luz; así lo demostró Einstein; así mismo podemos llegar a pensar en que toda la luz es atraída y absorbida por las grandes masas gravitatorias, llegando a los huecos negros.

Si bien esto es coherente también podríamos pensar por qué no plantearnos que el espacio tiene o le acompaña toda la geometría plana y espacial como conceptos, de suerte que el espacio, siempre está ahí y lo que se encorva es la energía lumínica la cual delimita campos.

A su vez acotemos aquí como las fuerzas, la energía, la materia y la luz, han estado y están ahí y es el hombre el que ha calculado 14 mil millones de años luz, la existencia del universo y antes ¿28, 56, 112 mil millones qué había o existía?

La respuesta fácil no válida es: nada; a la vez, el hombre imagina, supone, calcula “un momento” en que no existía y supuestamente con­cibe que “no existía nada” y sólo comprende “la existencia de la nada” antes de todo; este supuesto, ¿implica que ni el supuesto Creador o “energía cósmica” existía?

A esto algunos podrán argüir que antes de la materia estaba la pre-materia, los estados caóticos de partículas infinitesimales, estados ondulatorios; todos ellos se supone son y han estado en forma eterna que luego se fueron conformando en procesos para formar la materia y la antimateria; es así como buscamos un esguince que nos justifique la existencia de un ente, por decirlo así, en que confluye el origen de toda la existencia y por lo cual el ser humano le ha denominado Creador que organiza todo, antes de ser y nos lleva a la eternidad no pensable y conocida pero sí aceptada, pues siempre necesitamos determinar un principio sin cuestionar al ente que creó el principio, porque éste es eterno, entonces no tiene principio ni fin, y él se pudo crear así mismo, más cuando es eterno entonces, no hay lugar a la idea del principio o creación del Creador. Con estas argumentaciones silogísticas llegamos a un supuesto final del cuestionamiento.

Todas estas elucubraciones pueden aparecer para algunos lectores como evasiones y ten­dencias a buscar explicaciones más racionales y por ende humanas, materialistas o de la física cuántica, energía-onda, pre y antimateria que están lejos de la fe como creencia, la cual no tiene explicación sino a partir del creador y de la espiritualidad; éste último campo produce una seguridad, estabilidad explicativa, lo que equivale a un cierto grado de armonía.

De una u otra manera, como ya lo he manifestado, las contradicciones o los opuestos están presentes en nuestro universo desde la nada al todo, del caos al orden, de lo indeterminado a lo determinado, de lo interno a lo externo, de la explosión a la implosión, de lo positivo a lo negativo, de la materia a la antimateria, de lo bueno a lo malo, de la vida a la muerte, de la inercia al movimiento, de lo alterno a lo continuo, del amor al odio, de lo espiritual a lo ma­terial, de lo mortal a lo inmortal y a la eternidad, del placer al dolor, de lo alto a lo bajo, de lo indescriptible a lo descriptible, del azar al anti-azar o al determinismo, del eros al tanatos, de lo cercano a lo distante, de lo infinito a lo finito, de la luz a la oscuridad, de la mujer al hom­bre, de lo disperso a lo unido o integrado; y así sucesivamente podemos encontrar lo unitario o lo binario. Es así como podemos al mismo tiempo concebir el azar y el determinismo.

Si observamos estos textos con cuidado, nos encontramos también en un camino en donde se encuentra la ciencia y la religión o la fe; algunos pretenden unirlas partiendo del principio del Creador para allí encontrarse todas las justificaciones, de la materia energía, luz, espacio y tiempo; personalmente me quedo sólo en el primer camino; aún más se ha pretendido en­contrar una teoría unificada en donde se encuentren todas las explicaciones del universo; a esto se le ha llamado teoría unitaria del universo que Einstein no pudo encontrar.

Han pasado los siglos; Galileo, hizo experiencias de algunos fenómenos, Newton los analizó y Einstein los matematizó, y Freud los psicologizó dejando abierta las puertas para resolver todas las in­cógnitas y así se encontraron principios, y así también nos encontramos como lo manifestara Ortega y Gasset, con el ser en “el mundo y su circunstancia” y con la realidad pragmática.

De todas maneras nos encontramos con el ser en el espacio y el tiempo, la materia y la energía, la fuerza y el movimiento, el ser y no ser, la materia y la antimateria, lo finito y lo infinito y, en toda esa contextualización, la necesidad de comprobarlo con las matemáticas haciendo síntesis y análisis.

Es así como podemos clasificar cuatro etapas, la primera desde Aristóteles a Newton en donde se contemplaron la fuerza, la aceleración, la velocidad, la inercia y energía cinética para ser comprobadas por las matemáticas (aritmética, algebra y geometría euclidiana); la segunda etapa de Newton a Einstein en donde se planteó la inercia particular y global, la gravitación y la interacción electromagnética todas ellas para ser com­probadas con el cálculo infinitesimal y la geometría analítica; la tercera etapa de Einstein y Freud a Böhr, con los postulados de la energía y relatividad, el campo gravitatorio y la teoría cuántica u ondulatoria, los principios inconscientes de las funciones reguladoras y de los tres campos de fuerzas, todas ellas para ser probadas con el cálculo estadístico y el azar, la causalidad, el cálculo matricial, la geometría no euclidiana, el espacio de cuatro y de “n” dimensiones y el sistema inconsciente; la cuarta etapa de “síntesis” postulando la teoría unitaria, la reversibilidad materia energía, las interfunciones entre sistemas complejos todos ellos comprobados con síntesis, análisis en procesos de ecuaciones matemáticas, la rever­sibilidad micro y macro cósmica, la mecánica de interacción y de movimientos rotatorio, el azar y el determinismo.

Así mismo como los griegos definieron la parte más pequeña al “átomo”, Leibniz la de­nominó “nómada”, Newton la “gravedad” y los que le sucedieron en la física cuántica como Planck la denominó “quantum”; Einstein “fotón”, como el “electrón”.

La física ondulatoria con Schrödinger, la “función de onda”, Freud “cargas y contra-cargas energéticas libidi­nales”; y, cada uno de los físicos y neurocientíficos han denominado todos estos hechos de acuerdo con sus modelos de pensamiento; es así como los diferentes fenómenos (espacio y/o campo, temporal dinámico), oscilaciones eléctricas, “redes y neuronales” (neurología) neurotransmisores con estímulos del sistema métrico tensor son los términos con que se de­nominan las diferentes acciones que nos ocupan; todo esto para conocer el qué, el por qué, el para qué, el cómo, el cuándo y el cuánto y en dónde se realizan todos los fenómenos básicos de la naturaleza, la que es modulada por el frío y el calor (287), las cuales nos llevan a con­cebir la entropía; de la misma manera se ha tratado de encontrar el principio de causalidad (determinación) a todo, y así aclarar qué, cuál y/o quién fue el causante.

Así es como tratamos de comprender racionalmente todas las ciencias, pretendiendo ser objetivos más allá de la fantasía y de los supuestos para acercarnos a la evidencia del presente, incluyendo la física clásica y la cuántica de partículas (288).

En estos textos se encuentra la confluencia de las neurociencias con la física y su compor­tamiento para observar el o los fenómenos como determinantes o aleatorios (del azar) y hasta cierto punto, como es en el cerebro (SNC) en el cual se organizan para conformar determinis­mos psíquicos del pensamiento, emociones o afectos y de la conducta; así se llega a la toma de decisiones simples y complejas en las cuales participa el inconsciente y el consciente, el azar enlazándose éste con el destino, y a la vez que con el determinismo psicofísico que con­lleva también la necesidad, tema que ya se ha desarrollado en anteriores capítulos.

Recuérdese cómo la física de partículas u ondulatoria según el pensamiento actual sería la que a través de los “bits cuánticos” es la responsable de las codificaciones neuronales que construyen la sensopercepción, las representaciones, el pensamiento, las fantasías conscien­tes e inconscientes, los afectos o emociones entre otras funciones neuropsíquicas.

Por lo tanto nos enfrentamos a cómo la mente (psiquis) es una organización bioeléctrica con potenciales de energía y frecuencias, las cuales todavía no se han demostrado exactamente y sólo cono­cemos parte de sus derivados. Sin embargo, ya existen tecnologías que por medio de micro chips se manejan con el pensamiento computadores, pantallas de TV, robots, miembros artificiales (manos) a miles de kilómetros de distancia vía satelital.

El sujeto con el im­plante de microchip envía la señal potencializada y el artefecto (mano artificial) reproduce el movimiento. Estamos no sólo en las fronteras sino en las puertas del enlace de la biología electrónica con la electrónica cuerpo-mente-artificial.

No puedo ni quiero reprimir como hace sesenta (60) años atrás, mi imaginación llegaba a plantear que el pensamiento era en parte una construcción (organización) de ondas no des­cubiertas que operaban según en ese tiempo pensaba, semejante a las ondas de radio. Soy consciente que era sólo una fantasía cercana a lo que la ciencia y tecnología actual nos brin­dan en forma que nos asombra y maravilla. Así mismo pensaba con respecto a la telepatía; sin embargo siempre me encontré con el rechazo y la argumentación psicológica, además del comentario pragmático: “demuéstrelo porque todo eso es ciencia ficción”, y, yo en mi igno­rancia me quedaba en silencio.


283 Es la capacidad de dejar pasar de un espacio a otro en un límite compuesto en este caso por una membrana constituida por moléculas
284 Se denomina así a las partículas más pequeñas que constituyen la materia.

El filósofo griego Demócrito fue el primero en postular que la materia estaba compuesta por pequeñas entidades a las que denominó átomos, pero sólo hasta el siglo XIX fue posible profundizar más en la composición de éstos.

Tras el descu­brimiento de los “electrones y los protones”, partículas cargadas, se determinó la existencia de “una tercera partícula sin carga a la que se denominó neutrón”. A este hito siguió el desarrollo de la energía atómica, y con el desarrollo de la tecnología nuevos estudios que llevaron al descubrimiento de una amplia gama de partículas cada vez más exóticas.

La aparición de la teoría de los “quarks” durante los años sesenta vino a poner un poco de orden en tal cú­mulo de conocimientos, y posteriormente otras teorías han servido para predecir y explicar la existencia de nuevas partículas. Todas las partículas elementales se caracterizan por unos valores característicos de una serie de propiedades que son la masa, la carga y el espín. La mayor parte de las partículas son bastante efímeras, y existen más allá de unas pocas billonésimas de segundo.

285 Nota del autor: Antes de entrar en prensa esta obra, el 24 de septiembre del 2011 apareció en los medios de comunicación lo anunciado por CERN (Centro Europeo de Investigación Nuclear) sobre la partícula subatómica el “neutrinio” que viajaba más rápido que la luz; el trayecto de la partícula fue desde Ginebra a Gran Sasso (Italia) a través de la corteza terrestre en un trayecto de 730 km., en un tiempo 2.4 mls. (60 nano segundos) menos que la luz (Faster than light [FTL]).

286 Op. cit., Audesirk T., Audesirk G., 1999, pág. 665.

287 El frío pertenece a la condensación de partículas (electrones) y el calor a lo contrario a la expansión de las mismas que producen movimientos de electrones a grandes velocidades en expansión; aquí la pregunta y ¿por qué quema el hielo? La respuesta radica en que el frío así como el calor (fuego) rompe las paredes de las células por expansión de partículas produciéndose la lesión de la célula.

288 Ver capítulo VII del libro “Cerebro Mente. El pensamiento cuántico”, G. Sánchez Medina, 2009.

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