Determinismo, Azar y Probabilidad

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

Para concluir:

El acontecer del ser humano, en épocas remotas, se ubicaba en el destino, en el azar o en el determinismo proveniente de los dioses, y, de allí provinieron los mitos.

Es por esto por lo que se entiende cómo el ser humano necesitaba darle explicación e inter­pretación en ese entonces hasta lo inexplicable de la vida y del mundo; así se le dio el poder mágico y omnipotente a lo que respetaba, a los poderes naturales o a lo considerado sobrena­tural; el respeto con veneración, se presentaba puesto que lo incógnito causaba miedo, a la vez que una supremacía y grandeza; fue así como se construyó el concepto y la imagen de Dios todo poderoso, al cual se le dio el principio de causalidad de todo.

En el pensamiento mítico se acepta una posición antropológica de los orígenes de la cultura, así como algunas causas de la evolución humana, dentro de una unidad psicológica basada en el mito.

De una u otra manera, por siglos, la interpretación de los hechos y con el análisis de los mismos se llegó a la lógica, al “principio antrópico”, y si éste no existiese ¿tampoco existiría el universo? Con respecto al determinismo en general, existió una serie de confusiones entre los criterios filo­sóficos, psicológicos, religiosos y físico-químicos pues no se conocía cuándo algo pertenecía a lo determinado y/o a lo indeterminado.

En realidad no existe una sola conclusión absoluta del determinismo-indeterminismo, así como el azar, aleatoriedad y del destino.

Ahora bien, existe el concepto de interrelación de sistemas y de la unidad de contrarios, dentro de los cuales se puede incluir el concepto de “determinismos e indeterminismo” que funciona a la vez en los hechos, fenómenos y procesos que se investigan.

De ahí que se pue­dan tener conclusiones determinantes o indeterminantes con cierto grado de probabilidad. La misma probabilidad se llevó a leyes y éstas aplicadas a la probabilidad no refutan defini­tivamente el problema del determinismo.

Existen, por lo demás fenómenos psíquicos deter­minados por los factores físicos, merced a lo cual se puede disociar lo físico de lo psíquico; sin embargo, unos y otros pertenecen a la unidad de sistemas diversos, abiertos, en los que el sujeto y el objeto son partícipes.

Así pues, subjetividad y objetividad se interrelacionan en un ecosistema humano que comprende lo interior y lo exterior (realidad interna y externa). La realidad interna psíquica se pone en relación con la externa en general y con la realidad del otro en especial.

He ahí un sistema de comunicación e información del cual nos vamos a ocupar en el campo específico y en el concepto del azar. Si bien nos hemos referido al azar y a la probabilidad y ésta última como medida del primero, es necesario hacer hincapié que los hechos y fenómenos ocurren unos en forma ya enunciada determinística con un principio de causalidad y otros en forma aleatoria (del azar) con la posibilidad de asignarle una pro­babilidad de ocurrencia, mas no certera.

(Lea También: Presencia de Diferentes Constantes)

Cuando pensamos en la probabilidad y en las posibilidades nos encontramos con límites y con lo finito o entramos en el abstracto de lo infinito.

Cuando el problema es infinito, por ejemplo ¿qué cantidades hay entre el número cero y uno o los que preceden a cero? La res­puesta es que son “n” números como probabilidad con valores negativos o positivos con sus desviaciones a la derecha o a la izquierda.

Podríamos decir, por otra parte, que la probabi­lidad es uno de los fundamentos en que se basó Kolmogorov (200) y es un “concepto intui­tivo”; dentro de este contexto la probabilidad de elegir un número racional es innumerable. Aquí viene la pregunta ¿existirán conjuntos no numerables y no racionales? Entiéndase que la medida de un conjunto es un número real positivo que se puede asignar, sin embargo hay conjuntos que no tiene medidas establecidas, más si conceptuales (finitas o infinitas) y por lo tanto virtuales y abstractas.

La teoría de la probabilidad, se asocia querámoslo o no a una necesidad de enumerar, y, si establecemos conjuntos probabilísticos deviene la incertidumbre y no puede la probabilidad asociarse a otro elemento y conjunto; por lo tanto, si es probable no hay certezas, sino es algo incierto, puede o no ser con cierto grado de posibilidad o probabilidad de aparecer o no.

La teoría de la probabilidad, es expresión de la matemática conceptual y también del azar. Y, “no puede asignarse el término de probabilidad solo a eventos que intuitivamente solo tiene una posibilidad de ocurrir(201). El azar a la vez tiene sus probabilidades de ocurrencia; como ya se expresó anteriormente, no hay certeza o evidencia matemática sino conocemos un porcen­taje de variables que nos lleva a la certeza.

Todo este discurso para algunos puede aparecer abstruso; sin embargo, estos conceptos de azar y determinismo han sido estudiados por la mecánica estadística clásica y las leyes determinísticas de la mecánica newtoniana, que luego en las leyes de la termodinámica, nos aclaran más cómo funcionan los procesos en que aparece la energía y el movimiento.

En realidad es prácticamente imposible calcular el movimiento de todas las partículas en un volumen macroscópico de gas y entendemos que es imposible la reversibilidad de la trayectoria de cada partícula. Las leyes determinísticas globales suponen las variables mecánicas (posición, velocidad), que tienen también valores aleatorios.

Este discurso podría analogarse con los sistemas y procesos psíquicos; por ejemplo, con las representaciones mentales o psíquicas y las “partículas” del sistema psíquico como son los estímulos, signos y señales de los sistemas de información.

Si bien en los sistemas físicos hay ecuaciones complejas probabilísticas de las 10 a las 22, esto podría asimilarse a la complejidad del sistema psíquico en el cual dependerían de diferentes variables conocidas (asociaciones, representaciones, impulso, estímulos) conocidos, luego que tienen la posibili­dad de conocerse y predecirse, siempre y cuando aparecen en la mente o mejor en la pantalla de la consciencia la representación que se ajusta; obviamente aquí están presentes los meca­nismos del sistema psíquico dinámico consciente e inconsciente en donde operan la fantasía inconsciente, las representaciones y el simbolismo de los sueños con todos sus psicodinamis­mos.

También vale la pena enunciar cómo un “trauma psíquico” es un fenómeno irreversible, sin embargo, puede repetirse y aún en cierto grado reconstruirse siguiendo las tendencias del equilibrio dinámico que tiende al orden o al equilibrio para salir de su desorden y caos siguiendo las leyes de la física; por ejemplo, cuando tenemos dos recipientes iguales y hay dos moléculas una en el recipiente A y otro en el recipiente B; la probabilidad de que A y B estén en el primer recipiente es de un cuarto; si hay tres moléculas se ve que la probabilidad de reversión es de 1/8, si hay cuatro es de 1/16 y si hay 10 a la 22 (como en el volumen de un posillo), la probabilidad es de medio por 10 a la 22 lo cual es prácticamente imposible.

Todo esto nos sitúa dentro de la física y la matemática, y, llevándolo al sistema psíquico y aún al físico del sistema nervioso central, nos encontramos con fenómenos reales, determi­nísticos y aleatorios (indeterminísticos).

Con respecto al “trauma psíquico”, la repetición, la reproducción y/o reconstrucción del mismo, es cuestión factible mas no con exactitud sino con probabilidad, hasta cierto punto matemáticas (+, -), mas cuando participan múltiples variables con conexiones de representaciones inconscientes, sus relaciones afectivo emo­cionales; por lo tanto, nunca será igual el recuerdo o revivencia del trauma original que el recordado o reproducido, mas si el modelo o patrón que dejó marcado en la vivencia depende de la intensidad de las cargas emocionales.

Volviendo al azar y ubicándolo en la geometría del espacio, nos encontramos con que dos líneas independientes pueden encontrarse aleato­riamente, sin previsión; sin embargo, si observamos todo el sistema en que funciona puede pertenecer a un determinado proceso de encuentro no previsto, pero sí posiblemente dado en una serie de circunstancias y en ese encuentro fortuito; por ejemplo, un meteorito puede cho­car con la tierra (anteriormente lo había hecho); sin embargo, ¿qué lo originó?, la respuesta mediata es la fuerza gravitatoria; más ¿por qué ese meteorito y en ese determinado momento? Esta última respuesta la da la probabilidad, el azar determinista y el destino.

Si bien es en la mecánica cuántica donde el problema del azar ha despertado polémicas también lo es en el sistema psicofísico y en especial el psicodinámico teniendo en cuenta más las funciones témporo espaciales y las probabilidades de ocurrir en un instante un hecho psíquico, el cual está sujeto a diferentes variables y constantes.


200 Kolmogorov, A., (1956). “Els fonaments de la Teoria de la Probabilitat” (2 ª ed.). Nova York: Chelsea. https://www.mathematik.com/Kolmogorov/index.html.

201 Domingo, Carlos, “Dios no juega a los dados”. Reflexiones sobre el azar, 2002

 

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