El Imperio Bizantino fue la parte oriental del Imperio Romano que sobre el año 395 se dividió. Luego de que Teodosio el Grande decidiera dividir el Imperio Romano en dos para cada uno de sus hijos. Arcadio fue el encargado de manejar la parte oriental para dar paso al Imperio Bizantino que se mantuvo por al menos 1.000 años más que el imperio de su hermano.

Constantinopla fue la capital del Imperio Bizantino, considerado uno de los mayores imperios en toda la historia de las civilizaciones antiguas. Sin embargo, en el año 1.453 llegó a su fin con la caída de Constantinopla luego de verse enfrentado a guerras con imperios vecinos y sufrir de enfermedades como la peste negra.

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Características del Imperio Bizantino

Organización Política y Social

El Imperio bizantino era teocrático. Por tal razón el emperador que además de tener el poder absoluto se consideraba que era un delegado de dios; tanto él como su familia eran sagrados. Era el jefe supremo de las fuerzas militares y el poder administrativo.

En cuanto a la organización social, el Imperio Bizantino se dividió en 5 clases. El emperador y su familia que estaban en lo más alto de la pirámide. Lo seguía la nobleza que actuaban como asesores del emperador y como tal contaban con beneficios sociales y políticos.

La tercera clase eran los sacerdotes. Eran los encargados de promulgar la religión, también tenían beneficios de la clase alta como la nobleza. Seguía la clase media que eran los artesanos y los comerciantes, tenían beneficios, pero muy pocos y debían pagar impuestos.

Finalmente, se encuentra la clase trabajadora que eran la clase más baja. Pagaban altos impuestos; eran los campesinos y los trabajadores que servían a todas las autoridades del imperio.

Economía del Imperio Bizantino

Una de las características principales del Imperio Bizantino fue su economía. Ésta fue sólida y excelente debido principalmente a su ubicación. Pues esto le permitió comercial más fácilmente artículos como artesanías, marfil y seda; y ser intermediario obligatorio entre el Mediterráneo y Oriente.

La industria principal del Imperio fue la textil, se abastecía de seda por medio del comercio con Oriente, sin embargo, sobre el siglo VI unos monjes lograron llevar gusanos de seda al emperador Justiniano y desde ese momento el Imperio Bizantino comenzó a producir en secreto hasta cerca del siglo XII que se supo en el resto de Europa.

Entre los caminos que comunicaban a Oriente y el Mediterráneo están 3 rutas importantes: la Ruta de la Seda que atravesaba Persia y Asia central, era la más corta; otra ruta que iba por el Mar Negro a Caspio, pasando los puertos de Crimea hasta llegar a Asia central; y la tercera ruta que utilizaba la costa de Egipto por el mar Rojo hasta Sri Lanka, permitiendo el comercio con India.

Sin embargo, la agricultura fue la principal actividad económica del Imperio Bizantino, cultivaron frutos, cereales y hortalizas principalmente, entre otros alimentos. Esta agricultura estaba organizada en latifundios, es decir grandes extensiones de tierra dedicadas a la explotación agrícola.

Religión

La religión fue el camino que unió al oriente y occidente por el bien de la nación, fue el cristianismo una de las características en común. De hecho, la religión fue fundamental para todos los pobladores del Imperio, desde lo más alto con el emperador hasta la clase más baja. El cristianismo fue tan fuerte que impidió que surgieran nuevas corrientes religiosas que estuvieran en desacuerdo con las costumbres cristianas.

Cultura del Imperio Bizantino

La arquitectura del Imperio Bizantino fue muy influenciada por la arquitectura romana y la paleocristiana, lo que indica que la arquitectura bizantina fue más religiosa que civil; aunque sí tuvieron construcciones civiles importantes.

El ladrillo fue el material predilecto para la construcción, aunque en el exterior optaron por usar mosaicos al interior y lajas de piedra en el exterior para tapar el ladrillo. Los mosaicos que eran figuras formadas por vidrio de colores o pedazos de piedra, ilustraban escenas religiosas o momentos de la vida de los emperadores.

La religión influyó demasiado en las expresiones artísticas, además de la arquitectura y los mosaicos. La música era principalmente de carácter religioso muy parecida al canto gregoriano. En cuanto a la pintura se destacan los retablos conocidos como “íconos”, que era una obra de arte de imágenes religiosas que representaban eventos bíblicos, a los santos, a los ángeles, a María y Jesús.

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