Remedios caseros para los parásitos intestinales

Remedios Caseros para los Parásitos Intestinales

Antibióticos naturales para la infección por un agente biológico patógeno

Ahora vamos hablarte de un problema muy común en los seres humanos y como una especialidad de la infectología, como lo son los parásitos; que son, infección intestinal por parásitos, tipos, síntomas causas, consecuencias, principales remedios caseros para los párasitos intestinales o agentes biológicos patógenos, medidas preventivas y tratamientos para eliminar los parásitos.

¿Qué es un parásito intestinal?

Un parásito intestinal es un organismo que vive en el tracto gastrointestinal de un huésped y se beneficia a expensas de este último. Estos parásitos pueden variar en tamaño y forma, y pueden causar una variedad de problemas de salud en los humanos, que van desde molestias menores hasta enfermedades graves.

Algunos ejemplos comunes de parásitos intestinales incluyen lombrices intestinales, tenias, giardiasis y amebas. La mayoría de las veces, los parásitos intestinales se transmiten a través de alimentos o agua contaminados, contacto con heces infectadas o por medio de insectos vectores.

El tratamiento de las infecciones parasitarias intestinales suele involucrar medicamentos antiparasitarios específicos, junto con medidas de higiene y prevención para evitar futuras infecciones.

¿Qué es una infección intestinal por parásitos?

Una infección intestinal por parásitos es una condición en la cual organismos parásitos invaden el tracto gastrointestinal humano y causan una variedad de síntomas y problemas de salud. Estos parásitos pueden incluir una amplia gama de organismos, como lombrices intestinales, tenias, giardiasis, amebas y otros.

Los síntomas de una infección intestinal por parásitos pueden variar dependiendo del tipo de parásito involucrado, pero comúnmente incluyen diarrea, dolor abdominal, cólicos, náuseas, vómitos, fatiga y pérdida de peso. En casos más graves, las infecciones parasitarias intestinales pueden causar complicaciones como deshidratación, obstrucción intestinal o daño a órganos específicos.

Estas infecciones pueden transmitirse a través de la ingestión de agua o alimentos contaminados, contacto con heces infectadas, o mediante vectores como insectos. El tratamiento generalmente implica el uso de medicamentos antiparasitarios específicos, junto con medidas de higiene y prevención para evitar la propagación de la infección.

Tipos de parásitos

Los parásitos intestinales son organismos que viven en el tracto gastrointestinal de los seres humanos y se alimentan de los nutrientes del huésped, lo que puede provocar una serie de problemas de salud. Estos parásitos pueden variar en tamaño, forma y complejidad, y pueden clasificarse en varios grupos principales, que incluyen helmintos (gusanos), protozoos y ectoparásitos.

Helmintos (gusanos)

Lombrices intestinales (Enterobius vermicularis): también conocidas como oxiuros, son parásitos pequeños y blancos que infectan principalmente a niños. Los oxiuros viven en el intestino grueso y la infección puede causar picazón alrededor del ano. La transmisión ocurre principalmente por la ingestión de huevos infectados.

Tenias (Taenia spp.): son parásitos planos que pueden crecer en el intestino delgado de los seres humanos. Las infecciones por tenia pueden ocurrir al consumir carne cruda o mal cocida infectada con larvas de tenia. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, pérdida de peso y en casos severos, obstrucción intestinal.

Lombrices intestinales (Ascaris lumbricoides): estos gusanos redondos son los más grandes de los parásitos intestinales humanos. Pueden causar infecciones intestinales, con síntomas que incluyen dolor abdominal, obstrucción intestinal e incluso apendicitis. La transmisión ocurre por la ingestión de huevos contaminados en agua o alimentos.

Protozoos

Giardia lamblia: es un parásito unicelular que puede causar giardiasis, una enfermedad caracterizada por diarrea, malestar abdominal y pérdida de peso. La transmisión ocurre a través de agua o alimentos contaminados.

Entamoeba histolytica: causa amebiasis, una infección intestinal que puede provocar diarrea sanguinolenta, dolor abdominal y, en casos graves, abscesos hepáticos. Se transmite principalmente a través de agua o alimentos contaminados.

Cryptosporidium spp.: son parásitos protozoarios que pueden causar criptosporidiosis, una enfermedad gastrointestinal caracterizada por diarrea acuosa, dolor abdominal y fiebre. La transmisión ocurre a través del agua contaminada o el contacto directo con heces infectadas.

Dientamoeba fragilis: es un parásito protozoario que puede causar síntomas gastrointestinales, como diarrea, dolor abdominal y náuseas. La transmisión se da a través de agua o alimentos contaminados.

Ectoparásitos

Piojos del cuerpo (Pediculus humanus corporis): aunque no infectan directamente el tracto intestinal, los piojos del cuerpo son parásitos que se alimentan de la sangre humana y pueden causar picazón intensa y reacciones alérgicas en la piel. Se transmiten principalmente por contacto directo con una persona infestada.

Estos son solo algunos ejemplos de los tipos de parásitos intestinales que pueden afectar a los seres humanos. Es importante destacar que cada tipo de parásito puede presentar una serie de síntomas y complicaciones diferentes, y el tratamiento adecuado depende del tipo específico de parásito y la gravedad de la infección.

Síntomas de la Infección Intestinal por Parásitos

La infección intestinal por parásitos puede presentar una amplia variedad de síntomas que pueden afectar el tracto gastrointestinal y, en algunos casos, provocar complicaciones más graves. Estos síntomas pueden variar según el tipo de parásito involucrado, la gravedad de la infección y la salud general del individuo.

Diarrea: la diarrea puede ser acuosa, mucosa o incluso sanguinolenta, dependiendo del tipo de parásito y la gravedad de la infección. La diarrea persistente puede llevar a la deshidratación si no se trata adecuadamente.

Dolor abdominal: el dolor abdominal es otro síntoma frecuente de las infecciones por parásitos intestinales. Puede variar en intensidad y ubicación, y puede estar asociado con cólicos, distensión abdominal y sensación de plenitud.

Náuseas y vómitos: muchas personas con infecciones parasitarias intestinales experimentan náuseas y vómitos, especialmente si la infección es grave o si el parásito produce toxinas que irritan el revestimiento del estómago.

Flatulencia y distensión abdominal: la producción excesiva de gases y la distensión abdominal son síntomas comunes en las infecciones por parásitos. Esto puede deberse a la fermentación de los alimentos no digeridos por el parásito en el intestino.

Pérdida de peso: en casos graves de infección parasitaria intestinal, la pérdida de peso inexplicable puede ocurrir debido a la interferencia del parásito con la absorción de nutrientes en el intestino delgado.

Fatiga y debilidad: la fatiga y la debilidad pueden ser síntomas de una infección parasitaria intestinal, ya que el cuerpo lucha contra la infección y experimenta una disminución de la absorción de nutrientes esenciales.

Picazón anal: algunas infecciones parasitarias intestinales, como las causadas por oxiuros, pueden provocar picazón intensa alrededor del ano, especialmente durante la noche.

Fiebre: en algunos casos, las infecciones parasitarias intestinales pueden estar acompañadas de fiebre, especialmente si el sistema inmunológico del individuo está luchando activamente contra la infección.

Causas de los parásitos

Los parásitos intestinales pueden tener diversas causas y mecanismos de transmisión. Estos organismos pueden infectar el tracto gastrointestinal humano de varias maneras, muchas de las cuales están relacionadas con el contacto con materia fecal contaminada o la ingestión de agua o alimentos contaminados. Entre las causas más comunes de las infecciones parasitarias intestinales están:

Ingestión de alimentos o agua contaminados

Una de las principales formas de contraer parásitos intestinales es mediante la ingestión de alimentos o agua contaminados con huevos, larvas o quistes de parásitos. Estos organismos pueden infectar alimentos y agua a través de la contaminación fecal, ya sea de humanos infectados o de animales portadores de parásitos.

Manipulación inadecuada de alimentos

La manipulación inadecuada de alimentos, como la falta de lavado de manos antes de preparar o consumir alimentos, puede facilitar la transferencia de parásitos intestinales de las manos contaminadas a los alimentos, lo que aumenta el riesgo de infección.

Contacto directo con materia fecal infectada

El contacto directo con materia fecal infectada, especialmente en entornos donde no se practica una buena higiene, puede resultar en la transmisión de parásitos intestinales. Esto puede ocurrir, por ejemplo, al usar baños compartidos o al manipular heces durante actividades agrícolas o de jardinería.

Consumo de carne cruda o poco cocida

Algunos parásitos intestinales, como las tenias, pueden infectar a los seres humanos a través del consumo de carne cruda o poco cocida de animales infectados. Las larvas de estos parásitos pueden encontrarse en la carne y pueden desarrollarse en el tracto gastrointestinal humano si no se cocina adecuadamente.

Transmisión de persona a persona

Algunos parásitos intestinales, como los oxiuros, pueden transmitirse directamente de persona a persona a través del contacto cercano. Esto puede ocurrir, por ejemplo, al compartir ropa de cama, ropa interior u otros objetos personales contaminados con huevos de parásitos.

Ingestión de suelo contaminado

En entornos donde las condiciones sanitarias son deficientes, el suelo contaminado con heces humanas o animales puede representar un riesgo de infección por parásitos intestinales, especialmente en niños pequeños que juegan en áreas contaminadas y se llevan las manos a la boca.

Ingestión de alimentos crudos o mal lavados

El consumo de frutas, verduras y otros alimentos crudos que no se han lavado adecuadamente antes de comer puede representar un riesgo de infección por parásitos intestinales. Los huevos o larvas de parásitos pueden adherirse a la superficie de estos alimentos y ser ingeridos junto con ellos.

Viajes a regiones endémicas

Los viajes a regiones donde las infecciones parasitarias intestinales son endémicas pueden aumentar el riesgo de contraer parásitos. Esto puede deberse a la exposición a fuentes de agua contaminada, alimentos locales no seguros o prácticas de higiene deficientes en estas áreas.

Consecuencias de los parásitos

Las infecciones parasitarias intestinales pueden tener una variedad de consecuencias para la salud humana, que pueden variar desde molestias leves hasta complicaciones graves. Estas consecuencias pueden depender del tipo de parásito involucrado, la gravedad de la infección y la salud general del individuo.

Malestar gastrointestinal

Muchas personas con infecciones parasitarias intestinales experimentan malestar gastrointestinal, que puede incluir síntomas como dolor abdominal, distensión abdominal, náuseas, vómitos, diarrea y flatulencia. Estos síntomas pueden afectar significativamente la calidad de vida y el bienestar general del individuo.

Desnutrición

Los parásitos intestinales pueden interferir con la absorción de nutrientes en el tracto gastrointestinal, lo que puede llevar a la desnutrición y deficiencias nutricionales. Esto puede provocar pérdida de peso, debilidad, fatiga y otros síntomas asociados con la malnutrición.

Anemia

Algunos parásitos intestinales, como los ancilostomas, pueden provocar anemia al alimentarse de la sangre del huésped. La pérdida crónica de sangre debido a la actividad parasitaria puede resultar en niveles bajos de hemoglobina y síntomas de anemia, como fatiga, debilidad y palidez.

Obstrucción intestinal

En casos graves, las infecciones parasitarias intestinales pueden causar obstrucción intestinal. Esto puede ocurrir cuando los parásitos, como las tenias o los gusanos redondos, crecen y se acumulan en el intestino, bloqueando el paso de los alimentos y las heces. La obstrucción intestinal puede causar dolor abdominal intenso, distensión abdominal y vómitos, y puede requerir tratamiento médico urgente.

Complicaciones hepáticas

Algunos parásitos intestinales, como la Entamoeba histolytica, pueden migrar desde el intestino hacia el hígado, donde pueden causar abscesos hepáticos. Estos abscesos pueden ser graves y potencialmente mortales si no se tratan adecuadamente.

Complicaciones neurológicas

En casos raros, algunas infecciones parasitarias intestinales pueden provocar complicaciones neurológicas. Por ejemplo, la neurocisticercosis, una infección del sistema nervioso central causada por las larvas de Taenia solium, puede provocar convulsiones, déficits neurológicos y otras complicaciones graves.

Impacto en el crecimiento y desarrollo

Las infecciones parasitarias intestinales, especialmente en niños, pueden afectar el crecimiento y desarrollo adecuados. La desnutrición asociada con estas infecciones puede interferir con el crecimiento físico y cognitivo, lo que puede tener efectos a largo plazo en la salud y el bienestar del niño.

Remedios caseros naturales para los parásitos intestinales

Tomar agua y liquido: agua de coco, sopas y jugos de frutas

Leche aromatizada: hervir en 100 ml de leche descremada 10 hojas verdes de menta piperita, reposar, agregar miel y tomar 1 hora antes del desayuno.

Jengibre: licuar un vaso de agua con 2 cm de raíz de jengibre sin cascara, agregar miel, colar y tomar 3 veces al día.

Semillas de papaya y ruda: preparar un té mezclando los anteriores y tomar tibio en el día.

Cúrcuma: hervir en 150 ml de agua 1 cucharada de polvo de cúrcuma, reposar y tomar 3 veces al día. La cúrcuma es una especia que se cree que tiene propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas. Se puede consumir cruda o en forma de suplemento, y se cree que puede ayudar a combatir las infecciones parasitarias intestinales.

Tomillo y manzanilla: tomar una infusión con la mezcla de ambos y tomar 2 veces al por 7 días.

Ajo, romero y aceite de oliva: colocar machacado 3 dientes de ajos en un envase de 700 ml, agregar 500 ml de aceite de oliva y una rama de romero. Luego guardar este te por 10 días y finalmente aplicarlo en las comidas.

Anís: hervir en una taza de agua 1 cucharada de semillas de anís, reposar, colar y tomar en cada comida.

Auyama: comer por la mañana la semilla de ayote o del ante mencionada o en jugo.

Ajo: muy eficaz para muchas afecciones, tanto crudo y en infusión. El ajo contiene compuestos sulfurosos, como la alicina, que se cree que tienen propiedades antimicrobianas y antiparasitarias. Se puede consumir crudo, cocido o en forma de suplemento para ayudar a combatir las infecciones parasitarias intestinales.

Limón: tomar un zumo de limón una vez al día en ayunas

Hierbabuena y menta: infusión hirviendo en agua mineral o en un vaso de leche templada y tomar en ayunas por 2 semanas.

Manzanilla o tomillo: preparar 1 lt de infusión con estas plantas efectivas para los parásitos y tomar durante el día por un mes.

Zanahoria: preparar un jugo de la anterior con zumo de limón y tomar por 3 días.

Probióticos: tomarlos una hora antes del desayuno.

Semillas de calabaza: las semillas de calabaza contienen cucurbitacina, un compuesto que se ha demostrado que tiene propiedades antiparasitarias. Se pueden consumir crudas o tostadas, y se cree que ayudan a expulsar los parásitos intestinales del cuerpo.

Aceite de coco: el aceite de coco contiene ácido láurico, un ácido graso que se cree que tiene propiedades antimicrobianas y antiparasitarias. Se puede consumir crudo o agregarse a los alimentos, y también se puede usar en enemas de aceite de coco para ayudar a eliminar los parásitos intestinales.

Nuez negra: las cáscaras y el jugo de la nuez negra se han utilizado tradicionalmente en la medicina herbal para tratar las infecciones parasitarias. Se cree que la nuez negra tiene propiedades antiparasitarias que pueden ayudar a eliminar los parásitos intestinales del cuerpo.

Hierbas amargas: algunas hierbas amargas, como el ajenjo, el neem y la raíz de genciana, se han utilizado tradicionalmente para tratar las infecciones parasitarias intestinales. Se cree que estas hierbas estimulan la producción de ácido gástrico y la función hepática, lo que puede ayudar a combatir los parásitos intestinales.

Tratamientos para los parásitos intestinales

El tratamiento médico para los parásitos intestinales varía según el tipo específico de parásito involucrado, la gravedad de la infección y otros factores individuales. Los tratamientos médicos suelen implicar el uso de medicamentos antiparasitarios específicos, que pueden ser administrados en forma de tabletas, suspensiones líquidas o enemas, dependiendo de la situación clínica.

Antihelmínticos: estos medicamentos se utilizan para tratar infecciones causadas por gusanos intestinales, como las lombrices intestinales, las tenias y los gusanos redondos. Algunos ejemplos comunes de antihelmínticos incluyen albendazol, mebendazol, praziquantel y niclosamida. Estos medicamentos actúan matando o paralizando los parásitos, lo que permite que el cuerpo los elimine a través de las heces.

Antiprotozoarios: estos medicamentos se utilizan para tratar infecciones causadas por protozoos, como Giardia lamblia, Entamoeba histolytica y Cryptosporidium spp. Algunos ejemplos de antiprotozoarios incluyen metronidazol, tinidazol y nitazoxanida. Estos medicamentos actúan inhibiendo la reproducción de los protozoos y matándolos, lo que ayuda a eliminar la infección.

Tratamientos combinados: en algunos casos, especialmente en infecciones graves o complicadas, se pueden utilizar combinaciones de diferentes medicamentos antiparasitarios para tratar múltiples tipos de parásitos intestinales al mismo tiempo.

Tratamiento sintomático: además de los medicamentos antiparasitarios, es posible que se necesiten tratamientos sintomáticos para aliviar los síntomas asociados con la infección parasitaria intestinal. Por ejemplo, se pueden recetar medicamentos para controlar la diarrea, los vómitos, el dolor abdominal o la fiebre.

Es importante seguir las indicaciones del médico y completar el curso completo de tratamiento prescrito, incluso si los síntomas desaparecen antes de finalizar el tratamiento. Esto ayuda a asegurar que se eliminen completamente los parásitos y se reduzca el riesgo de recurrencia de la infección.

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