Actualidad Inmediata, Pérdida de masa muscular dependiendo de la edad*

RITA RASTOGI KALYANI Y MARK CORRIERE

Introducción 

La sarcopenia podría afectar hasta un 50% de las personas de 80 o más años 

El envejecimiento se acompaña de importantes cambios en la composición corporal que pueden afectar negativamente el estado funcional de los adultos mayores, incluyendo la disminución progresiva de la masa y la fuerza muscular y la calidad del músculo, acompañada de un aumento de la masa grasa. Los cambios en el músculo esquelético son especialmente importantes porque esa musculatura es esencial para la locomoción.

La pérdida de masa muscular ha sido comúnmente denominada sarcopenia. La sarcopenia es distinta de la pérdida de masa muscular, la cual, en general, se refiere más a la pérdida involuntaria de masa corporal (tanto de la masa muscular como de la grasa).

Baumgartner y colaboradores describieron a la sarcopenia como un índice de masa esquelética (masa esquelética muscular apendicular medida por absorciometría de rayos X de doble energía, dividida por la altura al cuadrado); es decir, dos o más desviaciones estándar por debajo de los valores de referencia para los adultos jóvenes.

Posteriormente, Janssen y colaboradores propusieron convertir la masa muscular esquelética absoluta (kg) en el porcentaje de peso (masa muscular/masa corporal × 100), y describieron a la sarcopenia en un porcentaje de la masa muscular esquelética mayor a una desviación estándar por debajo de los valores de referencia para los adultos jóvenes, basados en el análisis de la impedancia bioeléctrica.

También se han propuesto otros criterios para la dinapenia, que es el término utilizado específicamente para definir la pérdida de la fuerza muscular.

Es importante factor de riesgo de discapacidad, hospitalización y muerte en los adultos mayores 

Criterios diagnósticos 

Como criterios para el diagnóstico de sarcopenia, el European Working Group on Sarcopenia in Older People (Grupo de Trabajo Europeo sobre Sarcopenia en Personas de Edad Avanzada) recomienda el uso de la masa muscular baja combinada con la baja función muscular (ya sea la fuerza o el rendimiento físico).

Un comité internacional propuso una definición de la sarcopenia basada en la disminución de la masa muscular y la velocidad de la marcha. No existe una definición estándar para evaluar la sarcopenia, y se están elaborando definiciones por consenso basadas en el análisis crítico de grandes bases de datos.

Independientemente de las definiciones operativas utilizadas para definir la sarcopenia, la elevada prevalencia de la disminución de la masa y la fuerza muscular que aparecen con el envejecimiento es muy clara. La sarcopenia podría afectar hasta un 50% de las personas de 80 o más años; pero, sin definición estándar, no es posible estimar su prevalencia e incidencia reales.

La pérdida de la masa muscular relacionada con el envejecimiento es un importante factor de riesgo de discapacidad, hospitalización y muerte en los adultos mayores. La contribución de enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad, cuya prevalencia también aumenta con el envejecimiento, es incierta. Sin duda, las definiciones de sarcopenia desarrolladas no necesariamente pueden diferenciar en qué medida el envejecimiento influye en la pérdida de la masa muscular, independiente de otras enfermedades asociadas a la edad que son frecuentes en las personas mayores.

La reducción de la carga en el sistema de salud, originada en la pérdida de la masa muscular del envejecimiento, trae grandes beneficios para la salud pública. Además del envejecimiento, muchas enfermedades crónicas pueden disminuir aceleradamente la masa y la fuerza del músculo y, a través de este mecanismo, aumentar el riesgo de discapacidad física.

Pérdida muscular relacionada con la edad 

En general, la masa muscular magra constituye hasta casi el 50% del peso corporal total de los adultos, pero entre los 75 y los 80 años disminuye hasta casi un 25% del peso corporal total.

La disminución de la masa muscular en los miembros inferiores que se produce en el envejecimiento tiene mucho que ver con el estado de la movilidad. El área de la sección transversal de los cuádriceps disminuye hasta un 40% entre los 20 y los 80 años.

Se cree que la disminución de la función muscular se debe en gran parte a los cambios que se producen paralelamente en la masa muscular. Sin embargo, ha quedado claro que durante el envejecimiento la disminución de la fuerza muscular excede lo que se espera de la disminución de la masa muscular, especialmente después de los 60 a 70 años.

La falta de coincidencia entre la progresión de la pérdida de la masa y la fuerza muscular ocurre probablemente por el deterioro de la calidad muscular. Los estudios realizados también han mostrado que la fuerza muscular podría ser más importante que la masa muscular como factor determinante de las limitaciones funcionales y el estado de la movilidad en la vejez.

Otros factores relacionados 

Hay muchos factores que contribuyen a la pérdida de la masa y la fuerza muscular relacionada con la edad, siendo la inactividad física probablemente el más importante. En los músculos hipertrofiados podría ocurrir la interrupción de varios reguladores positivos (por ejemplo, las vías de interrelación entre la proteína cinasa B [Akt] y la diana de la rapamicina en células de mamífero [mTOR]). Sin embargo, los mecanismos verdaderos no están claros y quizás intervengan factores musculares primarios, la disfunción mitocondrial, el estrés oxidativo, un estado proinflamatorio o factores no musculares, como la pérdida de neuronas motoras; alteraciones metabólicas, alteración de la placa neuromuscular o el desequilibrio entre la denervación y la reinervación; y los cambios hormonales (por ejemplo, insulina, testosterona, estrógeno, hormona de crecimiento [GH, del inglés], factor de crecimiento símil insulina 1 (IGF-1, del inglés], vitamina D, hormona paratiroidea).

Como resultado de la pérdida de la masa de la musculatura esquelética, la tasa de metabolismo basal disminuye en casi un 30 % entre los 20 y los 70 años. El bajo consumo de energía que ocurre en el envejecimiento no solo se debe a la disminución de la tasa metabólica basal sino también a la probable disminución de la intensidad y duración de la actividad física, y a la disminución del gasto energético posprandial por la disminución de la oxidación de la grasa.

Sin embargo, la disminución de la ingesta calórica no necesariamente disminuye la duración de la vida. En lugar de ello, la cantidad inadecuada de proteínas en la dieta, incluso durante un corto lapso, puede provocar la pérdida de masa muscular incluso si la ingesta calórica es adecuada, especialmente en presencia de un estado proinflamatorio.

En el nivel celular y tisular, la pérdida de la masa muscular asociada a la edad se caracteriza por la atrofia preferencial de las miofibrillas tipo II, la necrosis fibrilar y la agrupación de tipos de fibras, la expansión de las unidades motoras, el aumento de los lípidos intramiocelulares y del colágeno, la alteración de la modulación neurológica de la contracción, el incremento de las especies reactivas de oxígeno, la reducción de la función mitocondrial y de la biogénesis, el aumento de la apoptosis mitocondrial, y la alteración de la función de las células satélite. En los ancianos también está reducida la contractilidad intrínseca de las fibras intactas.

Un proceso importante que caracteriza a los músculos en el envejecimiento es la infiltración grasa, lo que se produce tanto en el nivel macroscópico, entre los grupos musculares, como en el nivel microscópico, entre los miocitos y en el interior de ellos. Existe evidencia de que la cantidad de la deposición de lípidos intramiocelulares se correlaciona con el porcentaje de masa de grasa, el cual se utiliza como una medida aproximada de la adiposidad.

Sin embargo, la relación de causalidad de la adiposidad y el depósito de lípidos intramiocelulares no está clara, mientras que los resultados de las investigaciones indican que podría estar relacionada con la disminución de la capacidad oxidativa de las mitocondrias y el estancamiento del combustible no utilizado. Esta teoría es consistente con los cambios de la función mitocondrial y la biogénesis que se relacionan con la edad y han sido descritos en los seres humanos y los roedores.

Para conservar su integridad y función anatómica, los músculos necesitan la reparación y el mantenimiento continuos, y existe cierta evidencia de que en las personas mayores el mecanismo de reparación es disfuncional. Por ejemplo, en los estudios de roedores de más edad (19 a 25 meses) comparados con los ratones más jóvenes (de 3 a 8 meses) se observó un deterioro de la capacidad regenerativa muscular debido a la disminución de la proliferación y diferenciación de las células satélite. Este déficit puede estar sustancialmente reducido en los experimentos parabióticos, en los que los animales de más edad están expuestos a la circulación de un animal más joven genéticamente idéntico, mediante una transfusión cruzada de sangre.

También hay cierta evidencia de que los defectos en la reparación se relacionan con la tendencia que tienen en el envejecimiento las células satélite de adquirir un fenotipo adipocítico. Los mecanismos potenciales descritos han sido identificados en el contexto del envejecimiento, pero varias líneas de evidencia indican que algunos también intervienen en enfermedades caracterizadas por la disminución acelerada de la masa y la fuerza muscular, como ocurre en el envejecimiento. Saber en qué medida la pérdida muscular asociada al envejecimiento y la relacionada con la enfermedad tienen mecanismos comunes podría ayudar a establecer nuevos objetivos potenciales para las intervenciones.


* The Lancet Diabetes & Endocrinology, Early Online Publication, 6 March 2014 doi:10.1016/S2213-8587(14)70034-8

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