Fallecimiento del Doctor Alfonso Agusti Pastor

Palabras del Profesor Héctor Pedraza M., en el Cementerio Central de Bogotá.

Señores Académicos, colegas, señoras, señores:

El doctor Hernando Groot, Presidente de la Academia Nacional de Medicina, nos encomienda que pronunciemos algunas palabras frente al féretro que contiene los despojos mortales del Académico Alfonso Agusti Pastor, Miembro Numerario de nuestra ilustre corporación, Médico ejemplar en el ejercicio profesional y Profesor Agregado por concurso en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, para que hagamos breve elogio de quien fue sobresaliente en aquel plantel por su caballerosidad y consagración al estudio, por lo cual obtuvo, desde entonces, merecidas distinciones.

Su temperamento observador y analítico lo condujo a ejercer la medicina en el difícil campo de la siquiatría, la cual exige cualidades especiales de sabiduría, templanza y equilibrio en el razonamiento y el concepto.

Poseedor de estas cualidades pudo cuidar con éxito y humanidad a sus pacientes que estaban sumergidos en la tinieblas de la demencia y de otras afecciones menores, que en este tiempo alteran cada vez con mayor frecuencia el siquismo, y que estorban o impiden vivir en paz consigo y con sus semejantes. (Leer también: Doctor Ninian Ricardo Cheyne)

El doctor Alfonso Agusti Pastor fue de los primeros en nuestro medio con el Profesor Maximiliano Rueda, en aplicar el shock, para ciertas enfermedades mentales; por tal motivo obtuvo merecido renombre.

En la Academia de Medicina nos deleitó con magníficas semblanzas de sus ilustres maestros profesores: Edmundo Rico, Julio Manrique, Maximili ano Rueda y Alfonso Esguerra Gómez, dando así prueba de su generosidad y agradecimiento y de su compromiso con Hipócrates. Felizmente tales escritos quedaron consignados en la Revista “Medicina”, órgano de publicidad de la Academia.

Personalmente conocimos al doctor Alfonso Agusti desde la escuela. Hijo del cabellero español señor Alfredo Agusti Pastor quien representó al gobierno de su país por algún tiempo, en la segunda década de este siglo, entonces regido por su Majestad Católica el Rey Alfonso XIII, penúltimo de la dinastía Borbónica.

El señor Agusti amó a Colombia, aquí sentó su planta, para edificar un hogar en donde siempre reinaron las sanas costumbres hispánicas y las criollas, así como la armonía propia de un hogar bien constituido.

Sea este momento de dolor y sufrimiento, la oportunidad de hacer llegar a sus hermanas, sus sobrinos y demás personas de la familia Agusti, el sentimiento que embarga a nuestra corporación, la Academia Nacional de Medicina, en donde deja vacío un sillón, difícil de ocupar. También reciban nuestra sincera expresión de condolencia.

Ha pocos días, en el hogar del solterón del doctor Agusti, celebramos con parientes y amigos su onomástico; ni siquiera intuimos que sus días estaban contados, para perder tan valioso colega y amigo.

Bogotá, mayo 18 de 1981

HECTOR PEDRAZA M.
ACADÉMICO

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