Complejidad y Causalidad Parte II

Otra perspectiva de la complejidad se refiere a la representación, a la adquisición de infor­mación, a la construcción del lenguaje lógico, a la información, al concepto de mecanicismo y dinamismo.

Todos estos conceptos también se usan en la teoría de la computación, en el cálculo de la información necesaria o en la medición de los sistemas, en los fenómenos irre­versibles y reversibles, a pesar de que existen ecuaciones reversibles, fases, con tiempo y es­pacio. Los sistemas de información no se han considerado caóticos, aunque sí pueden llegar a serlo.

Generalmente, los sistemas complejos son abiertos, es decir, interactúan con su medio ambiente; generalmente hay flujo de energía o su análogo para mantener el sistema activo”; de alguna forma el estado del sistema depende de su historia (Ph. Binder, 1999).

Otros conceptos que se tienen en cuenta en la teoría de la complejidad

Son los emergen­tes (los emergentes múltiples) en los diferentes fenómenos, los cuales son propiedades de los sistemas que aparecen en los elementos más simples que conforman el sistema. Por ejemplo, la simetría y la asimetría pueden considerarsen emergentes. Cuando en un fenómeno y rela­ción entre diferentes fenómenos y procesos aparece o emerge la asimetría y ésta es más des­ordenada y la simetría es más ordenada.

Paradójicamente, en cualquier relación vincular dual (sujeto-objeto o sujeto-sujeto), analista-analizado, en el proceso psicoanalítico; cuando existe la asimetría hay mayor independencia y diferenciación, mayor individualidad y libertad, es decir, el sistema es abierto. De lo contrario cuando se establece la simetría en la relación analizado-analista (paciente-terapeuta) hay inmovilización del proceso, mayor dependencia e indiferenciación, menor libertad, y el sistema se cierra.

Por lo general, en el proceso analítico se abren y se cierran los procesos para tratar de que permanezcan abiertos y en movimiento.

Todo el lenguaje o términos de la teoría de la complejidad y caos habría que definirlo uno a uno, y no es la intención de esta obra; sin embargo, voy a utilizar algunos conceptos para analogarlos con los procesos mentales que contempla el psicoanálisis.

Existe el tema del concepto de sistema, el cual es utilizado en las diferentes disciplinas y ciencias.

Hay que entender que un sistema se construye a partir de acciones, fenómenos y estados que organizados aparecen en situaciones o posiciones para llegar a conformar epi­sodios.

Cuando nos referimos a sistemas lo hacemos al conjunto de elementos, principios, reglas que ordenadas contribuyen a un objetivo físicoquímico, psicológico, económico, ma­temático o social.

Un aspecto es la complejidad per-sé y otra es la complejidad como concepto integrado dentro de nuestro propio pensamiento (pensamiento complejo).

Si aceptamos la comple­jidad dentro de nosotros mismos puede ser que sobrevenga una esperanza y que de la ignorancia se inicie un saber, y de la incertidumbre otra incertidumbre

De tal manera, de un desorden se pasaría a un otro desorden que nos lleva a un orden transitorio, y así, del “” al “no-sí” o lo contrario, del no, al “sí-no”; este tema ya fue mencionado. Cuando decimos científico lo relacionamos con lo físicoquímico, electrónico, con lo biológico molecular, con la vida material y psíquica, y, de todas maneras, con la sociedad.

(Lea También:El Concepto de Pensamiento Complejo y el Psicoanálisis)

Es necesario tener en mente cómo el físico no sólo estudia la materia, sino la vida, la psiquis y la sociedad; a la vez, el biólogo investiga no solo la materia y la vida, sino que debe llegar a esta, en los campos de lo psíquico y social.
Por su parte, el sociólogo debe in­vestigar el conjunto en su interacción y en los principios de causalidad y los que se designan como acausales porque ignoramos con certeza su origen.

Desde cualquier perspectiva que el ser humano aborde e investigue al “ser humano” y a (en) “su entorno”, se encuentra con la temporo-espacialidad y con sus diferentes principios y leyes, mediciones, preguntas y res­puestas, niveles, dinámicas, efectos, secuencias históricas, patrones, campos, condiciones, grados, probabilidades, estructuras, procesos y desarrollos, con sus características relaciones e interacciones, significados, analogías, sistemas formales y sencillos, métodos de estudio, de observación y modificación para encontrar explicaciones e interpretaciones. Así como prin­cipios de causalidad que pueden ser múltiples.

Podemos concluir que existen multiplicidad de visiones, comprensión y explicaciones, con respecto a la teoría de la complejidad y caos, la cual no ofrece fáciles respuestas sino preguntas y problemas complejos. Pero sí mayor comprensión para la ordenación de los diferentes fenómenos, estados, sistemas, estructuras, procesos y desarrollos.

La epistemología del pensamiento y de la teoría de la complejidad hace, una diferencia con la teoría del caos, la que emergió primero de la física y de la matemática, y, luego pasó a ser aplicada a las ciencias sociales.

En ese punto de vista general, el caos nos refiere a los conceptos de orden y desorden, organización, desorganización y nuevamente a la posibilidad de nuevo orden aplicado a la naturaleza. Desde un supuesto, una propuesta y un concepto, se puede llegar a una evidencia imprevisible por su multideterminación.

Partiendo del punto de vista de las ciencias conceptuales y entre ellas la del psicoanálisis y las sociales, debemos tener en cuenta que existe otro determinante que es la interrelación del conflicto interno y el externo los cuales pueden ser dependientes, con todo lo histórico, continuo y discontinuo; al mismo tiempo con cierta autonomía.

Aquí también nos encontramos con que la complejidad tiene un sentido aleatorio, y, como ya se enunció incierto, según ocurra el fenómeno dentro de ciertas posibilidades ciertas.

Los hechos psíquicos aparecen obviamente en y por las interfunciones neurocerebrales, y por diferentes procesos que ocurren en el mismo; de tal manera se tratará de realizar las analogías o relaciones con los principios y teorías que se refieren a la física y química, así como los de incertidumbre, el de exclusión, la teoría de la relatividad, la de las estructuras disipativas, y la de los atractores.

Las analogías que me voy a permitir realizar se refieren en primer término, a las estruc­turas disipativas de Ilya Prigogine.

Este último investigador partió del sorprendente patrón ordenado de células hexagonales (colmenas) (ya citado) que aparecían cuando el calor emer­gía por el centro de las células. Mientras el líquido frío descendía por las paredes; a estas células se les denominó de Bènard. De tal manera que aparecía un “sistema que se alejaba del equilibrio”, (es decir, de un estado de temperatura uniforme… y por lo tanto determinado), “alcanzando un punto crítico de inestabilidad, en el que aparece el patrón hexagonal orde­nado” (O. Jaramillo R., 2000).

He ahí el equilibrio y desequilibrio, el orden y desorden, el azar y el determinismo. Este fenómeno de auto-organización, aparecía en un sistema abierto lejos del equilibrio.

El concepto de estructura y de equilibrio, tal como el de los cristales sería muy diferente a un sistema abierto; de ahí el concepto de estructura disipativa “para enfatizar la íntima relación, al principio paradójica en dichas situaciones, entre estructura y orden por un lado, y disipación por el otro” (F. Capra, 1998).

Es obvio que estos conceptos parten de la física y pueden proyectarse a la psicología en las cuales se presentan equilibrios y des­equilibrios, estabilidades e inestabilidades, formaciones y transformaciones, para conformar y organizar nuevas estructuras que incrementan la complejidad por fuerzas y energías que se reciben del exterior. Es decir, se realizan cambios a nuevas formas de organización, con fluctuaciones internas en las cuales intervienen los bucles de retroalimentación positivas; así también aparecen como fuentes de nuevo orden y complejidad.

Hago la analogía o semejanza con las estructuras psíquicas debido a la posibilidad de cambio psíquico que se relaciona también con la posibilidad del ordenamiento y reordena­miento mental.

También lo que se denomina en la teoría de la complejidad los atractores, las estructuras disipativas, las rupturas de simetría, la no linealidad, la interacción de sistemas y sus interrelaciones. Mostrando de alguna manera los “puntos fijos”, como hechos físicos con azar, determinismo, se analoga con probabilidad en los síntomas psíquicos o psicosomáticos como puntos de una organización que se ordena o se desordena (caos, confusión), en los campos del pensamiento, la sensopercepción, los afectos, las emociones y en las acciones en el Yo psíquico y corporal, (Sánchez Medina G., 2002).

Con estas posibles analogías se trata de encontrar nuevas relaciones en el conocimiento físico-químico-biológico-psicológico que nos permita tener más y mayor claridad sobre los fenómenos y sus interrelaciones, y así poder abrir espacios prohibidos y disminuir las distan­cias entre una y otra disciplina, con otra comprensión, a la vez, que permitir la presencia del conocimiento complejo; todo eso sin perder nuestra propia perspectiva e individualidad.

De tal manera, si nos permitimos las interrelaciones, también conseguiremos cierta integración funcional y cambio en la comprensión del ser humano el que, a la vez, tiene esa maravillosa capacidad de cambio psíquico.

Contemplado al hombre, dentro de un contexto universal, podremos desarrollar nuestro conocimiento más específicamente en conjunto, sin quedarnos aislados y/o regionalizados en cada una de nuestras disciplinas y, con un poco de orgullo narcisístico de tener un conocimiento profundo de algo parcial y sin el placer de entender al otro en forma global y/o humana, lo que implica ubicarnos en el principio del placer episte­mológico.

Todas estas conceptualizaciones con respecto a la complejidad, al azar, al determinismo y al proceso de orden y desorden se deben contextualizar en el funcionamiento psíquico y por ende en los hechos mentales cotidianos, el pensamiento y las reacciones afectivas emociona­les, en la conducta referida a lo individual y colectivo o social.

Es así también como llegamos al fenómeno de los sueños que en el capítulo X me voy a referir.

Así a la vez nos vamos a sumergir en el mundo psíquico con los conceptos del azar-determinista y todas sus interre­laciones conceptuales de la complejidad, la necesidad, la física ondulatoria, lo medible, la probabilidad y la incertidumbre ideas ya expuestas y analizadas en capítulos anteriores que sirven de apoyo científico a la hipótesis explicativa aquí postulada.

Sirvan los textos traídos de las otras obras de mi autoría para tenerlas en cuenta como base del conocimiento para entender la propuesta de la presencia y participación del “azar determinista”.

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