Manejo de la Cavidad Oral en el Paciente con Cáncer

Cavidad Oral

Complicaciones Orales por la Quimioterapia

Etiología de las complicaciones orales:

Se ha estimado que 40% de los pacientes bajo quimioterapia desarrolla algún tipo de complicación oral. Estas complicaciones son el resultado de efectos directos e indirectos de los agentes quimioterapéuticos.

La acción directa de tales agentes es destruir las células de reproducción y crecimiento rápido. También afectan a las células normales. (Ver también: Cáncer Broncogénico)

Debido a que las células de la mucosa oral y las del cáncer se reproducen rápidamente, ambas se destruyen y, por lo tanto, la mucosa se hace más delgada y sé ulcera. Los tejidos adelgazados proveen una puerta de entrada para las bacterias, las cuales pueden ser causa de infecciones sistémicas. Las drogas también pueden causar neuropatías dentales o mialgias orales y pueden producir daños a las glándulas salivales, causando xerostomía temporal.

Indirectamente, los agentes quimioterapéuticos suprimen la médula ósea (mielosupresión) y conducen a leucopenia, neutropenia, trombocitopenia, plaquetopenia y anemia, y el paciente se hace más susceptible a la infección y a la hemorragia. Debido a que la mielodepresión reduce el número de leucocitos, los signos típicos de inflamación pueden ser atípicos o no estar presentes.

La severidad de las complicaciones orales varía con el tipo de droga, la dosificación y la duración de la terapia.

Manejo odontológico antes de quimioterapia:

El odontólogo debe obtener del oncólogo la historia detallada del paciente, para ello definir y anticipar complicaciones potenciales.

Está demostrado que un ambiente oral saludable y limpio puede prevenir o disminuir las complicaciones orales. Por lo tanto, la condición dental del paciente debe evaluarse con relación a irritantes locales, tales como dientes y restauraciones fracturadas, prótesis removibles mal adaptadas, enfermedad periodontal y condiciones patológicas como quistes, abscesos periapicales y dientes incluidos. Estas condiciones, que no producirían complicaciones debe suspender el cepillado y el uso de la seda dental. Bajo estas circunstancias, la limpieza se hace utilizando una gasa impregnada en bicarbonato de sodio disuelto en agua.

Una vez iniciada la quimioterapia, el odontólogo debe observar como regla general no iniciar tratamiento alguno sin disponer de un cuadro hemático reciente y no iniciar procedimientos tales como profilaxis, endodoncia, cirugía oral o periodontal si el recuento de leucocitos es menor de 2.000 y el de granulocitos menor de 1.500 mm3, o el de plaquetas menor de 30.000. En caso de absoluta necesidad, el procedimiento se debe hacer bajo adecuado cubrimiento antibiótico.

Complicaciones orales

Mucositis:

Clínicamente, la mucositis se refiere a una mucosa despulida, eritematosa y ulcerada. La mucositis aparece, generalmente, a los tres días de la iniciación de la quimioterapia y cicatriza una o dos semanas después de terminado el ciclo, a menos que se presente una infección secundaria.

Debido a que la producción de nuevas células está inhibida por los agentes quimioterapéuticos, puede presentarse eritema y dolor. Las úlceras
resultan del traumatismo que producen los alimentos sobre la mucosa en el curso de la masticación. Además, en el paciente neutropénico se pueden desarrollar gingivitis severas.

Los pacientes bajo tratamiento activo de leucemia aguda y que han recibido trasplante de medula, frecuentemente desarrollan estomatitis graves.

El diagnóstico de la mucositis oral es básicamente clínico y a través de clasificaciones.

Para su diagnóstico se utiliza la clasificación de Nebraska (Dodd et al, 1999) por ser más completa, ya que se evalúa áreas específicas de la cavidad oral según sus características y estado clínico, asignándoles un valor entre 8 y 24 puntos (tablas 1 y 2).

Diagnóstico de la mucositis oral

Diagnóstico de la mucositis oral según puntaje

significativas en personas normales, son fuente de infección local o sistémica grave cuando el sistema inmune se encuentra deprimido o totalmente suprimido.

Antes de comenzar quimioterapia se debe realizar una profilaxis dental profunda e iniciarse un régimen efectivo de higiene oral para reducir la posibilidad de infecciones, mucositis y gingivorragia.

El régimen de higiene oral consiste en la limpieza cuidadosa de los dientes con un cepillo extrablando y una pasta que contenga flúor o bicarbonato de sodio y el uso diario y cuidadoso de la seda dental.

Se deben eliminar todos los factores de irritación, tales como caries, prótesis y restauraciones mal adaptadas, cálculos supra y subgingivales, etc.

Manejo odontológico durante la quimioterapia:

Si durante la quimioterapia se produce leucopenia inferior a 2.000 por mm3, o si hay plaquetopenia inferior a 30.000, el paciente.

Los siguientes agentes tienen un alto potencial para producir daño a la mucosa: metotrexato, citosina arabinosida, ciclofasfamida, clorhidrato de doxorubicina, 5- fluorouracilo y bleomicina y los taxanos.

Mielosupresión e inmunosupresión:

Las drogas que actúan por destrucción de las células que normalmente maduran en granulocitos o linfocitos, privan al paciente de la protección que normalmente provee el sistema inmune. La quimioterapia del cáncer compromete la actividad fagocítica, reduce la producción de anticuerpos por los linfocitos B, inhibe el desarrollo de los linfocitos T y bloquea la reacción inflamatoria. El paciente puede desarrollar infecciones bacterianas, virales, micóticas y mixtas.

Casi todos los agentes quimioterapéuticos deprimen la medula ósea. Estas drogas causan trombocitopenia, leucopenia, plaquetopenia y trastornos en los mecanismos inmunitarios, lo cual puede agudizar los problemas periodontales y pulpares.

Entre los factores que influyen en la agudización de la enfermedad oral del paciente están:

  • Inmunodeficiencia inducida por la quimioterapia.
  • Necrosis del tumor con el consecuente crecimiento de bacterias.
  • Obstrucción mecánica o trombótica del sistema venoso.
  • Crecimiento exagerado de patógenos resistentes.
  • Debilidad física.
  • Infección nosocomial.
  • Deficiencias nutricionales.
  • Mala higiene.

Manejo oral y dental:

El manejo de la mucositis y de las úlceras orales es principalmente paliativo e incluye los siguientes pasos:

  • La boca debe mantenerse húmeda y libre de restos alimenticios y de placas a fin de prevenir el crecimiento de bacterias, hongos y virus. La profilaxis frecuente puede ayudar en el control de placas.
  • Lavados bucales con una solución de bicarbonato de soda y agua (una cucharadita de bicarbonato de soda para un vaso de agua), por lo menos 4 veces al día. La solución no debe tragarse.
  • En caso de dolor, se pueden utilizar anestésicos tópicos, como xilocaína al 2%, en solución viscosa. La xilocaína no debe usarse inmediatamente antes de las comidas ya que puede anestesiar el paladar blando y las epiglotis causando ahogo.
  • Una combinación que produce gran alivio sintomático es la de Kaopectate y elixir de Benadril. El Kaopetate provee una capa protectora y el Benadril ayuda a reducir la inflamación.
    Se deben evitar sustancias que agraven la mucositis. La mayoría de los enjuagues bucales y antisépticos contienen alcohol, sustancia que irrita los tejidos.
  • Se puede usar una solución de Peróxido de Hidrógeno al 0,5% para remover la placa, pero sólo esporádicamente, para evitar la formación de nuevo tejido de granulación o interrumpir el crecimiento de la flora bacteriana normal. Hoy preferimos usar soluciones de clorhexidina.

El tabaco y el alcohol, además de ser carcinogénicos, son irritantes y, por lo tanto, deben ser prohibidos. Igualmente, los alimentos calientes, de textura gruesa, las especias y los ácidos.

El dolor de la mucositis:

Hace que el paciente disminuya su alimentación y lo puede llevar a la desnutrición, la cual tiene hondo impacto en el progreso del paciente.

El manejo cuidadoso de la mucositis es muy importante en la prevención de las complicaciones secundarias, y la participación del paciente en su higiene oral es fundamental.

La severidad de la mucositis puede estar directamente relacionada con la acumulación de placa y con la enfermedad periodontal. Por ello, la falla en el programa de higiene oral lleva al desarrollo de mucositis, lo cual podría interrumpir el régimen de quimioterapia hasta que los tejidos orales afectados cicatricen.

Neurotoxicidad:

Las drogas antineoplásicas pueden ser tóxicas para el tejido nervioso.

Se debe sospechar neurotoxicidad en presencia de dolor mandibular bilateral constante y severo, sin causa dental o periodontal evidente. La ausencia de alteraciones en la mucosa, caries, enfermedad periodontal o evidencia radiológica de infecciones intraóseas contribuye a considerar el diagnóstico de neurotoxicidad; el tratamiento es con base en analgésicos. Generalmente desaparece con la suspensión de la quimioterapia.

Xerostomia:

La xerostomia se produce por el daño que producen las drogas en las glándulas salivales. La disminución de flujo salival afecta el mecanismo de autolimpieza y el descenso del pH rompe el delicado balance de la flora oral y facilita el crecimiento de bacterias cariogénicas. La disminución del flujo salival también inhibe el proceso de remineralización del esmalte.

La mucosa seca es generalmente dolorosa, por lo cual el habla, el gusto y la masticación se ven muy afectadas con la xerostomia. Afortunadamente el flujo salival y la composición de la saliva retornan a sus niveles normales, una vez concluida la quimioterapia.

El manejo de la xerostomia incluye la sustitución de la saliva natural con saliva artificial o su sustituto. La saliva artificial se expende ya preparada, pero es de difícil consecución en nuestro mercado. Se puede preparar un sustituto de saliva artificial mediante la mezcla de 8 onzas de agua y 5 gotas de glicerina, la cual se puede colocar en un frasco nebulizador
(spray) para ser utilizada tan frecuentemente como sea necesario. En particular, debe utilizarse antes de las comidas.

El paciente debe recibir las siguientes instrucciones:

  • Ingestión abundante de líquidos.
  • Lubricar los labios secos.
  • Disolver dulces en la boca para estimular el flujo salival.
  • Usar vaporizadores de agua en la alcoba, durante la noche.

Para lubricar los labios secos se puede recomendar lanolina. La vaselina y productos derivados del petróleo están totalmente contraindicados, porque aumentan la resequedad.

Debido a que la xerostomia favorece la formación de caries, se debe hacer un régimen preventivo que incluya flúor. Se puede utilizar gel de flúor estañoso al 0,4%, o gel de fluoruro de sodio al 1% para cepillarse los dientes una vez al día, después del cepillado convencional. El paciente no debe tomar o comer por lo menos 30 minutos después de la aplicación del gel. Si aparecen lesiones descalcificadas en el esmalte dentario, se pueden
usar cubetas que llevan una capa delgada de flúor para aplicación durante 5 minutos.

El tratamiento con flúor debe continuarse hasta que la quimioterapia haya terminado y el flujo salival regrese a la normalidad.

Gingivorragia:

La quimioterapia puede producir trombocitopenia, que resulta en hemorragias orales. El sangrado no se presenta generalmente cuando el recuento de plaquetas es mayor de 50.000 por mm3, pero es casi seguro cuando baja de 20.000 por mm3.

Las mayores causas de sangrado oral son los factores irritantes locales y la mala higiene.

La severidad del sangrado disminuye con tratamiento dental apropiado, antes de iniciar la quimioterapia.

El odontólogo puede manejar el sangrado severo con cubetas llenas de Gelfoamâ, Surgicelâ, gasas humedecidas con agua oxigenada o con cementos periodontales.

Debe descontinuarse el cepillado dental al primer signo de sangrado espontáneo. Se pueden usar gasas húmedas para la higiene dental.

Infección:

La infección es una complicación frecuente en el paciente sometido a quimioterapia, por la inmunodepresión. Las infecciones son responsables de casi 50% de las muertes en pacientes con cáncer. A mayor mielosupresión por la droga, mayor la incidencia
de infecciones orales. Las principales fuentes de infección son la flora endógena, el ambiente hospitalario (nosocomial) y la piel.

Infecciones por hongos:

La más frecuente infección micótica es por la Candida albicans, un organismo que es parte de la flora normal. Pero la candidiasis aparece cuando el hongo prolifera en un sitio despulido y, por lo tanto, vulnerable al haber perdido su primera línea de defensa.

La candidiasis se caracteriza por colonias condensadas, de color blanco, que se adhieren a la mucosa, con predilección por la lengua. Las colonias tienden a unirse cubriendo gran extensión de la mucosa. Al removerse, son dolorosas, dejan úlceras superficiales y áreas eritematosas y sangrantes. El tratamiento debe ser sistémico.

Infecciones bacterianas:

En la boca existe una abundante flora bacteriana normal, en un ambiente de delicado balance. En los pacientes inmunosuprimidos, especialmente en aquellos con neutropenia, las bacterias Gram positivas y las bacterias Gram negativas se
convierten en patógenas y su efecto se acentúa por la pérdida de integridad de la mucosa.

La interrupción de este balance también puede ocurrir cuando el paciente se encuentra bajo terapia antibiótica.

Las bacterias Gram negativas principalmente responsables de las infecciones incluyen Pseudomonas, Klebsiella, Serratia, Enterobacterias, Escherichia y Proteus entre las bacterias Gram positivas, están S. aureus, S. epidermis y el estreptococo piógeno.

Infecciones virales:

Las infecciones virales más agresivas son las causadas por virus herpéticos las lesiones que producen toman de 5 a 6 semanas para cicatriza. Son lesiones dolorosas que se diseminan fácilmente y son muy vulnerables a una superinfección por bacterias.

El manejo de las infecciones en la cavidad oral, cualquiera que sea su etiología, es muy importante, puesto que pueden convertirse fácilmente en infecciones sistémicas.

Se deben realizar cultivos de las lesiones y determinar inmediatamente la medicación adecuada.

Las prótesis son albergue de microorganismos que pueden causar infecciones. Las técnicas preventivas contra la infección también deben ser practicadas en los paciente edéntulos (limpiado diario, de la prótesis con cepillo).

En el tratamiento sistémico de la candidiasis se utiliza el fluconazol. Como agente tópico se prefiere el Daktarin® gel oral sobre el Micostatin®. Para el tratamiento del herpes, se usa el Acyclovir®. Para las lesiones herpéticas de la piel hemos usado con buen resultado aplicaciones tópicas de gluteraldehído.

El Instituto Nacional de Cancerología da particular importancia al enfoque interdisciplinario en la prevención y tratamiento de las complicaciones que se presentan con los tratamientos del cáncer, ya sean cirugía, radioterapia o quimioterapia.

(Lea También: Carcinoma de Lengua)

Complicaciones y cuidados orales post-radioterapia

Debido al éxito de la terapia combinada, cirugía, radioterapia y quimioterapia, el número de pacientes que necesitan cuidado oral y dental ha aumentado.

La dosis terapéutica en la radioterapia de la mayoría de tumores de cabeza y cuello es de 5.000 a 7.000 cGy, aplicada directamente en la lesión y el área circundante.

Complicaciones

Eritema:

La piel de la cara y el cuello que estén dentro del campo de irradiación comienzan a mostrar cambios luego de los primeros 300 a 400 cGy. A medida que la terapia progresa, se pierde el cabello las glándulas se atrofian y la piel se seca.

Luego de la terapia, el color rubicundo de la piel desaparece gradualmente, pero el  epitelio permanece delgado y se arruga. Si los labios están en el campo de irradiación, ocurren cambios atróficos en el epitelio, las comisuras desarrollan fisuras e irritaciones que pueden sangrar cuando el paciente abre la boca ampliamente, lo cual lleva a dificultades durante los tratamientos dentales.

Mucositis:

La mucositis es una reacción de los tejidos blandos que se desarrolla durante la terapia de irradiación, cuya severidad se relaciona con la calidad, la dosis total y la duración de la radioterapia. Luego de aproximadamente 1.000 cGy, la mucosa en el campo de la radiación se torna blancuzca, y posteriormente se hace delgada, friable y rojiza.

Se forma una pseudomembrana la cual, cuando se descama, deja una superficie ulcerada y sangrante. Inicialmente la mucositis puede ser local, pero cuando el tratamiento alcanza las dosis de 2.500 a 3.000 cGy, resulta involucrada la totalidad de la mucosa.

El paladar blando, el piso de la boca, los bordes laterales y la superficie ventral de la lengua son particularmente sensibles a la radiación. El paciente es incapaz de ingerir alimentos sólidos. La mucositis persiste por 3 a 4 semanas, luego de la irradiación.

El adelgazamiento y ulceración que sufren los tejidos los hace susceptibles a la infección secundaria. La infección más común es la candidiasis.

Xerostomia:

Durante las primeras semanas de radiación los pacientes comienzan a notar cambios en la calidad y cantidad de la saliva. La saliva se adhiere a las estructuras orales y el paciente siente dificultad para tragar. La razón de este cambio inicial en la calidad de la saliva parece que se relaciona con la radiosensibilidad de las glándulas salivales localizadas en las diferentes áreas de la boca. Los acinos de las glándulas serosas (parótidas) se afectan inicialmente más que los acinos de las glándulas mucosas y, por lo tanto, hay abundancia del moco de la saliva, sin diluir.

La severidad y cronicidad de la xerostomia están relacionadas con la dosis por fracción a dosis total de irradiación, el área irradiada y la edad del paciente. Si el campo está sobre la parótida y las glándulas submandibulares, la xerostomia se hace más severa y puede interferir con la dicción, masticación y deglución. El comer se convierte en problema y sólo puede realizarse tomando simultáneamente grandes cantidades de agua. El paciente pierde el apetito, lo cual inicia un ciclo vicioso de deficiencia nutricional. La xerostomía post-irradiación casi nunca regresa en los pacientes adultos si la dosis de radiación es mayor de 4.000 cGy. El flujo salival puede mejorar en los pacientes jóvenes.

Hipogeusia:

La hipogeusia (disminución aguda del sentido del gusto) por irradiación se inicia generalmente en las primeras semanas de la radioterapia. Las lesiones de los microvellos de la lengua y de las papilas del sabor afectan la percepción del paciente a los sabores dulce, salado, amargo y ácido. El sentido del sabor casi desaparece, pero generalmente regresa en los 3 o 4 meses siguientes a la radioterapia. Sin embargo, cuando la terapia excede los 6.000 cGy, la hipogeusia puede ser permanente.

Caries por irradiación:

Los pacientes que reciben irradiación con campos en la cavidad oral enfrentan problema de caries durante toda la vida, debido a la disminución de la saliva, con la consecuente mayor concentración de bacteria cariogénicas. Las lesiones de caries asociadas con la radioterapia comienzan como manchas y desmineralizaciones blancas en el esmalte de los dientes. Si no se tratan, pueden cubrir todo el diente, con posible fractura de la corona. La dentina expuesta se reblandece y gradualmente es atacada. Cubrir los dientes durante la radioterapia no previene la caries, porque no es la estructura dentaria la afectada, sino que más bien el fenómeno resulta por una alteración en la calidad y cantidad de la saliva y del aumento de la placa bacteriana.

Edema y trismus:

Luego de la radioterapia, el edema de la mucosa oral del labio inferior y de la lengua puede dificultar el tratamiento dental y el cuidado oral. El paciente se muerde la lengua y los carrillos, lo cual requiere ajustes de la oclusión.

La irradiación directa sobre los maseteros, los pterigoideos y la articulación
temporomandibular puede causar fibrosis muscular y trismus durante y después de la terapia.

Osteoradionecrosis:

La mandíbula tiene mayor densidad y más baja vascularidad que el maxilar superior, razón por lo cual es más susceptible a la osteoradianecrosis.

La irradiación reduce el número de osteocitos y causa fibrosis progresiva. La vascularidad se disminuye gradualmente por edema y hialinización de los vasos pequeños.

El hueso, como cualquier otro tejido, al ocurrir una reducción del flujo de sangre, responde lentamente a la infección y al trauma.

La osteoradionecrosis es la complicación más seria de la radioterapia. Se relaciona con la dosis de administrada, la condición preeexistente del hueso y de la mucosa y, los cambios que se presenten durante y después de la terapia. La osteoradionecrosis ocurre más frecuentemente en los pacientes que tienen dientes naturales, probablemente debido a que las estructuras periodontales brindan mayor oportunidad para el desarrollo de infecciones.

Cuando los tumores se localizan cerca del hueso, el riesgo de necrosis aumenta, porque en la medida que el tumor se destruye, los tejidos cercanos también se afectan, dando como consecuencia la exposición ósea. Debido a la irradiación, el periostio ve disminuida su capacidad de cicatrización, y el epitelio no se regenera rápidamente. La mucosa puede permanecer intacta, pero se forman islas de hueso expuesto.

La exposición de hueso puede ser causada por enfermedad periodontal o por laceraciones resultantes de irritación mecánica, por extracciones dentales o por cirugía oral o periodontal que afecte al hueso.

Los primeros síntomas de la osteroadionecrosis son dolor, secuestros óseos y supuración continua. La osteoradionecrosis se ve generalmente en la mandíbula, pero puede presentarse también en el maxilar superior, especialmente si hubo cirugía previa a la radioterapia que hubiera afectado el flujo sanguíneo (ej: disección ganglionar radical de cuello).

Extracciones pre-irradiación:

Antiguamente se hacían exodoncias totales antes de la radioterapia a fin de prevenir las caries postirradiación que requerirán extracciones dentales que pudieran causar osteoradionecrosis.

Actualmente las medidas preventivas y las modificaciones del ambiente oral han demostrado que la caries de irradiación puede controlarse y que no son necesarias las exodoncias. Sin embargo, las indicaciones de extracciones pre-irradiación existen. Las más importantes son: raíces abandonadas, enfermedad periodontal avanzada, alto índice de caries y pobre higiene oral.

Cuando la irradiación ocurre alrededor de la boca, la primera preocupación es crear un campo limpio y un ambiente oral que pueda ser mantenido fácilmente. La dosis de irradiación y la proximidad del tumor al hueso también juegan un papel importante en la decisión sobre las extracciones antes de la radioterapia. Cuando las lesiones a irradiar son en el piso de la boca, en el área retromolar o en la lengua, el riesgo de complicación ósea se aumenta considerablemente.

Si los dientes que se encuentran en el área de irradiación tienen un pronóstico muy malo, se debe proceder con extracciones pre-irradiación.

Cuando el paciente recibe radioterapia a muy temprana edad son comunes las deficiencias de desarrollo de los dientes y maxilares.

Las extracciones pre-irradiación difieren de las exodoncias que se practican en condiciones normales, por cuanto el potencial de cambios óseos que causa la irradiación es tan grande, que el balance entre la reabsorción ósea y la osteoregeneración se trastorna y, por lo tanto, la capacidad de remodelación ósea se reducirá. Se requiere que el cirujano en el momento de la exodoncia modele de nuevo el hueso alveolar, retire las espículas
óseas y lime los ángulos agudos. Los sitios de las exodoncias deben suturarse sin tensión en los colgajos.

Extracciones post-irradiación:

Las extracciones dentales después de la radioterapia han sido inculpadas como una de las principales causas de osteoradionecrosis.

Los pacientes que reciben 5.000 o más cGy en tumores del piso de la boca o localizaciones donde el haz primario debe pasar por la mandíbula, son altamente susceptibles a complicaciones óseas, al igual que los pacientes que han sido sometidos a disección ganglionar radical del cuello, ya que la arteria maxilar y las ramas cervical y facial se sacrifican. La rama cervical brinda irrigación a la mucosa y al periostio de la mandíbula; al ser removida esta fuente sanguínea, el área queda dependiente de circulación colateral por pequeños vasos que son los más afectados por la radioterapia.

Los factores que se deben considerar en las extracciones post-irradiación son:
  • La dosis de radioterapia recibida en la zona.
  • La localización del tumor (cercano al hueso).
  • El número de extracciones a realizar.
  • La premedicación.
  • La sutura.
  • El tipo de dificultad de la extracción.
  • El tiempo entre la finalización de la irradiación y las exodoncias.

Pacientes que reciban más de 5.000 cGy son casos ideales para complicaciones óseas, al igual que aquellos con tumores muy cercanos al hueso.

Si las extracciones son numerosas, el área de hueso expuesta será mayor y por lo tanto más susceptible a infección o a esfacele de la mucosa luego de la sutura.

La extracción se hace bajo cubrimiento antibiótico pre y post exodoncias, con drogas que cubran anaerobios y estreptococos, que son los microorganismos prevalentes en la cavidad oral. También debe tenerse en cuenta la moniliasis, tan común en los pacientes irradiados.

En exodoncias muy difíciles hay mayor traumatismo óseo, con la consiguiente dificultad en cuanto a osteoregeneración.

Se ha preconizado un tiempo mínimo de 2 años entre la radioterapia y las exodoncias.

Sin embargo, la circulación colateral que se pueda formar en ese lapso es muy reducida.

Por consiguiente, es más importante tener en cuenta el grado de trauma de la cirugía, la profilaxis antibiótica y el buen cubrimiento quirúrgico de la zona intervenida.

Mantenimiento dental post-irradiación:

Luego de la radioterapia se requiere un seguimiento asiduo por parte del odontólogo.

El concepto de seguimiento cada 6 meses no es aplicable en el paciente irradiado. El período máximo es de 3 meses, debido al rápido deterioro que puede presentar la condición oral. Se deben reforzar las medidas de higiene, profilaxis y definir las necesidades de restauración.

Se deben instaurar las aplicaciones diarias con flúor tópico por el mismo paciente, lavando los dientes con un gel del flúor estañoso al 0,4%. También se pueden usar las cubetas con flúor. Cualquiera de las dos opciones debe continuar por toda la vida.

El paciente con xerostomia debe usar continuamente la saliva artificial, aplicándola con frecuencia por razón de su corto efecto. En su defecto, se utiliza el sustituto de saliva artificial (8 oz de agua y 8 gotas de glicerina).

En odontología restauradora en pacientes irradiados se tienen en cuenta ciertos parámetros para la escogencia de los materiales. Las coronas son costosas y el tipo de odontología en estos casos el tratamiento generalmente es temporal, debido a la gran recurrencia de caries. Las resinas compuestas no se deben utilizar en los molares de pacientes irradiados.

La utilización de prótesis totales inmediatamente después de la radioterapia es controversial. Algunos autores creen que no se deben usar dentaduras, mientras otros consideran que se debe esperar un año o más hasta que la mucosa pueda tolerarlas.

Nosotros creemos que es imposible fijar un tiempo, ya que la regeneración de los tejidos y la regresión de la mucositis son diferentes en cada paciente  y el traumatismo psicológico por el defecto estético puede causar más daño que la posible irritación en la mucosa.

Finalmente debemos recalcar la importancia del manejo interdisciplinario oncólogos, radioterapeutas, cirujanos y odontólogos.

 

Lecturas Recomendadas

  • 1. BEUMER J CURTIS.- T. HARRISON. Radiation therapy of the oral cavity; sequelae and management. Head Neck Surg 1:301-312, 1979
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