El Expresionismo
Arte Expresionista
El expresionismo surgió como reacción al impresionismo: así como los impresionistas plasmaban en el lienzo una “impresión” del mundo circundante; un simple reflejo de los sentidos, los expresionistas pretendían reflejar su mundo interior, una “expresión” de sus propios sentimientos.
Así, los expresionistas emplearon la línea y el color de un modo temperamental y emotivo, de fuerte contenido simbólico. Esta reacción frente al impresionismo supuso una fuerte ruptura con el arte elaborado por la generación precedente; convirtiendo al expresionismo en un sinónimo del arte moderno durante los primeros años del siglo XX.
El expresionismo supuso un nuevo concepto del arte, entendido como una forma de captar la existencia, de traslucir en imágenes el sustrato que subyace bajo la realidad aparente, de reflejar lo inmutable y eterno del ser humano y la naturaleza.
Así, el expresionismo fue el punto de partida de un proceso de transmutación de la realidad que cristalizó en el expresionismo abstracto y el informalismo.
Los expresionistas utilizaban el arte como una forma de reflejar sus sentimientos, su estado anímico, propenso por lo general a la melancolía, a la evocación, a un decadentismo de corte neorromántico.
La pintura del expresionismo tuvo dos grandes grupos artísticos: el Die Brücke y el Der Blaue Reiter; el primero se fundó en Dresde en 1905 y el segundo en Múnich en 1911.
En cuanto a la arquitectura, ésta se desarrolló principalmente en Alemania, Austria, Países Bajos, Checoslovaquia y Dinamarca.
La arquitectura en el expresionismo se caracterizó por el uso de nuevos materiales, por ejemplo materiales para la construcción como el ladrillo, vidrio y acero; también por el uso de formas biomórficas.
En cuanto a la literatura, entre los temas destacados del expresionismo están la guerra, el miedo, el amor, la locura, el delirio, la naturaleza, el conflicto generacional, etc.
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