El Ámbito de la Práctica Urológica

La práctica urológica ha abrazado el abordaje del equipo multidisciplinario para el cuidado del paciente en áreas como la del cáncer. La participación de profesionales como radiólogos intervencionistas y oncólogos debe aumentar. Como resultado la práctica uroló­gica independiente será más difícil y es pro­bable que los hospitales conformen equipos de urólogos altamente especializados.

La pregunta es cuales especialidades per­manecerán bajo los auspicios de la urología.

Hay muchas áreas que han sido consi­deradas como del dominio de los urólogos pero otras disciplinas médicas no necesaria­mente comparten esta visión. En los campos de la uroginecología, infertilidad masculina, disfunción eréctil, trasplante renal, oncología, infección urinaria, urología pediátrica, hay no solo escuadrones sino ejércitos de ginecólogos, dermatólogos, cirujanos de trasplante, oncólo­gos, cirujanos pediatras, nefrólogos, expertos en invadir aquello que los urólogos consideran sus territorios.

Cualquiera redistribución del cuidado clínico y de la responsabilidad debe ser hecha sobre las bases del mejor cuidado del paciente. Esto inevitablemente significa un cambio en el status quo.

Hay ejemplos de países donde los pa­cientes con cáncer de próstata son referidos a oncólogos ó radioterapeutas. El mismo dilema se encuentra en la práctica pediátrica donde la especialidad de urología pediátrica no es reconocida.

Educación Médica Continuada (CME)

Desarrollo Profesional Continuado (CPD) Europa

Como parte de una tendencia general de la medicin, los pacientes esperan que sus médicos muestren evidencia de su ac­tualización en su especialidad. No hay nada nuevo acerca de la educación y el entrena­miento de post grado. Los especialistas mas responsables han reconocido la necesidad de actualizar sus conocimientos desde los tiempos de Hipócrates. Sin embargo los días de la reglamentación por nosotros mismos se acabaron. Vendrán requerimientos para las actividades de post grado que deberán ser formalizados tanto en su provisión como evaluación. Muchas de las tareas de rutina en la enseñanza son de valor educacional pero una mayor cantidad de actividades será requerida.

CME

Congresos, seminarios, simposios, cursos, talleres y otras reuniones científicas.

Estudio individual, lectura de revistas urológicas (mínimo dos por año), libros sobre temas urológicos, material obtenido en Internet.

CPD

Desarrollo de habilidades clínicas ó técnicas.

Actos clínicos y terapéuticos de rele­vancia.

Periodos de entrenamiento en hospitales nacionales o extranjeros. Trabajos en con­gresos, posters. Participación en debates, conferencias. Publicaciones científicas.

Enseñanza: pregrado, post grado, súper especialización.

Maestrías, doctorados, fellowship.

Proyectos de investigación, Organización de simposios, seminarios, cursos.

Participación en Consejos, Comités, Gru­pos de estudio en aspectos científicos, profesionales o administrativos.

Existe un reconocimiento de la necesidad de la actividad de postgrado que incluye la asistencia a congresos nacionales e interna­cionales. Pero hay menos certeza acerca de quien es responsable de los costos que esto involucra.

Hay un clima de opinión que reconoce que el CPD (Desarrollo profesional continuado) es solo una parte del proceso que garantiza que el profesional mantiene su nivel de idoneidad en la práctica de su especialidad. Igualmente importante es la evidencia de que no están em­prendiendo un tipo de actividad en la cual no tienen suficiente experiencia. Deben además proporcionar evidencia de que sus resultados son tan buenos como cabe esperar y que están dispuestos a una revisión por pares.

Todos los cirujanos reconocen que la cirugía tiene riesgos de morbilidad y de mortalidad, pero es preciso disponer de un sistema que identifique tempranamente al cirujano cuyos resultados están por debajo del standard re­querido.

Hay una creciente necesidad de definir los estándares requeridos y las competen­cias para cada nivel de entrenamiento, así que el proceso sea objetivo y reproducible. Es necesaria la evidencia de que cada indi­viduo es competente y seguro en su práctica profesional. Esto requiere la recertificación o revalidación. Este proceso probablemente va­riará según los países. La iniciativa por parte del cuerpo médico es esencial para evitar un sistema arbitrario impuesto por una autori­dad regulatoria o por el gobierno.

Publicación Médica

Este es también un tema de gran cambio en la publicación médica y científica. Los mé­dicos en general han sido criticados por sus pares científicos por los pobres standares de investigación clínica que han sido publicados. La recomendación de la E-Biomed debió ser aceptada por el Instituto Nacional de Salud (USA) desde Enero de año 2000. Esto hubiera capacitado a los autores para someter sus tra­bajos a un reservorio central que hubiera teni­do dos avenidas a la publicación. Los autores podrían haber solicitado que su trabajo fuera revisado por pares de una revista científica y una vez aprobado sería publicado en la Web con poco intervalo con la publicación en papel. O mi panel de la E-Biomed hubiera analizado el trabajo y después de aprobado, publicado en la Web. La propuesta nunca se puso en práctica. Recientemente hubo acuerdo entre las más importantes editoriales para ofrecer acceso libre a Internet para los científicos de los países en desarrollo 6 meses después de que fueran publicados por una revista científica bien calificada.

La ética de las publicaciones ha atraído gran atención después de que varios ejemplos de alto fraude científico fueron revelados. En Europa, el Comité de ética en publicaciones fue establecido en 1988 como una iniciativa de los editores del British Medical Journal. Se estableció un Set de Guías y todos los editores de las principales revistas médicas adhirieron para establecer estándares a los autores, inves­tigadores y editores.

Avances Médicos

Un estudio de la historia de la medicina confirma que pocos de los más significativos avances han sido previstos, lo cual sugiere que la casualidad ha sido su mejor aliado.

Sin embargo los marcadores tumorales han sido bien desarrollados. Es probable que la inmunosupresión se refine más. Los stents uretrales y ureterales biodegradables estarán disponibles con vida media predecible in vivo. Las técnicas de expansión de tejidos serán me­jores. Nuevos agentes antimicrobianos apare­cerán. La imagenología en tres dimensiones será rutina, con una mayor precisión, más rápida y menos invasiva.

La tecnología y la manipulación robótica en una estación de trabajo laparoscópico es ya una realidad y su diseminación dependerá de con­sideraciones mas financieras que médicas.

Tendremos un énfasis creciente en cirugía mínimamente invasiva que será el anuncio de la declinación en el número de procedimientos de cirugía abierta para patologías benignas o malignas. La nanotecnología obviará la nece­sidad de incisiones permitiendo la manipu­lación a nivel molecular. Tan significativo es el concepto de nanotecnología que en enero del 2000, el Presidente Clinton estableció un presupuesto de 500 millones de dólares para la Iniciativa Nacional de Nanotecnología. La terapia génica será más factible en el diagnósti­co y tratamiento. A medida que el ejercicio de la urología se torne más sofisticado el número de individuos que se pueden beneficiar, aumen­tará y las expectativas serán mayores.

Bibliografía

1. United Nations Population Division. Executive Summary United Nations.
2. King M. Commentary. Bread for the world. Another view. BMJ. 1999. 319: 991
3. Kiely. EA. The European Board of Urology survey of current urological manpower, training and practice in Europe. BJU Int. 2000: 85: 8-13
4. Matos-Ferreira A. A Continuing Medical Education and Continuing Professional Development: a credit system for monitoring and promoting excellence. BJU Int 2001. 87: 1-12
5. Varmus H.E. Biomed: a proposal for electronics publica¬tions in the biomedical sciences. 2001. http/www.nih/gov/welcome/director/ebiomed/ebi/htm
6. Campion EW. Anderson KR. Drazen J.M. A new web site and a new policy IY England J. Med 2001. 344: 1701-1
7. Committee of Publications Ethics (COPE) Guidelines on good publication practice. BJU Int 2001. 85: 2-7

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *