Historia de la Urología en la Universidad Javeriana Parte I

Trabajo Presentado para Ingresar a la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina

Dr. Carlos De Vivero Amador
Miembro Emérito y Expresidente de la Sociedad Colombiana de Urología

Deseo iniciar la narración de la historia de la Urología en la Universidad Javeriana recordando la frase del doctor Stevenson Marulanda que dice: “Aun quedan cosas en la vida para las cuales no se ha podido acuñar la moneda para pagarlas como la deuda de gratitud de un hijo a sus padres y la de un alumno a su maestro”.

Entrando ya en materia considero de vital importancia. Destacar en primer lugar como y con quien se inició la verdadera urología Colombiana. Fue el profesor Zoilo Cuéllar Durán, quien en el año de 1913 la inició. Fundando la cátedra de Urología en la Universidad Nacional.

Merece este ilustre galeno el reconocimiento no sólo de todas las generaciones de urólogos, sino también de la medicina colombiana.

Creo que bien vale la pena recordar una breve reseña biográfica de este gran hombre que nació en El Agrado. Departamento del Huila el 15 de febrero de 1871 y murió en la ciudad de Bogotá el 26 de octubre de 1935 en el Hospital de San José. Del cual fue uno de sus fundadores.

Realizó sus estudios de Medicina en la Universidad Nacional, viajó a París a perfeccionar sus estudios de cirugía en especial de Urología.

En 1925 regresó a París y permaneció allí y en otras ciudades de Europa hasta 1927, dedicado al trabajo hospitalario, especialmente en la rama de la urología.

Miembro de la Academia Nacional de Medicina desde 1906 y Presidente de la misma en los años de 1914-1930 y 1932.

Presidente de la Sociedad de Cirugía de Bogotá en varias oportunidades, conocido como un elocuente expositor. Un estudioso permanente de la cirugía y de la urología, crítico sistemático de todos los temas médicos y destacado investigador de la clínica.

Publicó numerosos trabajos en las revistas médicas de la época (Repertorio de Medicina y Cirugía y Revista Médica de Bogotá).

Importante destacar la cirugía practicada por él en el año de 1916 “Injerto de vena safena en la uretra masculina”. Intervención ésta que fue practicada casi al mismo tiempo por el doctor Legueu en el Servicio de Urología del Hospital Necker de París.

A este respecto decía el doctor Zoilo Cuéllar: “si el caso del Profesor Legueu es el primer éxito de esta clase de intervenciones, supongo que el mío será el segundo”.

Muy bien describió el Profesor Cavelier Jiménez la personalidad genial de este gran precursor de la urología colombiana con motivo de su fallecimiento en el año de 1935: “El temperamento quirúrgico del ilustre desa-parecido era un don natural y ese don llevado por el estudio y la práctica a su completo desarrollo. Le dio la personalidad inequívoca del gran cirujano entre cuyas virtudes se destacaba la de poseer un alma fuerte que le permitía disfrutar de la tranquilidad viril del espíritu.

En sus manos el acto quirúrgico. En apariencia brutal se convertía en un episodio lleno de belleza, porque como lo dijo Jean Louis Faure:

La belleza de una operación se encuentra en la sobriedad, en la precisión del gesto, en el orden del movimiento. En el poder de la continuidad de la acción, en la perfección de la técnica. La práctica quirúrgica del Profesor llevó en todo momento el sello indiscutible de su recia y fuerte personalidad.

Decidida la operación entraba en una especie de éxtasis que lo alejaba de cualquier consideración distinta de la vida que trataba de prolongar. Se jugaba su reputación profesional en busca de la más tenue esperanza de salvación.

Nunca vaciló una vez empuñado el cuchillo, ni aún en los casos más desesperados, porque como lo decía él:

“La cirugía proporciona grandes sorpresas”. Para él la vida del enfermo había que buscarla a “outrance”. Su espíritu pensaba que el cirujano debía ser más fuerte que la muerte”.

En sus operaciones desarrollaba la velocidad del relámpago y sus espectadores sentían el escalofrío de lo sublime al tiempo que sus rasgos de hidalga fisonomía permanecían inalterables. Personificaba en esos momentos el ideal del cirujano: de alma serena y mano firme. Fue un cirujano valiente que no retrocedía ante ningún obstáculo.

Tenía fe en su bisturí y a él se entregaba en la plenitud de sus funciones. Hasta en su lecho de moribundo dio muestra de la fe inquebrantable que le merecía la cirugía.

Comentando serenamente su enfermedad a los que lo rodeamos angustiados decía que si él fuera su médico se operaría. Termina el profesor Cavelier con esta cita: “La vida del cirujano es una bella vida y cuando llega la hora de la muerte, nadie puede con más calma y tranquilidad dormirse en la noche suprema.

A él le basta oír la voz de su conciencia murmurar a su alma sosegada que en este mundo ha hecho más bien que mal y que sobre la tierra de alegrías y de miseria los sufrimientos que sus manos ensangrentadas han aliviado. Han sido más numerosos que los dolores que han producido”.

He traído a mi memoria estas bellas palabras pronunciadas por el Profesor Jorge E. Cavelier, a propósito para hacer continuidad. Ya que la historia de la urología de la Universidad Javeriana nace en el Hospital de La Samaritana precisamente con el Profesor Cavelier. Quien fuera fundador de esta magna institución, cuna de la urología moderna en Colombia.

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Insólitamente su nombre no figura entre quienes firmaron el acta de creación de la Universidad Javeriana. Pero fue él quien abrió las puertas del hospital para que allí se dictaran las diferentes clínicas incluyendo la cátedra de urología.

Dice el doctor Jorge Segura en su discurso al conmemorarse los 50 años de fundada la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana: “Fue el profesor Jorge E. Cavelier quien nos brindó los servicios del Hospital de La Samaritana y en sus salas recibimos las clases magistrales de Alfonso Uribe Uribe y observamos la elegante y precisa cirugía de Hernando Anzola Cubides y de Pablo Gómez Martínez”.

Me parece imprescindible en este relato una brevísima reseña biográfica del profesor Jorge E. Cavelier. Ampliamente conocido por todos y me referiré únicamente a los aspectos académicos y científicos que tuvieron relación con el devenir de la urología en la Universidad Javeriana.

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