Gastroenteritis Nosocomial, Protozoarios

Los parásitos intestinales también pueden ser cau-sa de gastroenteritis nosocomial y producir cuadros com-plicados.

Giardia lamblia: la forma infectante es el quiste, el cual, por ser resistente al cloro dificulta la prevención de la infección. El grupo que más se afecta son los niños entre uno y seis años. La transmisión se da por agua y alimentos contaminados, y por vía fecal-oral. La giardiasis causa diarrea y malabsorción, produce atrofia y pérdida de las vellosidades intestinales.

Los síntomas aparecen en promedio a los 10 días de la contaminación. Los casos agudos suelen ser autolimitados. El cuadro clínico cursa con dolor epi-gástrico, distensión abdominal, flatulencia, hiporexia, dia-rrea y vómito. El tratamiento en los casos crónicos es con derivados nitroimidazólicos (metronidazol, tinidazol, tornidazol), también puede usarse furazolidona y albendazol.

Entamoeba hystolítica: el quiste es la forma infectante y el trofozoíto la invasora patógena.

El quiste es resistente al ambiente y al cloro de los acueductos. La única fuente de infección es el mismo hombre por contagio fecal-oral, consumo de alimentos y agua con-taminada con excrementos y contacto persona a perso-na. Se presenta irritación de los plejos nerviosos, edema e infiltración de la pared que provocan deposiciones diarreicas, mucosas y/o sanguinolentas, distensión ab-dominal, flatulencia, anorexia y dolor tipo cólico.

En inmunocomprometidos se aconseja quimio-profilaxis. Se utilizan dos tipos de medicamentos para atacar los trofozoítos según su localización: medicamen-tos de acción luminal (etofamida, clefamida, teclozan) y medicamentos de acción tisular (tinidazol, metronidazol, deshidroemetina).

Cryptosporidium: patógeno oportunista que afec-ta a inmunosuprimidos, produciendo síndrome diarreico. La gastroenteritis nosocomial se da por la transmisión, preferencialmente persona a persona, entre pacientes inmunosuprimidos. En pacientes con Sida se debe ha-cer aislamiento intestinal. El tratamiento de elección es la azitromicina, la cual es benéfica pero no ha demostra-do efectividad en la erradicación del germen.

Candida

El papel de la cándida en la gastroenteritis noso-comial ha sido difícil de determinar, en especial porque se identifica como un comensal humano y puede aislar-se en cerca del 65% de la materia fecal de personas saludables.

Este hongo se ha asociado con gastroenteritis invasiva en pacientes con enfermedad y gastroenteritis no invasiva en personas saludables. El cuadro clínico se caracteriza por diarrea intermitente acuosa y explosiva con o sin sangre y esporádicamente se acompaña de fiebre, náusea, anorexia o vómito. La diarrea nosocomial es prevalente en pacientes inmunocomprometidos y des-nutridos, al igual que en neonatos.

Medidas Preventivas

Se deben empezar con la educación del personal de salud sobre gastroenteritis nosocomial. Un factor im-portante en el manejo de estos pacientes es tomar las medidas preventivas necesarias para interrumpir la ca-dena de transmisión. Las formas de transmisión de dia-rrea nosocomial son fundamentalmente:

  1. De persona a persona.
  2. Mediante alimentos o agua contaminados.
  3. Por medio de medicamentos o aparatos contaminados.9

Siendo entre estas, la transmisión persona a per-sona la mas frecuente. De esto se deduce que los medios más eficaces en el control y prevención de las diarreas nosocomiales son aquellos encaminados a evitar la diseminación de patógenos entéricos por parte del personal hospitalario. Sin importar el agente etiológico, todos los pacientes con diarrea infecciosa, requieren manejo especial.

Las principales medidas a tener en cuenta son un correcto lavado de manos y el aislamiento intestinal. Lo que se busca en un buen lavado de manos es minimizar la cantidad de microorganismos presentes en la piel y reducir el riesgo de enfermar y/o transmitir la infección.

El lavado de manos se debe hacer con mucha más frecuencia de lo que generalmente lo hace el personal de salud. Por ejemplo:

  • Una vez llegue a la institución.
  • Antes y después de colocarse guantes.
  • Entre paciente y paciente.
  • Cada vez que manipula ropa o instrumentos que pue-dan estar contaminados, en especial con heces, en el caso de gastroenteritis.
  • Después de usar el sanitario.
  • Antes de salir del hospital.

Según el producto que se utilice, se consideran tres clases de lavado:

  • Con agua y jabón: elimina suciedad y grasa, ade-más disminuye la cantidad de microorganismos transitorios.
  • Con jabón antiséptico: elimina la suciedad y la gra-sa, disminuye el número de microorganismos transi-torios e inhibe el crecimiento de los gérmenes resi-dentes. Por ejemplo, jabón yodado.
  • Con alcohol: inhibe el crecimiento de microoor-ganismos, pero no elimina la suciedad ni la grasa. De ser posible se prefiere con jabón antiséptico.

El tiempo de fregado con el jabón siempre debe ser de mínimo 15 segundos y debe incluir las uñas y la su-perficie entre los dedos. Para el lavado quirúrgico se uti-liza jabón antiséptico y por un tiempo no menor de cinco minutos.

Aún cuando se usan guantes, se debe hacer un correcto lavado de manos antes y después de tenerlos. Además si los guantes se contaminan con sangre o flui-dos corporales se deben descontaminar con hipoclorito de sodio al 5% antes de desecharlos.

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