Semáforo Nutricional en la Etiqueta de los Alimentos Empacados

Resultados y Discusión

Se encontró que en 55 % de los artículos revisados se evaluó la variable de uso 7-15. En 67 % de las publicaciones comparables entre sí. se concluía que la metodología de cantidades diarias orientativas era la estrategia de rotulado nutricional frontal más buscada por los con­sumidores y la seguía el logo saludable, con el 16 %. Y finalmente, que en 17 % de los artículos se concluyó que los consumidores buscaban la etiqueta nutricional, independientemente de la estrategia de rotulado usada.

Este resultado tiene gran relevancia. Dado que el uso es el primer paso para que las estrategias de etiquetado realmente cumplan con su función en la educación nutri­cional. ya que es el punto de contacto inicial entre el consumidor y la etiqueta.

Además de esto, Grunet, et al., reportaron que hay un escaso uso de la etiqueta nutricional. Dado que solo 16,8 % de los consumidores la observa 10, En el año 2010. El mismo autor también reportó que en condiciones reales de compra los consumidores no observan la etiqueta nutricional de los alimentos. Por lo que se concluyó que, en comparación con otros artículos científicos en los cuales los consumi­dores informan si observan el rótulo o no lo hacen, existe 50 % de sobreestimación del uso 7.

Esto demuestra que realmente existe una gran falencia en la educación nutricional de los consumidores. Dado que no existe un concepto claro de la relación alimenta­ción-salud-enfermedad. Lo que hace que herramientas educativas, como el rótulo nutricional, se pierdan por su poca utilización. De ahí que sea fundamental proponer una estrategia que sea atractiva al consumidor para que este realmente lo busque y lo utilice.

En 50 % de los artículos revisados el semáforo nutricional :

se evaluó la variable de aceptación 8,11,12,14,16,17,18,19. De los artículos que fueron comparables entre sí. Se encontró que en 43 % se estable­ció que la metodología de cantidades diarias orientativas era la más aceptada entre los consumidores. En cambio, en 14 % se concluyó que el semáforo nutricional era la etiqueta más aceptada. El porcentaje restante pertenecía a estrategias no evaluadas en el presente trabajo, como la tabla de información nutricional y el rótulo de tipo híbrido. Asimismo, en 15 % de los artículos se concluyó que no existe una preferencia predominante por algún tipo de estrategia específica de rotulado.

Según los estudios, hay una mayor aceptación de la metodología de cantidades diarias orientativas que de la del semáforo nutricional. En 57,1 % de los casos, se concluyó que una de las principales causas de desaproba­ción del semáforo nutricional fue que los consumidores percibían este rótulo como paternalista, además de que no generaba un criterio de selección, por lo que sentían que otra persona seleccionaba los alimentos por ellos e, incluso, algunos la encontraron coercitiva. De igual manera, se reportó el mismo comportamiento ante la estrategia de logos saludables.

Esto puede estar ampliamente relacionado con el hecho de que el semáforo nutricional no aparezca en ningún reporte como una estrategia buscada por los consumidores. Dado que si no se acepta la estrategia de rotulado o si genera cierta apatía, es poco probable que los consumidores utilicen dicha herramienta educativa. Gerda, et al., concluyeron que la aceptación de la etiqueta nutricional incrementa el interés del consumidor por leer y entender el rótulo 16, lo cual es clave para que se alcance el objetivo de educación nutricional por medio del etiquetado.

En 28,50 % de las publicaciones comparables:

Se con­cluyó que la estrategia de las cantidades diarias orientati­vas generaba la mayor percepción de credibilidad entre los consumidores. En 14,2 %, se sacó la misma conclu­sión sobre la del semáforo nutricional. La diferencia en la credibilidad de esta última, puede deberse a que los consumidores desconocen quién creó y cómo se esta­blecieron los criterios de clasificación de un alimento 11.

En 89 % de todos los artículos revisados, se evaluó la variable de comprensión 7-23. En 72,8 % de los compara­bles, se concluyó que no existen diferencias significativas en la comprensión de los diferentes rótulos, en 18 % se afirmó que hay una mayor comprensión con los logos saludables y en 9 % se reportó que los consumidores comprendían más el rótulo de semáforo nutricional.

Es importante resaltar que Grunet, et al. 11, y Sacks, et al. 22, 23, hicieron varios cuestionamientos a los estu­dios en los que se evalúa la comprensión del semáforo nutricional. Aunque esta metodología les informa exactamente a los consumidores el nivel de contenido (bajo, medio, alto) de un nutriente específico mediante los colores, al preguntarles a los sujetos experimentales sobre el contenido del nutriente según el color, queda la duda de si realmente los compradores adquieren un criterio para seleccionar sus alimentos o si sencillamente en este tipo de estudios los sujetos repiten una clasifi­cación de acuerdo con el color que se les enseñó con el semáforo nutricional.

En 27 % de los artículos se reportó que con el semá­foro nutricional:

Los consumidores no pueden diferen­ciar alimentos similares pero con diferencias en el con­tenido de algún nutriente específico. Por el contrario, en el 36,60 % de las publicaciones comparables se reportó que, por medio de las cantidades diarias orientativas, los consumidores sí podían diferenciar estos alimentos.

Se puede afirmar que la estrategia del semáforo nutricional tiene grandes falencias en generar un cono­cimiento real en el consumidor sobre los aportes que puede llegar a tener un alimento y si este es adecuado para su estado de salud, nivel de actividad física o estado nutricional.

En 45,5 % de los artículos comparables se afirma que los consumidores tienden a exagerar las recomendacio­nes de restricción dadas por el semáforo nutricional. La categoría amarilla, que según la Food Standard Agency corresponde a “buena elección la mayoría de las veces”, los consumidores la entendieron como “no debo con­sumir este alimento”. También se exagera la recomen­dación roja, que según la entidad creadora del semáforo nutricional quiere decir que “está bien consumir este alimento de manera ocasional”, hasta el punto de no vol­ver a consumir de manera definitiva el alimento. Dado que lo identifican como nocivo.

Este es un punto desfavorable para el semáforo nutri­cional:

Pues transmite un mensaje erróneo a los consu­midores de que existen “alimentos malos”, y no el de que una dieta saludable incluye el consumo de todos los grupos de alimentos de manera completa, equilibrada, suficiente y adecuada. Además, podría llegar a fomentar conductas de riesgo alimentario que lleven a futuros trastornos de la alimentación, los cuales se encuentran en aumento en la última década 24.

Según la Encuesta de la Situación Alimentaria y Nutricional (ENSIN) de 2010 para Colombia:

11 % de los jóvenes y 6,6 % de los adultos tendían a sobreestimar su peso, y 36,4 % de los jóvenes y 22 % de los adultos con un índice de masa corporal (IMC) por debajo del normal se percibían normales o con sobrepeso. Todo este grupo de población puede llegar a generar conductas asociadas a la pérdida de peso o incluso conductas de riesgo alimentario, como ayunos prolongados y uso de laxantes, entre otras.

Por estas conductas asociadas a la sobreestimación del peso, es importante que el rótulo nutricional sea una herramienta que brinde información clara de la composición del alimento y que realmente ayude a los consumidores a tomar decisiones para que puedan selec­cionar las opciones más saludables para su estilo de vida y estado de salud.

Al no encontrarse conclusiones comunes en las publicaciones en que se evaluaba la aplicabilidad, esta no se pudo analizar comparativamente7,8,10,12,14-23,25. Sin embargo, entre las conclusiones más relevantes se tiene que, según Herpen, et al., por medio de los logos salu­dables, los consumidores requerían menos tiempo para seleccionar un alimento saludable. Según Kelly, et al., la identificación de alimentos saludables se hace más rápidamente mediante el semáforo nutricional. Y según Maubach, et al., los consumidores opinaban que el semá­foro nutricional era bastante sencillo para explicárselo a los niños.

Louise concluyó:

Que las cantidades diarias orientati­vas tienen un efecto moderador en el consumo y elección de los alimentos, y demostró que hay datos estadística­mente significativos que permiten afirmar que hacen que los consumidores elijan alimentos con menos calorías. Además, que orientan sobre la cantidad de grasa, azúcar y calorías, las cuales suelen ser sobreestimadas.

Sacks, et al. Concluyeron que no había datos con sig­nificancia estadística que permitieran establecer que el semáforo nutricional

Aumente las ventas de alimentos saludables, hipotéticamente porque los consumidores no entendían su mensaje en situaciones reales de compra. Dunbar G, encontró que había datos estadísticamente significativos que permitían concluir que los consumido­res seleccionaban alimentos más saludables cuando se les daba información nutricional por medio de la estrategia de cantidades diarias orientativas.

En 50 % de los artículos revisados 7,9-11,13-16,23 se men­ciona que es imperativa la necesidad de educación ali­mentaria y nutricional previa para el uso, la comprensión, la aplicabilidad y la aceptación del rotulado nutricional, y en 42,85 % se reporta que la principal razón de compra de los alimentos es el sabor y la fidelidad a una marca específica, por encima de la composición nutricional del alimento.

Grunet, et al..

En el año 2010, encontraron datos estadísticamente significativos que demuestran que las mujeres observan más la etiqueta nutricional que los hombres, pues están más interesadas en una alimenta­ción saludable. Gerda, et al., no encontraron significan­cia estadística en la relación entre la comprensión de la etiqueta nutricional y el nivel educativo.

Al revisar la posición de las entidades relacionadas con el etiquetado nutricional 26-36, se encontró que, en general, las industrias europeas de alimentos (Tesco and Sainsbury’s, Food and Drink Federation, European Food and Drink Confederation y Confederation des Industries Agroalimentaires de L´Ue, entre otras) no apoyan el uso del etiquetado por semáforo nutricional, pues tildan a esta estrategia de coercitiva para los consumidores.

También, consideran que sataniza a los alimentos y que, al brindar la información por 100 g en lugar de por porción, exagera el contenido de algunos alimentos que comúnmente se consumen en más bajas cantidades. Además, consideran que hay poca aceptación del semáforo nutricional entre los consumidores, pues los confunde y entonces tienden a exagerar las recomendaciones.

Metodología de semá­foro nutricional por parte del sector industrial

Otra razón para el rechazo de la metodología de semá­foro nutricional por parte del sector industrial: es que los productos con menor contenido de grasa, calorías o azúcares se encuentran en la misma clasificación de color propuesta por la Food Standard Agency que los productos enteros, lo cual hace que los procesos para disminuirlos prácticamente se pierda, porque los consumidores no pueden diferenciar fácilmente estos cambios en la com­posición del alimento, a menos que sean muy drásticos.

La Food Standard Agency y otras organizaciones defen­soras del semáforo nutricional coinciden en afirmar que esta metodología permite identificar de manera instan­tánea un alimento saludable. Además, la consideran más rápida y simple que la de las cantidades diarias orien­tativas, ya que no permite a los consumidores confun­dirse sobre el contenido alto, medio o bajo de algunos nutrientes en los alimentos.

El parlamento europeo rechazó en 2010 la reglamen­tación de la estrategia de rotulado por semáforo nutricio­nal como una medida de protección al consumidor, ya que por antecedentes de algunos países como Inglaterra se sabía que algunos productores de alimentos tendían a reformular los productos para conseguir mejores pun­tajes en el semáforo, haciendo a los alimentos menos saludables y menos seguros para los consumidores.

Otra de las razones del rechazo de la estrategia de semáforo nutricional:

Fue que no era aplicable a todos los alimentos envasados. Por ejemplo, generaría pun­tajes “saludables” para productos artificiales, como las gaseosas dietéticas, y algunos alimentos naturales, como los jugos de fruta, quedarían señalados como “poco salu­dables” por su alto contenido de azúcar natural.

Además, algunos alimentos con propiedades nutricionales excep­cionales, como los frutos secos y el aceite de oliva, que­darían catalogados como rojos o de bajo consumo por su alto contenido graso.

En esta revisión de las posiciones de las entidades no se encontró mayor información sobre los logos saluda­ bles, pues se utilizan solo en algunos países de Europa, como Holanda, y no ha sido ampliamente debatida. Dado que la colocación del logo podría llegar a tomarse como una declaración de propiedades nutricionales, mas no genera información exacta sobre la composición del alimento.

No se encontraron investigaciones de las estrategias de rotulado frontal en países latinoamericanos, ni en Colombia, específicamente, lo cual puede afectar el com­portamiento de las variables analizadas en el presente estudio, dadas las diferencias socioculturales que existen entre el continente europeo y el americano.

Esto muestra la reciente introducción de estas herramientas de etique­tado nutricional al mercado:

Lo cual es una ventana de oportunidad para capacitar a los consumidores en el uso y correcta comprensión de las estrategias de rotulado y, así, cumplir con el objetivo que tienen las mismas en el empaque de los alimentos.

Con esta revisión de la literatura se puede concluir que existe una gran necesidad de reforzar la educación alimentaria nutricional, pues es el punto de partida para que las personas lleguen a ser más conscientes de su ali­mentación y de sus efectos sobre la salud, desde un punto de vista flexible para que puedan disfrutar sus alimentos sin descuidar su estado nutricional.

Con una base sólida de educación en el tema, en Colombia se debe plantear un etiquetado nutricional frontal como una herramienta para el consumidor, que le permita conocer rápidamente la composición real de los alimentos.

El etiquetado debe ser aceptado y usado por los consumidores y, según el Decreto 333 de 2011 del Ministerio de la Protección Social, la información que brinde debe ser clara, no llevar a confusiones de ningún tipo ni generar ninguna impresión errónea sobre el contenido o las propiedades nutricionales.

Además, no debe hacer creer que se sabe exactamente y específica­mente la cantidad de energía y nutrientes que la persona debería consumir.

Conclusiones

Teniendo en cuenta el marco legal del país 6,37,38, además de los resultados para las variables de uso, aceptación, comprensión y aplicabilidad del presente estudio. Para el etiquetado nutricional frontal para Colombia se reco­mienda la estrategia de cantidades diarias orientativas, ya que se adapta a las reglamentaciones legales del país.

Asimismo, la revisión de la literatura científica permitió concluir que en comparación con el semáforo nutricional y los logos saludables, esta metodología cuenta con un mayor respaldo científico que comprueba su eficacia como herramienta de educación nutricional al consumi­dor, se reportó como la más ampliamente usada y per­mitía identificar alimentos saludables, incluso, cuando se trata de alimentos similares.

Esta estrategia de rotulado es la más aceptada por los consumidores, ya que tiene una imagen más positiva y menos impositiva entre ellos.

En cuanto a su compren­sión, al no existir diferencias significativas en la interpre­tación de los diferentes tipos de rotulado, se considera que brinda información adecuada sobre la composición de un alimento, le permite al consumidor adquirir crite­rios propios para catalogar los alimentos que son o no son saludables para su consumo, y no hace recomendaciones que puedan llevar a conductas de riesgo alimentario.

Sin embargo, es importante recalcar nuevamente que ninguna estrategia de rotulado nutricional tendrá un impacto positivo en la selección de alimentos empacados si no se tiene una población con una sólida educación en nutrición y estilos de vida saludables.

Conflictos de intereses

Los autores del trabajo no reportan ningún conflicto de intereses.

Referencias

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Referencias Bibliográficas

Correspondencia: Juanita Sánchez
juanita.sanchez@javeriana.edu.co
Bogotá, D.C., Colombia

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