De la Academia: Análisis de la Obra de Juan Mendez Nieto

Comentario al Trabajo inicios de la Medicina en Cartagena de Indias, siglo XVI, Análisis de la Obra de Juan Mendez Nieto

Trabajo presentado por el Académico Dr. Helí Hernandez Ayazo en la sesión de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina el 9 de Noviembre de 2011

Efraím Otero Ruiz1

En la última década han desfilado por esta Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina tres luminarias históricas cartageneras: primero, en el año 1999, el Dr. Jairo Solano Alonso, sociólogo y Profesor de Sociología con “Salud y Cultura en Cartagena, siglos XVI y XVII”; después, en 2007 y 2009 la Dra. Maryelis Rivero Seña, Magister y Maestra de la U. De los Andes con sus trabajos “ El criollo ilustrado y la ciencia moderna, 1808-1811”; y “Ciencia en el caribe colombiano : el caso de una planta contra la mordedura de serpientes” que nos recordó a todos la Curarina de Juan Salas Nieto de nuestra infancia; y finalmente ahora, con el enjundioso trabajo del Profesor de Medicina y Académico Dr. Helí Hernández Ayazo, que todos acabamos de escuchar, embelesados y admirados por la erudición de su autor al respecto de lo que fue esta especie de “siglo de oro” de la medicina nacional.

Esta presentación la debemos a un encuentro casi casual que tuvimos el Dr. Hernández y yo durante el XXIII Congreso de Medicina Interna en Bucaramanga el pasado agosto. Por supuesto que yo lo conocía de oídas y habíamos estado juntos en la Academia de Medicina de su ciudad en la Plaza de Manzanillo, el año pasado, cuando esa egregia institución tuvo a bien otorgarnos al Presidente de esta Academia Gustavo Malagón y a mí la honrosísima distinción de ser sus Miembros Honorarios. No lo ví porque de allí seguro se nos escapó sigilosamente o a la vecina Universidad, donde dicta sus clases, o a la casa de García Márquez, su autor preferido, al terminar la Calle de Baloco. En Bucaramanga me manifestó su deseo de presentar este trabajo en Bogotá, que ratificó por e-mail a mi regreso el 18 de agosto. Por supuesto que desde mi ciudad nativa lo invité a que lo presentara en nuestra Sociedad –y si nuestro multifuncional Secretario no dispone otra cosa, también en la Academia Nacional- y en seguida me comuniqué con Hugo y Carmiña para hacer los arreglos respectivos; gracias a ellos lo hemos logrado en un tiempo récord, tiempo que estoy seguro apenas les tomará a ustedes cuando esté en sus manos la edición definitiva de este apasionante volumen.

Como investigador histórico que es, el Dr.Hernández se plantea las siguientes preguntas que podríamos denominar su hipótesis de trabajo:

• ¿Cómo nació la medicina colombiana?
¿Qué medicina practicaban nuestros antepasados indígenas?
¿Cómo la aprendían?
¿Cuáles fueron sus enfermedades?
• ¿Cómo se curaban?
• ¿Qué medicina nos trajo España?
• ¿Cómo se mezclaron esos saberes?
• ¿En fin, cómo comenzó todo para nuestra medicina?

Esas preguntas las responde eruditamente en un ensayo de 403 páginas, con 103 referencias de libros, 33 de revistas, varios apéndices y 29 ilustraciones algunas de las cuales hemos visto esta noche. A ello le añade, como si no le creyéramos, 33 referencias que él llama “bibliografía consultada” más varias entrevistas que recogió en sus periplos por los archivos de Madrid , Salamanca y Sevilla con pasajes enhorabuena financiados por Colciencias, donde los miembros del Consejo de Salud tuvimos la oportunidad de oír detalles sobre este “Quijote médico”. Periplos que nos recuerdan el del sabio Mutis entre Madrid y Cádiz antes de embarcarse para América un siglo más tarde, amenamente presentado aquí mismo por los Académicos Alberto Gómez y Jaime Eduardo Bernal en fecha reciente.

Las respuestas a sus preguntas las focaliza en la vida y trayectoria de quien para él y para muchos es sin duda la figura más importante de la medicina cartagenera y colombiana de ese siglo, Juan Méndez Nieto. Como nos decía Solano Alonso, sus casi 50 años en Cartagena nos autorizan para situarlo como uno de los primeros escritores científicos de la época colonial. Y nuestro nuevo Miembro amplía con lujo de detalles los interrogantes sobre esa época que trató de resolver Solano Alonso hace los calidades de las gentes que se embarcaban en la empresa americana, las primeras experiencias del mestizaje cultural y las profundas limitaciones de los hombres ante la enfermedad, limitaciones y perplejidades que permanecen hasta nuestros días.

Estos interrogantes me los he planteado yo en el prólogo que he escrito para el libro de Alberto Gómez Gutiérrez, Jorge Tomás Uribe Angel, Pedro Ortiz Valdivieso S.J. y Jaime Eduardo Bernal Villegas: “Academia Mutisiana”, próximo a aparecer y en que llevamos la ventaja de siglo y medio sobre el personaje del Dr. Hernández, ya que nos situamos después de Newton –por cuyas obras también fue perseguido el sabio Mutis por la Inquisición- y sobre todo después del iluminismo de Carlos III y del máximo exponente de la España de esa época, Fray Benito Jerónimo Feijóo, del que dijo Don Gregorio Marañón algo que bien pudiera aplicarse tanto a Méndez Nieto como a su egregio biógrafo de esta tarde : “Imprimió a la ciencia (cartagenera y colombiana, digo yo) un ritmo moderno, sacudiendo la tremenda inercia de tres generaciones de medianías y pedantes. Y tomó sobre sí la empresa ciclópea de arrancar de la mente de sus coetáneos la infinita cantidad de supersticiones, errores y fantasías que los ahogaban. Además de su estudio insuperable de la ignorancia del alma popular trató con tino y minucia de organizar la enseñanza, mejorar el estado de las universidades y buscar los posibles remedios para poner fin a tánto atraso” (¿Será que por fin nos estarán oyendo los parlamentarios y la Sra. Ministra de Educación?).

Todo eso lo desarrolla en los primeros capítulos donde trata de buscar desde la más remota antigüedad los orígenes de la ciencia española y americana. Y por supuesto se concentra en el centro y extremo sur de la península, de donde zarparon las naves que condujeron a los gestores de nuestra ciencia y de nuestro mestizaje. Y de los cuales son excepcionales exponentes los tres nuevos Miembros que he mencionado. Y allí es posible, como lo decíamos a propósito de Mutis, que desde explorar el Colegio de Cádiz anhelara encontrarse con la Regia Sociedad (Academia) Médica de Sevilla, para Marañón la primera de las corporaciones médicas de España y donde Helí Hernández excava fructíferamente el oro de sus intensas pesquisas.

En el citado prólogo me he atrevido a sugerir –como también lo esboza este tratado- ( y a la manera como lo ha hecho Ziman, el epistemólogo de Bristol, para los Premios Nobel ) una línea de profesores a alumnos que va de Hermann Boerhaave – el Padre de la iatrofísica, profesor y amigo de Linneo- a través de Barnades a Mutis y de éste, por sus alumnos de la Expedición Botánica, a Triana y a Florentino Vezga y a los naturalistas que crearon con Manuel Plata Azuero en 1873 estaAcademia Nacional como “Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales”, de la cual es complemento natural esta Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina integrada, como lo fue aquella, no sólo por médicos sino por profesionales de diversas disciplinas que merecen sobradamente el título de historiadores y de naturalistas, la cual acoge hoy con orgullo entre sus Miembros Activos al Dr. Helí Hernández Ayazo. Con su participación en ella podremos decir en adelante, como dijo Solano Alonso de Juan Méndez Nieto, que “veremos todo desde el prisma intelectual de un médico con una diáfana perspectiva humanista”.


1 MD. Presidente de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina. Expresidente de la Academia Nacional de Medicina

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