Neumoconiosis
¿Cómo se estudia la Neumoconiosis?
Con el desarrollo de nuevas tecnologías en el campo de la radiología, se empezó a considerar la placa de rayos X como una herramienta de baja sensibilidad frente a otras técnicas. Lo que ha venido a dificultar el diagnóstico de este tipo de enfermedades benignas relacionadas con el asbesto. Al introducir una extensa batería de exámenes clínicos y paraclínicos. Tales como fibrobroncoscopia con lavado bronquioalveolar, biopsia, ecocardiograma, espirometría, pruebas de esfuerzo, gasometría arterial, capacidad de difusión pulmonar para monóxido de carbono y TAC de tórax.
La baja sensibilidad de la placa de rayos X adquiere especial importancia cuando se trata de identificar asbestosis en los niveles mínimos normales, o leves anormales, clasificados como 0/1, 1/0 y 1/1 en la guía OIT. Y si el observador es una persona con poca experiencia en el tema, recurrirá a la TAC de tórax y, en casos extremos, al análisis histopatológico.
A pesar de los avances de la investigación científica en este campo, siguen existiendo temas pendientes por resolver. La patogénesis de la asbestosis continúa sin ser explicada convenientemente, al igual que los mecanismos que actúan en la carcinogénesis inducida por la exposición al asbesto (4).
Por eso pueden aparecer retos y dificultades al diferenciar entre la fibrosis pulmonar idiopática (la más conocida es la neumonía intersticial común) y la asbestosis (4) (Tabla 1).
Por todo ello, resulta importante conocer y saber distinguir aquellas variables de confusión que aparecen en el proceso diagnóstico y que, en muchos casos, son hábilmente explotadas por las partes interesadas en controvertir las pruebas sobre el origen laboral de las patologías asociadas al asbesto. Una de esas variables es el tabaquismo.
Enfisema Centrilobular
Los cambios en forma de panal de abejas que se pueden observar en los casos avanzados de asbestosis son muy diferentes del enfisema centrilobular asociado al hábito de fumar.
La fibrosis por asbesto se desarrolla en áreas basales y raramente exceden los 15 mm. Mientras que el enfisema centrilobular predomina en los lóbulos superiores, con lesiones que se manifiestan en manchas negras, “perforadas”, que pueden llegar a medirse en centímetros (4).
La sinergia entre el asbesto y el tabaquismo juega un rol importante para el desarrollo de cáncer pulmonar.
Hay que resaltar, que los fumadores no llegan a presentar los cambios en el parénquima que se observan por exposición al asbesto.
El hábito de fumar afecta los mecanismos de limpieza pulmonar frente a polvos y sustancias extrañas, y por ello el tabaquismo puede acentuar el desarrollo de la asbestosis. Pero los cambios producidos por el asbesto no se pueden confundir con los generados por el hábito de fumar. Independiente de la cantidad de cigarrillos que pueda fumar el paciente (5).
El diagnóstico de asbestosis que afecta el parénquima se hace sobre la base de los antecedentes de exposición al asbesto. En un periodo propicio de latencia de 10 años o más, y los cambios característicos en los rayos X. Junto con un diagnóstico diferencial para descartar cualquier otro factor causal de estos cambios. El hallazgo de opacidades irregulares en los pulmones no es específico del asbesto. Otros polvos como el talco. Otras condiciones como enfermedades autoinmunes que incluyen la artritis reumatoidea o la exposición al paraquat. Pueden dar lugar a opacidades irregulares en el pulmón.
(Lea También: Exposición al Asbesto)
Es importante tener en cuenta que el sistema de la OIT es sólo descriptivo, no es diagnóstico.
El diagnóstico exacto sólo puede realizarse después de establecer una historia clara de exposición a polvos que pueden causar fibrosis (6).
Con respecto a los cambios fisiológicos, cabe señalar que hay una pobre correlación entre los hallazgos de la función pulmonar y la sintomatología de los individuos, en relación con los hallazgos en la radiografía (7).
Los individuos con cambios mínimos pueden tener sintomatología significativa, mientras que algunos individuos con cambios radiográficos significativos, pueden presentar poca o ninguna característica sintomatológica.
De hecho, muchos individuos con evidencia radiográfica de asbestosis, pueden llegar a tener valores normales de función pulmonar. Mientras no es necesario un conjunto anormal de pruebas de función pulmonar (PFT) para hacer el diagnóstico de la asbestosis (6).
Los métodos estandarizados para las pruebas de función pulmonar –espirometría u otras pruebas avanzadas–. Pueden ser utilizados para evaluar los cambios fisiológicos causados por el asbesto sobre un individuo determinado.
Como ya se señaló, existe poca correlación entre el nivel de cambio radiológico según la clasificación de la OIT, y cualquier anormalidad de la función pulmonar (6).
De ahí que sea importante entender las diferencias entre el daño estructural y el daño funcional: algo que juega en contra del trabajador cuando se califica la pérdida de capacidad laboral a partir de pruebas de esfuerzo y pruebas de función pulmonar.
Anomalías de la Función Pulmonar
Cada caso debe ser evaluado individualmente. Sin embargo, como regla general. Aunque con muchas excepciones, existe cierta correlación entre cambios detectados por los rayos X. Y anomalías de la función pulmonar, especialmente en los niveles más altos de anormalidad.
Generalmente, estos resultados también son el reflejo de cantidades mayores de exposición, a lo largo del tiempo. Es importante para la vigilancia continua de los individuos expuestos que una prueba de función pulmonar pueda adelantarse para ver cómo estarán ocurriendo estos cambios a futuro. Pero esta no es una prueba necesaria para hacer el diagnóstico de la asbestosis.
Tampoco es necesario presentar cambios patológicos específicos, o evaluaciones de tejido, más allá de una evaluación adecuada de los rayos X de tórax. Una historia de la exposición, y un adecuado periodo de latencia (como ya se indicó). Ninguna otra explicación se requiere para hacer el diagnóstico (6).
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