Institución Hospitalaria, Albergues de Peregrinos

Las peregrinaciones fueron una institución de contornos religiosos que llevó a la fundación de lugares especiales, los albergues, donde se recibían y hospedaban, inicialmente, los peregrinos cansados, extenuados.

Pero como muchos peregrinos en su andar enfermaban y morían, los albergues hicieron tránsito a hospitales, lo cual fue fácil, puesto que contaban con el ingrediente fundamental de un hospital: la organización para admitir internos, para hospedar, y la asistencia médica por los monasterios.

Los primeros albergues que se mencionan (16) datan del año 479 y estuvieron ubicados en Roma. También los hubo entre judíos y griegos, igualmente destinados al hospedaje de peregrinos.

El clímax de las peregrinaciones se alcanzó hacia el año 1.200 con la ruta a Santiago de Compostela en Galicia, a donde se llegaba por cinco caminos diferentes según el país de procedencia, para venerar el sepulcro del apóstol Santiago.

Los albergues de peregrinos eran numerosos y estaban escalonados en las rutas peregrinas, con predilección en los sitios de difícil paso de los ríos, donde a la postre se construyeron grandes puentes. En la meta del peregrinaje, Santiago de Compostela, se construyeron muchas hospederías y hospitales, calificándose de éstos como el más bello aquel que los Reyes Católicos construyeron cerca de la tumba del Apóstol Santiago. (Lea también: Institución Hospitalaria, Medicina Talmudica)

Para nuestro propósito resulta muy valioso el aporte de los Albergues de Peregrinos como importante punto de apoyo histórico de la institución hospitalaria, toda vez que, como ya lo expresamos, la transformación del albergue en hospital fue fácil por cuanto tenía organización, experiencia y vocación en la misión de internar personas, sólo que éstas no eran ya peregrinos sino enfermos, o mejor, pacientes.

El Emperador Juliano (361-363), conocido como el Apóstata por su apertura hacia otras religiones distintas de la cristiana, ordenó en las ciudades la edificación de albergues para los no- cristianos y viajeros pobres, que se llamaron Xenodoquios. (11)

Su sucesor, Valentiniano I (364-375), fundó en el 367 en Valenciennes (Galia Norte), un Xenodoquio para cristianos, lo cual nos enseña que organizaciones de esta naturaleza se utilizaban para ganar adeptos en lo religioso y en lo político, tal como sucede hoy.

Reyes, obispos, monasterios y nobleza fundaron xenodoquios, los cuales tuvieron apogeo en la Galia hacia el siglo VI. A la postre perdieron el odioso sentido religioso que tuvieron en sus comienzos.

Hubo xenodoquios para albergar leprosos, conocidos como Exinodochium Leprosorum, en Chalan – Sur – Sa6ne (550), Metz (636), Verdun (656) y San Gall (736). Sólo en el xenodoquio de CIennont se da por seguro que hubo médicos.

Leproserias

La Lepra es una enfermedad que fue conocida en Egipto desde el segundo milenio aC y hacia el siglo 11dC se había tomado epidemiológicamente al Imperio Romano. Esta enfermedad dio origen a una pretendida modalidad de “hospital”: la Leprosería o “Casa para los Leprosos”, instituida en el año 583 por un Concilio en Lyón con el principal objetivo de aislar a los leprosos. Ya en un Concilio de Orléans la Iglesia había asumido la alimentación y el vestido de los enfermos. (14)

Las Leproserías tuvieron auge durante las Cruzadas y aún después de ellas por el contagio de los Cruzados, aunque se piensa que hubo confusión con la sífilis, además de que todas las erupciones de la piel se las denominaba genéricamente como Lepra. Se ha estimado que sólo en Francia, en el siglo XIII, hubo más de 2.0m Leproserías.

La verdadera Leprosería no estaba dentro de la ciudad sino en sus alrededores, enmarcada por una especie de muralla, tenía una capilla de piedra, pequeñas casas de madera y un cementerio. Era más que todo una “colonia” o ciudadela, cuyo objetivo, como ya dijimos, era el aislamiento de los enfermos para disminuir la propagación de la enfermedad.

A los enfermos se les permitía la mendicidad disfrazada de impuesto de movilización, práctica ésta que también se aplicó en el Rin a los viajeros. Para anunciar la presencia de los leprosos, se les ponía un cascabel y vestido especial.

El internamiento que se hacía en las Leproserías no fue de carácter hospitalario porque no apuntaba al tratamiento de los enfermos. Más que internamiento u hospedamiento fue encerra..’l1iento, con el objetivo epidemiológico de disminuir la diseminación de la enfermedad. La misión de la Leprosería no fue tratar a los enfermos sino encerrarlos, claro ejemplo de que no todos los internamientos de enfermos son de rol hospitalario.

En un momento dado algunas leproserías se transformaron en los “Hospitales de Apestados”, que también tuvieron como misión el aislamiento de otros tipos de enfermos contagiosos. Igual que las leproserías, se instalaban fuera de las ciudades. (15)

En el año 850 el Aglabi Ziyadat Allah hizo construir en el Qairouan tunecino un hospital con leprosería incorporada.

Hospitales Para Enfermos Mentales

Los enfermos mentales fueron un grupo que por sus características de incomodidad y agresividad sociales tuvieron que ser recluidos, pero no es claro que esta reclusión fuera realmente para tratamiento. La primera organización de este tipo data del año 800 en la ciudad de Bagdad (lrak), como una “Casa para Enfermos Mentales”.

Con posterioridad a la Casa de Bagdad, durante la Edad Media se establecieron recintos para locos en vecindad de los lugares donde ellos peregrinaban. Así fue en Gheel (Bélgica), Bourbriac (Bretaña), Larchant (Francia).

Curiosos sitios de alojamiento de los enajenados fueron las torres de los fortines, como en Hamburgo y Nuremberg, quizá para tenerlos más dominados y disminuidos en su capacidad de agresión física.

En el 872 ya se recibían enajenados en el hospital que fundó en El Cairo el Gobernador del Califa Ahmad bu Tulum, yen esa misma ciudad, en 1283, sobre un antiquísimo palacio se levantó el Hospital Mansúrico, que tuvo celdas para locos.

Al declinar la Edad Media, en el siglo XV, los hospitales en su mayoría tenían celdas para dementes.

No hay suficiente información histórica sobre posible presencia de estos hospitales en el área cristiana de Europa. (17)

El apogeo del diseño crucifonne hospitalario se vio en las colonias: Ciudad del Cabo (Africa del Sur), Guadalajara (Méjico), Santiago de Chile, Goa y Pondicherhttps://encolombia.com/wp-login.phpy (en la India).

Unidad Komyo

En el siglo VIII dC, año 730, en el Japón, la Emperatriz Komyo (18) de la cultura Yayoi, período Nara, en un templo de la capital Nara estableció para menesterosos lo que bien podemos llamar una Unidad Integrada de Salud, constituida por un Dispensario y un Hospital, más un Hospicio satélite. Lo trascendente aquí fue la destinación que la Emperatriz le dio al Hospital como sitio de tratamiento para enfermos graves y pobres.

Si el Dispensario atendía a los enfermos cuyo estado les permitía deambular, el Hospital por el contrario servía a lasque, impedidos para ello por hallarse muy comprometida su salud, requerían internamiento para la atención. Indudablemente, ambas realizaciones encajaron en la concepción de un hospital moderno, que entre otras cosas debe tener esas dos modalidades de servicios.

Fue tan revolucionaria, realista y previsiva la Emperatriz, que incorporó al Dispensario y al Hospital un Hospicio, para facilitar el acceso a ellos de los enfermos procedentes. de lugares lejanos, previsión que hoy no se tiene en cuenta.

Lo que ahora vemos en relación con este punto es una proliferación de negocios a través de incómodos hospedajes que se instalan alrededor de los hospitales para explotar a los enfermos y sus familiares, haciendo más precaria su ya debilitada condición económica.

En muchos hospitales encontramos actualmente una pequeña capilla para los oficios religiosos. La Emperatriz hizo lo contrario: incorporó a un templo grande los servicios asistenciales médicos, quizá para reafirmar que tanto la enfermedad como los procedimientos y medios curativos provienen de Dios, y sólo de Dios.

No podemos dejar de hacer énfasis sobre el hecho de que todo el complejo instituido por la noble Komyo, fue exclusivamente destinado a las personas muy pobres, que no sólo eran sujeto de la atención y de los procedimientos terapéuticos, sino que también recibían las medicinas.

Era el reflejo de una política orientada socialmente por el Budismo imperante en la época, que más adelante decayó víctima de su vulgarización populista.

En lo que toca con nuestro propósito, hemos de afirmar que fueron varias las raíces que aportó el ensayo de la Emperatriz Komyo a la institución del hospital, como el internamiento de enfermos, la entrega de los medicamentos, la facilidad de acceder y la diferenciación de los pacientes que deben internarse, de aquellos que pueden ser atendidos externamente sin necesidad del alojamiento, ahora denominados “ambulatorios” y que hasta hace muy poco tiempo calificábamos como de “consulta externa”.

Desafortunadamente, no prendieron todas las raíces que sembró la emperatriz: se perdieron aquellas de corte social y humanizado como la entrega de los medicamentos y la facilidad de acceder. Cada vez están más perdidas, sobre todo en los tiempos que corren, cuando el enfermo, la enfermedad y el médico son materia prima que sórdidos industriales transforman en lucro cubierto de infamia y carente de humanidad.

La Madrasa y El Bimaristan

Hubo en la cultura árabe, en el siglo VII dC, cuando se iniciaba el Islam, una institución distinguida con el nombre de Madrasa, que se ocupaba de la educación y el culto. En lo educativo se orientaba principalmente a mantener y estimular los estudios de nivel superior.

Su ubicación, por lo general como parte integrante de una mezquita, confirmaba su rango y origen religioso por cuanto hacía realidad la enseñanza del Profeta Mahoma (570-632), quien había preconizado que la Teología y la Medicina eran las disciplinas que debían aprenderse para la vida intelectual y corporal (19).

Este dualismo, fruto del pensamiento del Profeta, llevó al Cali fa Harum al Rasid a promulgar, hacia el año 786, un decreto mediante el cual se obligaba a las mezquitas nuevas a mantener un hospital como dependencia anexa, con lo cual se disparó una febril actividad para construir y organizar unidades de tipo hospitalario.

Así, se sabe que hacia el año 800 ya existía en Damasco una organización para enfermos; que el Aglabi Ziyadat Allah en el 850 edificó un hospital con leprosería en el Qairouan tunecino; que en el 875 apareció en El Cairo un hospital o Bimaristán (casa del enfermo, hospital), que fue equipado por un ministro del Califa Al- Mu ‘tamid.

Y que el Emir Adud al Dawla construyó en Bagdad, en el año 981, un Bimaristán docente con salas de enfermos a manera de pabellones incluyendo uno para aislamiento de los enfermos mentales, con farmacias bien surtidas y controladas por el Estado, que daban a conocer la lista de medicamentos disponibles, provista de cocina dietética; los enfermos tenían visitas en días fijos. El Bimaristán tenía un Médico Jefe erudito que hablaba varios idiomas, amante y mecenas de la música.

Aquí los maestros impartían enseñanza clínica teniendo a los discípulos agrupados en tomo suyo; se observaba la evolución del paciente y se leían textos escritos por autoridades en el tema. No pocas veces asistían los gramáticos a las clases con el fin de garantizar la correcta interpretación de lo que se leía.

Luego de la revista clínica con el maestro los médicos se reunían en la biblioteca para discutir algunos de los casos que se vieron. Dos o tres estudiantes siempre estaban presentes en las operaciones de cirugía que se practicaban.

En la Madrasa los astrónomos, los matemáticos, los juristas, los teólogos y los médicos se organizaban en grupos (Magalis) para estudios paralelos. Los Magalis solían reunirse en las casas de los sabios y mecenas. Los matemáticos y astrónomos contaban con un observatorio, y los médicos con un hospital.

A la postre los magalis salieron de las mezquitas y organizaron agrupaciones unidisciplinarias que, en el caso de los médicos, condujeron a primitivas organizaciones de sabor gremial: las Ra’is Al Attibba, que al incorporar a la educación literaria más prácticas médicas sin discriminación racial ni religiosa, se orientaron a estudios de especialización que facilitaron establecer niveles de competencia con idoneidad, haciendo simultáneamente control del ejercicio médico.

En su evolución histórica, durante el siglo IX, primero en Gondishapur (Persia) por iniciativa dcl médico Gibril bn Buhtiser desaparecido en el 827, y después en Bagdad bajo el Califa Al Ma’mun (813-833), las Ra’is Al Attibba generaron las Bayt Al Hikma (Casa de la Sabiduría), que fueron las primeras construcciones para la unidad académico- gremial, que más adelante se instauraron también en El Cairo, Damasco, Buhara, Samarkanda y Basara.

Las Ra’is Al Attibba y sus productos las Bayt Al Hikma o Casas de la Sabiduría, alcanzaron en el siglo Xl el carácter de Academias, convirtiéndose en centros de enseñanza dotados de bibliotecas, farmacias y hospitales.

Fue así como surgió un Centro Académico en El Cairo luego de que en el año 1005 el Califa Al Hakim, de la dinastía Chiita Fatini construyera una Bayt Al 11m(Casa de la Ciencia). Igualmente en 1065 el Visir Nizam Al Mulk fundó la Madrasat AI-Nizamiyya que ha sido descrita como un Centro de Enseñanza “colosal”, con jardines, bibliotecas, cocinas, baños, depósitos, almacenes, salas de conferencias y aulas, con apartamentos privados para el hospedaje de los sabios.

No hay claridad de que en los planes educativos de este “colosal” Centro tuviera cabida la enseñanza de la Medicina, pero ello es muy posible ante el postulado de Mahoma.

En 1154,Nilr Al DinZanki construyó el famoso Bimaristán Nuri en Damasco, del que aún su edificio sobrevive. Tenía atención ambulatoria, tratamiento temporal y enseñanza médica.(20)

En el siglo XIII, en el 1227, el Califa Al Mustansir fundó la Madrasa Mustansiriyya sobre la margen izquierda del río Tigris, cuya construcción se terminó en 1234. Se enseñaba allí religión, lenguas, matemáticas, farmacia, ciencias naturales y medicina.

Entre sus dependencias anexas se menciona depósitos, baños, cocinas y un hospital. Tomada y destruida esta madrasa por los mongoles en 1258, fue reconquistada y reconstruida sin pérdida de tiempo. (21)

Entre 1248 Y1257 elEmirSayftAI-Din Al Kaimari fundó un hospital similar al anterior, también en Damasco.

En 1285 el sultán Al Mansur construyó en El Cairo el famoso hospital Mansuri con escuela, biblioteca y mausoleo. Sus patios tuvieron instalaciones acuáticas.

En ese ambiente de intensa actividad médica, los médicos para mantenerse informados y al día sobre el movimiento científico, acudían a las bibliotecas públicas y privadas, éstas llamadas Tesoros de la Sabiduría, que posteriormente se convertirían en academias privadas, en “Casas de la Ciencia”. El Director del Hospital disfrutaba elevada posición social, equiparable a la de alto funcionario del Estado.

No puede quedamos duda acerca de la importancia de la Madrasa como vehículo para poner en vigencia una cultura del saber en todas las disciplinas intelectuales: y del Bimaristán para dar realidad, casi de manera plena, al perfil que en la época actual se tiene de lo que debe ser un hospital, no sólo asistencial sino además docente y universitario.

Fueron muchas las raíces sembradas por la Madrasa y el Bimaristán. Con la Magalis se estimuló inicialmente la actividad multidisciplinaria integrada, y después la actividad monodisciplinar y con ésta los primeros pininos histórico ~gremiales~ médicos.

Capítulo Cuarto

Consideraciones sobre la Madrasa, los Asclepiones y el Bimaristan

La Madrasa fue una institución de categoría intelectual que lo mismo mantenía y estimulaba el culto religioso que el culto al saber general, incluido en éste el saber médico incorporado en las disciplinas literarias. Por esto el médico disponía de una cultura más allá de su formación estrictamente médica.

La Madrasa resiste comparación con una universidad de origen estatal y religioso pero abierta en sus actividades, cuando menos en la enseñanza de la medicina y la prestación de servicios médicos, que se prodigaban a través del Bimaristán (hospital) sin distinciones de religión ni raza.

Por el conducto regularde la Madrasa y el Bimaristán los musulmanes desarrollaron, sin pérdida de tiempo, la concepción de su Profeta Mahoma cuando afirmaba que “Medicina y Teología eran las disciplinas fundamentales para la vida en lo corporal y lo intelectual”.

Por eso, para facilitar la realización de la parte médica de la premonición de Mahoma, los gobernantes se dieron a la tarea de fundar hospitales y más hospitales, tarea que fue hasta el siglo XVII, quizás creyendo que a través de ellos se daba estricto cumplimiento al querer del Profeta para satisfacer las mejores condiciones con relación a la vida corporal e intelectual.

Hay en esto otro ejemplo claro y evidente de la ligazón que en la antigüedad había entre la salud y la medicina con las concepciones religiosas, que aún subsiste.

Como concepción hospitalaria el Bimaristán (hospital islámico) sobrepasó significativamente al Asclepión o Tempo de Asclepio. Los Asclepiones fueron sitios de referencia como también lo fue el Bimaristán; ambos hacían internamiento del paciente para darle asistencia por su enfermedad, pero hasta donde conocemos, en el Asclepión esta etapa era muy breve, apenas para permitir el sueño de la incubatio luego del rito purificador con abluciones y sacrificio en forma de ofrenda barata.

En cambio, en el Bimaristán el internamiento no tenía esa duración pre-establecida y breve, porque su objetivo era buscar el restablecimiento de la salud.

La brevedad del internamiento en el Asclepión no permitía apreciar la evolución de la enfermedad en el paciente, que por lo demás no se justificaba puesto que éste, al volver del estado onírico, ya estaba “curado”. En el Bimaristán, por el contrario, sí se vigilaba institucionalmente la evolución clínica. Había visita para los enfermos en días determinados.

Una diferencia fundamental entre las dos instituciones la tenemos en la conceptuación de la asistencia que prestaban 1 paciente: en el hospital islámico no la daba la divinidad, ni directamente ni a través de epifanías ni de sus agentes mediadores los sacerdotes. Era el hombre como curador médico quien la administraba, no obstante que desarrollaba una posición religiosa.

El Bimaristán, además de la atención a través del internamiento u hospitalización, también la ofrecía a pacientes ambulatorios, lo cual no hemos comprobado que fuera así en el Asclepión.

Si hemos de mencionar dependencias de apoyo dentro de la propia estructura institucional, debemos recordar que el Bimaristán tenía depósito, baños, almacén, cocina dietética, farmacia surtida que a través de listas informaba la disponibilidad que tenía. La farmacia estaba controlada por el gobierno.

Conducido el hospital islámico por un Médico Jefe que nosotros conocemos como “Director”, era éste un personaje eminente y erudito porque, a la usanza de la época, la medicina no era para el médico la única fortaleza intelectual ni del conocimiento: otras letras le adornaban. Por eso se le dispensaba prominente posición social que se irradiaba a sus colaboradores de la institución.

Es realmente admirable la vocación docente que tuvo el Bimaristán para enseñar la Medicina. Disponía para ello de una estructura que aún hoyes de envidiarse.

Así, sabemos que tenía bibliotecas actualizadas y que a los estudiantes se les enseñaba a consultarlas; que estaba dotado de aulas y salas de conferencias; que disponía de apartamentos privados para el hospedaje de los sabios maestros que lo visitaban; que se realizaban ateneos para la «disputatio» de los casos clínicos que presentaban a la controversia médica; que se programaban demostraciones con fines docentes y prácticos; que había presencia de los estudiantes en las operaciones quirúrgicas que se realizaban.

Maestros y discípulos se juntaban en acto académico docente para llevar a cabo verdaderos seminarios; se hacía seguimiento de la evolución médica del paciente.

En el Bimaristán se organizó, quizá por primera vez, la visita para hospitalizados en días determinados.

La organización docente avalaba el control que el Bimaristán tenía del ejercicio de la Medicina, de tal manera que a los cirujanos se les vigilaba la destreza manual en el uso de los instrumentos y se les exigía el saber anatómico.

Todas las actividades anteriores quedaban marcadas con el sello científico, y las relacionadas con el aspecto asistencial, además enmarcadas en el noble propósito de restituir a sus usuarios la salud perdida. No encontramos información sobre acciones preventivas de patologías. No tuvieron discriminación racial ni religiosa.

De otra parte, en el Bimaristán se dieron raíces gremiales de solidaridad entre los médicos, todavía muy invocada pero poco realizada.

En el hospital islámico (Bimaristán) estuvo muy acentuada la noción de las especialidades médicas y, desde luego, la del especialista, lo cual también fue factor para lograr la función de vigilancia y control que se le importante asignó para el ejercicio de la medicina.

1. Hospital actual
2. Casa de la vida
3. Templos egipcios
4. Tiendas de campaña
5. Santuarios de Asc1epio
6. Medicina talmúdica – Sinagogas
7. Valetudinarios
8. Monasterios
9. Albergues de peregrinos
10. Xenodoquios
11. Leproserías
12. Hospital enfermos mentales
13. Unidad Komyo
14. Bimaristán

(E.C.) Era Cristiana
(Xs) Mago Sacerdote

Visto todo lo anterior, podemos concluir que con el Bimaristán de la Madrasa se llegó a una indudable y significativa aproximación histórica con el concepto de hospital aceptado por la cultura médica actual. Son dos modelos institucionalmente afines y estructuralmente similares, aunque es preciso reconocer que el Bimaristán aventajó en varios aspectos a muchos de los hospitales de hoy, sobre todo en nuestro medio colombiano. Y no puede olvidarse que son diez siglos, aproximadamente, el tramo cronológico que nos separa de entonces.

Capitulo Quinto

Comentario Final

No fue fácil organizar la presente monografía porque el material informativo referente al tema se encuentra muy disperso en la bibliografía. Sin embargo, una vez reunido, fue trabajado y agrupado por etapas cronológicas centenarias, difícilmente esquematizadas por la inevitable imbricación temporal de los fenómenos culturales.

La investigación realizada permite establecer parangones históricos, por lo menos parciales, del hospital actual con antiquísimas organizaciones que tocaron con la salud o la enfermedad de la gente de su época, lo cual nosotros interpretamos como proyección o antecedente de éstas respecto de aquél, por la similitud o analogía de lo anterior con lo presente.

Eso es así en cuanto se refiere a la Casa de la Vida y a la práctica en los templos del Egipto milenario; al ejercicio de la medicina de guerra descrita por Homero; a los Santuarios de Asclepio, a la Medicina Talmúdica; a los Valctudinarios; a los Monasterios surgidos en la Era Cristiana ya los hospitales generados por éstos; a los Albergues de Peregrinos una vez transformados; al ensayo de la Emperatriz Komyo, y al Bimaristán islámico.

De la relación anterior hemos excluido las Leproserías porque al analizar su estructura y funciones vimos que no corresponden como antecedentes hospitalarios, puesto que al enfermo no sele intemabaen ellas para tratarlo sino que se le encerraba para aislarlo.

En el Cuadro No. 1 quedó sintetizada la información sobre las características de las instituciones revisadas.

Referencias bibliográficas

(1,6, 7) GIL L., La Medicina en el Período Pretécnico de la Cultura Griega. En LAIN P. Ycols., Historia Universal de la Medicina, Tomo 1,Salvat Editores S.A., Barcelona, 1972, pp. (270), (286, 287), (278, 279, 280).
(2) GHALIOUNGUP.I, La Medicina en el Egipto Faraónico. En LAINP. ycols.,Historia Universal de la Medicina, Tomo 1, Salvat Editores S.A., Barcelona, 1972, PP. 99.
(3) MAULS. y WESTENDORFW., Primeras Teorías Médicas: entre la magia y la razón, Sacerdotes o Cirujanos? En SCHOLT H. y cols., Crónica de la Medicina, Segunda Edición Española, Plaza y Janés Editores, 1994, Barcelona, pp. 21.
(4) ALBARRAcfNA.,La Medicina Homérica. EnLAINP. ycols., Historia Universal de la Medicina, Tomo 1,Salvat Editores S.A., Barcelona, 1972, pp. 260.
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(18)NAKAGAWAY.,LaMedicina enelAntiguoJapón. EnLAIN P. y cols., Historia Universal de la Medicina, Tomo 1, Salvat Editores S.A., Barcelona, 1972, pp. 208.
(19, 20, 21) SCHIPPERGES H., La Medicina en el Medioevo Arabe. En LAIN P. Y cols., Historia Universal de la Medicina, Tomo I1I, Salvat Editores S.A., Barcelona, 1972, pp. (103), (107), (104).

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