Recomendaciones Sanitarias

Bogotá. Se ha venido insistiendo en el deterioro de la salud pública nacional por parte de expertos reunidos en la Academia Nacional de Medicina, ya que los indicadores sanitarios así lo indican. Es notorio el aumento de la prevalencia e incidencia de patologías controlables o erradicables, se observa la aparición de enfermedades emergentes y re-emergentes; hace un poco más de dos años –al finalizara el 2003- se presentó un grave brote epidémico de Fiebre Amarilla (motivo por el cual preparamos un suplemento sobre el tema en el Tensiómetro Virtual).

Además es claro que –a pesar de recientes esfuerzos gubernamentales- ha habido un descenso progresivo de los niveles de vacunación. El panorama sanitario sugiere un desconocimiento total o parcial de principios orientadores para la adecuada conducción de la salud pública (no olvidemos que la agrupación de dos ministerios en uno, obviamente debilita la posición del ramo de la higiene): la vigilancia epidemiológica es deficiente, el Instituto Nacional de Salud está en situación crítica pues hay una disminución en la producción de vacunas y biológicos (DPT, BCG, Antiamarílica, Suero Antiofídico y Antirrábíco), disminución de la investigación básica y aplicada, y también una debilidad estructural y funcional de la institución más importante del país en temas de higiene pública, por limitaciones presupuestales.

Por estas razones –opinan los especialistas- el Plan Nacional de Desarrollo debería contemplar un capítulo especial en el cual se definieran estrategias para consolidar la salud pública a nivel nacional, mediante el control de las patologías erradicables, la disminución de las enfermedades emergentes y re-emergentes, el incremento en los niveles de vacunación, la implementación de un adecuado sistema de información en salud pública (mal que se observa en todo el sector de la salud) y el desarrollo de la vigilancia epidemiológica. Además se debe efectuar el control de las enfermedades tropicales, transmisibles, laborales y crónicas. Así se presente una congestión temática en el ministerio fusionado de la Protección Social, este deberá retomar la normatización política de la salud pública nacional, descentralizando, delegando o desconcentrando lo administrativo-financiero de acuerdo con el desarrollo departamental y municipal. Hay que fortalecer la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, el saneamiento ambiental y la inversión en el manejo adecuado de patologías que –como la hipertensión y la diabetes- terminan generando enfermedades de alto costo como la insuficiencia renal terminal y las enfermedades cardiovasculares, patologías del mundo desarrollado que se nos vienen a sumar a las de las regiones tropicales, en un entorno de violencia, adicciones, desnutrición y falta de salud mental.

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