¿Qué Hacer con el Helicobacter Pylori?

El Helicobacter pylori es una bacteria asociada con patología digestiva, y con otras alteraciones como la Rosácea.

Su presencia añade un factor de riesgo más en la patología de fondo, por lo que frecuentemente se inicia un tratamiento basándose en antibióticos tipo amoxicilina, metronidazol, inhibidores de la bomba de protones o medicamentos por el estilo, cuyo objeto es eliminar este germen. El gastroenterólogo Fernando Sierra –de la Fundación Santa fe de Bogotá- dice al respecto lo siguiente en la Revista Colombiana de CIRUGÍA (2002. 17, No.3):

“Las indicaciones de tratamiento para lograr la erradicación de la infección por el Helicobacter pylori son la úlcera péptica, el linfoma gástrico (tipo Maltoma) asociado a quimioterapia -dependiendo del grado de malignidad- y el cáncer gástrico temprano asociado con la resección endoscópica”.

“Definitivamente hasta el momento no está indicado el tratamiento en pacientes con dispepsia no ulcerosa (gastritis superficial o atrófica), ni en el paciente con reflujo gastroesofágico.

En mi práctica… suministro tratamiento a los pacientes sintomáticos con una variedad de gastritis denominad folicular; también lo recomiendo en gastritis multifocal atrófica con o sin metaplasia intestinal, pero con antecedentes familiares en primer grado de cáncer gástrico; finalmente, en pacientes con gastritis severas que van a ser sometidos a terapia con anti-inflamatorios no esteroideos.”

Este Helicobacter infecta casi las dos terceras partes de la población mundial, siendo la infección más prevalente en el globo. Sólo un 10% de las personas infectadas por la bacteria desarrollan una patología asociada, mientras que en la mayoría se constituye en un regulador de la homeostasis gástrica. La infección se asocia etiológicamente con el desarrollo de úlcera péptica y con un tipo especial de linfoma gástrico que se denomina Maltoma.

Tiene además un papel protagónico en el desarrollo del cáncer gástrico; de hecho se estima que en la cadena multicausal del cáncer gástrico contribuye como agente etiológico en la mitad de los casos. No es por tanto suficiente ni necesario para el establecimiento del cáncer gástrico, pero sí muy importante pues es un carcinógeno tipo I. El Helicobacter no es responsable ni causal de la dispepsia no ulcerosa, aunque induzca en inflamación de varios grados en la mucosa gástrica.

¿Tiene el Helicobacter propiedades benéficas?

Sí, dice el doctor Sierra. Es importante anotar que al parecer el subtipo que posee el gen Cag A – que le confiere cierta capacidad agresiva a la bacteria- es protector contra el reflujo gastroesofágico y del desarrollo del epitelio de Barrett, potencialmente por tanto ayuda a prevenir el cáncer de esófago.

Otro efecto benéfico se presenta en pacientes con hemorragia digestiva asociada con la ingesta de AINE, ya que la presencia de la bacteria se ha asociado con un mejor pronóstico, con menos resangrado y con menor mortalidad.

La infección por Helicobacter es más común en niños desnutridos

Esta infección fue menos frecuente en un grupo de niños de Aldana, Colombia, cuando estos comían frutas y verduras varias veces en el día, tomaban dos o más vasos de leche diarios y estaban en el quintil superior de estatura para su edad, según un estudio de los investigadores colombianos Pelayo Correa y T.Collazos, realizado en asocio con los americanos K.J.Goodman y J.P.DeLany (J Pediat Gastroenterol & Nutr).

Como esta infección ocurre mas frecuentemente en las poblaciones pobres, las probabilidades de sufrirla eran 19 veces mayores en aquellos niños que consumían menos de dos comidas con frutas y verduras, si se tiene en cuenta que el control ingería 3 a 5 comidas diarias de esta clase de alimentos.

La ingesta de vitamina C de fuentes naturales en una cantidad menor a 40 mg diarios, aumentó el riesgo a 7.2 veces, pues lo normal era consumir entre 80 y 119 mg; en relación con el betacaroteno, las probabilidades eran de 3.1 para los que tomaban menos de 300 U.I.diarias, cuando lo recomendado es 900 U.I. Este estudio poblacional sugirió que los factores nutricionales pueden jugar un papel en determinar la susceptibilidad para infectarse con H.pylori

Los científicos de la Universidad de Luisiana diseñaron un protocolo de corte seccional para estudiar 684 niños, el 92% del grupo etáreo de 2 a 9 años en la población; se hizo una encuesta dietética, se tomaron las medidas antropométricas y se determinó la presencia de H.pylori utilizando la prueba de aliento con urea marcada con carbono 13.

Se usó una regresión logística multivariada para estimar los riesgos relativos de los indicadores nutricionales en estos pequeños pacientes de los Andes colombianos.

Por otro lado el profesor M.Thompson, en una revisión sobre trastornos esofágicos y gástricos (Baillieres Clin Gastroenterol), comentó cómo sólo hasta hace poco se ha prestado atención a estos desórdenes en los niños.

La introducción de tecnología como la endoscopia en lactantes que presentan trastornos en la alimentación, cólicos e irritabilidad y las interacciones aparentemente complejas de factores etiológicos tales como el reflujo gastro-esofágico pH independiente, la intolerancia a la proteína de la leche de vaca, la gastritis por H.pylori y los trastornos motores del tracto digestivo alto, han revolucionado el enfoque diagnóstico y terapéutico de estos pacientes.

Helicobacter y vitamina C

Médicos del Hospital de Veteranos de San Francisco publicaron un estudio en el Journal of the American College of Nutrition en el que demuestran que niveles sanguíneos bajos de vitamina C pueden aumentar el riesgo de infección por Helicobacter pylori. Aunque no fue posible dilucidar el mecanismo de acción, y si la infección inicial –que es característica de la infancia- no se realizaba, la verdad es que Joel A.

Simón y colaboradores de la Universidad de California encontraron una positiva correlación en siete mil adultos estudiados entre hipovitaminemia C y riesgo de la infección, lo que sugiere que la ingesta de niveles adecuados de este factor nutricional podría prevenir úlceras y cánceres gástricos asociados a la presencia de esta bacteria.

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