Inmunología del VIH

La patogénesis de la infección por el VIH-1 es un proceso variable y complejo, pues ocurren cambios en el sistema inmune normal del hospedero por efectos directos e indirectos del virus, que determinan en parte la progresión de la infección, afirmaron Victoria Inés Bedoya y colaboradores de la Universidad de Antioquia, en Medellín. Los expertos seleccionaron del Medline 329 estudios clínicos y experimentales controlados o con grupos comparativos prospectivos y retrospectivos, con datos suficientes sobre marcadores inmunológicos, virológicos y genéticos relacionados con la historia natural de la infección del VIH y la progresión de la enfermedad que permitieran calcular la razón de disparidad.

No todos los individuos infectados tienen un curso clínico semejante; algunos progresan rápidamente al SIDA y a la muerte, y otros no tienen signos de inmunodeficiencia por décadas, ya que la evolución depende de factores ambientales, virales y del huésped, entre los que se destaca el efecto de las interacciones del sistema inmune con el virus, informaron los investigadores en la revista Acta Médica Colombiana ( 2003; 28: 23-35).

La evolución de la infección por el VIH-1 se desarrolla en diferentes etapas y se caracteriza por una disminución progresiva de las células T CD4+, que conduce a la inmunodeficiencia y muerte. En la infección primaria se presentan altos niveles de virus que son neutralizados por los linfocitos T citotóxicos CD8+. En la segunda fase de latencia clínica, el virus se sigue multiplicando en los tejidos linfoides periféricos y continúa la pérdida gradual de los linfocitos CD4+. En la última fase de la infección (ya propiamente el SIDA), hay un estado de inmuno-supresión profunda por la caída en el número de los linfocitos CD4+ a menos de 200 células/ml y hay un aumento en la carga viral.

Los pacientes infectados se han dividido en varios subgrupos con base en la progresión de la enfermedad: los progresores típicos son la mayoría y tienen un período de seis a ocho años de latencia clínica, los rápidos, que desarrollan el Síndrome dos a tres años después de la infección primaria y los finalmente los lentos, que permanecen por más de 10 años con un sistema inmune competente y no experimentan progresión a la enfermedad. Por último, los sobrevivientes a largo plazo que a pesar de haber desarrollado el SIDA en el mismo período de tiempo de los progresores típicos, sobreviven por mucho más tiempo.

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