Grasa del Pescado

Baltimore. Los ácidos grasos omega 3 han ganado un merecido prestigio desde que se descubrió que los esquimales –que comían ingentes cantidades de grasa de ballena- tenían muy baja incidencia de enfermedad coronaria, igual ocurrió con los poli-insaturados y mono-insaturados del aceite de oliva, en relación con la dieta mediterránea y la paradoja francesa. La doctora Maggie Covington –de la Universidad de Maryland- realizó una buena revisión sobre el tema (American Family Physician, 2004;70:133-40). Se ha demostrado que los ácidos grasos omega 3 (eicosapentaenoico y docosahexaenoico) reducen significativamente el riesgo de muerte súbita generada por arritmias cardiacas y también la mortalidad por toda causa en pacientes coronarios. Se encuentran en el aceite de pescado, en peces grasosos como el salmón y el atún, en el aceite de canola, nueces y la semilla de linasa; además de anti-arrítmicos, son anti-trombóticos y anti-inflamatorios. Los ácidos grasos omega 6 por el contrario, son pro-trombóticos y pro-inflamatorios y se encuentran en la mayoría de las semillas, aceites vegetales y carnes. Los omega 3 también se usan para el tratamiento de la hiperlipidemia, la hipertensión y la artritis reumatoide, sin que existan interacciones medicamentosas significativas. La Asociación Americana del Corazón (AHA) recomienda el consumo de dos porciones de pescado a la semana para aquellas personas sin historia de enfermedad coronaria y al menos una porción diaria para los coronarios conocidos. Para lograr cardio-protección se recomienda ingerir al menos un gramo diario de los ácidos eicosapentaenoico y docosahexaenoico, aunque dosis más altas son necesarias para tratar la hiper-trigliceridemia (dos a cuatro gramos diarios) y para reducir la rigidez matutina y el número de articulaciones dolorosas en los artríticos reumatoides. Con estas dosis más altas se logran reducciones modestas en las cifras de tensión arterial. En cuanto a los suplementos, el problema es que cada cápsula de gelatina contiene unos 300 mg entre los dos mencionados ácidos grasos (EPA y DHA), por lo que para obtener la cardio-protección se necesitarían tres cápsulas diarias, o menos, si se combinan con las fuentes dietéticas.

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