En Defensa de la Paranoia

Miami. En los años sesenta se enseñaba que la paranoia era una conducta que solamente se asociaba con la esquizofrenia o con los trastornos alucinatorios. En la actualidad -con la llegada de la psiquiatría dimensional- se cree que la paranoia constituye sólo un síntoma dentro de un continuo; la psiquiatría dimensional es la que define síntomas y los agrega en síndromes a posteriori en lugar de encajarlos forzosamente en enfermedades previa y arbitrariamente predeterminadas en manuales diagnósticos (Vg., Diagnostic & Statistic Manual IV). Ese continuo se expresa en forma limitada o subclínica en los rasgos de personalidad de ciertos individuos, sin llegar a poseer la validez de un diagnóstico, y en forma total en los ejemplos clínicos de la esquizofrenia, de la personalidad paranoica y de la paranoia alucinatoria o delusional. Elementos paranoicos de nivel intermedio se encuentran a su vez en la ansiedad, en la depresión y en la enfermedad afectiva bipolar.

¿QUÉ ES LA PARANOIA? Es un fenómeno en el que se da una atribución exagerada a los eventos negativos del mundo exterior al yo. Es como si el sujeto dijera: “si es malo, lleno de desprecio, peligroso o humillante, debe referirse a mi”. Entre más grande el ego, mas grande es la paranoia. De allí el calificativo popular de ciertos líderes como Hitler, quien era considerado paranoico megalomaníaco. El paranoico -o el preocupado que anda siempre en busca de las nubes negras en el horizonte- busca hasta la saciedad en el mundo exterior aquellos indicios de referencia personal con un contenido o valencia negativa. El paranoico -como el pesimista- siempre ve que el vaso de agua servido hasta la mitad está semivacío, lo contrario del optimista que ve el vaso semi-lleno.

¿ES POSIBLE QUE LA PARANOIA SEA UNA CUALIDAD POSITIVA QUE EN CIERTOS CASOS REVIERTA A NEGATIVA? Por supuesto que sí. Se puede considerar que la paranoia es una manifestación de ansiedad referida al yo -y como tal de orden defensivo- que facilita la sobrevivencia en un mundo hostil. El problema radica -como en la ansiedad- en que la reacción fisiológica sea exagerada, tornándose en una reacción patológica.

¿ES LA PARANOIA DE ORIGEN PERIFÉRICO VISUAL O SE ORIGINA EN EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL? La paranoia es de orden tanto periférico como central. En estas líneas me ocuparé del componente visual periférico. El mundo externo es tridimensional (3D). La retina en cambio es bidimensional (2D). Se puede decir que el mundo 3D proyecta AL TELÓN (plano) de la retina y que esta tiene que apelar a toda clase de recursos para la conversión de dimensiones y así reproducir fielmente la realidad exterior. Los ojos destilan la realidad lo mejor posible pero el cerebro le asigna un valor global al mundo (“weltanchaung”) de acuerdo a nuestra fabricación genética, psico-ambiental y cultural.

¿CÓMO SE EXPLICA EL COMPONENTE PERIFÉRICO? En forma indirecta, por intermedio de ilusiones visuales. Tomemos el caso del fenómeno ilusorio de POGGENDORFF. Cuando observamos una línea oblicua interceptando una línea vertical doble o cilíndrica, el brazo inferior (hacia la derecha del cilindro para el lector) se ve en posición inferior o más abajo de lo que está realmente o como le correspondería. Si el lector utiliza una regla y mide la línea puede confirmar que la línea está proyectada correctamente. (Figura 1)

Ten138_fig1Figura 1

En A y B se observa la ilusión sin que importe el espacio entre las líneas verticales que forman el cilindro. Sin embargo, entre más agudo es el ángulo de intersección, la ilusión es menos aparente. F ilustra que los ángulos agudos dibujados en forma aislada cancelan la ilusión. Lo contrario ocurre con los ángulos obtusos.

Es de interés para nuestra discusión que cuando se extrapolan -y se aíslan de las líneas verticales- los ángulos de incidencia creados por la intersección de la línea oblicua se encuentra que:

1. Los ángulos obtusos acentúan la ilusión óptica mientras que…
2. Los ángulos agudos dibujados en forma aislada rectifican la trayectoria “real” de la línea oblicua.

Esto quiere decir que los objetos vivos o inertes observados a la distancia que producen un ángulo obtuso son irreales o deformados por el TELÓN RETINIANO, mientras que los objetos próximos que producen ángulos agudos se aprecian en forma más conforme con la realidad 3D. ¿Por qué? El objeto próximo puede ser la figura del cazador (Vg., o el tigre si usted es una gacela) que le va a atacar en forma inminente, mientras que si el cazador se halla a la distancia (produciendo un ángulo obtuso en relación a la fóvea), aún hay tiempo de escapar -o tal vez mejor- es tiempo de ignorarlo y de no reaccionar para así pasar desapercibido por el atacante potencial. Esto es fácil de observar en nuestra vida diaria. Acérquese a un gato que no le conoce y él solo huirá al acercarse lo suficiente cuando el animal le percibe en forma “real”, es decir sin el lente deformante de la ilusión de Poggendorff. Entre más cerca se halla el ser “interactuante”, más significativa su presencia y mas imperativa es nuestra respuesta de defendernos o de huir (“fight or fly response”). Es difícil comprender la magnitud del esfuerzo visual psicobiológico que ha de procurar el cerebro para devaluar la realidad 3D a la 2D sin comprometer la capacidad de supervivencia del individuo. Aún más, las figuras retinianas son invertidas pero nuestro cerebro ¡las ve “derechas”!

Y ¿cómo incorporamos la dimensión de profundidad del mundo 3D a un telón 2D formado por el telón retiniano? No se sabe con certeza, pero tal vez se logra asignando en nuestra mente una velocidad angular hipotética a los objetos observados, al igual que creamos en forma ilusa la sensación de profundidad en los “spinners”, aquellos retazos de papel con que jugábamos de niños y que contienen dibujos en círculos concéntricos de manera tal de que al rotar la figura con cierta velocidad angular critica, se engendra la dimensión de profundidad en forma ilusa (figura 2).

Ten138_fig2Figura 2

La rotación de la figura de arriba creará – al llegarse a velocidad angular crítica- la sensación ilusoria 3D de profundidad en el centro de la figura (los puntos centrífugos aparecerán “mas distantes” del observador).

Existen otras ilusiones ópticas de interés tales como la de Muller-Lyer. Cuando dos líneas horizontales de longitud idéntica se adornan con puntas de flecha de diferente orientación (divergente o convergente) aquella que lleva las puntas cerradas (cabezas de flecha) aparece más corta y viceversa (figura 3).

Ten138_fig3Figura 3

Las líneas horizontales en A y en B son de la misma longitud pero aparecen diferentes dependiendo de los elementos de los extremos. En C y D se observa que hasta los extremos aislados sin línea horizontal y la figura “digitalizada” mimetizan la ilusión.

¿Cuáles son las posibles explicaciones a la ilusión de Muller-Lyer?

1. Los elementos de cola de flecha reflejan la concavidad del mundo externo con sus extremos (colas) más lejos de la fóvea. Lo contrario ocurre con la línea adornada con cabezas de flecha o de puntas cerradas.
2. Los movimientos oculares utilizados automáticamente para analizar las figuras “engañan” a la mente, ya que la figura con cola de flecha o puntas abiertas toma más tiempo “fotografiarla” con los movimientos oculares.
3. La corteza visual tiene dificultades aislando el total de las partes; y la estimulación de la línea de extremo abierto (en contraste a la línea horizontal con cabezas de flecha en cada extremo) es simplemente de mayor duración.

CONCLUSIÓN El cerebro “digitaliza” y concluye -para ser mas expedito- basado en experiencias pasadas y en conducta probabilística. En el mundo 3D de la selva tanto animal como humana “el que menos corre vuela” gracias a los beneficios de la paranoia que facilita la metamorfosis espacial-dimensional de la realidad externa.

Daniel Jácome-Roca, MD Profesor Asociado Clínico de Neurología Darmouth & University of Miami

Referencias.

1. Combs DR, et al. Paranoia and emotion perception across the continuum. Br J of Clin Psychol 45:19-31, 2006.
2. Howe CQ, et al. The Poggenddorf illusion explained by natural scene geometry. PNAS 102: 7707-12, 2005.
3. Howe CQ, Purves D. The Muller-Lyer illusion explained by the statistics of image-source relationships. PNAS 102:1234-39, 2005.

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