Andropausia, Hormona de Crecimiento y Envejecimiento

MEDICINA FAMILIAR
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La hormona del crecimiento es la más abundante de las hormonas hipofisiarias. Es una proteína de 191 aminoácidos, cuya secreción depende de la estimulación hipotalámica. Tres sistemas de receptores hipotalámicos regulan la síntesis y secreción de la hormona de crecimiento:

1) La somatostatina,
2) La hormona liberadora de hormona de crecimiento (HHRH) y
3) La gHrelina, antes conocida como hormona secretagoga del crecimiento (GHS).

Todas tres son péptidos cerebro-intestinales.

Todos interactúan, respondiendo a una gran variedad de neuropéptidos y neurotransmisores, a estímulos farmacológicos y fisiológicos, como el sueño, estrés, ejercicio, alimentación, etc. La hormona del crecimiento, tiene acciones directas, pero muchas adicionales son mediadas a través de la síntesis de factores de crecimiento similares a la insulina (IGF-1) y derivados de la síntesis hepática.

Cambios fisiológicos de la hormona del crecimiento con el envejecimiento

La secreción de hormona de crecimiento disminuye con la edad en hombres y mujeres, al igual que la IGF-1. La testosterona, estimula la producción de hormona de crecimiento, pero la disminución de esta última con la edad, es independiente de la disminución de esteroides sexuales y no se recupera con su administración.

El mecanismo final por el cual decae con la edad, se considera multifactorial, con aumento de la somatostatina y disminución de la GHRH.

Consecuencias clínicas de disminución en la hormona de crecimiento

Los cambios de esta hormona con el envejecimiento son de interés clínico, porque modifican la composición corporal y la función mental y física. Estos incluyen: reducción en masa y fortaleza muscular, aumento en la grasa, especialmente en el compartimiento abdomino visceral.

Deterioro de la memoria y función cognoscitiva.

Disminución del sueño profundo. Muchos de estos cambios también se ven relacionados con la disminución de la testosterona.

(Lea También: Odontopatías y Prótesis Dentales)

Tratamiento del envejecimiento con hormona de crecimiento

Se ha especulado que el síndrome de disminución de la hormona de crecimiento, es también un síndrome de deficiencias hormonales generalizado y ha dado pie, a terapias populares, que tratan de estimular la producción de la hormona.

Algunos estudios clínicos con aplicación de hormona de crecimiento, han mostrado un aumento de 90% de aumento de la masa corporal, 14% de reducción de la grasa y 7% de aumento del espesor de la piel.

Estos resultados, permitieron postular un igual incremento de la fuerza muscular, pero eso no ha podido ser demostrado. Se ha comprobado mejoría en el ciclo del sueño, con la administración de la hormona.

Efectos colaterales del tratamiento

El envejecimiento no es una enfermedad y la aplicación de hormona de crecimiento debe considerarse de una manera diferente a como se restaura una adecuada función hormonal. Los efectos agudos de aplicar hormona de crecimiento son básicamente hormonales. El más preocupante efecto colateral a largo tiempo, es el riesgo de cáncer.

Los efectos reconocidos son: retención de líquidos, edema periférico, artralgias, y síndrome del túnel del carpo. En la mayoría de los estudios, el empleo de la hormona no ha sido de una manera fisiológica, es decir, no se han empleado esquemas pulsátiles y es factible que se disminuyan los efectos secundarios cuando se empleen esos esquemas. (Ver: Andropausia, Efectos secundarios de Suplencia Androgénica en Hombres)

Hormona del crecimiento y ejercicio

El ejercicio ha comprobado que produce efectos clínicos similares a los obtenidos con la aplicación de hormona del crecimiento: aumento de la masa muscular, fuerza y capacidad aeróbica.

Ha sido comprobado que el ejercicio vigoroso, estimula la producción de hormona del crecimiento.

Terapia combinada de andrógenos y hormona del crecimiento

Teniendo en cuenta el hallazgo, de que tanto la hormona del crecimiento como los andrógenos, aumentan la masa muscular y disminuyen la grasa corporal, por diferentes mecanismos, llama la atención el poco número de intervenciones médicas, usando terapia conjunta. Los pocos existen, demuestran que el empleo de ambas hormonas, tiene más efecto que la aplicación de solo una de ellas.

Los efectos secundarios fueron los mismos antes mencionados, además de hiperglicemia.

Conclusiones

El envejecimiento está acompañado por una progresiva y gradual reducción de los niveles de testosterona y hormona del crecimiento y por alteraciones de la composición del cuerpo y su capacidad funcional. La prevención o reversibilidad de estos cambios, mediante la suplencia con andrógenos, factores de crecimiento u hormonas análogas, es una perspectiva muy interesante, pero su efectividad y realidad en la práctica clínica no está completamente documentada.

Los estudios existentes son prometedores, pero no permiten conclusiones claras.

De la información disponible, podemos concluir que la suplencia hormonal en el hombre puede ser de beneficio, para algunos pacientes, mayores de 65 años, particularmente cuando presenten niveles de testosterona total menores de 2 ng/ml. En este grupo, la suplencia se espera que aumente la masa muscular, la masa ósea y posiblemente la fuerza muscular. Para hombres mayores, con niveles entre 2 y 3.5 ng/ml, puede lograrse alguna mejoría con la suplencia, pero no está claro si los beneficios son mayores que los riesgos. Esta categoría se debería evaluar a los 12 meses el tratamiento.

Con relación a la suplencia con hormona de crecimiento, su uso a la fecha no se encuentra justificado y los costos de la terapia son muy altos. Se recomienda esperar futuros resultados de los estudios que se adelantan.

Actualmente se adelantan estudios interesantes, en relación con la disminución del riesgo de fracturas con la suplencia androgénicas.

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