El Destino y la Buena o Mala Fortuna

(lo Positivo y lo Negativo)

Dentro de estos textos el lector podrá preguntarse sobre si tanto en la naturaleza animal como en la naturaleza en general y en especial en el hombre existe una justicia, una equidad natural para el ser humano535.

La respuesta es negativa por que siempre encontramos la in­justicia y la inequidad por doquier, puesto que las diferencias siempre están presentes, y la igualdad es un supuesto concebido por el hombre en forma abstracta y en especial con los números, las ecuaciones, con los elementos químico-físicos primarios de materia-energía.

Lo peligroso es creer en que se pueden suprimir las diferencias, y, como siempre, existe una po­sible salida libre con el denominado “libre albedrío” para conseguir nuestro propio destino; esto es una utopía. (Lea También: El Gran Árbol de la Vida)

El hombre como ser pensante debe mantener una actitud mental imaginativa como ins­trumento para:

Descubrir las claves del destino en donde se junten la realidad, la información, la imaginación, la fantasía y la intuición para evitar el dolor, lo negativo, lo improductivo; es decir, lo que nos da posibilidad es encontrar el mundo de la creatividad, el cual va más allá de la lógica.

He ahí también el camino de una verdad que puede modificarse sin tener que entrar a caminar ambulatoriamente por el camino de la reencarnación, del Karma, de la libertad ideal, del encuentro con la equidad y la anulación de las diferencias.

Por lo contrario, la aceptación de la vida, de la diferencia de culturas, etnias, sentimientos, identificaciones, creencias, historia, épocas, economía son capacidades que se pueden sobreponer a la adver­sidad inicial, y a las limitaciones para vencer dificultades e incapacidades de nuestra propia naturaleza, marcadas en el genoma humano (con cualidades, defectos, enfermedades, grados de inteligencia, posibilidades, etc.) que nos hace diferentes, que nos condena o nos salva en el tan mencionado camino del destino en el cual se configura la fatalidad o el éxito o el no cambio, (el statu-quo). Todo funciona dentro de una posibilidad y dentro de un orden codifi­cado pro el destino de cada ser.

Cuando nos referimos a la fatalidad lo hacemos a esa condición negativa fatal que conduce nuestra propia naturaleza, además de la que está a nuestro alrededor en catástrofes naturales, tragedias por errores o accidentes inexplicables con la participación de terceros; aquí pode­mos incluir el término de infortunio, desdicha, mala suerte, ciclos negativos o sus opuestos fortuna, dicha, buena suerte, ciclos positivos, etc., en donde también participan los errores humanos acompañados del “azar determinista” individual y colectivo.

Un aspecto a dilucidar es cómo existen las personas con buena suerte, fortuna, ciclos positivos:

A los cuales le acompañan estas valencias en algún sentido, más no siempre todas a la vez, por que puede haber una fortuna o dicha en el amor, mas no en la profesión o en su economía, o lo contrario, pueden tener éxito económicamente y ser desdichados sentimen­talmente.

Obviamente todos los seres humanos lo que desean, anhelan y esperan es leer su destino para encontrar la buena fortuna olvidándose que en la vida como todo tiene su po­sitivo y negativo, sus dos polos, sus opuestos, sus semejanzas y antagónismos las supuestas igualdades.

Ocurre que muchas personas y aún pueblos que cuando son afortunados sienten que son “premiados del cielo, consentidos de Dios” y lo contrario equivaldría a ser castigados con el infortunio, siendo víctimas de uno u otro evento de la vida cotidiana o de la naturaleza. Los hindues se ubican en el Karma. De todas maneras nos encontramos con determinismos y azares, diferentes variables, que se escapan a nuestro control. (Lea También: Dijes para la buena suerte y el éxito)

Algunas personas interpretan lo positivo o lo negativo como una ley de herencia genética (536) o por leyes de compensación o al menos buscan la justificación de los opuestos.

Por lo general se observa que todos los seres humanos desean y necesitan tener una seguridad eco­nómica llevándola en la fantasía a los sueños encontrando tesoros(en guacas escondidas u olvidadas en la tierra) o fortunas, ganando loterías; en los mismos cuentos infantiles tenemos la herencia de siglos anteriores en que aparece la herencia de los reyes a sus hijos, o la victoria y la aparición del héroe que consigue fortuna en tierra, en propiedades, objetos, mujer y el preciado milenario ambicionado: el oro; las mujeres hacen la fantasía de casarse con el prínci­pe azul poseedor de riquezas y actualmente conquistarse al personaje famoso con éxito en su quehacer (actores, cantantes, artistas, campeones deportistas, gerentes, capitalistas, etc.).

Los mismos descubrimientos, conquistas partieron de la necesidad y búsqueda de seguridades, poderes y valores, en el fondo materiales.

quehacer (actores, cantantes, artistas, campeones deportistas, gerentes, capitalistas, etc.). Los mismos descubrimientos, conquistas partieron de la necesidad y búsqueda de seguridades, poderes y valores, en el fondo materiales.


535 La equidad se asocia con el equilibrio el cual no es igualdad, y aquí se presenta con sus ciclos positivos o negativos, lo que equivale a cómo se producen unos hechos con cambios, los cuales son factibles de inter­pretarse en forma favorable o desfavorable; de todas maneras, el equilibrio o equidad son ideales más cuando en la naturaleza siempre está presente el orden, desorden, caos y nuevo orden, y entre ellos el concepto de evolución, lo que significa una tendencia a un ordenamiento para llegar a la armonía y para lograrla tiene que ocurrir múltiples hechos.

536 Aquí en esta herencia genética se incluye los conceptos evolutivo de Charles Darwin en su obra: “El ori­gen de las especies” en el cual plantea “una infinita diversidad de estructuras, constitución y costumbres… que no se hubiesen presentado nunca variaciones útiles a la prosperidad de cada ser […] los individuos caracterizados de este modo tendrán seguramente las mayores probabilidades de conservarse en la lucha por la vida y, por el poderoso principio de herencia, tenderán a producir descendientes con caracteres se­mejantes.

A este principio de conservación o supervivencia de los más adecuados lo he llamado selección natural.

Conduce este principio al perfeccionamiento de cada ser en relación con sus condiciones de vida orgánica e inorgánica y, por consiguiente en la mayor parte de los casos a lo que puede ser considerado como un progreso en la organización”.

“La selección natural, por el principio de que las cualidades se heredan a las edades correspondientes…”, […] “…la selección natural ha obrado positivamente adaptando las diferentes formas orgánicas a las diver­sas condiciones y estaciones…” […] “…la selección natural ocasiona extinción… en la historia del mundo. La selección natural también lleva a la divergencia de caracteres, pues cuanto más difieren los seres orgáni­cos en estructura, costumbres y constitución tanto es el mayor el número que pueden sustentar un territorio, de lo que vemos una prueba considerando los habitantes de cualquier región pequeña y las producciones aclimatadas en países extraños.

Por consiguiente, durante la modificación de los descendientes de una es­pecie y durante la incesante lucha de todas las especies por aumentar el número de individuos, cuanto más diversos lleguen a ser los descendientes, tanto más aumentaran las probabilidades de triunfo de lucha por la vida.

De este modo las pequeñas diferencias que distinguen las variedades de una misma especie tienden constantemente aumentar hasta que igualan a las diferencias mayores que existen entre las especies de un mismo género o aún de géneros distintos”.

“Las afinidades de todos los seres de la misma clase se han representado algunas veces por un gran árbol…” […] “…todas las ramitas que crecen han procurado ramificarse por todos lados y sobrepujar y destruir a los brotes y ramas alrededor, del mismo modo que las especies y grupo de especies, en todo tiempo, han dominado a otras especies en la gran batalla por la vida”.

“De las muchas ramitas que florecieron del árbol cuando era un simple arbolillo, sólo dos o tres, conver­tidas ahora en ramas grandes sobreviven todavía y llevan las otras ramas…” […] “…hasta cierto punto se enlazan por sus afinidades dos grandes ramas de la vida… por haber vivido en sitios protegidos… y dan origen a nuevos brotes … el gran árbol de la Vida que con sus ramas muertas y rotas llenan la corteza de la tierra, cuya superficie cubre con sus hermosas ramificaciones, siempre en nueva división”, (“El origen de las especies” de Charles Darwin, Traducción: Antonio de Zulueta, Espasa Calpe, S.A., Madrid – España, pág. 179-182, 213-215).

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

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