Beneficios de la Liberalización del comercio de Servicios Financieros

liberalización del comercio

La magnitud de los beneficios resultantes de la liberalización del comercio puede ser importante. Se ha demostrado de manera contundente en la esfera del comercio de bienes. Sachs y Warner (1995), por ejemplo, descubrieron una correlación positiva entre la apertura y el crecimiento económico en los países en desarrollo.

Otros estudios han demostrado que en la esfera de los servicios la liberalización se ha traducido en importantes beneficios para la economía en general. Las grandes reducciones de los precios del transporte aéreo y algunos servicios telefónicos, por ejemplo, se han achacado a la liberalización (Hoj, Kato y Pilat, 1995).

Hoy en día se admite por lo general que el sistema multilateral de comercio ha desempeñado una función fundamental en el aumento de los ingresos y el crecimiento mediante la liberalización del comercio (Marvel y Ray, 1983; Moser, 1990; Francois, McDonald y Nordstrom, 1995 y 1996; Petersmann, 1997).

Desde una perspectiva económica, el comercio de servicios financieros no es diferente del comercio de otros bienes o servicios. La liberalización del comercio de servicios financieros puede tener importantes efectos positivos en los ingresos y el crecimiento, inducidos por los mismos factores que en otros sectores: especialización sobre la base de la ventaja comparativa, divulgación de conocimientos tecnoprácticos y nuevas tecnologías, y realización de economías de escala y de gama.9

Además, la liberalización mejora la intermediación financiera al aumentar la eficiencia en la asignación sectorial, cronológica e internacional de recursos.

En varios estudios empíricos se ha demostrado que la liberalización del sector de los servicios financieros, a veces en conjunción con otras reformas, puede impulsar los ingresos y el crecimiento.

El principal vínculo entre la liberalización y el crecimiento es frecuentemente la mejora de la calidad de las inversiones.

Levine (1996 y 1997) y King y Levine (1993); demuestran que los países desarrollados y los países en desarrollo con sectores financieros abiertos han crecido por lo general a un ritmo más rápido que los países con sectores cerrados.

Jayaratne y Strahan (1996) llegan a la conclusión de que la desreglamentación de la apertura de sucursales intraestatales en los Estados Unidos; estimuló el crecimiento en un 0,3-0,9 por ciento del PIB durante los diez años siguientes a la desreglamentación y en un 0,2-0,3 por ciento después.

Ahora bien; es probable que el efecto de estimulación del crecimiento de la liberalización alcance su nivel máximo en las economías en desarrollo con sistemas financieros menos sofisticados (Banco Mundial, 1997).

En Ghana, por ejemplo, la combinación de reformas macroeconómicas y estructurales, en el sector financiero inclusive; impulsó el crecimiento de –1 por ciento en el decenio de 1970 a más del 5 por ciento en el período 1983-1990 (Kapur y otros, 1991).

El éxito económico de Hong Kong (China) y Singapur se ha visto también facilitado por sectores de servicios financieros de orientación internacional (Bercuson, 1995).

Tiende a confirmar estas conclusiones la escala del desarrollo del sector financiero en 53 países industrializados y países en desarrollo establecida por el Foro Económico Mundial (1997); que incluye variables sustitutivas de la apertura y estabilidad de los sistemas financieros.

En tanto que los 10 países situados en los primeros puestos crecieron por término medio más del 4 por ciento durante el período 1990-1995; los 10 países situados en los últimos puestos registraron una tasa media de crecimiento de cero.

Evaluación de los beneficios de la liberalización del comercio de servicios Financieros

La liberalización del comercio puede dar mayor eficiencia y estabilidad al sector de los servicios financieros

Son varios los modos en que la liberalización de los servicios financieros puede aumentar la eficiencia del sector y reducir costos. Las instituciones financieras pueden aprovechar las economías de escala y especializarse según su ventaja comparativa. Cabe citar a este respecto la aparición de instituciones especializadas en algunos segmentos del mercado, como el de los reaseguros.

Por otro lado, las instituciones financieras pueden también ampliar su espectro de servicios conexos para aprovechar las economías de gama. De hecho, varias instituciones financieras se han convertido en empresas mundiales, que ofrecen una amplia gama de servicios financieros –a la manera de los grandes almacenes– y en las que los consumidores pueden satisfacer todas sus necesidades en materia de servicios financieros.

La competencia, incluida la competencia de fuentes internacionales, obliga a las empresas a reducir el despilfarro, mejorar la gestión y aumentar la eficiencia. En un entorno liberalizado son por otra parte menos viables algunas costosas actividades de captación de rentas encaminadas a obtener o mantener acceso preferencial al crédito u otros privilegios. Todos estos cambios pueden reducir los costos operativos del suministro de servicios financieros.

La competencia obliga entonces a las instituciones a transferir ese ahorro a los consumidores, con lo que se reducen os márgenes entre los tipos de interés de crédito y depósito, las comisiones o las primas de seguros.

La liberalización puede también mejorar la calidad de los servicios. Al ser mayor la competencia, es más robable que las instituciones financieras estén atentas a las necesidades de los consumidores y aconsejen a sus clientes la mejor manera de adaptar a sus necesidades específicas los conjuntos de servicios financieros ofrecidos a un precio global.

En los grandes proyectos de seguros, por ejemplo, pueden ser muy valiosos los servicios auxiliares de prevención, planificación y gestión del riesgo, y es probable que la competencia los mejore (Carter y Dickinson, 1992).

Es asimismo probable que los depositantes gocen de mejor asesoramiento en cuanto a estrategias de inversión cuando las instituciones financieras compitan por sus ahorros.

El comercio internacional puede reportar importantes beneficios a través de la transferencia de conocimientos y tecnología. Ello incluye conocimientos sobre las mejores técnicas de gestión, contabilidad, proceso de datos y utilización de nuevos instrumentos financieros. Los beneficios de este tipo dependen en gran parte de la presencia comercial de bancos y compañías de seguros extranjeros (Zutshi, 1995; Agosin, Tussie y Crespi, 1995).

Con mercados más abiertos aumentará probablemente la gama de servicios disponibles al buscar los consumidores los medios de lograr que sus conjuntos de servicios financieros y de seguros sean óptimos. La aparición de muchos instrumentos financieros nuevos debe verse desde esa perspectiva.

En un entorno liberal las empresas pueden elegir más fácilmente la combinación óptima de capital, bonos o créditos para financiar sus actividades. Los productos derivados permiten a los agentes económicos protegerse del riesgo de fluctuaciones de los tipos de interés o de los tipos de cambio.

Edey y Hviding (1995) revelan que los bancos han empezado a obtener más dinero del comercio de valores que de los tradicionales créditos bancarios, al haberse aventurado en nuevas esferas de actividades.

Las empresas pasaron a la financiación mediante bonos cuando resultó más barata que la tradicional financiación mediante créditos y los pequeños ahorradores empezaron a invertir en diversos tipos de fondos para obtener rendimientos mayores que los que obtenían de las clásicas cuentas de ahorro.

El comercio de servicios financieros puede reducir también el riesgo sistémico de los pequeños mercados financieros, con menor capacidad para absorber grandes conmociones. La liberalización puede contribuir a la profundización y ampliación de los mercados financieros al aumentar el volumen de transacciones y el espectro de servicios, con lo que se reducirá la volatilidad y la vulnerabilidad a las perturbaciones.

Las conmociones del mercado interno pueden también ser absorbidas más fácilmente a través de las «empresas matrices» transnacionales de las sucursales locales o mediante el reaseguro en los mercados internacionales (Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos, 1993). Goldstein y Turner (1996) revelan que proporciones relativamente elevadas de propiedad extranjera han contribuido a mantener la estabilidad de los sistemas bancarios en Hong Kong (China), Chile y Malasia.

Indicadores de eficiencia operativa - Algunos países de OCDE


9 Esto fomenta el movimiento de los recursos hacia las actividades más productivas y mejora la productividad y el clima de inversión. Las economías de escala permiten reducir los costos medios mediante la producción de mayores cantidades de bienes y servicios del mismo tipo. Las economías de gama permiten reducciones de los costos mediante la producción de bienes o servicios conexos.

Recuadro 3: Liberalización del comercio de servicios financieros en la Unión Europea

La liberalización de los servicios financieros en la Unión Europea (UE) ha formado parte de la estrategia más general de la UE de crear un mercado único de bienes, servicios, mano de obra y capital. Los primeros esfuerzos para crear un mercado financiero europeo único se remontan al decenio de 1970.

Algunos países suprimieron ya en aquel entonces sus restricciones a los movimientos de capitales. A finales del decenio de 1980, la creación de un mercado único figuraba en primer lugar en el programa de política de la Comunidad Europea de diez países. Desde entonces, una serie de directivas ha completado la liberalización del comercio de servicios bancarios, de seguros y de inversión.La liberalización llevada a cabo en la UE se basa en tres principios fundamentales: en primer lugar, armonización mínima de normas a nivel UE; en segundo lugar, reconocimiento mutuo de las leyes y reglamentos nacionales entre los Estados miembros de la UE; y, en tercer lugar, supervisión de las empresas en su país (UE) de registro (control del país de origen).

El marco normativo se ha completado mediante la entrada en vigor de la segunda directiva sobre la banca en 1993, la tercera directiva sobre los seguros de vida y los seguros distintos de los seguros de vida en 1994, y la directiva sobre los servicios de inversión en 1996. Estas directivas se han complementado con otras en las que se definen conceptos fundamentales y se establecen prescripciones cautelares esenciales. Este marco otorga a las empresas de la UE y a las filiales extranjeras constituidas en sociedad en la UE el derecho de operar en todos los países de la UE cuando estén registradas en uno de ellos («pasaporte único»).

La iniciativa del mercado único ha influido poderosamente en el sector financiero de la UE.

Su mayor repercusión se ha producido en los mercados mayoristas y en los mercados creados por las grandes empresas; en cambio, su efecto en las actividades minoristas de la banca o del sector de los seguros ha sido relativamente pequeño (hasta 1997).

El establecimiento transfronterizo de sucursales por los bancos e instituciones crediticias de la UE aumentó un 50 por ciento entre 1993 y 1996, al aprovechar las instituciones el pasaporte único. Las instituciones financieras de terceros países expandieron sus actividades a partir de las filiales existentes (constituidas en sociedad con arreglo a la legislación de la UE), en vez de hacerlo a partir de las empresas matrices. Entre 1993 y 1996 notificaron su intención de establecer filiales en la UE 43 bancos extranjeros de 12 países no pertenecientes a la UE. El mercado único ha intensificado también la competencia dentro de la UE. Ello ha fomentado la consolidación dentro del sector y un número creciente de fusiones y adquisiciones transfronterizas. Los márgenes de beneficio se han reducido y los consumidores se han beneficiado de un descenso de los precios.

Ahora bien, el proceso de integración del mercado está aún en curso. En el sector de los seguros, por ejemplo, un estudio de 1995 revela que se esperan aún considerables beneficios de la liberalización. Las tres cuartas partes de las compañías de seguros consideradas en el estudio esperan que las empresas clientes obtengan en el futuro mejores servicios y a mejor precio. El 60 por ciento espera que también los clientes particulares se beneficien de una mayor integración del mercado. Los productos serán más personalizados y flexibles y las empresas ofrecerán más servicios financieros complementarios.

El comercio basado en las telecomunicaciones va en aumento.

Es probable que la consolidación del sector de los servicios financieros continúe y que tenga efectos positivos en los costos y en la eficiencia. Cabe esperar que el comercio de los servicios financieros dentro de la UE cobre nuevo impulso con el establecimiento de la moneda única. Ello reducirá aún más los costos de las transacciones y mejorará la transparencia, en beneficio de los consumidores.

Fuentes: Loheac (1991); OMC (1995 y 1997); Weidenfeld (1996); y Financial Times, 1 y 9 de julio de 1997.

En el caso de los países de la OCDE hay pruebas empíricas de importantes efectos positivos en la eficiencia del sector financiero que se achacan a la liberalización.

Se cita a menudo en este contexto la liberalización realizada por los Estados Unidos y los otros signatarios del TLCAN, y entre los Estados miembros de la Unión Europea (Harris y Piggot, 1997); en el recuadro 3 se expone con detalle la experiencia de la Unión Europea.

La reforma financiera de los sectores bancarios de los países de la OCDE se ha traducido en mejoras de la mayoría de los indicadores de eficiencia operativa (Hoj, Kato y Pilat, 1995; Levine, 1996). El cuadro 5 muestra que los márgenes de intereses han sido constantes, a pesar del probable aumento del riesgo medio de los créditos bancarios (al eliminar la liberalización el sesgo hacia créditos de bajo riesgo en muchos países de la OCDE).

Esto parece indicar la disminución de los márgenes crédito-depósito establecidos en función del riesgo (Edey y Hviding, 1995). El cuadro revela también que la competencia hizo disminuir la relación de los ingresos brutos con respecto al capital. La competencia obligó a las empresas a la racionalización.

Los costos de personal, expresados como porcentaje de los ingresos brutos, descendieron entre principios del decenio de 1980 y principios del decenio de 1990 de un promedio del 40 por ciento al 34 por ciento. Los menores costos y la competencia hicieron también descender las comisiones más del 50 por ciento durante el mismo período.

En el último decenio los cajeros automáticos se han convertido en un medio corriente de servicio bancario en todos los países industrializados. Tras la liberalización de la apertura de sucursales intraestatales en los Estados Unidos, la proporción de créditos morosos descendió un 12-38 por ciento y la proporción de créditos a entidades «emparentadas» disminuyó un 25-40 por ciento (Jayaratne y Strahan, 1996).

Recuadro 4. Singapur: Proceso de conversión en un centro financiero internacional

El desarrollo del sector financiero ha sido un factor fundamental del impresionante éxito económico de Singapur durante los tres últimos decenios. A partir de los últimos años del decenio de 1960 el Gobierno ha venido aplicando una serie de previsoras políticas y reglamentaciones para promover a Singapur como centro financiero internacional.

En 1968, el establecimiento de un instrumento bancario internacional (unidad monetaria asiática) inició el rápido desarrollo del mercado del dólar asiático y del sector de los servicios financieros de Singapur. A finales del decenio de 1970 se adoptaron amplias medidas de liberalización. Se racionalizaron o suprimieron las prescripciones en materia de reservas, las directrices sobre concesión de créditos, los coeficientes de caja mínimos, la fijación de los tipos de interés y los controles cambiarios.

En 1984, el mercado monetario internacional de Singapur (SIMEX) se convirtió en el primer mercado de futuros de Asia. Las concesiones fiscales han ayudado especialmente al desarrollo del mercado extraterritorial.Han contribuido al atractivo de Singapur como centro financiero su situación estratégica en una región en rápido crecimiento, la estabilidad política y financiera, una fuerza laboral cualificada y una decidida disposición a la apertura.

Por consiguiente, la contribución del sector de los servicios financieros a la economía ha aumentado del 5 por ciento del PIB en 1978 al 12 por ciento en 1995. Su contribución al empleo ha pasado en ese mismo período del 2,7 por ciento de la fuerza laboral total a cerca del 5 por ciento. La productividad del sector de los servicios financieros es aproximadamente el triple de la media nacional.

La decisión de mantener la estabilidad macroeconómica ha sido uno de los principales factores del éxito de Singapur en la constitución de su sector financiero.

El producto interior bruto ha crecido constantemente durante los últimos decenios, a un ritmo medio del 7 por ciento.

La inflación, del 4 por ciento en promedio, ha sido baja y relativamente estable durante ese período.

El presupuesto público ha registrado superávit, con niveles moderados de gasto e imposición. Al mismo tiempo, las autoridades monetarias de Singapur han equilibrado la necesidad de liberalizar y de mantener la estabilidad financiera mediante un régimen riguroso de reglamentación cautelar y supervisión. Hoy en día, Singapur se ha convertido en uno de los principales centros financieros del mundo y en el cuarto principal centro de comercio en divisas.

Fuentes: Bercuson (1995); Economist Intelligence Unit (1996); Euromoney (1994); Financial Times (1996 y 1997); Cámara Internacional de Comercio de Singapur (1996); OMC (1996a).

Hay que reconocer que habrá costos de reajuste resultantes de la liberalización, por lo menos a corto plazo.

Las instituciones financieras menos eficientes con elevados costos de explotación sufrirán probablemente con la competencia. También es posible que pierdan las empresas y sectores que antes gozaban de acceso preferencial al crédito.

Por consiguiente, es probable que los gobiernos tengan que hacer frente a costos políticos resultantes de la resistencia de esos grupos a la liberalización. El período de transición puede también entrañar algunos costos económicos, a medida que descienda la producción en los sectores antes privilegiados y se reasignen los recursos.

Estos factores parecen indicar que tal vez sea conveniente crear redes de seguridad para ayudar a las empresas y a los particulares a hacer frente a los costos de reajuste; ahora bien, no deberán poner en peligro los considerables beneficios resultantes de la liberalización del sector financiero.

Un sector financiero abierto aumenta los incentivos para mejorar las políticas macroeconómicas y la reglamentación

Existen poderosas razones para creer que la liberalización del comercio de servicios financieros promueve la mejora de las políticas macroeconómicas y la reglamentación. En primer lugar, es probable que mejore la política monetaria.

Los límites máximos al crédito y los intereses sirven a menudo de instrumentos de política monetaria para controlar la expansión del crédito y la inflación en un sistema financiero cerrado. La liberalización requiere la sustitución de esos controles por instrumentos de política indirectos –como las operaciones de mercado abierto– para controlar la liquidez.

Se considera que las políticas monetarias indirectas tienen menos efectos de distorsión y contribuyen al desarrollo de los mercados financieros.

La liberalización del sector financiero ejerce asimismo presión para que los gobiernos apliquen políticas prudentes en materia monetaria, fiscal y cambiaria.

Por la misma razón, cabe argüir que la liberalización refuerza los incentivos para que los gobiernos eliminen las intervenciones con efectos de distorsión y establezcan una reglamentación cautelar adecuada y medidas apropiadas de supervisión de las instituciones financieras. Como se expone con mayor detalle en la sección V, las instituciones financieras pueden ser bastante vulnerables a la inestabilidad macroeconómica y a una reglamentación inadecuada.

Se ha hecho mucho hincapié en los peligros resultantes para el sistema financiero de los defectos existentes en las esferas macroeconómica y normativa. Se ha dado, en cambio, bastante menos publicidad a las oportunidades que brinda la utilización de la liberalización del comercio de servicios financieros como mecanismo de compromiso previo de reforma complementaria en esas esferas.

El compromiso previo de realizar simultáneamente la liberalización del comercio de servicios financieros y la reforma macroeconómica y normativa puede contribuir a poner por obra los beneficios resultantes de un aumento del comercio y de una mayor estabilidad financiera y macroeconómica.

De hecho, actualmente se consideran fundamentales para explicar un rápido crecimiento y desarrollo los compromisos previos creíbles de formulación de políticas buenas y estables (véase, por ejemplo, Borner, Brunetti y Weder, 1996; Banco Mundial, 1997a).

Por otra parte, existen pruebas de la existencia de vinculaciones beneficiosas entre la apertura de los mercados y la estabilidad económica. En Indonesia, por ejemplo, se atribuye a menudo a la apertura de los mercados financieros; un efecto beneficioso en la estabilidad macroeconómica durante los últimos decenios (Banco Mundial, 1997).

En cuanto a Hong Kong (China) y Singapur (recuadro 4), se dice que un sector de servicios financieros en rápido desarrollo, abierto y bien reglamentado; junto con la estabilidad macroeconómica, ha fortalecido la economía y promovido el desarrollo.

A medida que se suprime, en el contexto de la liberalización, una reglamentación nacional con efectos de distorsión, suelen aparecer otros beneficios.

Los mercados financieros con un alto grado de reglamentación, por ejemplo; suelen tener controles de los tipos de interés y límites máximos de crédito con respecto a las distintas instituciones.

Las intervenciones en materia crediticia de los gobiernos dirigen los recursos a sectores prioritarios o a la financiación de los déficit públicos. Ello puede dar lugar a distorsiones, especialmente cuando los tipos de interés son inferiores al nivel del mercado y requieren subvenciones cruzadas procedentes de otros créditos.

La ineficiente utilización del escaso capital en unos sectores se traduce en escaseces y restricciones crediticias en otros. Por consiguiente, no se realizan inversiones potencialmente rentables. Como alternativa, los inversores pueden buscar financiación en la economía informal, de prestamistas de dinero o de parientes. Esto suele ser muy costoso, por lo que la magnitud de las inversiones es en estos casos relativamente limitada.

La liberalización del sector de los servicios financieros requiere una reducción de esos tipos de intervenciones directas en los mercados financieros; especialmente cuando no van encaminadas a corregir imperfecciones de los mercados.

Su reducción (o eliminación) modifica los costos relativos de financiación; y el capital cambia de dirección: de los anteriores sectores «prioritarios» a inversiones de máximo rendimiento (ajustado al riesgo). Como consecuencia; en los sectores que antes se beneficiaban de subvenciones cruzadas aumenta el costo de los créditos.

En cambio, en otros sectores disminuye y puede financiarse una gama más amplia de inversiones. Los inversores pequeños o con peores conexiones, que antes sólo podían obtener créditos en la economía informal; lograrán probablemente un mejor acceso al sistema financiero, lo que puede tener efectos positivos en la distribución de los ingresos.10

La liberalización puede mejorar la asignación cronológica e internacional de recursos

La apertura y mayor eficiencia de los mercados financieros afectan al ahorro y la inversión y mejoran la asignación cronológica de recursos. La competencia entre las instituciones financieras, la liberalización de los tipos de interés y la aparición de nuevos instrumentos de ahorro aumentarán probablemente el rendimiento de las inversiones.

Ello estimulará el ahorro total y la realización de mayores inversiones, lo que a su vez estimulará el crecimiento. Sin embargo, un mayor acceso al crédito, en particular al crédito personal, puede tener el efecto contrario y reducir el ahorro total.

Las pruebas empíricas difieren. Hoj, Kato y Pilat (1995) no constatan que la liberalización tenga un efecto importante en el ahorro total de los países de la OCDE. King y Levine (1993), sin embargo, revelan que el volumen de inversión muestra una fuerte correlación con el desarrollo del sector financiero.

Los datos del Foro Económico Mundial (1997) parecen también indicar una vinculación positiva; entre un sector financiero fuerte con intermediación financiera de alta calidad y el nivel del ahorro y la inversión en los países en desarrollo.

Los países que ocupan los diez primeros puestos en la clasificación del Foro en lo que se refiere a calidad del sector financiero; registran niveles medios de ahorro e inversión de más del 33% del PIB, en tanto que los países que figuran en los diez últimos puestos presentan niveles medios del 22%.

Vean siempre afectados; la liberalización del sector de los servicios financieros puede tener efectos beneficiosos en las corrientes de ingresos individuales. Los créditos personales, por ejemplo, aumentan la estabilidad del consumo a lo largo del tiempo («facilitación del consumo»).

Puede ser una opción válida para personas con ingresos volátiles o para aquellos afectados por el desempleo (Edey y Hviding, 1995). El rápido desarrollo en los últimos años de los seguros de vida y de los seguros de jubilación privados; permite los consumidores tomar sus disposiciones para la vejez o para casos de accidente o enfermedad (Skipper, 1996).

Dado el rápido envejecimiento relativo de la población en muchos países, especialmente en los países industrializados.

No debe subestimarse el efecto beneficioso que tiene la liberalización de los mercados financieros; en las oportunidades de facilitación del consumo individual y en los seguros.

La liberalización del sector de los servicios financieros mejora el potencial de seguro y gestión del riesgo. Al tener acceso a los mercados internacionales y a los conocimientos tecnoprácticos; las instituciones financieras pueden proporcionar las mejores estrategias de inversión posibles.

Por consiguiente; los inversores pueden protegerse o asegurarse contra muchos riesgos mucho mejor que en un mercado financiero cerrado; y ajustarán probablemente sus carteras de valores en consecuencia. Los proyectos de gran magnitud y riesgo que prometan una tasa de rendimiento elevada podrán, no obstante, avanzar más fácilmente.

El pequeño comerciante que pueda lograr un seguro mejor o más barato con respecto a sus actividades de comercio o inversión; o que pueda protegerse del riesgo relacionado con la moneda o el tipo de interés, podrá estar también en mejor situación.

Otra ventaja del comercio internacional de servicios financieros es que facilita las corrientes de capital de los países con excedentes a los países con escaseces. Ello reduce los costos en concepto de intereses de las inversiones en estos últimos países.11

Los países con ceficientes de ahorro elevados y rendimientos de las inversiones relativamente bajos pueden exportar capital y aumentar así sus beneficios. El comercio de servicios financieros y las corrientes de capital conexas deberán en ese caso igualar los tipos de interés en los distintos países. De hecho, es lo que parece haber ocurrido en la UE en los últimos años (Edey y Hviding, 1995).

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