Enfermedades Causadas por Espiroplasmas y Fitoplasmas
Achaparramiento
El cultivo del maíz es afectado por dos enfermedades conocidas como achaparramiento, una causada por un fitoplasma Mayze bushy stunt disease MBSD y la otra causada por un Espiroplasma Corn Stun Spiroplasma CSS.
Los dos pertenecen al grupo de los Mollicutes, pero difieren en su forma. Estos patógenos tienen períodos de incubación en la planta que varían entre 40 a 60 días, por lo cual los síntomas se manifiestan generalmente después de la floración.
Los síntomas iniciales se caracterizan por la presencia de bandas blancas o cloróticas en la base de las hojas jóvenes. La infección avanza de manera sistémica y las bandas pueden llegar a cubrir toda la lámina foliar, la cual se torna amarilla o púrpura, dependiendo del genotipo.
Se presenta enanismo, acortamiento de entrenudos, proliferación de brotes o mazorcas en los nudos, esterilidad masculina, ramificación excesiva o reducción de raíces.
Las hojas pueden presentar ruptura de los bordes y en ocasiones permanecen entrelazadas en el cogollo o en la parte superior de las plantas.
En infecciones tempranas las plantas no producen y su altura se reduce significativamente. Las mazorcas no se desarrollan normalmente y en ocasiones muestran estructuras reproductivas masculinas en el ápice de la mazorca.
El achaparramiento del maíz se transmite por el saltahojas Dalbulus maidis. Todos los estados del insecto (ninfas y adultos) son capaces de adquirir y transmitir la enfermedad, las ninfas son las más eficientes.
Otras chicharritas o saltahojas vectores de la enfermedad son D. elimatus y Graminiella nigrifons, las cuales aún no han sido registradas en Colombia.
Las poblaciones de Dalbulus se incrementan en temporadas secas y temperaturas altas. El insecto tiene como hospederas, además del maíz, a Rottboellia exaltata (caminadora), Avena fatua (avena), Sorghum halepense (pasto Johnson) y Hordeum vulgare (cebada).
Las pérdidas inducidas por el achaparramiento están directamente relacionadas con el porcentaje de incidencia de la enfermedad, el porcentaje de plantas improductivas y el grado de severidad. Entre más jóvenes se enferman los cultivos, mayores son las pérdidas por planta.
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