Los Síntomas de ojo seco son más severos en mujeres con Menopausia Prematura

Menopausia al Día

Dry eye signs and symptoms in women with premature ovarian failure. Arch Ophthalmol 2004; 122: 151-156.

Smith JA, Vitale s, Reed GF, ET AL.

Evidencia Nivel II-2

Las mujeres que experimentan falla ovárica prematura, FOP, son más propensas a sufrir daño de la superficie ocular y síntomas de ojo seco que otras mujeres de su edad, aunque su producción de lágrimas no está disminuida, de acuerdo con este estudio observacional. Un total de 65 mujeres con FOP (definida en este estudio como la cesación de la función ovárica normal antes de los 40 años), y 36 controles apareadas por edad, se evaluaron para signos y síntomas de ojo seco.

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Las mujeres con FOP tenían, significativamente, peores puntajes totales que las controles en todas los parámetros de daño de la superficie ocular (basados en los puntajes de Oxford y van Bijterveld de tinción vital con colorante) y una, significativamente, gran proporción tenía ojo seco avanzado (20% vs. 3% de postcontroles). El grupo de FOP también tendía a tener peores puntajes en los síntomas autorreportados, medidos de acuerdo con el índice global de la Ocular Surface Disease Index y el Globlal Nacional Eye Institute Visual Function Questionnaire. Sin embargo, las medidas de producción de lágrimas no difieren entre los dos grupos.

Comentario. Smith y sus colegas informan que las mujeres con FOP son más propensas a tener daño de la superficie ocular y síntomas consistentes con el síndrome de ojo seco, SOS, que un grupo control de mujeres sanas apareado por edad. Las mujeres con FOP, la cual puede afectar al 1% de las mujeres en USA, tienen niveles reducidos de hormonas sexuales esteroideas, andrógenos y estrógenos. Estas hormonas son importantes para el normal funcionamiento de las glándulas lacrimales. Un creciente nivel de evidencia sugiere que los andrógenos ejercen un efecto benéfico sobre las glándulas lacrimales y la superficie ocular. Consistente con esto, el SOS de más prevalencia en la mujer. Se relacionaba con la deficiencia de andrógenos. El síndrome de insensibilidad a los andrógenos y el uso de medicamentos antiandrógenos también parece que aumenta el riesgo de SOS. En contraste, el uso de estrógenos puede promover el riesgo de SOS, como lo sugiere la evidencia, ya que los estrógenos pueden reducir y cambiar la composición de las glándulas secretoras de grasa, tales como las glándulas meibomian del ojo. Más aún, un gran estudio en mujeres postmenopáusicas encontró un aumento significativo de SOS entre mujeres que usan estrógenos comparadas con aquellas que no los usan. [Schaumberg JAMA 2001].

El hallazgo de Smith y sus colegas, de una mayor prevalencia de signos y síntomas de SOS entre mujeres con FOP, ofrece una adicional pieza de evidencia acerca de que las hormonas esteroideas sexuales son importantes moduladoras del riesgo de SOS.

Aunque el estudio en general está bien conducido y pensado, se deben considerar unas pocas limitaciones importantes. En particular, es probable que las dos semanas de período de lavado para estrógenos fuera insuficiente para descartar la suplementación de estrógenos como un factor relevante en los hallazgos, dada la evidencia que sugiere que la suplementación de estrógenos tiene efectos de larga duración sobre las glándulas secretoras de grasa. Debido a que los autores no informan cuántas mujeres en el grupo de estrógenos han estado tomando esa terapia (pero es claro que ninguna de los controles ha estado usando estrógenos), no es claro cuánto de este factor puede haber influido. También hubiera sido importante saber cómo se identificaron los casos y los controles. Por ejemplo, si los casos fueron identificados en clínicas de ojos, esto ha podido afectar la prevalencia de los hallazgos de SOS en este grupo. Y si los controles no fueron representativos de la población general que da origen a los casos, entonces hay una posibilidad real de sesgo.

A pesar de sus limitaciones los hallazgos de este novedoso estudio tienen interés adicional, y, créanme, necesitamos evaluar con atención los efectos de hormonas específicas y de balance hormonal en la homeostasis de la superficie del ojo. Cuáles hormonas son las que más influyen y cómo actúan para causar su acción biológica, todavía debe ser descrito. El trabajo de Smith y cols. sugiere que estudios adicionales de mujeres con FOP pueden ser un paradigma útil que nos ayude a resolver esos importantes tópicos acerca del SOS.

Debra A. Schaumberg, ScD OD, MPH
Assistant Professor of Medicine and
Ophthalmology
Division of Preventive Medicine
Brigham and Women’s Hospital
Harvard Medical School
Boston, MA

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