Diabetes al Día: Influenza
La Influenza es una enfermedad producida por un virus, altamente contagioso, y que afecta por igual a hombres y a mujeres de todas las edades.
Existen tres tipos diferentes de Influenza: el A, B y C, siendo el A y el B los causantes de las epidemias comunes.
El desarrollo frecuente de variantes del virus mediante el cambio antigénico es la base virológica de la epidemia estacional. Y la razón para la incorporación de una o más cepas en la vacuna contra la influenza que se produce anualmente. Cada año el virus de la Influenza cambia su estructura genética.
Es por esta razón que las personas deben ser inmunizadas cada año. Una enfermedad fácilmente transmisible y altamente contagiosa.
Es así cómo un individuo enfermo difunde a partir de la tos múltiples partículas microscópicas que al entrar en contacto con las vías respiratorias de una persona susceptible tienen la capacidad de invadir las células y el sistema respiratorio del nuevo huésped. También es posible adquirir la enfermedad al ponerse en contacto con elementos contaminados cómo pañuelos, sabanas, cobijas y ropa.
Los virus de influenza se difunden de una persona a otra principalmente a través de la tos y el estornudo de personas infectadas.
El periodo de incubación de la influenza es uno a cuatro días, con un promedio de dos días.
Los adultos y los niños típicamente pueden diseminar el virus desde el día antes de que comiencen los síntomas hasta aproximadamente cinco días después del comienzo de la enfermedad.
Los niños pueden ser infecciosos por un periodo más largo. Y los de muy corta edad pueden difundir el virus por seis o más días antes del inicio de su enfermedad.
Las personas severamente inmunocomprometidas pueden difundir el virus durante semanas.
El virus de la influenza afecta anualmente cerca del 10 – 20% de la población mundial:
Durante las epidemias estacionales Ocasionando de 3-5 millones de casos de enfermedad severa y 250.000-500.000 muertes por año.
Aproximadamente 1.000 millones de personas pertenecen a los grupos de riesgo de enfermedad severa por influenza, incluyendo neumonía. Y son estas personas quienes tienen un mayor posibilidad de enfermar y morir por las complicaciones de esta infección viral.
Las pandemias de influenza, es decir, la infección que se esparce rápidamente por todo el mundo, surgen como consecuencia de una variación antigénica del virus ante la cual la población mundial no tiene inmunidad.
En estos casos, la enfermedad se difunde rápidamente infectando millones de personas y causando a la vez millones de enfermedades graves y víctimas mortales y grandes pérdidas económicas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud estamos próximos a una pandemia por el virus de la influenza, debido a los importantes cambios genéticos detectados en los virus en los últimos años.
El virus de la Influenza ha causado a través de los años más muertes que las registradas en las guerras mundiales.
Se conoció mundialmente como Influenza desde 1510, cuando se desarrolló una epidemia de esta enfermedad en Italia y el Papa Benedicto XIV la atribuyó a una influencia de “las estrellas”. Se la responsabiliza como causa de epidemias desde el año 1173.
En 1918 y 1919 se conoció como gripe española y afectó a un quinto de la población mundial, provocando 21 millones de muertes en menos de un año.
En 1996 en Colombia, el llamado “abrazo del pato”:
Fue una epidemia de Influenza que afectó a 10 millones de personas, causando cerca de 1.000 muertes.
Varias epidemias se han reportado en comunidades cerradas como las Fuerzas Militares, y en ciudades con alta morbilidad y mortalidad. Los virus de la Influenza ocasionan brotes o epidemias anuales con altos índices de infección en la comunidad.
Se estima que cerca del 10 % de la población sufre las consecuencias de la infección respiratoria durante los períodos o temporadas anuales de circulación del virus.
La Influenza es la primera causa de muerte entre todas las enfermedades infecciosas.
En los Estados Unidos mueren por año 30.000 individuos por causa de la influenza, principalmente niños menores de 4 años, adultos mayores, y personas de cualquier edad con enfermedades de base como la diabetes, asma, enfermedades pulmonares crónicas, del corazón y otras crónicas que disminuyen las defensas.
Los riesgos de complicaciones, hospitalizaciones y muerte por influenza son más altos entre personas de 65 años o más, niños de muy corta edad y personas de cualquier edad con algunas condiciones subyacentes de salud, entre ellas la diabetes.
En la isla de Madagascar en las primeras dos semanas de agosto del 2002 se inició una severa epidemia de influenza con un reporte de más de 21.000 casos y casi 700 muertes, principalmente en población infantil, escolar y personas mayores.
Estas muertes pueden ocurrir debido a la influenza severa con un cuadro clínico que implica el desarrollo de una neumonía viral fulminante.
La Influenza o gripe es una enfermedad causada por un virus que en el trópico circula durante todo el año, provocando infecciones respiratorias tan delicadas como la neumonía que puede ocasionar la muerte; entre tanto, la gripa es un resfriado común que no dura más de dos a tres días.
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La influenza no debe ser confundida con la gripa:
El catarro o el resfriado común; muchas personas consideran erróneamente que la gripa y la influenza son la misma enfermedad.
La influenza se caracteriza por producir síntomas de malestar general y respiratorio tan intensos que pueden generar incapacidades médicas y laborales de alrededor de una semana llevando al paciente incluso a la muerte.
La influenza ha tenido la imagen de una enfermedad benigna, pero puede tener consecuencias dramáticas, especialmente en los grupos de riesgo.
Fundamentalmente la influenza tiene tres formas de presentación:
- Primero, Influenza clásica o tradicional
- Segundo, Influenza fulminante
- Tercero, Influenza complicada
Después de un periodo de incubación de 24 a 48 horas, en el adulto sano, la influenza clásica, se presenta como un cuadro de infección respiratoria aguda, de inicio súbito y postrante, fiebre alta, (superior a los 39°C), escalofrío, tos y síntomas constitucionales como dolor de cabeza, dolores musculares y malestar general, lo suficientemente serios como para recluir en cama al paciente.
Muchos, pueden recordar con exactitud la hora del inicio de la enfermedad.
Inicialmente los dolores musculares, el dolor de cabeza y el dolor ocular son los síntomas más molestos y su severidad está relacionada con el grado de elevación de la temperatura.
Los síntomas sistémicos duran unos tres o cuatro días y coinciden con la duración de la fiebre.
La influenza fulminante es grave y destructiva y se presenta como una neumonía viral primaria.
Ha sido informada principalmente durante las pandemias y puede afectar a todas las personas independientemente de su edad y estado de salud.
La muerte ocurre en forma rápida y más frecuentemente en estos casos.
Los síntomas más frecuentes también incluyen: obstrucción y congestión nasal
- Rinorrea
- Estornudos
- Dolor de garganta
- Ronquera
- Lacrimeo excesivo
La fiebre comienza a bajar dos a tres días después de la aparición de los síntomas, desapareciendo luego de cinco a seis días.
Cuando la fiebre disminuye los síntomas respiratorios se vuelven más intensos y la tos se torna productiva.
Esta fase puede durar una a dos semanas y su curso dependerá de si se complica o no como consecuencia de una sobre infección bacteriana, generalmente por una bacteria llamada neumococo.
La influenza complicada es el resultado de una sobre-infección bacteriana, usualmente bajo la forma de neumonía, la cual es responsable de un gran número de muertes, particularmente en los mayores de 60 años o en quienes tengan una patología de base como enfermedad pulmonar o cardiaca crónicas, diabetes, problemas renales o metabólicos o alguna forma de inmunodeficiencia.
Estas complicaciones aparecen entre cuatro y 14 días después de la influenza clásica, una vez que los pacientes parecen estar recuperándose.
La enfermedad viral, altera los mecanismos de defensa pulmonar, entre ellos la actividad mucociliar, facilitando así la acumulación de bacterias como: Streptococcus pneumoniae o neumococo.
Por estos motivos los pacientes de riesgo también deben recibir la vacuna contra neumococo
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