Los Privilegios y los Desheredados
Alimentación
Así con este título escribió un funcionario de la FAO el capítulo sobre el problema de alimentación que él considera tan viejo como la humanidad. No ha habido generación que no haya padecido de hambre o de desnutrición en alguno de sus grados. En la actualidad, aunque se producen más alimentos que en cualquier otro momento de la historia, se está muy lejos de poder suministrar a todas las personas la comida en cantidad y calidad suficientes. Antes al contrario, la situación alimenticia mundial es quizá más grave que nunca.
Como prueba de privilegio señala que hoy el nivel de vida es relativamente alto en unos veinte países con una población total de quinientos millones aproximadamente y en ellos la duraciónmedia de la vida humana ha aumentado en el último siglo de 35 a 70, años habiéndose así ensanchado en una generación los límites de la existencia. Uno de los factores que ha hecho posible esto, es que los habitantes de tales países comen más y mejor que los de otras regiones.
Estos alimentos son en su mayoría de origen animal como la carne, la leche, los huevos, el pescado, además de hortalizas y frutas necesarias para el crecimiento y la conservación de la salud.
Son personas que viven en un medio más limpio y confortable, que poseen vestidos y viviendas mejores. Que disponen de agua potable, de sanitarios para la eliminación de sus excretas, de reacciones mentales y de un ambiente de salubridad admirable. Todo eso hace que tiendan a desarrollarse más, y que sea menor entre ellos la mortalidad infantil. En su mayoría son seres afortunados, privilegiados que forman un sector reducido de la humanidad.
Alimentación suficiente para asegurar su salud
En contraste, hay un número inmenso de habitantes de la tierra que no reciben una alimentación suficiente para asegurar su salud, su crecimiento y su pleno vigor físico y mental. Los componentes de este grupo se alimentan de cereales, (arroz, maíz, trigo, cebada) tubérculos (yuca, ñame, patatas, papas) y también de frijoles, plátanos, etc., que los conducen a la desnutrición lenta.
Viven en habitaciones inadecuadas, antihigiénicas, cuando no tugurios y jacales, realizan fecalismo al aire libre, carecen de diversiones, de agua potable y de un lecho blando donde descansar las faenas de trabajos al duro sol. Claro está que esta desigualdad en el estado de alimentación conduce a la desigualdad en el estado de salud.
Esta desigualdad se manifiesta con toda amplitud en las estadísticas de morbilidad y de mortalidad. Puede así calcularse, por ejemplo, la probabilidad que “estadísticamente” tiene un recién nacido de vivir más o menos tiempo, recordando que es de 29 años en algunos lugares de la India mientras en los países escandinavos o Suiza alcanzaría a 70.
Un hombre tiene pues una vida más o menos larga, según la suerte que tenga de nacer en un país u otro. Si nace en los Estados Unidos, Canadá o Nueva Zelanda será de 69 años, pero en Indonesia será de 31. Es lo que Herlich ha Llamado “la desigualdad ante la muerte”.
La Geografía de la Leche
El doctor Jacques May, de la sociedad Geográfica Americana, señaló que un buen criterio para juzgar el progreso de la tecnología de un país es determinar su capacidad para producir y distribuir leche. Un gran número de factores, agrega, gobiernan lo que la gente come en el mundo.
La “disponibilidad”, la que a su vez depende randemente del terreno y el clima, “los gustos” los cuales han sido desarrollados a través de los siglos, son ciertamente de primera importancia en la determinación de los menús diarios de la humanidad. Las necesidades físicas parecen adaptarse a los gustos y creencias desarrollados por la cultura y a la disponibilidad local.
Así encontramos gentes que aceptan alimentos que les proporcionan poco beneficio y rehúsan otros que serian de gran valor en su dieta.
Demos una ojeada – sigue diciendo el Dr. May a lo que la leche significa para el hombre en el mundo entero.
Es curioso que, aunque no existía ningún hombre que haya alcanzado la edad adulta sin depender de la leche en los primeros meses de su vida. Cientos de millones de seres humanos adultos vean con disgusto su uso y desprecien el beneficio que podría darle su consumo.
Más sorprendente es este hecho, si consideramos que estas gentes muy a menudo están sub-alimentadas o aun hambrientas. Muchos individuos tienen prejuicios contra la leche.
Algunos piensan que forma gusanos en los niños, otros, como los singaleses, creen que causa enfermedad, lo que bien puede suceder si no es producida con la técnica y la protección adecuadas.
El desprecio por la leche es una característica casi esencial de la civilización china, la que influye fuertemente en los países circundantes del sureste del Asia.
Los chinos no han sido influidos por sus vecinos bebedores de leche
Los mongoles, los tibetanos y los hindúes. En China todas las causas que intervienes en la escasez y pobre calidad de la leche se incrementan por tabúes culturales. Existe el dicho de que “quien bebe leche de vaca crea una liga de parentesco familiar con la vaca, que es degradante”.
Si nos volvemos hacia el África encontramos un panorama diferente. En Tanganica se prohíbe a las mujeres beberla, Uganda es a los hombres. En muchísimos lugares no hay leche, de manera que el gusto por ella no puede desarrollarse y no forma parte de la cultura.
India presenta el más interesante problema. Sus gentes están hambrientas, les gusta la leche. Tiene los más grandes rebaños de ganado vacuno en el mundo. Sin embargo no hay leche disponible. Las razones de esta situación pueden ser mejor entendidas si estudiamos su cultura. Allí la vaca es un “animal Sagrado” y no puede ser sacrificada.
Por ello una gran parte de los rebaños está formada por vacas viejas, que han pasado su época de reproducción, y por consiguiente de producción de leche, pero la porción de los muy escasos pasto que esas vacas consumen, priva a las vacas productivas de nutrientes muy necesarios.
La severa competencia por el alimento entre los animales y los seres humanos se hace sentir a tal punto que el ganado está tan hambriento como la gente. En otros países el ganado no es apreciado por su leche aun cuando sí por su carne.
El Hambre y el Latifundio en el problema de la alimentación humana
El problema de la alimentación humana, y por lo tanto de la nutrición, es una cadena de muchos eslabones. Es un conjunto de numerosos problemas diferentes pero estrechamente relacionados entre sí, que tienen su origen en las condiciones naturales, las fuerzas o los hábitos de trabajo, la instrucción o la falta de ella, los recursos económicos etc.
En una comunicación original hecha por el grupo que en el Hospital Infantil estudia la desnutrición en el niño cuando el maestro Federico Gómez lo encabeza, los doctores Rafael Ramos Galván y Joaquín Cravioto señalaban de que los azotes que afligen a la humanidad – la desnutrición es uno de los reviste de mayor severidad, ya que en su etiología pueden identificarse factores de muy diversas índole, como son los sociales, los económicos, los sanitarios, los educativos, los de producción, los de transporte y los demográficos, etc.
De aquí se desprende que para evaluar los factores que determinan el estado de nutrición en las comunidades rurales, se han agrupado de la siguiente manera:
I– Factores que Determina la Disponibilidad de Alimentos:
Producción de alimentos, transporte de alimentos, almacenamiento de alimentos.
II– Factores que Determinan el Consumo de Alimentos :
Factores económicos, factores culturales, factores psicológicos.
III– Factores que Determinan el Aprovechamiento del Alimento:
Momento fisiológico, condiciones fisiopatologías presente y estado previo de nutrición.
La acción que resulta de la suma de las magnitudes de estos factores determina a eces una agresión más o menos intensa y más o menos transcendente sobre los individuos y sobre las colectividades. No obstante, el primer factor señalado o sea la producción de los alimentos está ligado a la distribución de la tierra.
El drama de la tierra, que sigue inédito en muchos lugares del mundo donde toda la tierra de muchos países pertenece a un reducido grupo de terratenientes. El grito de apóstol agrario “tierra y libertad” que lanzara Emiliano Zapata debe escucharse en todo el ámbito del universo con resonancias de caracol. Y es que el hombre es un apéndice del latifundio.
Mientras millones de hectáreas de tierras están esperando las manos ansiosas de los agricultores, la tierra en estado virginal continúa sin cultivar porque los latifundistas ni la utilizan ni la entregan, así la ancha tierra sirve mejor a las ganaderías de los millonarios que al azadón del agricultor que la necesita.
La FAO señala que hay dos medios principales para aumentar la producción agrícola:
El cultivo de tierras hasta ahora incultas y la explotación más eficaz de tierras ya cultivadas. Hoy día está bajo cultivo tan solo una decima parte, aproximadamente, de la superficie del globo terrestre. A pesar de la abundancia de lluvias y de una temperatura muy favorable a la vegetación, la zona siempre caliente y húmeda, cubierta hoy de bosques tropicales a uno y otro lado del Ecuador, no ofrece sino un gran vacío en el alma de la agricultura mundial.
Para hacer productivas esas tierras hay que vencer grandes dificultades. Pero gracias a los recursos que la ciencia y los capitales modernos pueden poner al servicio de la población agrícola, la humanidad podría sacar gran provechos de ellas, pues tales zonas están prácticamente vírgenes. Los expertos han manifestado que si solo el 20% del suelo tropical inculto fuera bonificado, se agregarían más de dos millones y medio de hectáreas a la superficie cultivable de la tierra.
Yo agregaría que el latifundio en unas de las barreras que impide a millones de campesinos hacer productiva la tierra.
La revolución agraria es una revolución contra el hambre. No puedo borrar de la memoria cuando haciendo medicatura rural en el alto sinú, de la región Córdoba en Colombia, la extensión sin frontera de los potreros dejaba ver la orilla a orilla la tierra ilímite. Toda aquella geografía desnuda esperando el arado pertenecía a un solo hombre, y nadie osaba penetrar en el latifundio como no fueran colonos que se comprometieran a entregar la mitad de sus cosechas y encima Es, la explotación del hombre en el siglo de los cohetes interplanetarios.
La Cara de la Desnutrición
Si hubiese que disponer de un hombre para designar a la desnutrición de la infancia, habría que llamarla sin tapujos HAMBRE.
No de otra cosa mueren los niños antes de que los padres llenen las esperanzas de tener hijo que pudieran llegar a convertirse en hombre.
Los niños interrumpen intempestivamente su normal crecimiento y desarrollo, lo que se revela en lo físico por el peso, la talla, y la maduración ósea y en el aspecto mental por trastornos en la esfera motora, del lenguaje y de las emociones.
Todo este tétrico cuadro que conduce poco a poco a la defunción biológica es producido por el hambre dentro de la falla tremenda en alimentos de riqueza proteica y de otras sustancias alimenticias que contengan azúcares, grasas, minerales y vitaminas.
Este proceso que derrumba las vidas en la edad de la esperanza es “la cara de la desnutrición”.
¿Qué le sucede al niño que vino al mundo con peso normal y talla adecuada a sus características genéticas?
De un día para otro se inicia bruscamente el destete. El niño es cambiado a una dieta de carbohidratos a base de atoles, mazamorras, agua de panela, maicenas y otros preparados pobres en proteínas. El niño por su medio ambiente defectuoso inicia episodios diarreicos con la consiguiente pérdida de electrolitos: si sobrevive a la infección, continúa aferrado a sus hambres, perdiendo su actividad y energía, cae en la apatía y la somnolencia. Pierde los pigmentos de la piel y los cabellos y empieza lentamente a morirse.
Cuando en 1908 se dio a conocer un trabajo del médico José Patrón Correa. Sobre una enfermedad desconocida en Yucatán con el nombre de “culebrilla” no se tenía un conocimiento exacto sobre las cusas del síndrome pluricarencial de la infancia. Como la piel de los niños se arrugan mostrando vetas o dejando zonas claras con alteraciones escamosas. Se pensó, para designarlo, en el cuero de las serpientes.
Debieron pasar muchos años para concebir un concepto clínico por retardo en el crecimiento y desarrollos de los niños. De los innumerables trabajos aparecidos en la literatura médica sobre el azote más grave que aflige a nuestros pueblos. Se saca en conclusión que el síndrome pluricarencial infantil, no es otra cosa que un problema de hambre por aporte mínimo de alimentos básicos.
Es en verdad un cuadro de hambre que aparece casi siempre a continuación del deteste y en la edad preescolar.
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