Unidades de Cuidado Intensivo ¿Ayuda, o Exceso que Castiga al Sistema de Salud?

Use And Abuse Of Intensive Care Units, A Burden For Health Systems?

Jaime Fandiño Franky1

Resumen

Es bien sabido que las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) en el mundo están siendo cuestionadas, no por su indiscutible servicio, sino por el castigo económico que proporcionan a los sistemas de salud al abusar de ellas.

Hay muchos casos que utilizan estas unidades solamente para observación del paciente o simplemente por la costumbre de pensar que todo paciente, por ejemplo de cirugía cerebral, se complica, lo que no es cierto. Se hace énfasis en la recuperación total del paciente en las salas de recuperación, hasta llegar a una prueba de Aldrette de 10/10 y dar la salida a su cama.

En recuperación debe hacerse cualquier examen para investigar una complicación inmediata, cuando el paciente sea quirúrgico. Se ha calculado muy aproximadamente que, si se sigue el concepto del Prof. Michael Pinski, que prueba que solo una tercera parte de los pacientes que entran a la UCI lo necesitaban, se ahorraría en Colombia una cifra cercana a los 250 mil millones de pesos al año, que servirían para prevención y habría más disponibilidad de camas. (Lea también: Unidades de Cuidado Intensivo, el Test de Aldrette)

Palabras clave: Unidad de Cuidados Intensivos. Abuso. Ahorro

Abstract

It is well known that validity of Intensive Care Units (ICU) is questioned all over the world, not because of their invaluable services, but because of their abuse and economic derangements caused to health systems.

Many cases are admitted to these units just for observation, or merely for worries of routine complications -for instance in those patients who underwent brain surgery- which is not true indeed. We emphasize in total recovery of patients in the recovery room, until they reach 10/10 Aldrette’s test and can be moved to their ward bed.

In surgical patients, tests for work up of any early complication should be done in the recovery room. If we meet criteria set up by professor Michael Pinski, only one third of patients admitted to the ICU ward need it. In Colombia there would approximately be 250 million pesos a year in savings, monies that could be reallocated for preventive measures and/or for ready availability of hospital beds.

Key words: Intensive Care Unit. Abuse. Saving.

Introducción

Objetivos. Hacer un recuento histórico de este sistema de atención a los pacientes en estado crítico, la manera de ejercerse y un análisis crítico de su impacto en el sistema de salud en Colombia. No está encaminado a negar su utilidad, sino a despertar el interés de un análisis crítico y edificante, pero real.

Recuento histórico de este tipo de atención.

Es muy conocido que a medida que la tecnología comenzó a hacer su aparición en el ejercicio cotidiano de la medicina, aplicada a los pacientes críticos, se descubrió la necesidad de separar de los pabellones algunas patologías que requerían mejor atención de enfermería.

Este grupo de enfermos eran especialmente aquellos quienes tenían grave compromiso respiratorio o estaban en estado de shock de cualquier etiología. Los signos vitales era necesario tomarlos muy frecuentemente y la observación cuidadosa de una enfermera entrenada era irremplazable para informar al médico rápidamente para tomar las medidas apropiadas.

Tal vez fue el anestesiólogo sueco Egström en el hospital Serafimerlazaret de Estocolmo, quien introdujo el concepto de ventilación artificial.

Este médico, por los años sesentas del siglo pasado, pudo desarrollar un equipo que en anestesia daba respiración artificial controlada, combinando el oxígeno con los gases anestésicos, especialmente el óxido nitroso y el ether. Se podía medir la presión de oxígeno pero no el CO2.

Este equipo no podía trasladarse a las camas de los pacientes por ser muy grande e inoficioso para mantenerlo conectado por largo tiempo. Apareció el sistema Bird que se convirtió en un aparato más versátil y con posibilidad de usarlo al borde de la cama del paciente. La medición de electrolitos en sangre, lo mismo que los gases arteriales no se podía efectuar en esos años.

La unidad de Cuidado Especial.

Cuando en Colombia, específicamente en Cartagena de Indias, llegó el buque Hospital HOPE en 1965, vinieron enfermeras especializadas en Cuidados Especiales y fue un momento feliz para el país tener la primera Unidad de Cuidados Especiales fundada en Colombia en el Hospital Universitario Santa Clara.

Se trataba de atender solícitamente los pacientes críticos con cuidados especiales de enfermería. Un concepto claro fue imponiéndose, dada la necesidad de controlar permanentemente el paciente al borde de la cama, con signos vitales, respiración, estado de conciencia, etc. Se diseñó una hoja llamada “Hoja de signos vitales” en la que se consignaba, con la frecuencia que el médico había ordenado, todos los signos necesarios.

Un cambio inmediatamente se avisaba al médico. Pronto vinieron los primeros monitores automáticos y ya la enfermera no requería tomar personalmente los signos vitales, sino observar el monitor. Pero era el médico tratante quien estaba encargado de la marcha de su paciente y quien acudía a pedir una interconsulta cuando la complicación era de otra especialidad.

La primera especialidad que acudió a este sistema fue la neurocirugía. Nuestro servicio en el Hospital Santa Clara de Cartagena, lo hicimos anexar a esta Unidad y el resultado fue extraordinario, dado que la enfermera de turno era una especialista en este cuidado especial.

Este sistema era el que se ejercía en los Estados Unidos durante las décadas de los años 70 y 80. En los años 80 aparecieron los ventiladores y monitores. Quienes manejaban estos equipos eran las enfermeras, pero pronto se llegó a la necesidad de especializar médicos en el control de los signos vitales, interpretando los parámetros que los aparatos daban y enviando señales a los monitor es para obtener respuestas precisas en los signos vitales y gases arteriales.

Los ventiladores se tornaron más sofisticados y el inicial de Egström pronto fue reemplazado por los que eran capaces de mezclar gases, controlar las presiones de ellos y dar presiones negativas y positivas a voluntad del médico. La medición de los electrolitos y gases arteriales entró en este protocolo de atención a los pacientes críticos.

En esos momentos, nació la necesidad de entrenar un médico en estas labores y así surgió el especialista en Cuidado Intensivo o intensivista, que hasta la fecha, con profundidad de conocimientos, es quien maneja estas unidades y responde por la vida y tratamientos de los pacientes críticos. Hace apenas una década que se organizó la Asociación de Medicina Crítica o de Cuidados Intensivos y se comenzaron a ofrecer programas de entrenamiento en esta importante rama del conocimiento médico.


1 MD, Profesor distinguido Neurocirugía, Universidad de Cartagena. Master en Administración Hospitalaria, Miembro de Número, Academia Nacional de Medicina.

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