Deficiencia de Yodo: Definición de los DDY y su impacto en la salud y en la población

La deficiencia de yodo surge cuando la ingesta de yodo se encuentra por debajo de los niveles recomendados; el término DDY hace alusión a todas las consecuencias de la deficiencia de yodo en una población, y que pueden ser prevenidas asegurando la ingesta adecuada del mismo (18,19). La OMS-UNICEF-ICCIDD, recomiendan una ingesta diaria adecuada de yodo, ésta recomendación se realiza con el propósito de reducir al máximo en la población los DDY (ver Tabla 2).

Recomendaciones de ingesta diaria de yodo

El rango de los desórdenes causados bien sea por deficiencia o por ingesta excesiva de yodo –al medirlos bien sea por medio de la mediana de yoduria o por el rango de la concentración de yoduria- abarca desde el valor

Nutrición de yodo en la población

No hay información acerca del aporte nutricional de yodo en las mujeres embarazadas y lactando en la tabla de evaluación de la ONU. *El término en exceso significa que excede a la cantidad requerida para prevenir y controlar el déficit de yodo. **En mujeres lactando, los números para la mediana de la yoduria.

Las consecuencias de la deficiencia de yodo en la salud y en la comunidad pueden ser desastrosas e irreversibles, la OMS considera que la carencia nutricional de yodo es la principal causa prevenible en el mundo de lesión cerebral –tanto del feto como del lactante-, así como del retraso en el desarrollo psicomotor en los niños; no obstante, las consecuencias van más allá de las alteraciones cerebrales, como se muestra en la tabla 4 (20, 21).
Consecuencias en salud de la deficiencia de yodo

La OMS-UNICEF-ICCIDD describen varios indicadores que se utilizan en el monitoreo y evaluación de los programas para el control de los DDY, esos indicadores se dividen en tres grupos principales (18,22):

1. Indicadores de proceso: Son los indicadores de monitorear y evaluar los procesos de yodación de la sal; dichos indicadores reflejan elmonitoreo del contenido de yodo en la sal en el sitio de producción/importación y a nivel de los hogares, y en algunas instancias evalúan los niveles cuando se dispone en ventas al por menor ó al por mayor.

2. Indicadores de impacto: Valoran el estado de yodo, monitorean y evalúan el impacto de la yodación de la sal en la población (por ejemplo, por medio de la yoduria y la determinación de bocio por medio de la palpación o por ultrasonografía, entre otros).

3. Indicadores de sostenibilidad: Evalúan si la deficiencia de yodo se ha eliminado de manera exitosa, y valoran si se puede sostener y mantener para las próximas décadas, lo anterior determina la necesidad de medir la mediana de yoduria en la población, y la disponibilidad de yodar adecuadamente la sal que se consume en los hogares –junto con otros indicadores que evidencien la sostenibilidad-.

El yodo está presente en la superficie de la tierra en cantidades muy pequeñas, y se conoce como un elemento traza; una característica interesante es que se distingue de otros elementos traza en su movilidad en el medioambiente, dicha característica es un componente crítico en el manejo de desechos radioactivos, ya que el yodo radioactivo es un subproducto de la industria nuclear y existe una importante preocupación con relación a la contaminación medioambiental; gran parte del conocimiento actual del medioambiente geológico del yodo proviene de estudios de migración de radioisótopos de yodo (23,24). El yodo es un elemento no metálico, tiene como número atómico el
53, pertenece al grupo 17 en la tabla periódica, con una masa relativa de 126.904 y se considera el más pesado entre los halógenos que se encuentran en la naturaleza, su símbolo es el “I”; en condiciones normales se encuentra como un sólido negro, volátil y lustroso. La química del yodo, como la de los otros halógenos, se ve dominada por la facilidad con la que el átomo adquiere un electrón para formar el ion yoduro ( I- ) o un solo enlace covalente, y por la formación con elementos más electronegativos, de compuestos en que el estado de oxidación formal del yodo es +1, +3, +5 ó +7, aunque como el resto de los halógenos, puede formar un gran número de compuestos con otros elementos, pero en realidad es el menos reactivo de todo el grupo. El yodo es más electropositivo que los otros halógenos y sus propiedades se modulan por:

a) La debilidad relativa de los enlaces covalentes entre el yodo y elementos más electropositivos.
b) Por los tamaños grandes del átomo de yodo y del ion yoduro, lo cual reduce las entalpías de la red cristalina y de disolución de los yoduros, en tanto que incrementa la importancia de las fuerzas de van der Waals –que no es más que la fuerza atractiva o repulsiva entre moléculas (o entre partes de una misma molécula) distintas a aquellas debidas al enlace covalente o a la interacción electrostática de iones con otros o con moléculas neutras- en los compuestos del yodo.
c) Por la relativa facilidad con que se oxida éste.

A pesar de la baja concentración del yodo en el agua marina, algunas especies de algas pueden extraer y acumular el elemento. En la forma de yodato de calcio, el yodo se encuentra en los mantos de caliche de Chile, y se encuentra también como ion yoduro en algunas salmueras de pozos de petróleo en California, Míchigan y Japón. El yodo se puede obtener entonces a partir de los yoduros presentes en el agua de mar y en algunas algas; o en forma de yodatos, a partir de los nitratos del salitre. El yodo existe como moléculas diatómicas, I2 en las fases sólida, líquida y de vapor, aunque a temperaturas elevadas (>200ºC) la disociación para formar átomos es apreciable. Aun cuando porlo común es menos vigoroso en sus reacciones que los otros halógenos (halogenuros), el yodo se combina directamente con la mayor parte de los elementos; excepciones importantes son los gases nobles, el carbono, el nitrógeno y algunos metales nobles. Los derivados inorgánicos del yodo pueden agruparse en tres clases de compuestos: aquellos con más elementos electropositivos, es decir, los yoduros; los formados con otros halógenos, y los formados con el oxígeno. Los compuestos organoyódicos caen en dos categorías, los yoduros y los derivados en que el yodo se encuentra en un estado de oxidación formal positiva, en virtud del enlace con otro elemento más electronegativo (25,26).

Las rocas ígneas –las cuales se forman cuando el magma (roca fundida) es enfriada y solidificada-, conforman cerca del 95% de la parte superior de la corteza terrestre, dichas rocas contienen una cantidad definida de yodo, aproximadamente 500 μg por kilogramo de material seco, teniendo en cuenta que estas rocas están compuestas principalmente por silicatos y están cubiertas por una fina capa de rocas sedimentarias y metamórficas –ver abajo-, los suelos derivados de rocas ígneas contienen, como es natural, cantidades apreciables de yodo. Una vez que las rocas se han formado a partir del magma que asciende y sale a la superficie, pueden sufrir diversos procesos que las transforman. Por una parte, pueden ser pulverizadas por la erosión, y sus fragmentos pueden dar origen a rocas sedimentarias. Por otra, pueden hundirse –ó simplemente no llegan a la superficie- y se transforman por el calor y la presión, dando lugar a rocas metamórficas, ambos tipos de rocas y los suelos derivados de ellas también contienen yodo en cantidades variables. Si bien la tierra que hoy conocemos tiene un aspecto muy distinto del que tenía poco después de su nacimiento (hace poco más de 4500 millones de años), en ese entonces era un amasijo de rocas conglomeradas cuyo interiorse calentó y fundió todo el planeta. Con el tiempo la corteza se secó y se volvió sólida. En las partes más bajas se acumuló el agua, mientras que, por encima de la corteza terrestre, se formaba una capa de gases –la atmósfera-. Agua, tierra y aire empezaron a interactuar de forma bastante violenta, y mientras tanto, la lava manaba en abundancia por múltiples grietas de la corteza, que se enriquecía y transformaba gracias a toda esta actividad. La actividad volcánica era intensa, lo que motivaba que grandes masas de lava saliesen al exterior y aumentasen el espesor de la corteza, al enfriarse y solidificarse. Esta actividad de los volcanes generó una gran cantidad de gases que acabaron formando una capa sobre la corteza. Su composición era muy distinta de la actual, pero fue la primera capa protectora, lo que permitió la aparición del agua en su estado líquido. En las erupciones, a partir del oxígeno y del hidrógeno se generaba vapor de agua, que al ascender por la atmósfera se condensaba, dando origen a las primeras lluvias; entonces, desde que las primeras lluvias comenzaron a caer en el planeta, el yodo ha sido llevado hacia los mares; en consecuencia, es apreciable la concentración de yodo en el agua de mar. Además, ciertas plantas y animales marinos han desarrollado mecanismos con los cuales pueden concentrar grandes cantidades de yodo en sus tejidos; cuando dichos organismos mueren y caen al fondo de los mares, el yodo se agrega al sedimento y a las rocas sedimentarias que más tarde pueden formarse desde allí (27,28).

Parte del yodo de las aguas marinas se evapora y asciende a la atmósfera, probablemente adherido a partículas de polvo. Cuando el vapor de agua forma nubes y luego se precipita como lluvia o nieve, estas últimas incluyen también el yodo, y así se completa el ciclo de su circulación; entonces, las plantas toman el yodo del suelo, de la lluvia e inclusive de la atmósfera, los animales lo obtienen de las plantas terrestres y de las plantas y animales marinos. Todas las formas de vida, al morir, devuelven el yodo al suelo. El agua de mar es la fuente de yodo (en su ciclo geoquímico) con mayor concentración –alrededor de 58μg de yodo/Litro de agua de mar-, el yodato (IO3) es la forma más estable en el agua de mar y se reduce a yoduro en la superficie del agua a través de la actividad biológica mediada por algas y por el fitoplancton (seres vivos de origen vegetal que viven flotando en la columna de agua, los cuales se consideran como organismos autótrofos capaces de realizar fotosíntesis) ambos liberan gases orgánicos que contienen yodo (especialmente yodometano –CH3I- y diyodometano –CH2I2-) que pasan a la atmósfera y se someten a posteriores cambios químicos por acción de la luz solar (figura 1). El yodo en la atmósfera migra a otras partes de la tierra y se deposita bien sea por precipitación en seco o húmeda, dependiendo de las condiciones climatológicas y topográficas; como consecuencia, las zonas cerca de la costa tienden inevitablemente a tener un medioambiente más enriquecido de yodo; por ejemplo, los suelos localizados entre 0-50 kilómetros desde el mar tienen un nivel elevado (pero variable) de yodo, comparativamente con aquellos situados a mayores distancias del mar. El yodo puede ser “revolatilizado” desde el suelo y desde las plantas, probablemente por la conversión biológica de yodo a formas orgánicas, pudiendo migrar lejos de las costas hasta que se precipita nuevamente en la tierra (24,27). El estado de yodo en el suelo es una compleja combinación entre la suplencia de yodo del suelo y la habilidad de éste para retenerlo; por ejemplo, un suelo de un área muy cerca a la costa puede tener una gran suplencia de yodo, pero si dicho suelo no puede retenerlo, entonces se convierte en deficiente; el potencial de fijación del yodo de un suelo específico es una mezcla de muchos factores, que incluye elcontenido orgánico del suelo, la textura del mismo, la forma química del yodo y las condiciones predominantes de acidez y oxidación. El contenido de yodo en el suelo del planeta en promedio es de 5.1 μg/g; sin embargo, y dado que la distribución de los datos obtenidos son sesgados, se considera que un promedio de 3.0 μg/g es más cercano a la distribución real. A pesar que la materia orgánica juega un papel importante en la fijación del yodo en el suelo, en aquellas áreas ya conocidas por ser ricas en materia orgánica, dichos suelos con alto contenido de yodo no son buenos proveedores del oligoelemento en la cadena alimenticia, ya que el yodo se encuentra tan fuertemente fijado al suelo que no llega a ser biodisponible; lo anterior indica que, cualquier consideración dada con respecto al estado de yodo de la población y su relación con el medioambiente debe evaluarse de acuerdo a la biodisponibilidad del suelo y no de acuerdo alcontenido total de yodo 22,28.

Ciclo del yodo

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