Rol de la sensibilidad en la fisiología y patología del Tracto Laringofaríngeo
Las funciones laringofaríngeas son ejercidas por un poco más de treinta músculos que se encargan de regular la respiración, la deglución y la fonación. De igual forma, protegen las vías respiratorias de la entrada del material nocivo y las mantienen abiertas durante el sueño. Para que no haya colapso y no se presenten problemas como la apnea obstructiva del sueño.
Todas estas funciones, tan distintas, deben ser ejercidas por el mismo grupo de músculos coordinados por el cerebro usando la información que recibe de los mecanoreceptores del tracto laringofaríngeo y de allí la importancia de la sensibilidad mecánica (1).
Hay enfermedades que pueden cursar con pérdida de la sensibilidad laringofaríngea o hipoestesia, como la disfagia orofaríngea. El compromiso sensorial laringofaríngeo tiene especial relevancia en la fisiopatología de la disfagia orofaríngea y se correlaciona con la severidad de esta entidad (2-5).
Más recientemente se ha descrito el compromiso sensorial mecánico laringofaríngeo en el síndrome de apnea-hipoapnea obstructiva del sueño (SAHOS). En el cual se ha observado que existe un subgrupo de pacientes donde hay una relación lineal entre el grado de compromiso sensorial y la severidad del SAHOS (6).
También se ha observado hipoestesia laringofaríngea en otras circunstancias como en los pacientes en el posoperatorio de cirugías de corazón abierto o de trasplante de corazón o pulmón. Por la denervación que estas intervenciones producen y que llega a comprometer la sensibilidad mecánica laringofaríngea con las consiguientes alteraciones, entre ellas, la disfagia (3, 7).
Enfermedades que cursan con hipersensibilidad laringofaríngea
En el otro extremo están aquellas enfermedades que cursan con hipersensibilidad laringofaríngea, como la laringe irritable o hipersensible y el síndrome de tos por hipersensibilidad. Entidades que se han descrito recientemente. Después de la década de los noventas y que probablemente hacen parte de un grupo de entidades nosológicas que se manifiestan por tos crónica refractaria a los tratamientos convencionales para la tos. Con hiperestesia e hiperalgesia laringofaríngea (8-10).
Estas entidades tienen una importancia grande en la salud de la población general porque la disfagia afecta del 8 al 10% de la población. La apnea-hipoapnea obstructiva del sueño (SAHOS) afecta un 5%, incluso en estudios más recientes se ha visto que puede llegar hasta el 20% de la población y la tos crónica por hipersensibilidad puede comprometer del 2 al 5% de la población general (11-14).
Todas estas enfermedades tienen tratamientos que se han introducido recientemente. Después de haber pensado durante muchos años que las alteraciones sensoriales laringofaríngeas no tenían ningún tratamiento que ofrecer al paciente.
La intervención terapéutica sobre la que se ha recogido más evidencia, gracias a las investigaciones sobre la rehabilitación de pacientes con enfermedad cerebrovascular y trauma craneoencefálico. Es la de electroestimulación para la hipoestesia y paresia laringofaríngea.
Para éstas, la estimulación eléctrica transcutánea logra recuperar funciones motoras o sensoriales perdidas a través de mecanismos de neuroplasticidad.
Protocolos de rehabilitación laringofaríngea
También hay protocolos de rehabilitación laringofaríngea que ayudan a modular estados de hipersensibilidad. Consiguiendo un adecuado control de la tos, de los síntomas de disfunción laríngea (disnea y disfonía) y de la hipertonicidad en los músculos laringofaríngeos (15-17).
Así pues, es claro que existe un grupo de entidades que comprometen la sensibilidad laringofaríngea y de igual manera, intervenciones que sirven para tratarlas. No obstante, no se ha contado con métodos precisos para medir esas alteraciones y para evaluar la eficacia de tales intervenciones.
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