Presentación del Museo de Historia de La Medicina

Nueva Sede

Hugo Armando Sotomayor Tribín1

 

Un breve relato

Este museo de historia de la medicina de la Acade- mia Nacional de Medicina de Colombia, único en su género entre las Academias que conforman la Asociación Latinoamericana de Academias Nacionales de Medicina (ALANAM), ha crecido y se ha desarrollado con la misión de adquirir, seleccionar, estudiar, organizar, cuidar, restaurar y mostrar, de forma estéticamente aceptable, los diferentes tipos de objetos de interés para la historia de la medicina en Colombia desde los tiempos precolombinos hasta el reciente pasado, y la visión de mantenerlo como el más completo y variado muestrario de objetos de interés del devenir de la medicina en Colombia y en sitio de referencia y complemento para el estudio de su historia.

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Dentro de esos parámetros hace tiempos la Academia se dio cuenta que el interesante y bello Museo, con acogedor ambiente de bazar, ya tenía el cuerpo, el con- tenido, muy grande para el vestido, el continente. Esta certeza hizo que varios académicos, con el realismo de los soñadores, investigaran las posibilidades de com- prar algunas de las dos casas vecinas; diligencias estas que tropezaron con la ambición de nuestros vecinos.

Ante esta realidad, el actual presidente doctor Herman Esguerra Villamizar, en su primer periodo como presidente, y apoyado por la junta directiva y animado por su espíritu de empresario constructor, le propuso a la Asamblea, pasar el museo al primer piso del ala occidental de la casa de la Biblioteca Jorge E. Cavelier, propuesta que se aprobó hace más de dos años, pero que no se pudo acometer por falta de recursos.

Sin embargo, la suerte le cambió a nuestra Academia. Por alguna razón administrativa, por arte de birlibirloque, el año pasado llegaron algunos recursos, que se pudieron aplicar a este proyecto. Ya con este recurso, nuestro presidente y su junta, tomaron la decisión de iniciar la obra hace más de cuatro meses, ya durante la segunda administración de nuestro presidente Herman Esguerra.

Las buenas y las malas cosas llegan en rachas. La Academia recibió el ofrecimiento de hacer los planos, las diligencias ante la oficina de Patrimonio Urbano, dirigir la obra sin costo alguno, todo ello por parte de la muy respetada, competente y amable arquitecta Mariana Pa­tiño. Y todo, en mi entender, lo ha cumplido a cabali­dad, contando con la colaboración del ingeniero Víctor Hugo Solano y su grupo de entusiastas trabajadores.

Por mi parte, comencé -con la ayuda de varias perso­nas, entre ellas funcionarios- la delicada tarea que con­lleva el trasteo de todas las piezas del Museo (aprox. 2500), iniciando a mediados de agosto y terminando a mediados de septiembre. Posteriormente se inició la reubicación de los objetos según un plan que el suscri­to había desarrollado previamente.

El arreglo museográfico de la sala grande de esta casa administrativa lo hice en los últimos días en dialogo fluido con nuestro presidente.

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