Artículo de investigación, Estado nutricional del yodo

Implicación en la positividad de anticuerpos antitiroideos y posible autoinmunidad tiroidea en una población escolar declarada “libre de desórdenes por deficiencia de yodo”

Hernando Vargas-Uricoechea1, Beatriz Bastidas-Sánchez2, Martha Perdomo-Cabrera3, Hernando Vargas-Sierra4

Resumen

Introducción: Los Desórdenes por Deficiencia de Yodo son un problema serio de salud pública, con cerca de 2 mil millones de personas a riesgo de padecerlos, pudiendo causar bocio neonatal, cretinismo, retardo mental, hipotiroidismo, entre otros. Estos desórdenes son aún prevalentes, y en algunos casos los esfuerzos para su erradicación se han traducido en aumento del riesgo de exceso poblacional de yodo y autoinmunidad tiroidea. En Colombia, se desconoce el estado real de yodo en la población. Objetivos: Determinar la mediana de la yoduria en población escolar, y de los hábitos del consumo de sal, función y parámetros de autoinmunidad tiroidea, y cociente intelectual. Materiales y métodos: Estudio basado en la comunidad, de corte transversal. Se evaluaron las variables sociodemográficas, la frecuencia de bocio y los niveles de TSH, anti-TPO, anti-Tg, anti-TSHR, yoduria, test de factor G de Cattell, y hábitos del consumo de sal. Resultados: El consumo de sal promedio persona/día fue de 18,13 g. El 37,9% presentó bocio. 36,1% tenían un valor límite en el cociente intelectual. La mediana de yoduria fue de 510,3 μg/L. El 42,75% tuvo anti-TPO positivos, y el 2,87% anti-Tg positivos. El 10% presentó niveles de TSH elevados. Conclusión: En escolares de zona urbana, hay un exceso en la mediana de yoduria, pudiendo explicarse por el alto consumo de sal. La alta prevalencia de autoinmunidad tiroidea y bocio, junto al alto nivel de la TSH, puede ser consecuencia del exceso en la ingesta de sal y de otros factores medioambientales/ hereditarios.

Palabras clave: yodo, deficiencia, autoinmunidad, tiroides, yoduria, bocio.

Iodine nutritional status

Its role in detection of thyroid autoantibodies and possibly, thyroid autoimmunity, in a scholar population declared “free from iodine-deficiency disorders”

Abstract

Introduction: Iodine-Deficiency Disorders are a serious public health problem, with nearly two thousand million people at risk of suffering them; they may cause neonatal goiter, cretinism, mental retardation, hypothyroidism, among other conditions. These disorders are still prevalent, and in some cases, efforts for their erradication have resulted in increased risk of excess iodine and thyroid autoimmunity in the population. In Colombia, the actual iodine status of people is unknown. Objectives: To determine the median urinary iodine concentration in schoolchildren, salt intake habits, function and parameters of thyroid autoimmunity, and Intelligence Quotient (IQ). Materials and methods: This is a community-based, cross-sectional study. Sociodemographic variables were evaluated, as well as the frequency of goiter and levels of TSH, anti-TPO, anti-Tg, anti-TSH-R, urinary iodine, G factor test of Cattell and salt consumption habits. Results: The average salt consumption person/day was 18,13 g. 37,9% had goiter. 36,1% had a limited value in their IQ. The median urinary iodine was 510,3 μg/L. 42,75% had positive anti-TPO and 2,87% were anti-Tg positive. 10% had high levels of TSH. Conclusions: In urban area schoolchildren there is an excess in median urinary iodine,that can be explained by high consumption of salt. The high prevalence of goiter and thyroid autoimmunity, together with the high level of TSH, may result from excessive intake of salt and other environmental and hereditary factors.

Key words: iodine, deficiency, autoimmunity, thyroid, urinary iodine, goiter.

Introducción

La carencia de yodo es un problema de salud pública en 54 países, cerca de 2 mil millones de personas en todo el mundo corren un riesgo establecido debido a la ingesta insuficiente de este oligoelemento halogenado. Aproximadamente el 50% de la Europa continental persiste con una de- fi ciencia leve de yodo, y en países industrializados como Estados Unidos de Norte América (USA) y Australia el problema ha resurgido. En áreas con economías marginales, como en el sur de Asia y el África Subsahariana el problema es mucho mayor; por otra parte, la menor frecuencia mundial se encuentra en las Américas (1-3). El yodo es un elemento esencial que no puede ser sintetizado por el organismo, eso hace que alimentos como los pescados y mariscos sean, con mucho, la única fuente disponible. El contenido de yodo de los alimentos depende de la cantidad del mismo en el suelo; y su degradación (debida a la erosión, asociada con el excesivo pastoreo del ganado y a la tala de árboles causa una gran pérdida de este oligoelemento) haciendo que los alimentos que crecen en dichos suelos tengan un escaso contenido de yodo (4-7). El término Desórdenes por Deficiencia de Yodo “DDY” se utiliza para definir un grupo de enfermedades que resulta de una pérdida relativa de yodo en la dieta, tales desórdenes incluyen múltiples defectos en cualquier etapa de la vida; por ejemplo, aumento en la tasa de abortos y en la mortalidad perinatal, malformaciones congénitas, bajo peso al nacer, bocio neonatal, cretinismo, retar­do mental, sordomudez, retardo en el crecimiento y desarrollo, anormalidades motoras, hipotiroidismo, disminución en la capacidad y productividad laboral y alteraciones en la función cognitiva; además, la deficiencia de yodo incrementa la susceptibilidad de la glándula tiroidea a la radiación nuclear; los grupos más vulnerables a todos estos cambios son los niños y las mujeres embarazadas (8-12).

Globalmente, los países de las Américas han realizado esfuerzos importantes tendientes a la eliminación de los DDY, aunque el riesgo sigue latente. Algunos países persisten con altas tasas de deficiencia de yodo, otros han sido evaluados de forma incompleta y se desconoce su estado actual, y en otros el riesgo de exceso de yodo es alto (por un aumento exagerado en el consumo y probablemente por un programa inadecuado de seguimiento de los programas de yodación univer­sal de la sal) de hecho, la ingesta de yodo es más que adecuada, e incluso excesiva en al menos 34 países, lo cual puede originar un aumento en el riesgo de hipertiroidismo y de Enfermedad Tiroidea Autoinmune (ETAI), recalcando la necesidad de realizar un monitoreo permanente de los progra­mas enfocados a la prevención de los trastornos asociados con la ingesta de yodo (13-16).

La estrategia recomendada por la Organi­zación Mundial de la Salud (OMS) para eliminar su carencia es la yodación universal de la sal; la cual se recomienda como vehículo preferido para el fortalecimiento con yodo, por el hecho que se consume ampliamente en una cantidad constante, su producción se centraliza y por consiguiente es fácil de vigilar, sus características organolépticas no se ven afectadas por la yodación y la intervención puede ejecutarse con un costo razonable (17,18). En Colombia, desde 1947 se establece por ley la yodación de la sal para consumo humano; des­de entonces, se estableció que el contenido de yodo en la sal podía fluctuar entre 50-100 ppm (50-100 mg de yodo/kilogramo de sal). En 1948, la prevalencia de bocio en algunas poblaciones del país fue >80%, motivo por el que después de la intervención con sal yodada se documentó en 1952 una prevalencia de bocio del 33%. Poste­riormente, en el estudio nacional de salud 1977- 1980, la prevalencia nacional de bocio endémico fue <2,0%. En el estudio de Prevalencia de los desórdenes por deficiencia de yodo e ingestión promedio de sal, Colombia, 1994-1998 (EPDDY) se encontró una prevalencia de bocio grado I en el 6,5% de los niños estudiados, aunque se docu­mentaron prevalencias tan altas como del 20,6% y tan bajas como del 1,4% en algunas regiones; el 93,6% de las yodurias se encontraron por encima de 100 μg/L, y el 83,7% de las muestras de sal para consumo humano contenía >20 ppm de yodo. El consumo promedio persona-día de sal fue de 11,42 g, aunque en algunas regiones el consumo fue tan alto como de 17,44 g. Como resultado de lo anterior, el 29 de abril de 1998 se llevó a cabo el acto de declaratoria de Colombia como país “Libre de DDY”. Más recientemente, se evaluó la frecuencia de trastornos asociados a la ingesta de yodo en niños en etapa escolar (determinado por medio de la excreción urinaria de yodo) encontrando un exceso en la yoduria en población urbana, con deficiencias severas en población rural (19-22).

Objetivos

El objetivo principal del estudio fue determinar la mediana de la yoduria en la población escolar de Popayán; adicionalmente se establecieron objetivos específicos, en los cuales se quería determinar el estado de adquisición y hábitos alimenticios res­pecto al consumo de sal, la prevalencia de bocio, la función y parámetros de autoinmunidad tiroidea, el cociente intelectual, el consumo de sal promedio/ persona/día; y finalmente, analizar las posibles asociaciones entre el consumo de sal, la yoduria, la presencia de bocio, autoinmunidad tiroidea, alteraciones de la función tiroidea, la presencia de bocio y el cociente intelectual.


 1 Médico y cirujano, especialista en medicina interna y endocrinología; MSc en epidemiología, Doctor (Hon.) en ciencias biomédicas; candidato a Ph.D en Ciencias Biomédicas. Profesor asociado y director de investigaciones departamento de medicina interna, Universidad del Cauca. 2 Médica y cirujana, especialista en Epidemiología. Profesora Titular departamento Medicina Social, Universidad del Cauca. 3 Bacterióloga clínica, directora científi ca Laboratorio Clínico Especializado Martha Perdomo; Popayán-Cauca. 4 Médico y cirujano, hospitalario del servicio de salas de medicina interna, Hospital Universitario san José, Popayán-Cauca.

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