Tele-Radiología Internacional

San Francisco. En la edición del New England Journal of Medicine correspondiente al 16 de febrero, el doctor Robert Watcher comenta sobre este tema de enorme interés en estas épocas de globalización. Muchos hospitales americanos –con el objeto de evitar el retardo en la realización de procedimientos imagenológicos de urgencia de pacientes que acuden a la institución en las horas de la noche- han venido contratando la lectura inmediata de estos con expertos radiólogos de la India, Suiza, Australia e Israel, donde estos equipos de especialistas leen de inmediato los TAC u otros exámenes y faxean los resultados de inmediato, para agilizar el tratamiento del enfermo. La Asociación Americana de Radiología –preocupada por la calidad- exige que los médicos foráneos estén certificados en los Estados Unidos, y tenga licencia y seguro de mala práctica en el estado en donde se ha atendido al paciente. Aunque si hay un cierto número de estos ciudadanos con estas características que regresan a sus países, actualmente hay una lucha jurídica para que se permita el empleo de especialistas certificados en su nación de origen, así no lo estén en Norteamérica. Una razón sería que al imagenólogo americano –que duerme a media noche en Maine- le parece bien que otro colega en Bangalore, India (donde en ese momento son las 10:30 a.m.) haga el trabajo. Pero mientras en la India estos médicos devengan unos veinticinco mil dólares al año, en Nueva Inglaterra están con ingresos alrededor de los trescientos cincuenta mil, algo demasiado atractivo para los que están el negocio de los hospitales. Algunos estados prohíben que se pague por el servicio a un profesional ubicado fuera del país o del mismo estado, pero –hecha la ley, hecha la trampa- se les paga por un informe preliminar que luego será revisado y autorizado por el radiólogo local. Los estudios publicados sobre los resultados de estas experiencias muestran una altísima aceptabilidad de los diagnósticos y escasos errores. Otro punto a favor de estas experiencias es que los especialistas disponibles en muchos sitios del país del norte son insuficientes, razón por la cual se está extendiendo la práctica de la telemedicina a la lectura de especimenes de patología, la de ecocardiogramas, la manipulación de aparatos laparoscópicos para practicar cirugías e incluso el manejo de unidades de cuidado intensivo. Pero pesa mucho también el excesivo costo de la atención médica en los Estados Unidos.

En América Latina se ubican muchos médicos nacionales certificados en los Estados Unidos, donde incluso han ejercido. No cuentan con la ventaja de la gran diferencia horaria de los otros países, pero –con un buen sentido de la competencia- deben estar preparados para esto, ya que la aceptación de este modelo es cada vez mayor. En Colombia –con un equipo originalmente dirigido por Jaime Campos Garrido de la Universidad Nacional- existe desde hace varios años una unidad de telemedicina que cubre sitios tan distantes como el Amazonas o San Andrés Islas.

Watcher RM. Internacional teleradiology. N Eng J Med 2006. 354 (7): 662-663.
Watcher RM. The “dis-location” of US Medicine, the implications of medical outsourcing. N Eng J Med 2006. 354 (7): 661-665.

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