Patología Neurológica Neonatal

Cali. Tanto las convulsiones neonatales como la meningitis bacteriana se asociaron independientemente con un Infanib (Infant Neurological Internacional Battery) anormal al año, concluyó un estudio realizado por investigadores de las universidades del Valle y Javeriana.

Las convulsiones son un factor de riesgo importante y fácil de reconocer que permite al clínico identificar pacientes con alto riesgo de compromiso neuromotor durante el primer año de vida. Se realizó un diseño de cohorte histórica en el programa de seguimiento de recién nacidos de riesgo en un hospital de nivel 1 de complejidad, con una población de estrato socioeconómico bajo de Cali entre 1989 y 1997.

Se incluyeron 287 lactantes que completaron un año de seguimiento en el programa. Al año se evaluaron 80% de los niños que eran parte del programa. En 39 (13.6%) hubo un Apgar anormal a los cinco minutos. En 36 (12.5%) presentaron convulsiones neonatales, asociadas por lo general con asfixia perinatal severa e hipoglicemia.

La prueba de Infanib fue anormal en 47 niños para una incidencia acumulada de 16.4% y una densidad de incidencia de 1.3 casos nuevos por 100 lactantes-año. La presencia de convulsiones se asoció con un Infanib anormal. No hay modificación de efecto entre Apgar bajo y convulsiones. De los potenciales modificadores de efecto sólo el antecedente de meningitis bacteriana confundió el estimativo de la asociación entre convulsiones y un Infanib anormal. A nivel mundial y desde la década de 1960, las unidades de cuidados intensivos neonatales han aumentado la supervivencia y posterior egreso a casa de un número cada vez mayor de neonatos de alto riesgo, desde prematuros de muy bajo peso con supervivencia de más de 70% en aquellos con peso al nacer menor de 1500 gramos, hasta neonatos a término severamente asfixiados. Estos avances en el cuidado crítico neonatal si bien han mejorado las tasas de supervivencia, no han conseguido controlar completamente la aparición de una serie de secuelas en el neurodesarrollo en una fracción significativamente elevada de sobrevivientes. Las secuelas incluyen parálisis cerebral, retardo mental, epilepsia, trastornos en la alimentación, déficits auditivo, visual, de la atención, hiperactividad y labilidad emocional, con fracasos posteriores en el aprendizaje. La tasa de alteraciones neurológicas severas en prematuros de menos de 1500 gramos ha permanecido entre 10% y 30%, con resultados menos favorables para aquellos neonatos severamente asfixiados.

Echandía CA, Ruiz JG. Apgar bajo al nacer y convulsiones neonatales. Desarrollo motor grueso en el primer año de vida. Colombia Médica 2006; 37 (1).

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