Meningioma

Washington. Un paciente noruego –veterano del ejército americano y operario de una fábrica de conservas en West Virginia- consultó por síntomas en su ojo izquierdo de dos meses de evolución. Estos consistían en párpado caído, diplopia en el plano horizontal que desaparecía al cubrirse el ojo, imposibilidad de abrirlo, desviación hacia fuera y abajo, dolor y disminución de la agudeza visual, que se podía parcialmente corregir con visión central forzada al mirar a través de un ojo de aguja; había hipoestesia del lado superior izquierdo de la cara. La campimetría mostró defecto nasal inferior izquierdo; había anisocoria, con la pupila izquierda –que no respondía a la luz intensa- un milímetro más grande que la derecha. No había antecedentes de importancia y el resto del examen físico fue normal, al igual que las determinaciones de hormonas adeno-hipofisiarias. El electroencefalograma con electrodos nasofaríngeos sin embargo mostró puntas epileptiformes provenientes del lóbulo temporal izquierdo. La carótida izquierda estaba ocluida y el TAC mostró un tumor en fosa media de ese mismo lado. Se hizo el diagnóstico de parálisis del tercer par, con compresión extrínseca por masa de las fibras parasimpáticos de este nervio óculo-motor, con compromiso adicional de la rama superior oftálmica del trigémino y también del nervio óptico. En la cirugía se extirpó un meningioma del tipo meningoendotelial, de características benignas, localizado en la fosa media. Después de la resección total desaparecieron el dolor y la hipoestesia, aunque persistieron la astenia de los músculos oculares y la dilatación pupilar. El defecto visual se redujo al descomprimirse las fibras superiores del nervio óptico, que estaban desplazadas desde arriba por el tumor.

Los meningiomas de la fosa media se dividen en mediales –o de la porción clinoide- que comprimen los nervios craneanos como se ve en este caso; los del ala media –que desplazan el lóbulo temporal o el frontal- causando convulsiones aún antes de producir signos oculares; y los tumores laterales o pterionales –que crecen más y se calcifican- haciéndose visibles en la placa simple de cráneo. Finalmente producen proptosis de lado del tumor. En el diagnóstico diferencial deben tenerse en cuenta una serie de síndromes como el de Reader, Gradenigo y Sluder. Además la neuralgia diabética isquémica, aneurismas carotídeos o de la arteria comunicante posterior y el síndrome de Tolosa-Hunt.

Jácome-Roca DE, Gennarelli T y Mathews G. Oftalmomoplegía interna unilateral dolorosa. Trib Méd Col 1977. No.654: 23-28.

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *