Síndrome Savant: Travesía por las Complejidades de la Mente

Síndrome Savant y Autismo

Con todo respeto, y en gracia de discusión ¿no podría Jesucristo haber sido un Súper Savant con Memoria Eidética, Sinestesia, habilidad de tele-abstracción y memoria anticipatoria episódica?

Marco Teórico. Un diez por ciento de los autistas exhiben habilidades mentales extraordinarias, lo que se conoce como el Síndrome Savant. Anteriormente, a los autistas con estas cualidades se les designaba como Idiot Savants, título originalmente tomado del francés que se podría traducir al español como “Idiotas Sabios”.

Estos individuos frecuentemente exhiben un cociente de inteligencia inferior al normal. Pero sin embargo poseen cualidades intelectuales únicas (diríamos –irrespetuosamente- “circenses”). Dichas habilidades pueden ser matemáticas, musicales, lingüísticas o artísticas (como fue el caso del pintor escocés autista Richard Wawro).

Ellos tienen -como común denominador- una memoria asombrosa. En particular, la velocidad con que calculan operaciones matemáticas complejas es admirable. Pero ¡ojo! varias cosas limitan estas virtudes:

  1. No saben cómo hacen lo que hacen o cómo saben lo que saben (pues no tienen introspección de sus habilidades).
  2. Lo que saben, generalmente no tiene aplicación práctica o función social que les permita tener éxito o ser independientes. En efecto, su conducta social es generalmente muy pobre e inapropiada.
  3. No aprenden cosas adicionales sobre lo que saben.
  4. Aparte de su virtud extraordinaria específica, no tienen otras cualidades especiales; más bien es lo contrario, el resto de sus características intelectuales es deficiente.

De alguna manera, los Savant le recuerdan a uno el caso del profesor o genio distraído. Un ejemplo típico es el del Savant capaz de pintar los paisajes naturales más bellos (al revés de lo que sucede con la gente “normal”, percibe gradientes de tonos y cambios de textura de los objetos) pero que es incapaz de asearse o vestirse por sí solo.

Lo interesante de este síndrome es que nos permite atisbar a través de una rendija y ser testigos de la potencialidad modular única de desarrollo que tiene el cerebro. Aunque ese desarrollo sea parcial o limitado. Otros casos mentales extraordinarios similares son los de aquellas personas que poseen Memoria Eidética. (Recuerdan “en vivo”, como si estuvieran viendo una película de colores en tercera dimensión) y las que exhiben Sinestesia.

Estos últimos experimentan la misma sensación, simultáneamente con dos o más órganos de los sentidos. Por ejemplo: Ven diferentes colores al escuchar diferentes números, ven números al escuchar números, oyen ciertas palabras o sonidos al mirar ciertos objetos, o -cuando se les roza brevemente- oyen o ven objetos o palabras, etc.

Cytowic coleccionó un vasto número de individuos con todo tipo de sinestesia. Incluyendo un caso que describí hace muchos años de Sinestesia Ictal Epiléptica y otro de una paciente con Esclerosis Múltiple con lesión demielinizante del lóbulo temporal y sinestesia monocular “en miniatura”, inducida voluntariamente.

Como en el caso de la Memoria Eidética, la sinestesia no se trata de recuerdos sino de percepciones VIVIDAS multisensoriales simultáneas. Ciertos investigadores especulan que la sinestesia es un forma de fragmentación regresiva de la síntesis psíquica humana. Que recapitula variantes de experiencia sensorial fisiológica de algunos animales “inferiores “y que talvez, también experimentan algunos individuos con psicosis aguda.

Elucubración neurológica. La realidad histórica de Jesucristo es innegable y no hay duda de que fue una persona extraordinaria, no sólo por la sabiduría de sus enseñanzas sino por sus obras y milagros. Además de la doctrina tradicional de la Iglesia Católica, es posible -sobre bases históricas- reconocer que Jesucristo fue un hijo muy especial de Dios (llamemos Dios al Principio y Fin de la Materia y Antimateria, incluidas las Dimensiones Intermedias). Jesucristo estuvo particularmente iluminado e ilustrado por un fenómeno no-local allende el Tiempo – Espacio, más conocido como “El Espíritu Santo “.

Sin tomar en consideración el aspecto de la Fe, ¿cómo podemos reconciliar la verdad histórica de Jesucristo con la realidad científica moderna, sin pensar que los evangelistas estuviesen faltando a la verdad? ¿Por qué no extrapolamos lo que sabemos sobre el Síndrome Savant, la Sinestesia y la Memoria Eidética -para no mencionar otros fenómenos de la Parapsicología- a los campos de la Paico-Cibernética, la Metafísica y la Teología?

¿Que tal si comenzamos a analizar la mente de Jesucristo y sus habilidades extraordinarias a la luz de lo que nos enseñan los casos excepcionales de la neuropsiquiatría y a la luz de los conocimientos recolectados por los científicos que investigan en el campo fructífero y complejo de las neurociencias y de la física?

¿Por qué no proponemos como hipótesis inicial –nuevamente en gracia de discusión- que Jesucristo fue un Multi Savant (un genio en todos los módulos cerebrales) que tuvo además la habilidad de tele-abstracción, es decir, de concebir espacialmente conceptos removidos de cuerpo y especie creándole un ‘lenguaje” y una introspección de realidades nunca antes imaginadas y mucho menos inteligibles para nuestro estadio evolutivo cerebral presente?

¿Es posible que Él poseyera una Memoria Remota Cuasi-Infinita y una Memoria Anticipatoria (futura) Episódica de la mayor validez, veracidad y reproducibilidad?

El genio paleontólogo -jesuita europeo del siglo veinte- Teilhard de Chardin, propuso a Jesucristo como el Punto Omega adonde la raza humana llegaría a través de una evolución dolorosa (aunque la razón de lo de dolorosa permanece siendo un misterio). El Punto Omega es la naturaleza intermedia entre Dios y Hombre que nos permitirá en ese momento conocer la Eternidad a través de la mente.

Dicho en otras palabras, el Punto Omega es la humanidad tornada en Jesucristo, es decir, el Punto Final de La Redención. Y ¿cuál es La Eternidad? Es el mismo Dios, Principio y Fin. Es el Conocimiento Absoluto e Infinito definido como una Red o “Net” Electromagnética, a falta de mejor término.

A la luz de la ciencia contemporánea, ¿cuáles serían los genes mutados en Jesucristo que permitieron su sobre-desarrollo intelectual único? Los genes Microcephalin * y Nogo recientemente identificados como intermediarios cruciales limitantes en el desarrollo cerebral humano y en especial de la corteza, son muy buenos candidatos…. (* Para algunos, la Microcefalia es un suceso ontológico invertido o mutación en regresión en que el cerebro y la mente son similares al de los homínidos que nos precedieron en nuestro Vía Crucis evolutivo).

Como diría el poeta (4), al referirse a Jesucristo:
Mutación de Mutaciones Futuras
Sin límites
Expandido
Explotado
Cristalizado
Cual Imagen Anticipatoria
Luminoso Fanal
Traspasado con Velocidades de Ultra lumen
Desbordando la velocidad de quantas fotónicas
Hacia dimensiones de tiempos diferentes.

1. Treffert DA: Savant Syndrome: Frequently Asked Questions. https://www.wisconsinmedicalsociety.org/savant/faq.cfm
2 .Warren LE: Has Science Found God in Non-Local Reality? www.plim.org/nonlocal.htm
3. Cytowic RE. Synesthesia, a union of the senses. Second Edition .The MIT Press. Cambrigde, Massachusetts, 2002
4. Jácome DE: Conversaciones en Silencio. Piruetas y Exégesis. (En revisión editorial). 2005
5. Balter M: Are Human Brains Still Evolving? Brain Genes Show Signs of Selection. Science 309: 1662-63, 2005.

Daniel Jácome Roca, MD
Profesor Asociado Clínico de Neurología

Colegio Médico de Darmouth y Universidad de Miami

Nota del Editor. Hace varios siglos –en la edad moderna- un monje estudioso de los evangelios proponía explicaciones médicas para los milagros de Jesús. ¿Eran epilépticos los endemoniados? Por otro lado, en la edad antigua se consideraban las convulsiones como males de origen divino, castigos de la deidad. Es válido que a medida que avanza la ciencia –ahora en proporción geométrica- se estudien posibilidades que complementen y perfeccionen la fe, la filosofía y la teología.

La bioética es una de las ciencias que más se ha desarrollado en las últimas décadas, apresurando el paso ante tanto logro tecnológico que hasta hace poco se habría considerado pura ciencia ficción.

Así como se han hecho estudios diversos sobre las causas de la muerte de Jesús –un médico español postulaba que padecía tuberculosis-, sobre su apariencia física y étnica, su perfil histórico, el de su familia, amigos y contemporáneos, se pueden analizar aspectos neurocientíficos sobre su maravillosa vida, dolorosa muerte y resurrección (su presencia viva, no reencarnada), que muestran el vigoroso aspecto humano del Hijo de Dios, con sus pies muy bien plantados en la tierra…

Y –entre nosotros los mortales- hace presencia la cosmovisión ¿Dónde está el alma, dónde el ethos? ¿Cuál es la energía nuestra que trasciende? Temas todos de enorme interés, pues la búsqueda de Dios, del sentido de la vida y del dolor, es siempre incesante. ¿Cuál es la percepción de Dios en otros planetas y galaxias donde haya vida pensante? Recordemos la producción rock que se tituló Jesucristo Superestrella.

O, mirando las cosas desde otro ángulo ¿Cuáles son los efectos neuropsicológicos de la oración y de la meditación? El profesor catalán Antoni M. Oriol, del SEDASE –Seminario de la Doctrina y Acción Social de la Iglesia- escribe lo siguiente:

Dos expertos de la Universidad de Pensilvania, Eugene d’Aquili y Andrew Newberg han hecho públicas sus investigaciones sobre las repercusiones de la meditación en el cerebro humano. Los dos científicos han analizado –por medio del SPECT- los datos de un estudio realizado con monjes tibetanos budistas y monjas franciscanas mientras meditaban, extrayendo una conclusión que impresiona: el impulso religioso arraiga en la biología del cerebro. Dicho de otro modo, Dios está —utilizando terminología electrónica— “cableado” en el cerebro de la persona humana.

El cerebro humano está, pues, según ellos, genéticamente estructurado, de tal manera que anima la fe religiosa. Se ha ido comprobando que la meditación y la plegaria provocan variaciones importantes en datos fisiológicos como las ondas cerebrales, los ritmos cardiaco y respiratorio, y el consumo de oxígeno. La meditación de un monje budista, o la plegaria de una religiosa católica, tienen unas repercusiones físicas en el cerebro, en concreto, en los lóbulos prefrontales, que provocan el sentido de unidad con el cosmos que experimenta el monje, o de proximidad a Dios que siente la monja franciscana.

Estas experiencias —sensaciones que trascienden del mero plano individual— nacen de un hecho neurológico: la actividad de los lóbulos prefrontales del cerebro. Esta parte del cerebro corresponde a la capacidad de concentración, de perseverancia, de disfrutar, de pensar abstractamente, de fuerza de voluntad y del sentido del humor y, en último término, de la integración armónica del yo.

Estos autores han denominado neuroteología a la disciplina emergente dedicada a entender las complejas relaciones entre la espiritualidad y la actividad del cerebro, con la base experimental de las modificaciones cerebrales en el uso de prácticas espirituales. Con los datos científicos ofrecen una reflexión teológica desde una perspectiva neuropsicológica. Algunas universidades americanas, como la del estado de Ohio, mantienen una asignatura e investigaciones sobre este tema.

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *