Hipoglicemia del Ejercicio

Se puede producir hipoglicemia franca con el ejercicio prolongado. Felig y colaboradores investigaron su frecuencia, qué tanto impide la actuación y contribuye a la fatiga y qué tanto efecto tenía sobre los niveles catecolamínicos en diecinueve hombres sanos, entre 19 y 47 años. Estos montaron en bicicleta de manera no competitiva y su nivel aeróbico máximo fue de 3.5 L/minuto. Se ejercitaron hasta quedar exhaustos en una bicicleta ergométrica hasta el 60-65% de su poder aeróbico máximo, e ingirieron bien una solución glucosada al 5%, al 10% o bien, agua con edulcorantes artificiales; en siete individuos que ingirieron agua durante el ejercicio, la glicemia cayó a 45 mg/100 ml, pero continuaron haciendo ejercicio por 15-70 minutos con glicemias entre 25 y 48 mg/100 ml; además aumentó 4 veces la lactacidemia, 6 veces la glicerolemia, 10 veces la concentración de epinefrina plasmática, pero descendió la insulinemia en 35%. Iguales respuestas se vieron en individuos que tomaron agua con edulcorantes pero que no hicieron hipoglicemia, aunque la concentración de epinefrina fue tres veces más alta en hipoglicémicos; el ejercicio que se percibió fue comparable en euglicémicos e hiperglicémicos. Los que tomaron suero glucosado no tuvieron hipoglicemia, no se afectó el aumento en lactacidemia, los niveles de glicerol fueron más bajos, los de insulina más altos, los niveles de epinefrina plasmática 40-70% más bajos que con ingestión de agua con influencia significativa de la glucosa en la duración o en la percepción del observador sobre el ejercicio de los individuos. El ejercicio prolongado ve precipitar una hipoglicemia en un tercio de sujetos normales pero el ejercicio puede continuar y la ingestión de glucosa no retarda el quedar exhausto. Es decir que la hipoglicemia inducida por el ejercicio no impide la función muscular.

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