Estatinas ¡Cuidado con las Dosis Altas!

Dallas. Un nuevo estudio que compara la terapia intensiva temprana con un régimen de baja dosis no encontró que esta tenía beneficios significativos para pacientes con un ataque cardíaco, pero en cambio si hubo mayor incidencia de miopatía. Se incluyeron unos cuatro mil quinientos pacientes con síndromes coronarios agudos, que se dividieron en dos grupos, uno con 40 mg de simvastatina durante un mes, aumentando a 80 mg por el resto de la duración del estudio, mientras otro grupo recibió placebo durante cuatro meses seguidos por 20 mg de simvastatina. Fuera de que no hubo diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos, nueve de dos mil doscientos sesenta y cinco pacientes que recibieron las dosis altas desarrollaron miopatía, un trastorno peligroso que afecta a uno en mil enfermos. Los pacientes fueron seguidos entre seis meses y dos años. Se mencionó que dosis altas de otros medicamentos de esta clase –como la atorvastatina- no aumentaron el riesgo de miopatía; un editorial que acompañó la publicación de este ensayo en el Journal tranquiliza a los médicos en cuanto a la utilización de las dosis de 40 mg, que se ha mostrado segura.

Según informamos en el TV 39, en el New England Journal of Medicine de marzo 8 de 2004 apareció un motivante artículo escrito por Christopher Cannon, Eugene Braunwald y colaboradores, que comparó las terapias moderada y agresiva con dos estatinas en la convalecencia de síndromes coronarios agudos. Se incluyeron en el estudio un total de 4162 pacientes, infartados en los10 días precedentes y compararon una terapia usual de 40 mg de pravastatina con terapia intensiva a base de 80 mg de atorvastatina (iguales dosis a las utilizadas en el estudio REVERSAL), administradas entre 18 y 36 meses. La medición final primaria fue una combinación de eventos cardiovasculares mayores, tales como muerte por cualquier causa, infarto del miocardio, angina inestable documentada que requiriera nueva hospitalización, revascularización y ACV. La atorvastatina resultó superior a la pravastatina pues el riesgo total fue inferior en 16%, viéndose muy tempranamente los beneficios. La mortalidad por toda causa fue 28% inferior y -con la excepción del riesgo de ACV, con escasa diferencia entre los dos grupos- también en los demás puntos estudiados. La atorvastatina hizo en promedio descender la LDL hasta 62 mg/dl mientras que la pravastina lo hizo hasta 95 mg/dl. El régimen agresivo entonces mostró un sustancial beneficio en cuando a muerte o eventos cardiovasculares graves para aquellos pacientes posinfarto en que se logró disminuir al máximo los niveles de colesterol de baja densidad. El editorial anexo –escrito por Eric Topol- dice que hemos llegado a una nueva era de las estatinas –la de la terapia intensiva- que actualizará los niveles deseados en la fracción aterogénica del colesterol, en particular en la prevención secundaria, utilizando como marcadores el LDL propiamente dicho y los marcadores de inflamación como la proteína C reactiva, al tiempo que se debe ampliar el número de pacientes tratados, el que es todavía bastante bajo, en particular en los países en vía de desarrollo. Lo hemos dicho, más vale (o menos vale pues resultar más barato) prevenir que curar.

De Lemos JA, Blazing MA. Early Intensive vs a Delayed Conservative Simvastatin Strategy in Patients With Acute Coronary Syndromes JAMA. 2004; 292:(11) 1307.

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