Cushing, el Endocrinólogo

Del editor. Cushing fue un muy hábil neurocirujano que creía que la intervención en si misma era la parte menos importante del trabajo de un cirujano, pues fue un gran promotor de la cirugía experimental. Desarrolló muchos de las técnicas y procedimientos básicos neuro-quirúrgicos actuales y entre sus investigaciones se encuentra el desarrollo de un método para destruir el ganglio del trigémino en la neuralgia, analgesia infiltrativa y una introducción a la electrocoagulación. La descripción del profesor Gómez González (que en parte se basa en una biografía que le envió su ex discípulo, el distinguido neurólogo colombiano Carlos Mora) está básicamente orientado a sus extraordinarios aportes a la neurocirugía. Pero –tan grande fue la contribución de este científico- que un estudiante de la actualidad lo recordaría más bien (¿equivocadamente?) como endocrinólogo pues –además de la descripción del reconocido síndrome de Cushing por adenomas basófilos, antes denominado síndrome poliglandular- hizo la descripción de las funciones de la hipófisis y trabajó en la hipofisectomía experimental. Cushing y cushingoide son epónimos utilizados en la práctica diaria, este último para describir el aspecto presentado por los pacientes que reciben corticoides por algún tiempo. Su relación con cirujanos endocrinos (Víctor Horsley –quién adelantó estudios sobre acromegalia e hipofisectomías experimentales- y el fisiólogo y cirujano Emil Theodor Kocher –el mago de las tiroidectomías-) además del caso que le tocó ver en 1901 (que le llamó poderosamente la atención) lo llevó al campo de la neuro-endocrinología. El paciente presentaba síntomas de infantilismo sexual, obesidad, cefalea, corta estatura y trastornos visuales que resultaron asociados con un tumor hipofisiario. Conoció entonces las descripciones de Frölich en Viena y asistió a unas conferencias sobre la pituitaria dictadas por Schäfer (aquel profesor londinense que con Oliver describiera las acciones hipertensivas tanto de la epinefrina como de los extractos neuro-hipofisiarios, quien fuera docente de Bayliss y Starling, descubridores de la protohormona secretina); aprendió además una nueva técnica para abordar la hipófisis en perros. Se convirtió en su interés primordial el poder llegar a aquella pequeña glándula infracerebral que se encontraba tan protegida por estucturas óseas (la silla turca) y meníngeas. Así se dedicó a hacer hipofisectomías en muchos animales y a tratar de correlacionar la clínica que seguía con las funciones hipofisiarias. De allí postuló (al tiempo que mejoraban las técnicas histoquímicas) que la acromegalia era debida a un exceso de hormona del crecimiento producida en tumores eosinófilos y que el síndrome poliglandular –con adiposidad, hipertensión, diabetes, osteoporosis y otras manifestaciones- era en realidad causado por tumores basófilos en el centro de la hipófisis, por lo que este basofilismo hipofisiario comenzó a denominarse la Enfermedad de Cushing. Su creciente experiencia con pacientes que presentaban tumores hipofisisarios lo llevó a concluir que los tumores que generaban hipofunción eran responsables del síndrome adiposo-genital y de unas formas de enanismo, mientras la hiperfunción causaba la acromegalia y el gigantismo, pero además hizo énfasis en que las disfunciones hipofisiarias tenían una marcado efecto sobre el resto de las glándulas del sistema endocrino. Estuvo estrechamente relacionado con la fundación de la Endocrine Society.

Alfredo Jácome Roca, MD Internista-endocrinólogo Editor, Tensiómetro Virtual

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